David Pratt
Agosto de 2010, actualizado noviembre de 2019
09. Espíritus y cascarones astrales
-Maestros teosóficos y médiums
-Teosofía y espiritismo
09. Espíritus y cascarones astrales
Con frecuencia los espiritistas han aceptado ingenuamente cualquier tontería banal como mensaje de "espíritus"; por ejemplo, en 1928 el reverendo Charles Drayton Thomas publicó un libro sobre contactos con su padre y hermana fallecidos a través de médiums y los mensajes incluyeron lo siguiente:
Con frecuencia los espiritistas han aceptado ingenuamente cualquier tontería banal como mensaje de "espíritus"; por ejemplo, en 1928 el reverendo Charles Drayton Thomas publicó un libro sobre contactos con su padre y hermana fallecidos a través de médiums y los mensajes incluyeron lo siguiente:
"Tenemos caminos, pero la superficie es diferente a los senderos de piedra o pavimentados de Inglaterra (...) La apariencia es como suelo natural, pero sin barro ni nada desagradable (...) Tenemos Londres, pero no es vuestro Londres (...) Hay cierta similitud en los parques y hermosos edificios, pero con nosotros todos son más elegantes (...) No he visto serpientes ni leones aquí (...) Tenemos caballos, perros y gatos, pero muy pocos monos".
El padre y la hermana también describen una entrevista con el mismo Jesús, quien como era de esperar irradiaba "una gran majestad, junto con una enorme dulzura y modestia" (Wilson, 1987, 230-1).
En 1916 Sir Oliver Lodge publicó un libro titulado "Raymond" sobre las comunicaciones que lo habían convencido de que su hijo sobrevivió a la muerte en la Primera Guerra Mundial. "Raymond" explica que la otra vida no es tan diferente de la mundana, y muchas personas usan túnicas blancas, aunque muchas preferían vestir traje. También pueden comer si lo desean, e incluso fumar o tomar whisky y refrescos. "Hay laboratorios aquí y fabrican todo tipo de cosas en ellos" (Wilson, 227). Aún así, todo esto suena bastante estúpido.
A través de un médium se recibieron contactos de alguien que decía ser el oficial del ejército británico T.E. Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia (Wilson, 231-2). Según este "visitante", un espíritu llamado "Mitchell" -quien se había convertido en su mentor- le dijo que como había vivido una existencia terrena en calidad de monje, ahora era momento para "ir de parranda" y experimentar todo lo que se había perdido, incluyendo las mujeres. Lo llevaron a un recorrido por burdeles celestiales y dicen: "Estas chicas no son prostitutas (...) son mujeres que han perdido experiencias sexuales durante su vida en la Tierra y necesitan resolver esta falta antes de que puedan progresar". Luego "Lawrence" se pone lírico: "Ambos hemos vagado felices en una tierra encantada explorando las delicias de una compañía íntima y coronada por la magia de la unión". Sea cual sea el aspecto o entidad responsable de tal absurdo, es poco probable que constituyan verdaderos "espíritus" de humanos fallecidos.
En una edición de la revista The Theosophist (octubre de 1882) un corresponsal indio describía cómo poco antes de morir su joven sobrina dos de sus hermanas vieron la aparición de un hermano difunto mientras la sobrina moribunda gritaba "¡dile a mi hermana que voy a venir!". Posterior al funeral de la niña, el corresponsal escuchó a alguien susurrar o que trataba de hablar con él, y su hermana menor escuchó pasos en la habitación contigua, mientras se hallaba enferma y aparentemente extática. A la noche siguiente la madre del narrador escuchó a la niña muerta diciéndole que "se diera la vuelta"; su hermana mayor fue despertada por alguien que la llamaba y también percibió la mano de la chica sobre la suya; igualmente el abuelo de la niña fallecida la avistó claramente y vestida con su atuendo habitual. Por su parte, el corresponsal vio la cabeza y los hombros de la joven, y se vieron luces extrañas en la habitación. Al día siguiente dejaron su ciudad natal para mudarse a Allahabad y durante la primera noche allí la hermana menor del remitente volvió a caer en trance y vio a la sobrina muerta vestida con prendas luminosas.
Al comentar sobre estos fenómenos (The Theosophist, octubre de 1882), Blavatsky señala que podrían deberse a una variedad de causas y sólo un experto podría decir con certeza cuál era la explicación. La autora aduce que un alma humana que acaba de escapar de su prisión corporal está aturdida y es poco probable que actúe con intención deliberada. Tampoco esto es necesario para explicar los acontecimientos pues probablemente los últimos pensamientos de la niña moribunda habrían sido utilizados por quienes la rodeaban. Los trances en el caso de la hermana menor del corresponsal sugieren que era médium y ayudó a desencadenar fenómenos como oír el eco "astral" en la voz de la niña y percibir su "reflejo astral".
El número de The Theosophist aparecido en julio de 1883 contenía una carta de "M.A. (Oxon)", seudónimo del médium William Stainton Moses, quien cuestionó la explicación teosófica de que ante todo son cascarones astrales los que se comunican en sesiones espiritistas y cita un caso relacionado con una entidad a quien llama "John Lilly", fallecido hace varias décadas. El "espíritu" se contactaba principalmente al producir un golpeteo muy distintivo en una mesa, y proporcionó varios detalles autobiográficos que Moses pudo verificar. Gradualmente las comunicaciones cesaron y William no supo más de él. Algunos años después y mientras estaba en casa de un amigo, fue despertado por ruidos en toda la habitación, pero no recibió ningún mensaje. Los golpes correspondían al sonido peculiar utilizado por Lilly, y a la mañana siguiente Moses se enteró de que dicha persona había vivido en el sitio; entonces concluyó que la razón más satisfactoria era que este comunicante se trataba del "espíritu real" de John Lilly.
Blavatsky no estuvo de acuerdo y aseveró que el cascarón astral de "John Lilly" pudo haber realizado todos los eventos, ya que aún poseía su "conciencia personal y memoria más materiales" y éstos eran reactivados en cada contacto con las moléculas cerebrales del médium que actuaban a modo de batería galvánica. Helena explica que es mucho más probable que un verdadero espíritu incorpóreo habría evitado comunicarse a través de una mesa cuando tenía a su disposición la clarividencia y conciencia espiritual de un buen médium. ¿Por qué el sonido familiar de su presencia se desvaneció gradualmente en lugar de modo abrupto, como podría ser el caso de un "espíritu" que tenía una misión real que realizar? También pregunta: "¿Por qué una entidad semi-material, eterna y bastante consciente tendría que emplear formas tan excéntricas?" Y durante el incidente del dormitorio, ¿por qué no expresó lo que deseaba en lugar de mantener a Moses medio despierto y "perturbando repetidamente su sueño con golpes y ruidos a riesgo de causarle un fuerte dolor de cabeza"? El "visitante" había impregnado el dormitorio con sus emanaciones cuando estaba vivo, y su cascarón astral se desvaneció una vez más para producir sonidos audibles por la presencia de Moses, en cuyo organismo había estado viviendo durante años.
Blavatsky termina citando la historia de un hogar embrujado, según lo informado por un espiritista. Cierta familia se mudó a una casa donde en ocasiones se escuchaban ruidos inexplicables, choques, pasos y voces. En la noche siguiente al fallecimiento del esposo, un apasionado melómano, el piano comenzó a tocar suavemente la última pieza que había compuesto, y luego del funeral se oyeron golpes en la casa y los niños percibían que su padre les hablaba. Tras varias noches, el hijo mayor se despertó gritando cuando alguien lo tocó en el hombro. Un amiga que estaba de visita sintió que le quitaban la ropa de cama y los ruidos hicieron que se fuera; poco después un criado se enfermó debido a los acontecimientos fantasmales. Una noche la esposa entró en el estudio de su esposo, encendió una vela y cierta brisa pareció colarse en la habitación, por cuanto apagó el cirio y cerró la puerta. Aterrorizada, salió rápidamente y se encerró en la habitación de sus hijos, pero pronto escuchó un ruido similar a un gong golpeando los barrotes de las ventanas, y después una serie de estrépitos y voces. Escuchó a su esposo decir "ven aquí", pero ella respondió que deseaba vivir por el bien de sus hijos. Las puertas de toda la casa se cerraron de golpe y se percibieron pasos subiendo y bajando las escaleras hasta el amanecer. Blavatsky pregunta si es más probable que tales travesuras fueran realizadas por el "buen espíritu" de un marido y padre amoroso, o por determinado cascarón astral malicioso y medio desquiciado.
El número publicado en diciembre-enero de 1883-84 contaba el caso de dos hermanos alemanes y solteros que vivían juntos en la casa familiar. El mayor notaba que considerables sumas de dinero desaparecían de su caja, y aunque el hermano menor llevaba una vida disoluta, no era sospechoso pues aquél le dio todo el capital que deseaba. El libertino entonces fue asesinado en un duelo, y mientras su prima "A" estaba sola junto al cadáver en la cámara mortuoria, miró las cortinas sobre una puerta de la habitación privada del difunto y un hombre viejo salió con un libro bajo el brazo. Se paró al pie del ataúd y dijo "¡que tu ofensa te sea perdonada por el bien de tu madre!" Aparentemente sin notar a la joven, caminó hacia la pared opuesta y presionó una perilla oculta, dejando ver un escondrijo lleno de libros y documentos; luego escribió algo en una página arrancada del libro que traía con él, colocó el papel y el texto en la concavidad y la cerró para regresar a la habitación del fallecido. Los padres de la joven señalaron que el sujeto descrito era el progenitor de ambos hermanos, que había muerto mucho antes. Abrieron el nicho previamente desconocido y supieron que la nota guardada denunciaba al hermano menor como el verdadero ladrón. El escrito terminaba con el mandato de que el hijo superviviente debía pagar una deuda a cierta persona en otra ciudad para salvar el honor de la familia. El libro que llevaba el espectro era el registro de cuentas privadas del hermano menor y confirmaba todo.
Blavatsky comentó este hecho diciendo que en el momento de su muerte el padre pudo haber tenido mucha ansiedad por el futuro del hijo menor, especialmente porque la madre ya estaba difunta, y señala que "el miedo o la gran ansiedad por todo lo que quedó en la Tierra es capaz de retener un cascarón, que de otro modo debe haberse disuelto durante un período más largo en la atmósfera terrestre que en el caso de una muerte tranquila". De este modo, el joven con final trágico probablemente funcionó como canal para el cascarón del padre al hacerle saber todos los incidentes de su vida casquivana y pecaminosa. La mujer que presenció dicho cascarón materializado también debe haber sido psíquica, permitiendo así que se produjera el fenómeno. Blavatsky concluye que la contrición del joven moribundo por su vida viciosa y su ansiedad por preservar la honra familiar se reflejaron intensamente en el caparazón astral del padre y dieron lugar a todo lo que siguió.
Maestros teosóficos y médiums
En 1882 el médium inglés William Eglinton visitó India y pasó un tiempo con Alice Gordon y su esposo, el teniente coronel W. Gordon, ambos espiritistas y teósofos. En una carta a A.P. Sinnett, recibida el 18 de marzo de 1882, el Mahatma K.H. aseveró que Eglinton hizo que Alice se preguntara si había sido engañada por teósofos cuando el médium negó la existencia de los Maestros (o "Hermanos") y al parecer los "espíritus-guía" de William no escucharon sobre ellos, pero en una ocasión posterior esas entidades cambiaron repentinamente su tono. K.H. explica que el Mahatma Morya en su mayavi-rupa había acechado a la "multitud abigarrada" de fantasmas kama-rúpicos y los tomó "por el pescuezo"', lo que resultó en la inesperada admisión de que los Maestros sí existían ("Cartas Mahatma", 2da ed., 248/ed. cron., 149). Alice se divirtió cuando uno de los guías de Eglinton habló sobre "el Ilustre", un seudónimo dado a K.H., y ella informa que cuando el inglés salió del trance y le contaron lo que había dicho, "no estaba para nada eufórico por tener una creencia forzada sobre los 'Hermanos', y su pretendida superioridad a los médiums es más bien un motivo de dolor entre nosotros" ("Damodar", 187). Sus guías también anunciaron que tras haber salido de India algunos fenómenos ocultos se realizarían por intermedio de los Hermanos.
En 1882 el médium inglés William Eglinton visitó India y pasó un tiempo con Alice Gordon y su esposo, el teniente coronel W. Gordon, ambos espiritistas y teósofos. En una carta a A.P. Sinnett, recibida el 18 de marzo de 1882, el Mahatma K.H. aseveró que Eglinton hizo que Alice se preguntara si había sido engañada por teósofos cuando el médium negó la existencia de los Maestros (o "Hermanos") y al parecer los "espíritus-guía" de William no escucharon sobre ellos, pero en una ocasión posterior esas entidades cambiaron repentinamente su tono. K.H. explica que el Mahatma Morya en su mayavi-rupa había acechado a la "multitud abigarrada" de fantasmas kama-rúpicos y los tomó "por el pescuezo"', lo que resultó en la inesperada admisión de que los Maestros sí existían ("Cartas Mahatma", 2da ed., 248/ed. cron., 149). Alice se divirtió cuando uno de los guías de Eglinton habló sobre "el Ilustre", un seudónimo dado a K.H., y ella informa que cuando el inglés salió del trance y le contaron lo que había dicho, "no estaba para nada eufórico por tener una creencia forzada sobre los 'Hermanos', y su pretendida superioridad a los médiums es más bien un motivo de dolor entre nosotros" ("Damodar", 187). Sus guías también anunciaron que tras haber salido de India algunos fenómenos ocultos se realizarían por intermedio de los Hermanos.
El 22 de marzo de 1882 y en su mayavi-rupa, K.H. visitó a Eglinton y habló con él a bordo del "Vega", el barco que lo llevaba de regreso a Inglaterra. El 24 y durante el viaje William escribió una carta a Alice Gordon diciendo que la visita de K.H. lo había obligado a aceptar que los Hermanos eran personas vivas y diferentes (aunque años más tarde cambió de opinión y dijo que probablemente había visto una inusual "materialización espontánea"). Con la ayuda de los Mahatmas, dicha carta y junto con otra para Blavatsky fueron transmitidas a ésta y otros testigos en Bombay casi instantáneamente por medios ocultos. La misiva a Alice luego fue unida con un mensaje de Blavatsky (escrito en tres tarjetas), sustraída nuevamente y precipitada momentos más tarde en un grupo de Calcuta compuesto por el matrimonio Gordon y el coronel Olcott; el último vio a K.H. y M. en sus mayavi-rupas fuera de la ventana, y uno de ellos señaló el aire sobre la cabeza de Alice cuando el paquete cayó del techo. Incluía la carta de Eglinton, las tarjetas de Blavatsky y también una ficha grande (como las empleadas por el canal en sus sesiones de espiritismo) con notas de K.H. y M., todas enhebradas con un hilo azul ("El Mundo Oculto", 169-75; "Damodar", 185-95; Caldwell, 2000, 174-8).
Una vez cuando C.W. Leadbeater -quien desarrollaba interés en la Teosofía- visitó a Eglinton en Inglaterra, el control de este último llamado "Ernest" habló de los Mahatmas con gran reverencia y dijo que había tenido el privilegio de verlos en varias ocasiones. Leadbeater preguntó si Ernest estaba preparado para pasarles un mensaje o una carta, y el "control" señaló que los entregaría en la primera oportunidad, pero jamás sucedió así. Varios años después algunos espiritistas escribieron que "los Maestros no podían existir porque Ernest se los había asegurado" (...) ("Masters & Men", 128 nota al pie).
En una correspondencia recibida por Sinnett en enero de 1884, el Mahatma M. cuenta sobre su asistencia a una de las demostraciones por Eglinton, realizada en el domicilio londinense del teósofo norteamericano Sam Ward y a la cual también concurrió Sinnett ("Cartas Mahatma", 2ª ed., 431-2/ed. cron., 404-6; "Masters & Men", 206-10). El evento atrajo la atención de M. cuando los "fantasmas" astrales o "bhutas" comenzaron a falsificar la letra de Blavatsky y luego produjeron un mensaje supuestamente del mismo Adepto, quien aclaró no estar en Ladakh como se indicaba en el mensaje, sino en Lhassa. Inmediatamente viajó en modo astral hasta el salón, invisible para todos excepto los "fantasmas", y se sirvió de un papel en el escritorio de Ward donde escribió su mensaje actual para demostrar su presencia; dijo que las "garrapatas astrales" de Eglinton fabricaron la "carta M." debido a que el médium deseaba fervientemente unirse a la logia londinense de la Sociedad Teosófica, y llamó la atención de Sinnett pues éste no se percató de que era una falsificación al no estar precedida por ciertas contraseñas que habían acordado. M. dice que los "fantasmas trabajaron notablemente bien, nada abrumados por mi presencia" y su labor se vio impedida por demasiada luz proveniente de una tal calle Piccadilly, pero las emanaciones de un librero en la planta baja ayudaron mucho. El Maestro tildó a Eglinton como un "pobre desgraciado en trance" y "epiléptico sujeto a ataques", pero dice que es "realmente honesto en sus modos" y le compadecía ya que dos elementarios "se habían aferrado a él como lapas".
William Stainton Moses tenía un "control espiritual" llamado "Imperator" (a veces denominado "+"). En julio de 1882 Blavatsky dijo a Sinnett que en los primeros días de Moses como canal, dicho guía era un Mahatma, pero eso no era cierto para el actual Imperator ("Cartas de Blavatsky", 22; "Cartas Mahatma", 2ª ed., 205, 285/ed. cron., 74, 77); éste último era un "cascarón elevado e incorpóreo'" y en ocasiones el ser superior del médium ("Cartas Mahatma", 2da ed., 43, 173-4/ed. cron., 329).
La médium Mary Hollis-Billing poseía un "tutor" conocido como "Ski", y en enero de 1879 Olcott asistió a una sesión espiritista donde la "presencia" reconoció ser un mensajero de los Mahatmas y mencionó los nombres para varios de ellos ("Old Diary Leaves", 2: 7). En una carta recibida en enero de 1883 K.H. dice a Sinnett que Ski "ha servido más de una vez como transporte e incluso portavoz para varios de nosotros", y que las "deficiencias y transgresiones" de otros que se hicieron pasar por dicho control fueron engendrados en el Ski original ("Cartas Mahatma", 2ª ed., 417-8/ed. cron., 352-3; "Letters of Blavatsky", 84-5). K.H. reconoció que su propia forma astral fue vista en ocasiones por clarividentes y había "controlado" un médium, pero no especificó quién era (The Theosophist, marzo de 1882).
William Q. Judge escribe: "Muchas veces los ocultistas vivos y eruditos entraron en la esfera de médiums y les obligaron a decir la verdad" ("Ecos del Oriente", 1: 198). Como ejemplo, menciona a uno de los "mentores" de la canal Hollis-Billing conocido como "Jim Nolan", quien según él no era el "espíritu" de un hombre muerto ni un elemental (1: 200), sino "el espíritu de una persona viva e inteligente que buscó inyectar un nuevo método cerca del arco evolutivo descendente en el ciclo 'espiritista', y provocar- si fuera posible- un resurgimiento de la verdadera indagatoria y demostración psíquicas en un cuerpo de personas ampliamente instruido, pero fue negado y se le ignoró" ("Ecos del Oriente", 1: 408).
Nolan aclara que las materializaciones "espirituales" no son de almas genuinas; se acumulan partículas de la atmósfera, el médium y los asistentes, y basándose en imágenes grabadas en el plano astral son transformadas ya sea en una superficie donde se reflejan rostros de diferentes personas muertas, o como una figura a la que puede darse diferentes apariencias o "recubrimientos", siendo animada por alguna entidad astral. Como dice Judge, quienes concurren a sesiones espiritistas "son recompensados por fantasmas, demonios, vampiros, formas inconscientes y vacilantes, imágenes inútiles y reflejos de pensamientos y actos humanos de los cuales está repleto el vasto depósito de la luz astral" ("Ecos del Oriente", 1: 197-200, 405-10, 3: 135-7). Por lo tanto, con esto se estimula un gran engaño y no en el sentido de que no ocurre nada oculto, sino que los "espíritus" que se manifiestan/comunican y son reconocidos como "parientes fallecidos" u otras figuras prácticamente nunca representan lo que dicen ser.
Aunque los Mahatmas rara vez han trabajado a través de médiums, en 1889 Blavatsky escribía una nota de advertencia: "Grandes son las profanaciones a que se han sometido los nombres de dos Mahatmas, y apenas hay un médium que no haya asegurado haberlos visto. ¡Ahora toda sociedad falsa y de fines comerciales afirma ser dirigida por 'maestros', y a menudo se cree que son mucho más egregios que los nuestros!" ("La Clave de la Teosofía", 301).
En nuestros días internet está poblado por mensajes "canalizados" de supuestos "maestros ascendidos" incluyendo Kuthumi y Morya, o "El Morya" como ahora se autodenominaría. Uno de las innumerables comunicaciones recibidas de Kuthumi comienza así: "Hoy me adelanto en el rayo crístico azul, fusionado con el rayo dorado de Dios. Este es un día muy bendito en que yo, el Maha Chohan, Sanat Kumara y Ra Mu eligen hablar con vosotros para contaros sobre la grandeza de las nuevas energías, el Vórtice Dorado de la Luz, ahora disponible para vosotros. Las energías planetarias han ayudado en vuestra preparación, y ahora en vuestro tiempo las energías realmente comienzan su unión, preparándose para un monumental eclipse solar", etc. etc.
Este tipo de babosería muestra un fuerte contraste respecto a las cartas genuinas escritas por K.H. y M. en la década de 1880 y las profundas obras filosóficas que inspiraron, especialmente "La Doctrina Secreta".
Otro canalizadora nos dice que El Morya "vino del planeta Mercurio para representar la Voluntad de Dios"; que en una encarnación anterior él era Abraham, padre de la nación hebrea; hace 2000 años fue Melchor, uno de los tres reyes magos; después encarnó como el rey Arturo y dirigió tres cruzadas sangrientas; luego renació en Thomas Becket quien fue asesinado como arzobispo de Canterbury en 1170 y más tarde se convirtió en Thomas Moore, un poeta irlandés. ¡Y cualquiera que necesite más "revelaciones" de este canal puede obtenerlas por £ 40 la hora!
Teosofía y espiritismo
Helena Blavatsky sostuvo que la Sociedad Teosófica se formó con la intención de convertirse en aliada del movimiento espiritista y ayudarlo a desarrollar sus aspectos más elevados y filosóficos (Lucifer, marzo de 1890), a objeto de hacer comprender a sus seguidores que el mundo espiritual estaba muy por encima del astral, que su "Summerland" era una intuición vaga y distorsionada de devachan y los "espíritus reaparecidos" eran restos astrales humanos, pero nunca escucharon. En cambio, los espiritistas se convirtieron en enemigos acérrimos de la S.T. porque la mayoría no estaba dispuesta a abandonar su creencia de que muchas comunicaciones recibidas a través de médiums eran emitidas por "espíritus" y se lograría una reunión personal y eterna con nuestros seres queridos luego de la muerte.
Helena Blavatsky sostuvo que la Sociedad Teosófica se formó con la intención de convertirse en aliada del movimiento espiritista y ayudarlo a desarrollar sus aspectos más elevados y filosóficos (Lucifer, marzo de 1890), a objeto de hacer comprender a sus seguidores que el mundo espiritual estaba muy por encima del astral, que su "Summerland" era una intuición vaga y distorsionada de devachan y los "espíritus reaparecidos" eran restos astrales humanos, pero nunca escucharon. En cambio, los espiritistas se convirtieron en enemigos acérrimos de la S.T. porque la mayoría no estaba dispuesta a abandonar su creencia de que muchas comunicaciones recibidas a través de médiums eran emitidas por "espíritus" y se lograría una reunión personal y eterna con nuestros seres queridos luego de la muerte.
Blavatsky escribe: "Los teósofos creen en espíritus tanto como los médiums, sólo que en su variedad son tan diferentes como las especies de aves, pues hay halcones sedientos de sangre y murciélagos vampiros entre ellos, y también palomas y ruiseñores" (Lucifer, mayo de 1890). La autora enfatiza que tanto el ocultismo occidental como la filosofía de Oriente nos llegan desde una lejana antigüedad; asimismo las tradiciones orientales y los escritos neoplatónicos y de teósofos medievales dan testimonio de la "naturaleza extremadamente variada y a menudo peligrosa de todos esos genios, demonios, dioses, lares y elementarios', ahora todos confundidos en un montón bajo el nombre de 'espíritus' (...) Los teósofos sólo dan el producto de una experiencia curtida con la edad; los espiritistas mantienen sus propios puntos de vista aparecidos hace unos cuarenta años y basados en su entusiasmo y sentimentalismo inquebrantables". No hay diferencia, dice ella, entre la "novia vampiro" o súcubo de cuya influencia Apolonio de Tyana rescató a un joven amigo suyo -que lentamente era asesinado por el fantasma nocturno- y las esposas y maridos "espirituales" con quienes algunos médiums se jactaban de tener encuentros sexuales. Blavatsky agrega que, además de elementales, caparazones astrales y elementarios, también hay "grandes espíritus" que pueden comunicarse con mortales, pero hay pocos rastros de tales nexos en comunicaciones mediúmnicas (ibídem). La mayor parte de ellas son simplemente disparates (...) o "manantiales de idiotez" como las llama el Mahatma K.H. ("Cartas Mahatma", 2da ed., 241/ed. cron., 54).
La mediumnidad no es tanto un "don" como una "desgracia" porque los canales tienden a convertirse en instrumentos indefensos y controlados por un poder o conciencia externa. Blavatsky llama a la mediumnidad "una de las enfermedades nerviosas más anormales y peligrosas'' ("Psychic and Noetic Action", en H.P.B. Theosophical Articles) y la contrasta con el adeptado que involucra un control pleno y voluntario sobre poderes y fuerzas psíquicas. La autora establece que hombres santos como Apolonio, Jámblico, Plotino y Pórfido irradiaban "una atmósfera de divina beneficencia" haciendo que los espíritus malignos huyeran ante ellos, y gracias al "poder de sus propias almas al unísono con sus espíritus" y la moralidad y carácter santo de sus vidas, fueron mediadores activos en lugar de médiums pasivos ("Isis Develada", 1: 487-8).
[Por lo anterior, en Teosofía suele decirse que] el verdadero espiritismo no tiene nada que ver con la nigromancia y enseña (...) que todo individuo en su interior es un espíritu cósmico y debe entrar en comunión con los reinos espirituales a través de su propio dios interno (...). Como establece W.Q. Judge, "la inspiración del Ego Superior no es mediumnidad, sino iluminación, y no puede asegurarse salvo por disciplina, altruismo, caridad, amor profundo y la aspiración más elevada" ("Ecos del Oriente", 2: 367).