14 de marzo de 2022

Profecías teosóficas (II)

De la revista "Theosophical Notes", mayo de 2019

[Serie sobre predicciones de H.P. Blavatsky y W.Q. Judge. En esta ocasión abordamos extractos que describen cualidades desconocidas e insospechadas de ciertas piedras].

La "Doctrina Secreta" sobre piedras y círculos líticos, y los motivos de su relevancia


La gran cantidad de referencias hechas sobre la arqueología en "La Doctrina Secreta" (1888) y en artículos como "A Land of Mystery" ("Theosophist", marzo de 1880) y "Cities under Cities" ("Path", noviembre de 1892) se demuestra la importancia de dicha ciencia para comprender las huellas notables que dejaron las civilizaciones antiguas hace mucho tiempo.

Como todavía muchos hacen hoy erróneamente, la visión del mundo de la era victoriana percibía que todo el progreso real sólo se alcanzó en los últimos cientos de años desde la iluminación occidental. Esto es desafiado con firmeza por la Teosofía y de hecho insiste en que es sólo volviendo a apreciar -incluso amar y respetar- la grandeza genuina de ciertas civilizaciones elevadas de la antigüedad que encontraremos una base segura para construir un futuro más duradero y feliz para la humanidad. Las numerosas crisis actuales (ambientales, sociales, intelectuales o espirituales) son un llamado de atención a los pensadores para contrarrestar esta visión del mundo que aún prevalece. Por lo tanto, reproducimos aquí algunos extractos de "La Doctrina Secreta" sobre algunas de las maravillas naturales de los mundos antiguos.

Sin embargo, los individuos con mentalidad científica pueden preguntarnos por qué ya no nos hablan las piedras oraculares (a pesar del "gemido" en la piedra de Scone, Westminster), ¡o por qué ya no tenemos que perseguir a sus primas ambulantes! Pero estas son preguntas serias y que la ciencia ahora está comenzando a investigar lentamente. Una forma es evaluar qué efectos puede tener una fuerte creencia o incredulidad en los fenómenos psíquicos naturales, y si una mente escéptica potente puede actuar como supresor de las acciones de otras mentes más débiles cuando intentan ejercer sus poderes psíquicos.

No parece irracional que se produzca tal efecto, ya que la mente es un generador de energía psíquica y si alguien con una visión muy negativa o escéptica dirige una voluntad fuerte -incluso de modo inconsciente- contra una operación psíquica prevista, entonces un novato podría razonablemente predecir que habrá alguna interferencia.

Esto puede explicar por qué algunos médiums y psíquicos pueden operar con bastante éxito en sus condiciones habituales, pero cuando se enfrentan a un entorno demasiado escéptico (como una prueba de laboratorio administrada por científicos capacitados de manera convencional) entonces sus capacidades no funcionan. También puede ser la razón por la cual el materialismo del presente siglo XXI implica que existen muy pocos brotes de fenómenos como los que se vieron en masa en el caso del espiritismo durante las décadas de 1850 y 1860, y así hoy tales exposiciones discreparían fuertemente con los tiempos.

Sin embargo, si las circunstancias poco atractivas de hoy desaniman a los espíritus tímidos, nadie puede deshacerse de los hechos irrefutables del pasado según los registros por algunos de los personajes más confiables y sobrios como dan fe estos extractos de la "Doctrina Secreta" (vol. 2, 341-4): 

" (...) sin reclamar tal peripatetismo (o carácter errante) y facultades psíquicas innatas para nuestras piedras, podemos recopilar a nuestro turno todas las pruebas disponibles para mostrar que (a) si no hubiera existido gigantes para mover rocas tan colosales jamás habría habido un Stonehenge, un Carnac (Bretaña) y otras estructuras ciclópeas similares; y (b) si no hubiera tal cosa como la MAGIA nunca tendríamos tantos testigos sobre piedras oraculares y parlantes.

En el Achaica encontramos a Pausanias confesando que, al comenzar su trabajo, había considerado a los griegos como grandiosos estúpidos 'por adorar piedras', pero al llegar a Arcadia agrega: 'He cambiado mi forma de pensar'. Por lo tanto, sin adorar piedras o ídolos y estatuas de piedra, que es lo mismo -un crimen del que los católicos romanos cometen la insensatez de reprochar a los paganos, como lo hacen de la misma manera-, a alguien quizás se le permita pensar en lo que tantos grandes filósofos y santos han creído sin merecer el apelativo de 'idiota' por los 'Pausanios' modernos.

También se sabe que la famosa piedra de Westminster (12) se llamaba liafail, 'la piedra que habla' y que alzaba la voz sólo para nombrar al rey que debía ser elegido. Cambry (Monuments Celtiques) dice que lo vio cuando aún llevaba la inscripción (13):

Ni fallat fatum, Scoti quocumque locatum Lapidem inventivo, regnasse tenentur ibidem [Si el destino es cierto, entonces se sabe que los escoceses han sido reyes donde los hombres encuentran esta piedra].

Finalmente, Suidas habla de cierto Heraclio que podía distinguir de un vistazo las piedras inanimadas de las que estaban dotadas de movimiento; y Plinio menciona piedras que 'se escaparon cuando una mano se les acercaba'.

(12) Se dice que las piedras oraculares predicen el futuro, como se afirmó para el caso de la Piedra de Scone en Westminster [Editores].

(13) Las rocas balanceantes o Logan llevan varios nombres. Los celtas tenían su clacha-brath, el "destino o piedra de juicio", la roca de adivinación o "de la prueba" y la de tipo oracular; la piedra en movimiento o animada de los fenicios, la retumbante de los irlandeses, etc. Incluso Bretaña tiene sus pierres branlantes en Huelgoat (otras rocas se describen como "colocadas en el ápice de un túmulo y tan sensibles que podían ser movidas por la mente"- Editores).

"De Mirville, que busca justificar la Biblia, pregunta de modo muy pertinente por qué se llamó chior-gaur a las monstruosas piedras de Stonehenge en tiempos remotos (de cor, 'danza' y de ahí chorea; y gaur, GIGANTE) o 'danza de gigantes' (...) En esas regiones, verdaderos bosques de rocas, se encuentran inmensos monolitos y 'algunos pesan más de 500.000 kilogramos' (Cambry)" (14).

Le Grand Menhir Brisé ("Gran Menhir Agrietado") de 340 toneladas, Bretaña (créditos de "Search of Life"). 

"Se cree que estas 'piedras-bisagra' (15) de Salisbury Plain son los restos de un templo druídico, pero los druidas eran hombres históricos y no cíclopes, ni tampoco gigantes. Entonces, ¿quiénes otros, sino seres colosales, pudieron levantar tales masas (especialmente las de Carnac y West Hoadley), ubicarlas en un orden tan simétrico con tal de representar el planisferio (16), colocarlas en un equilibrio tan maravilloso que apenas parecen tocar el suelo, ponerlas en movimiento con el menor toque de un dedo y aún así resistir los esfuerzos de veinte hombres que trataran de desplazarlas? Decimos que la mayoría de estas piedras son las reliquias de los últimos atlantes".

(14) Equivalente a 500 toneladas. "Le Grand Menhir Brisé" de Bretaña tuvo el honor de ser la piedra alzada más grande conocida en Europa. Hoy el menhir luce quebrado tras su caída y se estima que su peso es de unas 340 toneladas o 750.000 libras. En tamaño se suele compararlo con las inmensas piedras del Templo de Júpiter en el Líbano; situado en el complejo de Baalbek, fue el más grande del mundo romano y su "Piedra del Sur" inacabada pesa aproximadamente 1.100 toneladas, y otras piedras bajo la "Gran Terraza" del templo tienen entre 750 y 1.000 toneladas cada una (unos 2 millones de libras). Todavía hoy se especula cómo los antiguos movían estas moles (Editores).

(15) Piedras oscilantes: “monumentos singulares que en Inglaterra se denominan piedras Logan y en Francia pierres-branlantes que todavía son enigmas para los anticuarios. Su origen y uso están envueltos en duda y misterio. Como su nombre lo indica, las piedras oscilantes consisten en bloques enormes y apostados de tal manera en el suelo u otras piedras que la fuerza más leve hará que oscilen" (Blavatsky sugiere que éstas eran destinadas para objetos de telequinesis; cita de "An Archaeologica 1 Index: To Remains of Antiquity of the Celtic, Romano-British, and Anglo-Saxon Periods" por J.Y. Akerman, 1847-Editores).

(16) Un planisferio es una carta estelar de cómputo analógico y ajustable para mostrar los astros en cualquier momento y fecha, por lo que puede enseñar cómo reconocer estrellas y constelaciones (Editores).

"(...) Charton habla sobre cierto espécimen lítico 'de Irlanda' que fue sometido al análisis de un eminente geólogo inglés, quien le asignó un origen extranjero, 'probablemente africano'.

Esta constituye una extraña coincidencia ya que la tradición irlandesa atribuye el origen de sus piedras circulares a un hechicero que las trajo de África. De Mirville ve en ese brujo 'un Hamite maldito'; nosotros, a un atlante oscuro o tal vez incluso un lemuriano prístino que sobrevivió hasta el nacimiento de las Islas Británicas, y GIGANTES en todos y cada uno de los casos" (17). 

La 'ciencia', habiéndose comprometido a demostrar que incluso la mente y el espíritu humanos son simplemente la producción de fuerzas ciegas, es bastante capaz de aceptar la tarea. Puede que un buen día salga y trate de mostrar que sólo la naturaleza ha reunido las gigantescas rocas de Stonehenge, trazado su posición con precisión matemática, les otorgó la forma del planisferio de Dendera y los signos del zodíaco, ¡y trajo piedras que pesan más de un millón de libras volando desde África y Asia a Inglaterra e Irlanda!" (18). 

(17) Diodoro Sículo afirma que en los días de Isis todos los hombres eran de una gran estatura, que fueron denominados "gigantes" por los helenos.

(18) En “Stonehenge” (Flinders Petrie) se dice que “[dicho monumento] está construido con la piedra del distrito, de tipo arenisca roja o piedra 'sarsen' y llamada localmente 'carneros castrados' (grey wether). Pero algunas de las rocas, especialmente aquéllas que se dice estaban destinadas a fines astronómicos, fueron traídas desde la distancia, probablemente el norte de Irlanda" ("La Doctrina Secreta", 2: 344).

Los 3.000 menhires de Carnac, Bretaña (crédito "Ashtronort-History's Mysteries").