26 de febrero de 2022

Economía: desarrollo histórico y advertencias (1 de 6)

David Pratt
Octubre 2019, noviembre 2020


Contenidos:

01. Paleolítico
02. Revolución neolítica
03. Civilizaciones prístinas
04. Esclavitud


01. Paleolítico

Según los científicos ortodoxos, los humanos descendieron de simios. Esta teoría se contradice por abundante evidencia en forma de herramientas líticas, huesos incisos y restos de esqueleto, la cual indica que los humanos modernos existieron millones de años antes que aparecieran nuestros supuestos "antepasados simiescos". Además, todos esos ancestros hipotéticos tenían características esqueléticas y musculares más especializadas que nosotros, lo que da un vuelco completo a la secuencia evolutiva esperada (véase "Orígenes humanos").

La perspectiva general es que la civilización humana surgió por primera vez hace unos 6.000 años, y por otro lado la Teosofía afirma que sociedades primitivas y culturas avanzadas han ido y venido durante millones de años (véase "Evolution in the Fourth Round", davidpratt.info). Tanto los colectivos tribales como las sociedades tecnológicamente desarrolladas han cohabitado en los últimos tiempos, y éste también pudo haber sido el caso en una época muy remota. De hecho, algunas tribus pueden ser remanentes menguados de antiguas culturas avanzadas, más que en una etapa temprana de desarrollo social. Es probable que esté enterrado a gran profundidad cualquier artefacto de civilizaciones tecnológicas muy antiguas que haya sobrevivido a los estragos del tiempo, incluidas las convulsiones geológicas.

Las primeras herramientas humanas en el registro arqueológico están hechas de piedra y materiales orgánicos como madera y hueso. La opinión oficial es que el Paleolítico -o Edad Antigua- comenzó hace al menos 3,4 millones de años, pues existe evidencia de que los supuestos ancestros australopitecinos empleaban instrumentos líticos (sciencedaily.com). Se dice que el Paleolítico terminó en algunas regiones a fines de la última era de hielo, alrededor del 9.700 a. de C., cuando comenzó el actual período interglacial del Holoceno. Fue seguido en ciertos lugares por el Mesolítico o Edad Media de la Piedra, que concluyó con el advenimiento de la agricultura.


Durante el Paleolítico los humanos vivieron como cazadores-recolectores, quienes obtenían alimento recolectando plantas silvestres y mediante caza y pesca. La evidencia respecto al uso habitual del fuego se remonta hace al menos 500.000 años, mientras que la prueba más temprana de sepelio intencional tiene una antigüedad aproximada de 300.000 años. Las primeras joyas conocidas (abalorios compuestos por conchas marinas) se encontraron en España y se cree que fueron fabricadas por neandertales hace unos 115.000 años. Los instrumentos musicales más antiguos localizados hasta ahora son flautas hechas con huesos de pájaros y marfil de mamut, descubiertas en Alemania y se piensa que tienen más de 42.000 años. Las pinturas rupestres sofisticadas surgieron en el sur de Europa hace unos 40.000 años, y la cerámica más antigua encontrada está fechada en torno a los 30.000.

El estudio sobre las sociedades de cazadores-recolectores que han sobrevivido en épocas recientes proporciona una idea de las antiguas comunidades pertenecientes a la Edad de Piedra. A menudo la vida era dura, una batalla constante contra las fuerzas naturales. Las personas vivían en pequeños grupos familiares y la cooperación era esencial para sobrevivir. Estas comunidades nómadas e igualitarias se basaban en el intercambio comunitario, la responsabilidad colectiva y la toma de decisiones, por cuanto no había propiedad privada de tierra y recursos, ni clases sociales ni autoridad estatal. La caza era realizada principalmente por hombres y la recolección de alimentos por mujeres, pero éstas generalmente eran tenidas en alta estima y no estaban subordinadas a los hombres. Así, Karl Marx y Friedrich Engels se refirieron a la etapa de desarrollo social cazadora-recolectora con la expresión "comunismo primitivo", que según ellos terminó en el desarrollo de la agricultura. No obstante, los arqueólogos han establecido que en abundancia de recursos aparecieron sociedades más numerosas, estacionarias y complejas de cazadores-recolectores (p. ej., Norteamérica), caracterizadas por inequidades instituidas y estructuras de poder jerárquico.



02. Revolución neolítica

El Neolítico o Edad de Piedra Nueva empezó con el descubrimiento de la agricultura. Los datos arqueológicos actuales indican que la domesticación de varias clases de plantas y animales comenzó hace unos 12.000 años en la Media Luna Fértil. Hacia fines del Neolítico se introdujo la metalurgia del cobre, marcando una transición a la Edad del Bronce (mezcla de cobre y estaño). Ésta última fase comenzó en el Cercano Oriente y el subcontinente indio alrededor del 3.300 a. de C. y fue seguida por la Edad del Hierro, aflorando en el Cercano Oriente y el sur de Asia alrededor del 1.200 a. de C.

La Media Luna Fértil.

La agricultura sentó las bases para una existencia más establecida y condujo al desarrollo de nuevas tecnologías como arados y sistemas de riego. El grano se pudo almacenar durante largos períodos, y ahora era más fácil producir excedentes de alimentos que sobrepasaban las necesidades diarias. Esto liberó a algunos habitantes de la carga directa del trabajo manual, para que pudieran dedicarse a otras actividades como tareas administrativas o artes y ciencias. A medida que la población aumentó, aparecieron los primeros pueblos junto con una división más especializada del trabajo.

Surgieron autoridades estatales formadas por administradores, soldados, políticos, jueces, escribas, sacerdotes y gran cantidad de otros funcionarios. La tenencia de propiedad fortaleció la división social en distintas clases, particularmente aquéllas que trabajaban la tierra o realizaban otras tareas productivas (por ejemplo, artesanos) y quienes se apropiaban del trabajo de otros ejerciendo su poder militar, político o judicial. La riqueza y el poder se concentraron cada vez más en manos de una minoría, y se desarrollaron ideologías religiosas y políticas para justificar esto como "orden natural de las cosas".

Este período atestiguó el desarrollo de escritura, arte y arquitectura monumentales (no portátiles). El comercio se expandió lentamente, con bienes que al inicio eran intercambiados por trueque hasta que se creó el dinero. Ya en el 1.200 a. de C. se usaron conchas de cauri (Monetaria moneta) para el comercio en sectores del Océano Índico, y las primeras monedas conocidas están fechadas cerca del 600 a. de C. en Lidia (Turquía moderna). A medida que aumentaba la productividad del trabajo, el incremento de excedentes presentó un objetivo tentador para los grupos rivales, y así la Edad del Hierro fue una época de constantes enemistades, redadas y guerras.


03. Civilizaciones prístinas

En 1877 el antropólogo estadounidense Lewis H. Morgan dividió el desarrollo social en tres etapas: salvajismo (comunidades de cazadores-recolectores), barbarie (comenzando con la invención de prácticas agrícolas) y civilización (sociedades más centralizadas, urbanizadas y afloramiento de estratos). Los dos primeros términos hoy tienden a evitarse debido a sus connotaciones negativas, y la palabra "bárbaro" se origina en un vocablo griego que refería a todos los pueblos que no hablaban la lengua helénica, sino una especie de galimatías ("bar-bar-bar...").

La perspectiva convencional es que la civilización surgió por primera vez hacia el cuarto milenio antes de Cristo en Egipto, Mesopotamia, Persia, el Valle del Indo y China. Sin embargo, se ha encontrado evidencia de civilizaciones miles de años más antiguas en muchas partes del mundo (ver "India, cuna de la civilización"; "América Precolombina", "Civilizaciones perdidas de los Andes"), y el origen de culturas más refinadas probablemente continuará remontándose cada vez más en el tiempo a medida que se desentrañen más constataciones. Con seguridad, las civilizaciones han surgido y caído muchas veces en el pasado "prehistórico", tal y como ha sucedido en tiempos más recientes.

Las primeras civilizaciones urbanas conocidas fueron principalmente sociedades agrícolas, con propiedad común (estatal) de la tierra. Se llevaron a cabo obras públicas a gran escala, a menudo asociadas con sistemas de riego, canales y drenaje. Estos colectivos tenían un sistema de gobierno despótico, por lo general encabezado por un dios-rey (o reina) y una gran burocracia. Las personas tenían que realizar trabajos obligatorios para el Estado y también pagar impuestos (inicialmente en especie), solían seguir las profesiones de sus padres y había poca movilidad social. Las comunas aldeanas eran en gran medida autosuficientes y el comercio interno fue débil al principio. Las ciudades estaban pobladas por artesanos, comerciantes, prestamistas y representantes locales de autoridades estatales. En su mayor parte, tales colectividades eran estáticas en el aspecto socio-económico, y además de los cambios climáticos y desastres naturales, el cambio principalmente se daba como resultado de invasiones o revueltas internas, cuyo efecto era un cambio de dinastía.


04. Esclavitud

La esclavitud estaba muy extendida en el mundo antiguo y asumió una importancia particular en Grecia y Roma.

En las ciudades-estado helénicas, sólo los ciudadanos varones (aristócratas terratenientes, agricultores pobres o artesanos y comerciantes) tenían derecho a votar, ocupar cargos públicos y poseer propiedades, mientras que éstas y otras facultades eran negadas a las mujeres, los trabajadores semi-libres, esclavos y extranjeros. Los ciudadanos libres generalmente no pagaban impuestos, ya que esto se consideraba degradante al igual que el trabajo manual. Las personas eran convertidas en esclavos ante todo a través de guerras, bandolerismo o piratería, y las estimaciones de su número en el mundo griego oscilan entre el 15 y el 40% de la población. Estos individuos eran propiedad de particulares y del Estado, y trabajaban en todos los ámbitos de la vida incluidos los hogares, la agricultura, los talleres, las minas, el transporte, el comercio minorista, la banca, el entretenimiento y las fuerzas armadas.

En la antigua Roma y a lo largo de varios siglos, la economía campesina de pequeños propietarios fue reemplazada por mano de obra esclava en minería, agricultura y una amplia gama de otras actividades. Hasta 1 de cada 3 personas en la población italiana ó 1 de cada 5 en todo el imperio eran esclavos, y fue sobre esta base de trabajo forzado que se construyó la sociedad romana. Las campiñas circundantes a Roma se convirtieron cada vez más en una vasta red de colonias esclavistas que residían en grandes plantaciones poseídas por ricos. El desempleo aumentó bruscamente a medida que más sirvientes eran utilizados para labores que solían efectuar los ciudadanos romanos.

Un panel en relieve de mármol (Esmirna, Turquía, 200 d. de C.) que muestra esclavos romanos con collares conducidos por un hombre premunido de casco.

Los esclavos no siempre fueron maltratados, pero los restos óseos de Pompeya muestran que muchos sufrieron artritis crónica y sus extremidades estaban deformadas, como resultado de trabajo excesivo y desnutrición. A los sirvientes con mayor destreza o educación se les permitió ganar su propio dinero y algunos ahorraron lo suficiente para comprar su libertad. Roma difería de las ciudades-estado griegas al permitir que los esclavos liberados se convirtieran en ciudadanos, y con el paso del tiempo a los trabajadores forzosos se les otorgaron más derechos, incluyendo la opción de presentar quejas contra sus amos. Una razón para esto fue la influencia de los estoicos entre la élite educada, quienes enseñaron que todas las personas eran manifestaciones del mismo espíritu universal y por tanto iguales en naturaleza. También sostuvieron que las circunstancias externas (como ser esclavizado) no impedían que un individuo siguiera el ideal estoico sobre el dominio interno de sí mismo. Tanto dichos filósofos como algunos de los primeros cristianos se opusieron al maltrato de esclavos, en lugar del sometimiento en sí.

La rebelión de siervos más célebre y exitosa fue liderada en el sur de Italia por un gladiador tracio llamado Espartaco, entre 73-71 a. de C. El ejército de esclavos -que fue cuantificado entre 70.000 y 120.000 hombres- infligió grandes derrotas a los romanos, pero finalmente fue aniquilado. El capitán murió en la batalla, y los 6.000 supervivientes de su grupo fueron crucificados a lo largo de la Vía Apia desde Roma hasta Capua, y sus cuerpos se dejaron allí para que se pudrieran como advertencia contra futuras insurrecciones.

(ancient.eu).

Debido a que los esclavos se reproducían muy lentamente en cautiverio, la única forma de garantizar un suministro suficiente de estos individuos era a través de una guerra constante, pero al final se alcanzaron los límites de expansión territorial. En su apogeo, a principios del siglo II d. de C., el Imperio Romano era la estructura política y social más extensa de la civilización occidental. Su declive duró casi cuatro siglos y el Imperio de Occidente finalizó alrededor del 480 d. de C., mientras que el sector oriental continuó como el llamado Imperio Bizantino, hasta que Constantinopla cayó ante los turcos otomanos en 1453.

El opresivo imperio occidental, con su inhumana economía esclavista, la burocracia abotagada y los depredadores que recaudaban impuestos, estaba decayendo lentamente desde su interior y esto se vio agravado por la pérdida de tierras agrícolas debido a deforestación y desertificación. El imperio se debilitó aún más por varios siglos de embestidas sucesivas por tribus bárbaras del este. Los invasores fueron recibidos como libertadores por esclavos y los sectores más pobres de la sociedad, pero aquellos extranjeros constituían pueblos agrícolas y muchas aldeas y ciudades fueron abandonadas o destruidas. Aunque los bárbaros lograron conquistar a los romanos, ellos mismos fueron absorbidos rápidamente por las poblaciones locales y terminaron hablando un dialecto del latín.

El Imperio Romano dejó un legado perdurable y se le atribuye la generación -o al menos el mejoramiento- de muchos inventos e innovaciones, incluidos la construcción de carreteras y edificios, fontanería interior, acueductos, cemento de secado rápido, complejos de apartamentos, baños públicos, cerraduras y llaves, periódicos, calcetines y zapatos, sistemas postales, cosméticos y lupas. También se hicieron avances significativos en los campos de la medicina, el derecho, el gobierno y las artes militares. Sin embargo, y pese a toda la ciencia de los griegos y las habilidades romanas en ingeniería, la institución de la esclavitud impidió el desarrollo de una sociedad industrial. Esto se debía a que, como a los esclavos no se les pagaba por su trabajo, hubo pocos incentivos para usar innovaciones con objeto de economizar el tiempo laboral.

El colapso del Imperio Romano marcó el comienzo de un largo período de estancamiento en la mayor parte de Europa, conocido como Edad Media, y no fue hasta el siglo X que este continente entró con lentitud en un nuevo período de ascenso.