29 de enero de 2022

Vida después de la muerte: examinando la evidencia (9 de 12)

David Pratt
Agosto de 2010, actualizado noviembre de 2019


Contenido:

-Fuerzas y poderes ocultos


Fuerzas y poderes ocultos

Algunos investigadores afirman que los fenómenos físicos de mediumnidad prueban la existencia de "espíritus" porque la mente humana por sí sola es incapaz de producir tales manifestaciones. Este es un argumento débil porque los sucesos en cuestión muestran la presencia de fuerzas ocultas y elementales, pero no hay razón para suponer que sólo los "espíritus" incorpóreos puedan ejercerlas. Una gran variedad de entidades astrales semi-inteligentes e inferiores también pueden estar involucradas, y de este modo el "aura magnética" del médium posibilitaría la producción de efectos físicos. Como ya se mencionó, hay evidencia de que algunos fenómenos son resultado del uso inconsciente de miembros astrales propios por médiums en trance, y además hay ciertos individuos que pueden manipular fuerzas ocultas a voluntad.

Muchos expedicionarios y misioneros han informado sobre hazañas psíquicas realizadas por faquires y "hacedores de maravillas" en todo el mundo. Por ejemplo, Louis Jacolliot, presidente del Tribunal Supremo en India oriental francesa durante la década de 1860, probó a varios faquires en condiciones estrictas. Uno de ellos hizo descender el platillo de una báscula colocando una pluma sobre él, aunque en el otro extremo había un peso de 80 kilos. Covindasamy, el faquir más famoso, provocó que un enorme jarrón de bronce y lleno de agua se balanceara y moviera de un lado a otro de acuerdo con las instrucciones de Jacolliot, mientras emitía ruidos como si lo golpease una varilla. También este individuo levitó, sentado con las piernas cruzadas a un metro de altura, y su único contacto con el suelo era un delgado bastón cingalés de Jacolliot que no podría haber soportado su peso. Además materializó flores y también manos que se veían y percibieron humanas (Inglis, 1992, 289).

Durante varias décadas, Helena Petrovna Blavatsky (1831-1891) realizó fenómenos ocultos y maravillosos a voluntad, con plena conciencia y a la luz del día, a menudo en respuesta a peticiones específicas de testigos y sin posibilidad de preparación. Producía raps, sonidos de campana, música, olores y luminosidades, precipitaba escritura e imágenes, mostró habilidades clarividentes notables y materializó, desmaterializó, duplicó, movió, levitó y teletransportó una serie de objetos ("Incidentes in the Life of Madame Blavatsky", "El Mundo Oculto" y Caldwell, 2000). En 1885 el SPR británico publicó un informe completamente inadmisible, parcializado y hostil de Richard Hodgson (que acababa de comenzar su carrera) calificando a Blavatsky de "charlatana", "impostora" y "espía rusa", y le acusaba de producir "fenómenos psíquicos fraudulentos", "inventar a los Mahatmas" y "falsificar" Sus cartas con la ayuda de cómplices. Como muchos autores han demostrado, las acusaciones son especulaciones infundadas y se contradicen con una gran cantidad de pruebas que a menudo no se mencionan (Harrison, 1997; Gomes, 2005, Endersby, 1969).

Blavatsky tuvo fuertes capacidades psíquicas desde temprana edad y le tomó varias décadas poner sus poderes ocultos bajo control total, además del entrenamiento por sus instructores-Adeptos. Cuando era joven en ocasiones producía comunicaciones a través de "raps espeluznantes" o escritura directa para amigos y familiares, ya fuera en respuesta a sus preguntas o bajo la forma de mensajes dados por fallecidos (por ejemplo, escritores famosos), aunque nunca se reclamó que eran provenientes de espíritus genuinos. Para este propósito Helena leía los pensamientos de los presentes, que normalmente captaba en torno a sus cabezas, y usaba su fuerza de voluntad para producir los golpes. A veces permitía a elementales semi-inteligentes un mayor alcance para reflejar las cavilaciones entre dichos participantes, en cuyo caso los contactos se tornaron menos serios. En raras oportunidades Blavatsky utilizaba otro método que produjo transmisiones mucho más profundas, "no hechas por, sino en el espíritu del gran personaje difunto en cuyo nombre fueron dadas" ("Incidents"; 94-5, 109-11; Cranston, 1993, 63-77):

"Se recomponía, y buscando con los ojos cerrados en la luz astral, esa corriente que conservaba la impresión genuina de alguna entidad difunta y conocida, ella se identificaba con esa entidad por el momento, y guiando los golpes les hacía deletrear lo que ella tenía en su propia mente como se reflejaba en el flujo astral. Por lo tanto, si el 'espíritu' golpeador pretendía ser Shakespeare, no era realmente esa gran personalidad sino sólo el eco de los pensamientos genuinos que alguna vez se movieron en su cerebro y -por así decirlo- se cristalizaron en su esfera astral de la que incluso su cascarón había partido hace mucho tiempo y sólo quedaban los pensamientos imperecederos. No había una oración, ni una palabra deletreada por los golpeteos que no se formara primero en el cerebro de Helena, a su vez fiel copista de lo que encontraba su ojo espiritual en el luminoso libro de registro de la humanidad difunta" ("Incidents", 109-10).

En 1874 Blavatsky asistió a sesiones realizadas por los médiums William y Horatio Eddy en Chittenden (Vermont) y fue allí donde conoció a Henry S. Olcott, quien pasó varios meses investigando los fenómenos generados por dicha dupla (ver "People from the Other World"). Los Eddy eran agricultores pobres, casi analfabetos, y el único pago que recibían de los visitantes era una pequeña tarifa por comida y alojamiento. Mientras William se sentaba en un pequeño armario, surgía una serie de apariciones materializadas (hombres, mujeres y niños) y hablaban con los asistentes, disolviéndose ocasionalmente a la vista de todos. Por lo general las figuras eran indígenas piel roja, estadounidenses o europeos, pero tras la llegada de Blavatsky comenzaron a aparecer otras nacionalidades; por ejemplo, su ex criada georgiana del Cáucaso, un comerciante musulmán de Tiflis, una campesina rusa, un guerrero kurdo con cimitarra, pistolas y lanza, un mago africano con una banda de color atada a su cabeza y desde la cual proyectaba cuatro cuernos de orix con campanas en sus puntas, y el tío muerto de Blavatsky.

Dibujo de "Light-Heart", una mujer piel roja mientras se disolvía ("People from the Other World", 148a).


Materializaciones de un guerrero kurdo (arriba) y un mago africano (debajo), ambos conocidos por Blavatsky ("People from the Other World", 322, 329).

En ese momento Olcott todavía era un "espiritista rabioso" como lo llamaba Blavatsky (The Daily Graphic, 30 de octubre de 1874) y creía que las apariciones eran "espíritus de muertos"; también se negó a aceptar la explicación por Helena de que tales apariciones eran producidas por el doble astral que escapaba desde el cuerpo del médium y se revestía con otras apariencias. Sin saber nada respecto a la naturaleza plástica del doble astral, Olcott no pensó que esto podría explicar la altura, el volumen y la semblanza variables de las figuras. Más tarde se enteró de que Blavatsky había evocado algunas de las apariciones a través de sus propios poderes psíquicos ("Old Diary Leaves", 1: 7-10; "H.P.B.'s Scrapbook", vol. I) y ella explicó que la forma materializada del tío era una imagen enviada desde su propia mente: "Era como un sobre exterior y vacuo de mi tío que parecí arrojar al cuerpo astral del médium" ("Incidents", 132-3). También evocó a Michalko, su antiguo sirviente georgiano a quien creía muerto, pero luego resultó estar vivo y comentó: "Demasiado para la 'identificación del espíritu'" (Light, Londres, octubre de 1884).

Dibujo del "espíritu" materializado perteneciente a Michalko Guegidze, que hablaba georgiano y tocaba melodías homónimas en una guitarra. Luego resultó ser que el Michalko real estaba vivo ("People from the Other World", 296).

Durante las sesiones de espiritismo, Blavatsky pudo ver cómo las "sombras" de muertos, "de quienes en la mayoría de los casos y hace mucho tiempo habían huido su alma y espíritu", se alimentaban de las energías vitales del médium y los visitantes: "¡Fue todo un espectáculo ver la bienvenida que los espiritistas dieron a estas umbras! Lloraban regocijándose alrededor del médium, revestidos con estas sombras materializadas y vacías (...) Hizo que mi corazón sangrara por ellos (...) Si supieran que estos simulacros de hombres y mujeres están compuestos completamente de pasiones terrestres, vicios y pensamientos mundanos del residuo de la personalidad extinta (...) A veces solía ver uno de esos fantasmas abandonando el cuerpo astral del médium y atacar a uno de los asistentes, expandiéndose de tal modo que lo envolvía por completo y luego desaparecía lentamente dentro del cuerpo vivo como si fuera absorbido por cada poro" ("Incidents", 178-9).

Blavatsky también señaló que los elementales "son tratados casi como dioses por los ignorantes sentimentales" (artículo "Chinese Spirits" en H.P.B. Theosophical Articles).

Con la ayuda del Mahatma M., Helena también produjo materializaciones en entornos de prueba durante sesiones de espiritismo organizadas por otra médium de apellido Holmes, pero nuevamente sin dar a conocer el hecho en ese momento. Eso explica por qué Holmes -que a menudo producía fraudes- estaba tan sorprendida, ya que sabía que estas apariciones particulares eran genuinas ("Old Diary Leaves", 1: 13-14; "H.P.B.'s Scrapbook", vol. I; Spiritual Scientist, Boston, julio de 1875).

Desde una perspectiva teosófica existen tres explicaciones posibles para las materializaciones de "espíritus" ("El Océano de la Teosofía", 48-9, 168-9; "Ecos del Oriente", 1: 197-200, 405-10): 1) El cuerpo astral del médium es exudado y asume la apariencia de una persona muerta al reflejar su imagen astral, y se hace visible al recoger partículas del aire y los cuerpos de los asistentes; 2) el cascarón astral de una persona fallecida se hace visible e incluso corpóreo cuando las condiciones de aire y éter son tales que alteran la vibración de sus moléculas en el grado necesario, y 3) se recoge una masa invisible de materia química, eléctrica y magnética de la atmósfera, el médium u otras personas presentes, y en la luz astral se refleja la imagen de cualquier persona deseada, viva o muerta.