19 de marzo de 2022

Teosofía vs. antisemitismo

Niños austríacos y judíos, curso de primaria en Viena, Austria (1927-1928). Crédito: https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/austria.

Considerando que en este periodo el antisemitismo va aumentando nuevamente en varias partes del mundo, sería útil para los estudiantes de Teosofía -y también cualquier otra persona- estar al tanto de la siguiente información, gran parte de la cual se extrae de otro artículo llamado "Respondiendo a calumnias nazistas contra H.P. Blavatsky".

En ocasiones, los antisemitas comienzan a desarrollar un interés en Teosofía al asumir erróneamente que es una especie de "espiritualidad pro-nazi", debido al símbolo de la esvástica en el sello de la misma y la mención al término “ario” en su literatura, pero pronto se alejan de la Doctrina ya que cualquier estudio serio les muestra que ésta es intrínsecamente antinazi y se opone al racismo.

Como se detalla a continuación, durante el tiempo de la Segunda Guerra Mundial los nazis persiguieron a teósofos, confiscaron y quemaron sus libros, prohibieron sus organizaciones y los enviaron a campos de concentración.

Es necesario enfatizar estos hechos, porque aún hay quienes piensan que H.P. Blavatsky y el cuerpo de enseñanzas que dio al mundo bajo el nombre de "Teosofía" son "antisemitas" y "racistas" en general, lo cual surge de tres problemas principales:

(a) Incomprensión total de la enseñanza teosófica sobre las "razas fundamentales".
(b) Falta de conciencia sobre el uso histórico y significado original del término "ario" y la forma en que se utiliza en Teosofía.

(c) Ignorancia sobre los antecedentes históricos y el uso y significado original de la esvástica.

Un factor adicional es que H.P.B. a veces criticaba al judaísmo, la mentalidad teológica prevaleciente de esa religión y algunas de las características referentes al comportamiento de los propios judíos. Sin embargo, es esencial tomar en cuenta que ella tomó este mismo enfoque hacia todas las religiones y comunidades y no es posible encontrar alguna creencia, nación o teología que en algún momento Blavatsky no criticara. Y cuando lo hace no es exclusivamente con odiosidad o intolerancia, y siempre está más que compensado por declaraciones y apreciaciones positivas.

La Cábala judía se menciona, cita y utiliza en los libros y artículos teosóficos de manera muy amplia y también encontramos afirmaciones favorables como éstas en los artículos de Blavatsky:

“De todos los fanáticos crueles, quizá los católicos españoles se han ganado la reputación más vergonzosa. Su salvajismo hacia los judíos (...) crea una mancha oscura sobre la historia de la raza" ("Miscellaneous Notes" en "The Theosophist", marzo de 1882).

"El primero, el mejor, el más querido y venerado de los amigos de nuestra juventud -y con el que tuvimos correspondencia hasta el día de su muerte- y cuyo retrato atesoramos como reliquia; en resumen, el sabio rabino con quien estudiamos la Cábala era judío. Déjelo que pregunte y encontrará que tenemos varios judíos en nuestra Sociedad, tanto en América como en Europa; y que muchos de nuestros amigos más valiosos e inteligentes son de ese grupo" ("Doomed").

“He estudiado la Cábala con dos sabios rabinos, uno de los cuales fue iniciado (...) Sólo mostraré lo que se dice que es el Tetragrammaton en el Zohar y tal como lo explicó personalmente a la escritora un rabino hebreo iniciado en Palestina, y hecho muy patente para todos los cabalistas avanzados" ("Tetragrammaton").

“No permita que el lector concluya de estas afirmaciones que los cabalistas eruditos y reales no se encuentran en el Viejo y el Nuevo Mundo. Indudablemente hay ocultistas iniciados y entendidos en cábala dispersos aquí y allá, especialmente en Alemania y Polonia [entre los judíos ashkenazis, cuya gran mayoría en esos países terminó siendo exterminada durante el Holocausto]” (“The Kabalah and The Kabalists”).

"Los misterios judíos eran idénticos a aquéllos de los griegos paganos, que los adquirieron de los egipcios, que a su vez los tomaron prestados de los caldeos, y éstos de los arios, atlantes, etc., mucho más allá de los días de aquella raza” (“The Secrecy of Initiates”).

“En nuestra Sociedad hay tantos cristianos ortodoxos y de otra línea como judíos devotos (incluso rabinos), brahmanes, budistas, parsis, musulmanes, materialistas arrepentidos y ateos ardientes (...) La Sociedad Teosófica nunca ha sido una 'secta' -otro error de los críticos- pues incluye a representantes de todas las sectas y religiones, y nunca se ha pedido a nadie que renuncie a su propia religión al convertirse en Miembro de la Sociedad" ("Neo-Buddhism").

También Blavatsky escribió un artículo defendiendo a los judíos de su pais natal, que se puede encontrar bajo el título "The Jews in Russia" en la páginas 126-127 de “A Modern Panarion”.

Durante la primera mitad del siglo XX y en su revista mensual “Theosophy”, la Logia Unida de Teósofos declaró que el antisemitismo no era más que “paranoia de masas” y después de la Segunda Guerra Mundial abordó las atrocidades nazis a través de artículos como “The Susceptibility to Fascism”, “Concentration-Camp Psychology” y “Anti-Semitism and Religion”. Aunque publicada en Los Ángeles (California), la revista presentó observaciones pertinentes como éstas:

“Ciertamente, el antisemitismo en sí es un excelente ejemplo de paranoia de masas y ha sido nuestro legado de todo lo escrito y pronunciado en la historia que aumentó el valor especial de ciertos grupos raciales y religiosos y designó a grupos diferentes como 'inferiores'. Cada estímulo al imperialismo estadounidense o la dominación del mundo, aunque esté cuidadosamente expresado u oculto tras un supuesto deseo de 'mejorar el mundo', da un ímpetu psicológico a los antisemitas y otras formas de prejuicio. Toda defensa de la conscripción nacional está igualmente cargada de peligro psíquico".

En un artículo de 1932 el "Theosophy" comentó: "Los judíos (...) han fortalecido ciertas cualidades deseables. En proporción a su número, la raza judía produce un mayor número de hombres y mujeres con aptitudes para los negocios que cualquier otro, y puede reclamar más que su parte de genio en matemáticas, filosofía y cualquier forma de arte. Si los judíos hubieran estado desprovistos de un profundo amor y simpatía por los débiles y los fracasos de su propia denominación, podrían haber sido para esta época una raza de superhombres (...) Los hechos son que los judíos -en virtud de ese mismo amor y simpatía- siguieron siendo una raza a través de la doble penuria que ha destruido a muchos de los más fuertes; que su genio surge de aspectos internos que se trazumaron por el cumplimiento del deber familiar y a costa de un gran sacrificio; que nunca una raza, por débil que fuera, pereció mientras el amor y la compasión permanecieran incontaminados en ella, y que nunca una raza, por fuerte que sea, sobrevivió sin esas cualidades".

Al presentar lo anterior y lo que sigue, no estamos diciendo que Israel nunca debe ser criticado si incurre en acciones que ameriten oposición. Incluso muchos judíos no apoyan al 100% todas las conductas de su país, por lo que no pueden considerarse antisemitas. Tampoco estamos diciendo que el pueblo judío sea perfecto porque NINGÚN país, pueblo o individuo son idóneos.

Lo que señalamos es que el antisemitismo -al adoptar muchas y variadas formas y expresiones como se puede ver en las declaraciones al final de este artículo- es "una mancha oscura en la historia de la raza humana" y que la Teosofía y todos los verdaderos teósofos siempre se han opuesto fundamentalmente a ello. Si a algunos les parece que se habla mucho sobre el antisemitismo, eso se debe a que es un tópico mucho más importante y frecuente de lo que muchos perciben en la actualidad, y porque los delitos de odio y violencia relacionados hoy están aumentando de modo rápido y constante en todo el mundo, por cuanto esto debe parar de una vez. 

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De "Respondiendo a calumnias nazistas contra H.P. Blavatsky"

[La Quinta Raza Raíz] se llama “aria” porque los comienzos de su civilización fueron en la antigua tierra conocida como Aryavarta y que hoy se denomina India. Todas las diversas razas en el mundo contemporáneo descienden originalmente de la "Madre India" según la Teosofía, con excepción de los orientales, africanos y algunos aborígenes como los australianos nativos. Son considerados los descendientes y supervivientes de razas más antiguas, particularmente de las últimas sub-razas lemurianas y especialmente atlantes.

Pero esto no significa que esas razas o los miles de millones de personas que pertenecen a ellas sean “inferiores” de alguna forma. Blavatsky enseñó que la persona real es el alma interior y que ésta se reencarna en los cuerpos de varias razas a lo largo de su largo viaje cíclico y evolutivo. "Por lo tanto, la razón dada para dividir a la humanidad en razas superiores e inferiores se derrumba y deviene una falacia" (“La Doctrina Secreta”, vol. 2, p. 425). 

Cualquiera que se tome tiempo y esfuerzo para realizar incluso un poco de investigación histórica verá fácilmente que la palabra "ario" se usaba con frecuencia como sinónimo de "indio" en la época victoriana, bajo la cual H.P.B. vivió e inició el Movimiento Teosófico. El segundo objetivo de estudiar “las religiones, ciencias y literatura arias y orientales" significa exactamente las de origen indio y otras de esa región (...).

En la terminología teosófica todos los europeos también son arios debido a que son una rama de la Raza Raíz que tuvo sus inicios en la antigua Aryavarta y para aclarar el asunto, H.P.B. también sugirió el uso del término "Raza Raíz Indoeuropea". Aunque habitaba en un cuerpo europeo, no ocultó el hecho de que se sentía india en su corazón.

No hay el menor rastro ni la más leve alusión a cualquier aspecto que aborde mínimamente a la "supremacía blanca" en cualquiera de sus escritos. Todo lo contrario, ya que ella nunca dejó de exponer los prejuicios, la ignorancia, la hipocresía y maldad que eran en ese momento tan prevalecientes entre aquellas razas que, sin embargo, ingenuamente se creían personas “superiores”, las más “cultas” y “civilizadas” del mundo (...).

La manipulación del término "ario" según Hitler terminó por darle un significado completamente distinto al que se usó en Teosofía. La teoría de Hitler era que los arios constituían una llamada "raza perfecta" con personas de cabello rubio y ojos azules, y que los judíos -a quienes buscaba exterminar- no eran arios. Este concepto ridículo era exclusivo de Hitler, y antes de esto el uso de los términos "ario" y "raza raíz aria" no causaba preocupación ni temor para ninguna persona, fuera o no teósofa. Es sólo debido al mal uso intencional de este término, así como la tergiversación del antiguo símbolo espiritual indio de la esvástica, que algunas personas han pensado de manera errónea que existe algún tipo de conexión entre Blavatsky y Hitler. Y precisamente son esos individuos que prefieren saltar a conclusiones en lugar de investigar los HECHOS en forma independiente e imparcial.  

El hecho de que los teósofos en Alemania, Austria y otros lugares fueran perseguidos por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y protestaran con todas sus fuerzas contra el nazismo sólo sirve como prueba adicional (como si se necesitara alguna) de que ni Blavatsky ni los seguidores de su filosofía podrían simpatizar con ideologías y políticas tan indescriptiblemente malévolas como las de los nazis.

En la página 607 de la extensa y muy bien investigada y referenciada obra llamada “H.P.B.: La extraordinaria vida e influencia de Helena Blavatsky” por Sylvia Cranston se puede encontrar el texto traducido de un documento oficial del Reichsführer Heinrich Himmler que declara la disolución obligatoria de todas las sociedades teosóficas en Alemania.

“¿Qué enseñanza teosófica molestó tanto a Hitler que los teósofos fueron de los primeros en ser enviados a campos de concentración? El primer objeto del movimiento teosófico, porque formar un núcleo de hermandad universal, naturalmente incluyendo a todos los seres humanos, fue un concepto alarmante para que un tirano que planeaba dominar eliminando razas y grupos a través del genocidio. 'La Doctrina Secreta' tiene una frase (2: 266) que enfervorizaría la mentalidad nazi: 'Los arios y su rama semítica son de la Quinta Raza' (…) Dos maestras, Mary Linne y Emmi Haerter, fueron encarceladas en Alemania debido a la literatura teosófica que se encontró en su poder, toda la cual fue quemada incluyendo su propia traducción de 'La Doctrina Secreta', y este fue también el destino de las cartas de los Maestros al doctor Hubbe-Schleiden" (Sylvia Cranston, “H.P.B.: La extraordinaria vida e influencia de Helena Blavatsky”, p. 607-608). 

Según Blavatsky, todos los pueblos de Oriente Medio, incluidos los judíos, son tan arios como los anglosajones y los blancos europeos. Particularmente importante para nuestro tema son sus palabras en la p. 200 del segundo volumen de “La Doctrina Secreta” donde dice: "La doctrina oculta no admite divisiones tales como la aria y la semita (…) Los semitas, especialmente los árabes, son arios tardíos (…) A éstos pertenecen todos los judíos y los árabes". También leemos que el pueblo judío es "una tribu descendiente de los tchandalas de India, los marginados, muchos de ellos ex-brahmanes que buscaron refugio en Caldea, Sindh y Aria (Irán) y eran verdaderamente de su padre A-bram ('no brahmán') unos 8.000 años a. de C.”. La misma idea también se expresa en la p. 471 de ese volumen.

En cuanto al distintivo de la esvástica que adorna el logotipo oficial o sello del Movimiento Teosófico, es un antiguo símbolo espiritual indio con un significado inherentemente bueno y puro. Sólo porque muchos siglos después del diseño o la invención de la bandera inglesa ésta se usó como símbolo de odio e intolerancia en los mítines de racistas idiotas como la mal llamada "Liga de Defensa Inglesa", esa no es razón para que el pabellón inglés sea denunciado como un signo intrínsecamente malvado o demoníaco. Lo mismo ocurre con la esvástica, porque antes de Hitler nadie pensaba que fuera signo de maldad u odio. Aunque se originó en India y hoy es propiedad principalmente de hindúes, jainistas y budistas, fue utilizada a lo largo de la historia en todo el mundo, e incluso por los primeros cristianos, quienes solían acompañar este símbolo arcaico con la inscripción "Vitalis vitalia" o "Vida de la vida ". El significado literal de la palabra sánscrita "svastika” es “todo está bien".

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Asimismo, esperamos que cualquier individuo inclinado a creer las afirmaciones hechas por los negadores del holocausto vea la charla de 15 minutos titulada “Behind the Lies of Holocaust Denial” (https://www.youtube.com/watch?v=0ztdofPc8Rw) que ayuda a demostrar cuán extremadamente defectuosos y absurdos son esos supuestos, pues si las iniciativas por desmentir este genocidio se han convertido oficialmente en ilegales, es con buena razón. Citamos algunos de los principales asertos por Deborah Lipstadt, renombrada historiadora y oponente al negacionismo del Holocausto, que en 2000 ganó un juicio en Reino Unido contra el revisionista David Irving:

"Hoy vengo a hablarles sobre mentirosos y demandas judiciales irrisorias. Me reí la primera vez que escuché que el Holocausto fue una farsa. ¿El Holocausto, que tiene la 'dudosa distinción' de ser el genocidio mejor documentado en el mundo? ¿Quién podría negarlo?

Piénsenlo. Para que sus detractores tengan razón, ¿quién tendría que estar equivocado? Las víctimas y los supervivientes que nos han contado sus testimonios conmovedores. ¿Quién más? Los testigos que vivieron en las decenas de aldeas, pueblos y ciudades en el frente oriental y que vieron a hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos siendo reunidos y transportados a las afueras de la ciudad para ser fusilados y abandonados en fosas comunes. O los polacos que vivieron en aldeas limítrofes a los campos de exterminio y vieron entrar día tras día trenes atiborrados de gente y los vieron salir de allí vacíos.

Pero, sobre todo ¿quién tendría que estar equivocado? Los autores de los crímenes, aquéllos que reconocieron haberlos cometido. Ahora tal vez añadan una acotación y afirmen 'no tenía alternativa, me obligaron a hacerlo', pero admiten su participación. No hay un sólo juicio por crímenes de guerra desde que terminó la 2ª Guerra Mundial donde los autores hayan dicho 'nunca sucedió', y da lo mismo su nacionalidad (...)".

"Pasaron un poco más de diez años cuando dos académicos universitarios, dos de los historiadores más prominentes del Holocausto, se pusieron en contacto conmigo y me invitaron a tomar café diciendo: 'Tenemos un proyecto de investigación que creemos que es perfecto para usted'. Intrigada y sintiéndome adulada por considerarme digna del proyecto, pregunté: '¿De qué se trata?' Y respondieron: 'El negacionismo del Holocausto'. Y por segunda vez me reí. ¿Negacionismo del Holocausto? ¿Los de la misma laya de quienes aseguran que la Tierra es plana y Elvis Presley está vivo? (...) Investigué entonces el asunto y descubrí una serie de cosas (...).

La primera es que los detractores son lobos disfrazados de corderos. Son los mismos de siempre, nazis, neonazis o como quieran llamarles allí donde pongan un 'neo'. Al mirarles no vi uniformes de la S.S., símbolos de esvástica en la pared o saludo nazi. En cambio, vi personas disfrazadas de 'académicos respetables'. Los encontré en un instituto sobre revisión histórica donde se publicaba una revista seria (Journal of Historical Review) y repleta de artículos con muchas notas a pie de página. Pero se hacían llamar de otra manera, pues no eran neonazis ni antisemitas, sino revisionistas que aducen tener por misión repasar los errores de la historia. Cuando escarbamos un poco más encontramos la misma admiración por Hitler, alabanzas al Tercer Reich, antisemitismo, racismo y prejuicios disfrazados de discurso nacional.

Respecto a lo segundo que descubrí, a muchos nos enseñaron a distinguir entre hechos y opiniones, y luego de estudiar a los revisionistas pienso diferente: existen los hechos, las opiniones y las mentiras. Y los revisionistas quieren tomar sus falsedades, disfrazarlas de opiniones quizás un tanto extremas y un poco maquilladas de vanguardismo (...) y entonces retocan los hechos".

"(...) Hoy, y como bien sabemos, la verdad y los hechos están amenazados. Los medios sociales, a pesar de sus aspectos positivos, también nos han traído la imposibilidad de diferenciar entre los hechos probados y las mentiras (...)

¿Qué podemos hacer? En primer lugar, no nos dejemos engañar por las apariencias racionales porque al escudriñarlas encontraremos el patrón del extremismo. Segundo, debemos entender que la verdad no es relativa. Y tercero (...) cuando alguien hace una declaración escandalosa, aunque detente la posición más importante de la nación o incluso del mundo, debemos preguntarle: '¿Dónde está la prueba?' Hay que obligarle a enseñarla y no dejar que se traten estos casos como si sus mentiras fueran iguales a los hechos. 

Y como dije antes, la verdad no es relativa. Muchos de nosotros crecimos en un mundo académico acostumbrado al pensamiento liberal ilustrado donde se nos instruye que 'todo está sujeto a debate'. Pero este no es el caso. Hay ciertos hechos que son verdaderos, objetivos e indiscutibles".


En la revista "Theosophy" para noviembre de 1948, ciertos asociados de la L.U.T señalaron: “Una dificultad para despertar la conciencia popular con respecto a los campos de exterminio es el hecho de que al parecer la mayoría piensa que la existencia misma de los crímenes nazis es increíble. Incluso cuando se enfrentan al testimonio de corroboración más exacto y completo con fotografías y registros estadísticos mantenidos por los nazis, la mente rara vez accede a la realidad". De hecho, es casi inimaginable que tales atrocidades se cometieran realmente en una escala tan enorme e industrializada, pero todos los hechos están ahí, y a menos que seamos cuidadosos, algo similar o incluso peor podría volver a repetirse.

También cabe añadir que los escritos de Alice Bailey de hecho son antisemitas, pero las enseñanzas de esta autora no son representativas de la Teosofía Genuina o del trabajo y los contenidos legados por H.P. Blavatsky. Este punto se explica en "El pseudo-ocultismo de Alice Bailey", y especialmente "¿Maestro del Tíbet o sacerdote cristiano?: la inspiración real tras los libros de Alice Bailey". Éste último abarca algunos ejemplos, y podrá verse que su antisemitismo tuvo raíces en su fanatismo cristiano, lo que la llevó - y también a muchos otros durante siglos- a culpar iracunda a los judíos por no aceptar a Jesús como Mesías y los hizo responsables de su crucifixión. Pero como la mayoría de los cristianos cree que la muerte del Nazareno en la cruz fue necesaria para "salvación de la humanidad", ¡lógicamente deberían agradecer (en lugar de odiar) a los hebreos por lo que se supone que hicieron!

Escribiendo durante y poco después del momento en que millones de judíos fueron exterminados por los nazis, Bailey comentó con insensatez: “Los fuegos del sufrimiento [por fin] tendrán éxito en purificarlos (...) liberándolos en la medida en que puedan reconocer a su Mesías (...) Los judíos necesitan la humildad más que cualquier otra nación, y por esa cualidad pueden aprender algo de valor así como un sentido necesario de la proporción (...) El judío, sin embargo, luchó sólo por sí mismo e ignoró en gran medida los sufrimientos de sus semejantes en los campos de concentración".

Cualquiera que sepa algo de historia sabe que esa última declaración es simplemente falsa, por no decir terriblemente despiadada. ¿Y qué más se puede esperar de alguien que glorifica utilización de la bomba atómica contra los japoneses como el mayor evento espiritual durante millones de años? Para todas las referencias exactas, números de página y citas con objeto de demostrar que no estamos inventando, haga clic en el enlace provisto para revisar el texto completo. En las palabras de H.P. Blavatsky y sus Maestros-Adeptos de Sabiduría no se encuentra nada sobre estos prejuicios, ni siquiera de forma remota.