22 de febrero de 2022

La perspectiva teosófica sobre los masones


Las denuncias contra los masones han sido en su mayoría mitad conjeturas, mitad malicia insaciable y denigración predeterminada. Contra ellos no ha sido probado nada concluyente ni verdadero sobre un carácter criminal", señala H.P. Blavatsky en el extenso capítulo titulado “Jesuitry and Masonry" en el segundo volumen de su primer libro “Isis Develada”, que lleva por subtítulo “Una clave maestra a los misterios de Ciencia y Teología antiguas y modernas”.

En la misma página 372 y con respecto a los escritos de un autor católico francés, Blavatsky apunta: "El sólo hecho de que este individuo remonta al masón moderno a los templarios y los señala como 'asesinos secretos entrenados para el crimen político' muestra cuán poco sabía de ellos y cómo al mismo tiempo deseaba con ardor encontrar chivos expiatorios convenientes en estas sociedades para las aberraciones y pecados de otra sociedad secreta que desde su existencia ha albergado a más de un asesino político peligroso: la Compañía de Jesús".

En consecuencia, podríamos asumir que es este último colectivo el que está detrás de muchas "teorías conspiracionales" que culpan a los masones por los problemas del mundo, ya que esto desvía la atención y las sospechas públicas a los verdaderos culpables.

Sin embargo, tenemos también que: "Al igual que el cristianismo, la masonería es un cadáver del cual su espíritu huyó hace mucho tiempo" (p. 388) y "ya no quedan secretos sin publicar, porque la Orden está degenerando en una conveniencia para el uso de individuos egoístas y malos para degradarla".

Blavatsky sostiene en sus escritos que esto se debe en gran parte a la infiltración de jesuitas, es decir, los miembros pertenecientes a la "Compañía de Jesús" fundada por Ignacio de Loyola y que es parte inseparable de la Iglesia Católica Romana. Tal perspectiva de destrucción desde el interior por los jesuitas es una amenaza muy real para todos los movimientos y organizaciones espirituales nobles y prometedores, y en efecto muchos teósofos consideran esto como la causa de ciertos sucesos en el seno de la "Sociedad Teosófica" original en las primeras décadas posteriores al fallecimiento de H.P.B. y William Q. Judge.

En su artículo "The Trial of the Sun Initiate"  publicado póstumamente, Blavatsky señala:

"Para dar un ejemplo de su habilidad para arrojar polvo en los ojos de individuos comunes con tal de impedirles apreciar las verdades del ocultismo, señalaremos lo que hicieron [los jesuitas] en lo que ahora se llama Francmasonería. Esta Hermandad posee una considerable porción del simbolismo, fórmulas y rituales de ocultismo, transmitidos desde tiempo inmemorial por las iniciaciones originales. Con tal de convertir a esta Hermandad una mera negación inofensiva, los jesuitas enviaron algunos de sus emisarios más astutos a la agrupación, quienes primero les hicieron creer que el verdadero secreto se perdió con Hiram Abiff, y entonces les indujeron a poner esta creencia en sus anales. Luego inventaron 'sabrosos' pero espurios grados mayores, pretendiendo dar más luces sobre este secreto perdido, para distraer y conducir al candidato hacia ideas basadas en lo real, pero sin consistencia, y todo artificiosamente planeado con tal de llevar al neófito a ninguna parte. Incluso los individuos de buen sentido y habilidad a veces se encontrarán en otros aspectos y con seriedad, celo y formalismo pasarán por la burla de revelar 'secretos sustituidos' en lugar del aspecto real".

Más adelante en ese capítulo de "Isis Develada" Blavatsky muestra que hoy prevalece mucho de lo que podría llamarse "pseudomasonería" e identifica algunos de los principales grupos de esta naturaleza y sus diversos nombres:

-Caballeros Templarios
-Caballeros de Malta
-Caballeros de San Juan de Jerusalén (a veces llamados Caballeros Hospitalarios)
-Caballeros de la Cruz Roja
-Orden o Capítulo Rosacruz
-Rito Escocés Antiguo y Aceptado
-Rito de Avignon
-Orden del Temple
-Rito de Fessler
-Gran Consejo de Emperadores de Oriente y Occidente-Soberanos Príncipes Masones, etc. 

Así llegamos a la conclusión de que cualquier grupo masónico autodenominado como "caballeros", "templarios" o "malteses" en el nombre es altamente sospechoso, y éstos y otros grupos son “casi todos descendientes de los hijos de Ignacio de Loyola (…) siguiendo instrucciones del general de los jesuitas (…) la cristianización de la masonería (…) el movimiento templario es jesuitismo” (carta dirigida a H.P.B. por Charles Sotheran, masón estadounidense de alto rango, citado en la página 390).

Las organizaciones masónicas que se autoproclaman "Caballeros Templarios" no son en absoluto las mismas que los Templarios originales de la historia. En este sentido H.P.B. continúa diciendo: "Mientras que los verdaderos 'Hermanos' murieron de manera ignominiosa, la Orden espuria que intentó ponerse en su lugar se convirtió exclusivamente en una rama de los jesuitas bajo la tutela inmediata de éstos últimos. Los masones sinceros deben rechazar con horror cualquier conexión y ascendencia con ellos” (p. 383).

Hacia el final del capítulo "Jesuits and Masonry" la autora escribe lo siguiente que sin duda fue alarmante para muchos masones de la época:

“Para no ser acusados de jactarnos en vano, daremos las claves para varios de los cifrados secretos en los llamados grados masónicos superiores más exclusivos e importantes. Si no nos equivocamos, éstos nunca han sido revelados al mundo exterior (excepto el de los masones reales en 1830), sino que fueron conservados celosamente dentro de las diversas Órdenes. No estamos bajo ninguna promesa, obligación ni juramento, y por lo tanto no violamos ninguna confianza. Nuestro propósito no es satisfacer una curiosidad ociosa y simplemente deseamos mostrar a los masones y afiliados de todas las demás sociedades occidentales -incluida la Compañía de Jesús- que es imposible para ellos estar seguros de poseer cualquier secreto que valga la pena descubrir en alguna Hermandad Oriental. Inferencialmente, también puede mostrarles que si estas últimas pueden remover las máscaras de las sociedades europeas, sin embargo, tienen éxito en usar sus propias viseras, porque si algo se reconoce universalmente es que los verdaderos secretos de ni una sóla hermandad antigua y superviviente están en posesión de los profanos" (p. 394).

Aquí la mención de una “Hermandad Oriental" se refiere a aquélla en la que Blavatsky ingresó y donde fue iniciada bajo la tutela de quienes llamamos "Maestros de Sabiduría", los verdaderos Fundadores e Inspiradores del Movimiento Teosófico moderno, siendo H.P.B. su "Agente Directo" tal y como lo expresaron.

Luego la autora procede a revelar los códigos para descifrar los modos secretos de escritura utilizados por varios "Caballeros”, "Soberanos Príncipes" y las así llamadas sociedades masónicas "rosacruces".

"Que esto sea suficiente", dice en la página 398. "Si preferimos, se podrían dar los alfabetos cifrados con sus claves, otro método de los Reales Albañiles que se parece mucho a un cierto personaje hindú; del G ∴ El ∴ de la Ciudad Mística; de una forma bien conocida de escritura devanagari en el caso de los Sabios (franceses) de las Pirámides, y del Sublime Maestro de la Gran Obra y otros. Pero nos abstenemos; entiéndase únicamente y debido a que algunas de ellas por sí solas y de todas las ramas laterales masónicas y originales de la Logia Azul contienen la promesa de un futuro útil. En cuanto al resto, pueden y van a ir al horno del tiempo. Los altos masones entenderán lo que queremos decir".

A veces se describe incorrectamente a Blavatsky como masona del 33° o incluso co-masona, como en un artículo cristiano fundamentalista y rabioso refutado en nuestra publicación “¿Dijo Blavatsky realmente que 'Satán es el único Dios'?

En noviembre de 1877, poco después de publicarse "Isis Develada" ella fue nombrada masona honoraria, en lo que describió como un "testimonio no solicitado e imprevisto de su aprobación por mis humildes labores". Su Diploma Masónico de Honor, firmado por John Yarker, no le confirió ningún grado particular ni hace mención alguna sobre ello.

Asimismo, Blavatsky jamás tuvo ninguna conexión personal con esta colectividad y mucho menos con la comasonería que sólo se vinculó con la Sociedad Teosófica algunos años después de su muerte, mediante la influencia de personas como C.W. Leadbeater y Annie Besant, cuya versión de "teosofía" era profundamente distinta de la original. Aunque la comasonería admite a mujeres y hombres, aún así fue instituida en el colectivo teosófico de Adyar por los mismos líderes directamente responsables por el intento de cristianización e incluso catolización de la Sociedad y que también sacó de impresión los escritos originales de H.P.B. y reemplazándolos por sus propias proclamaciones de la inminente "Segunda Venida de Cristo", promocionando el ritualismo y las ceremonias de la iglesia. 

Aquellos interesados en este aspecto de la historia teosófica, cuyas ramificaciones aún están muy presentes en la actualidad, pueden encontrar más información en artículos como "La conspiración jesuita y la Iglesia Católica Romana”, "El caso Leadbeater” y "¿De la Sociedad Teosófica a un culto anti-Blavatsky y pseudocatólico?"

Posterior a su reconocimiento inicial y publicado del Diploma, Blavatsky no hizo ninguna otra referencia al mismo. No llamó la atención, nunca asistió a reuniones o eventos masónicos y de hecho fue continuamente crítica de la masonería moderna. La mayoría de sus estudiantes y colegas se habrían sorprendido de saber que le habían otorgado tal honor, si es que era como tal.

Lo que ella relató sobre el tema se resume en estas palabras de su carta al editor de "The Franklin Register" (febrero de 1878):

“Estoy obligada a corregir ciertos errores en su editorial elogiosa en el Registro del 18 de enero. Usted dice que he tomado 'los grados regulares en logias masónicas' y que 'he alcanzado una alta dignidad en la orden', agregando además 'a la señora B. se le ha otorgado recientemente el diploma para el 33º grado masónico del cuerpo homónimo más antiguo del mundo'.

Si usted amablemente se refiere a mi Isis Develada (vol. II, p. 324) me encontrará diciendo: 'No estamos bajo promesa, obligación ni juramento y por lo tanto no violamos ninguna confianza', haciéndose referencia a la masonería occidental, y así dicho capítulo se dedica a una crítica de ella; y se da plena seguridad de que nunca he tomado 'títulos regulares' en ninguna logia masónica de Occidente. Por lo tanto y al no haber adquirido tales menciones, no soy masona del grado 33”.

En una carta a un colega, Robert Crosbie (quien fundó la Logia Unida de Teósofos en 1909 en un esfuerzo por mantener vivo el trabajo y las enseñanzas originales de H.P. Blavatsky y William Q. Judge) escribió una vez:

“W.Q.J. es el único que ha hablado específicamente con respecto a la masonería como 'un constituyente importante del Movimiento Teosófico". Y el contexto de su artículo 'The Theosophical Movement', así como las circunstancias de su publicación, darán una idea real sobre el rol desempeñado por la Masonería durante el pasado en la obra del Movimiento [nota: el término "Movimiento Teosófico" se usa aquí para designar el gran esfuerzo a lo largo de los siglos para liberar e iluminar a la humanidad y no específicamente al colectivo moderno fundado en 1875].

El Movimiento Teosófico incluye todos los empeños que conducen a la libertad e iluminación humanas, y así la masonería ha jugado y sigue desempeñando un papel importante en el mundo. Primero, su idea principal es la Hermandad de los Hombres, aunque en un sentido limitado y específico; en segundo lugar, la masonería excluye de sus logias todas las consideraciones políticas o religiosas, reconociendo que éstas son las mayores provocadoras de disensiones; tercero, es enemigo implacable de la intolerancia religiosa, y en la actualidad está involucrado en una lucha a muerte con la iglesia católica de México y América del Sur. Fue a través de los masones que se hizo posible la nación conocida como los Estados Unidos de América.

En consecuencia, la masonería fue y es una gran parte del Movimiento Teosófico. Sin embargo, existen cosas más importantes que la masonería, porque si hubiera sido suficiente para las necesidades de la humanidad, no habría necesidad de Teosofía” (“The Friendly Philosopher”, p. 36).

En este artículo los lectores pueden haber notado ciertas menciones de desconfianza hacia los varios grupos actuales que se identifican como rosacruces, pero la perspectiva teosófica sobre esto se puede obtener del artículo “Los orígenes ocultos del rosacrucismo”.

Si hasta ahora algunos tienen la impresión de que la Teosofía enseña que “los tres canales primarios por los que se lleva a cabo la preparación para la nueva era podrían considerarse la Iglesia, la Fraternidad Masónica y el campo educativo”, aseguramos que esto está muy lejos de la auténtica visión teosófica, y en cambio proviene de los escritos de Alice Bailey cuyas enseñanzas son muy opuestas a las de H.P. Blavatsky como se demuestra en “¿Maestro del Tíbet o sacerdote cristiano?

Helena Blavatsky afirma en su artículo “A Signal of Danger” que: "Como discípulos de los Maestros Orientales, no tenemos nada que ver con la masonería moderna" y agrega en "The Roots of Ritualism in Church and Masonry" que "la masonería antigua y moderna son estudio obligatorio para todo ocultista oriental".