"Créanme, la ley de retribución (Karma) muy pronto alcanzará a quien rompa su promesa, y tal vez tan pronto como el desprecio de todo individuo honorable, incluso en este plano físico"
(H.P. Blavatsky, "La Clave de la Teosofía”, p. 51).
Como demuestra la historia, en 1897 Annie Besant fue la primera persona que las dio a conocer (seis años después de que falleciera Blavatsky) en el engañoso "Tercer Volumen" de "La Doctrina Secreta", y con esto ella rompió conscientemente su juramento en la Sección Esotérica y divulgó lo que había prometido mantener en secreto, durante el resto de su vida, sobre su propia palabra de honor y ante el Ser Superior.
En "La Clave de la Teosofía" y otras obras, Blavatsky dejó en claro cuáles serían las consecuencias kármicas de romper tal promesa, pero Besant "pensaba que lo sabía mejor".
Estas enseñanzas sólo estaban destinadas a los miembros seriamente comprometidos de la Sección Esotérica y a nadie más, que por juramento prometieron cumplir todas las regulaciones necesarias.
Una de las razones fue que sólo ese ambiente proporciona la seguridad e influencias ocultas y necesarias para alguien que se involucra de forma seria en el estudio y la aplicación de dicho material potente.
Si leemos los primeros cuatro capítulos de "La Clave de la Teosofía" algunos de estos aspectos se enfatizan con bastante fuerza.
La muerte de Blavatsky en 1891 no liberó de sus compromisos a los miembros de la Sección Esotérica y tampoco significaba que las Instrucciones Esotéricas automáticamente podían difundirse para todo el mundo.
En el libro "The Theosophical Movement 1875-1925" -ahora agotado- encontramos lo siguiente: "En el 'Tercer Volumen' de Besant se incorporan los documentos privados y emitidos originalmente por H.P.B a la S.E., y al reimprimirlos Besant no sólo declaró falsamente que eran parte del 'tercer volumen de la Doctrina Secreta que fue puesto en mis manos por Blavatsky' y tampoco se contentó con transgredir la séptima cláusula de su compromiso solemne como miembro de la Escuela Esotérica, sino que corrompió esa información con más de mil doscientas alteraciones, supresiones y sustituciones de texto".
Se podría argumentar que desde ese momento han sido reimpresos por varias personas en una forma "menos adulterada", tanto en libros como en Internet, pero esto no hace ninguna diferencia porque la publicación original y su reedición es sólo una perpetuidad del “pecado original” (si se puede llamar así) y una falta de respeto flagrante y continua a los deseos y advertencias claramente expresados por Helena Blavatsky, que también eran aquéllos de los Maestros.
Se encontrará que todas las enseñanzas que H.P.B. autorizó para ser publicadas -es decir, sus libros y artículos- se explican totalmente si se estudian de manera continua con diligencia, seriedad y el motivo correcto, sin que tengamos que recurrir a documentos que debían mantenerse privados según sus órdenes específicas. De esta manera y para muchos estudiantes de Teosofía no es correcto ayudarnos con lo que no nos pertenece.
¿Acaso ya no tenemos más que suficiente con la vasta y voluminosa enseñanza y sabiduría esotérica que Blavatsky y William Q. Judge dejaron en beneficio de las generaciones futuras, o con las profundas y prácticas explicaciones al respecto de Robert Crosbie y B.P. Wadia?
Por supuesto, nadie tiene el derecho de hacer declaraciones categóricas sobre lo que otros debieran hacer con respecto a estos documentos, pues en última instancia eso debe ser determinado por la conciencia individual y depende de cada persona decidir por sí misma después de pensarlo seriamente. Por desgracia, muchos NO lo sopesan con criterio y de ahí la continua publicación de estos documentos y su reciente traducción a varios idiomas.
¿Piensan seriamente los teósofos que están sirviendo a la Causa y que son fieles a Blavatsky al hacerlo?
Como defensa de la promoción y uso público de estas Instrucciones Esotéricas -siempre claramente marcadas como "ESTRICTAMENTE PRIVADAS Y CONFIDENCIALES" por parte de H.P.B.-, a algunos les gusta citar al historiador teosófico Michael Gomes: "En 1894 William Judge había notificado a los miembros de su Escuela Esotérica que las Instrucciones de Blavatsky 'ya no eran secretas'”.
Entonces la gente dice: "Las instrucciones se han liberado del secreto, ¡y el propio Judge los hizo públicos!". Pero esto no es cierto y como respetado investigador Gomes debería saber muy bien que sólo proporciona convenientemente una parte muy pequeña de los hechos reales y que en apariencia se presentan de manera tal que falsifica la situación e induzca a error a quienes no realizan su propia indagatoria. Ni él ni nadie más ha proporcionado ninguna documentación real o reproducciones de documentos/cartas para probar este aserto, y no las tienen porque no pueden probarlo ya que no existe tal "liberación general del secreto".
Debemos conocer los siguientes hechos sobre este documento en particular por William Judge, con fecha 3 de diciembre de 1894:
“(1) Esta no fue una liberación pública del secreto ni se dio a conocer a los miembros de la Sociedad Teosófica en general, sino sólo a aquéllos que eran miembros juramentados de la Sección Esotérica, y siendo ellos los únicos que fueron informados privadamente sobre este levantamiento de restricciones".
(2) Judge escribió: “De acuerdo con la orden recibida del Maestro, declaro que las Instrucciones I, II y III de esta Escuela ya no son secretas, con las siguientes excepciones (…) [las cuales] no están exentas de privacidad y no pueden ser discutidas con los no miembros". Las excepciones que luego enumeró cubren casi todos los contenidos de esas enseñanzas e incluyen aquellos temas y referencias particulares que son los más comentados y publicados por los teósofos que consideran que este material deba ser difundido. Por lo tanto, ¡lo que fue consignado como "no secreto" en realidad equivale a casi nada!
(3) También declaró: "Los libros no deben mostrarse a los no miembros" y "la libertad de uso o discusión de las Instrucciones I, II y III no deben hacerse abiertas en la medida de distribuir los libros o leerlos” [públicamente]".
Por tanto, este documento representa una postura muy diferente de lo que algunos teósofos han interpretado o asegurado. No otorga ninguna base, motivo o permiso para la publicación, reproducción o uso general de los documentos esotéricos/privados de Helena Blavatsky.
Jamás se ha otorgado una autorización decente o legítima para hacerlos públicos y disponibles. Sólo se han conocido a través de la ruptura de leyes, principios y lazos de confianza ocultos.
La afirmación según Annie Besant de que esos documentos "fueron escritos con la idea de que serían publicados después de un tiempo" y que "se divulgaron con su beneplácito [de Blavatsky] pues se había terminado el periodo para restringirlos a un círculo limitado" es tan descaradamente falaz que raya en el ridículo, pues va en contra de todos los hechos y pruebas conocidos, además de mancillar el carácter sagrado y permanentemente vinculante del juramento.
Estos aspectos han sido objeto de abuso durante bastante tiempo, así como parodiados a través de la incorporación casual de sus contenidos en las llamadas enseñanzas "teosóficas" y distorsionadas de varios individuos, desde Alice Bailey hasta G. de Purucker, quienes procedieron a interpretarlas, modificarlas y agregarlas a su manera particular.
Numerosos estudiantes de Teosofía albergan en sus corazones la aspiración sagrada de poder convertirse algún día en chela (o discípulo) de los Maestros y aprender de Ellos mientras los asisten de manera práctica y eficaz en su gran trabajo. Pero aquéllos que se ayudan con material esotérico/secreto de manera informal, ¿pueden esperar que alguna vez sean recibidos favorablemente por esos mismos Adeptos cuyos deseos han rechazado e ignorado con semejante descuido?
¿Acaso los Maestros no verían tal comportamiento, sin importar el motivo, como un desprecio involuntario hacia las leyes, principios y regulaciones más elementales del esoterismo? Nuestra actitud interior hacia estos temas debe ser examinada cuidadosamente aquí y ahora si deseamos hacer un progreso real en este Camino. Para algunos, esto puede ser una prueba, pero una que debe ser superada.
La opinión de algunos es: “Una vez que algo se ha puesto a disposición del público, incluso si no estaba destinado a serlo, deberíamos usarlo de buena forma porque ya tenemos acceso a ello". ¿Es esto correcto? ¿Es ésta una adhesión fiel a "las líneas originales establecidas" o simplemente una opinión personal que no tiene una base verdaderamente teosófica?
Como se mencionó en el artículo “El interés sacrílego por buscar imágenes de los Maestros”, hoy existe una grave ausencia de sacralidad incluso en algunos lugares del mundo teosófico.
En caso de que estas palabras y nociones resulten particularmente "duras", sólo debemos remitirnos a algunas cartas escritas por los mismos Maestros para darnos cuenta de que Ellos serían mucho más estrictos que los aspirantes respecto de estos asuntos tan graves, y a partir de lo señalado por estos Adeptos, H.P.B. y Judge, podemos deducir que ellos -o más bien la propia Ley de Karma- serían aún más rigurosos con los individuos responsables de la publicación, traducción y promoción de dichos documentos. Por ello, este artículo se escribió sólo como medio para inspirar una reevaluación cuidadosa y reflexiva con respecto a este tema tan relevante.
La Teosofía habla tanto a la cabeza como al corazón y cuestiones como ésta son principalmente un problema de "corazón". Por supuesto, la razón y el intelecto deben desempeñar su función particular sobre éste o cualquier otro asunto, pero es en los sagrados y secretos rincones del corazón que el Ser Interior sabe instintivamente lo que es correcto y cómo actuar en consecuencia.