David Pratt
Agosto de 2010, actualizado noviembre de 2019
Contenidos:
10. Reencarnación
-Recuerdos espontáneos
10. Reencarnación
La Teosofía sostiene que cada mónada o centro de conciencia, cualquiera que sea el reino en que se esté manifestando, evoluciona a través de reincorporaciones repetitivas, es decir, tomando nuevos vehículos o cuerpos de forma periódica, ya sean físicos o inmateriales. En los dominios humano y animal este proceso se llama reencarnación (literalmente "renacer en la carne"). En cada reino sucesivo el Ego-Alma se despierta y desarrolla cada vez más, y en el ámbito humano la individualización alcanza su punto máximo y se adquiere autoconciencia, lo que permite una evolución autodirigida.
La Teosofía sostiene que cada mónada o centro de conciencia, cualquiera que sea el reino en que se esté manifestando, evoluciona a través de reincorporaciones repetitivas, es decir, tomando nuevos vehículos o cuerpos de forma periódica, ya sean físicos o inmateriales. En los dominios humano y animal este proceso se llama reencarnación (literalmente "renacer en la carne"). En cada reino sucesivo el Ego-Alma se despierta y desarrolla cada vez más, y en el ámbito humano la individualización alcanza su punto máximo y se adquiere autoconciencia, lo que permite una evolución autodirigida.
La reencarnación es principio fundamental en el budismo, hinduismo, jainismo, taoísmo y sikhismo; también forma parte de muchas tradiciones religiosas occidentales, aunque en gran parte limitadas a sus ramas místicas o esotéricas. Fue enseñada por Orfeo, Pitágoras, Sócrates y Platón, luego rechazada por Aristóteles y revivida por neoplatonistas como Plotino. Esta doctrina fue impartida en el gnosticismo y por varios Padres de la Iglesia cristiana, pero las autoridades eclesiásticas terminaron aboliéndola en el siglo VI. Algunas sectas cristianas como los cátaros (o albigenses) continuaron creyendo en la reencarnación y actualmente ciertos teólogos cristianos simpatizan con la idea. En el judaísmo este concepto ("gilgul") es frecuente entre los cabalistas al igual que los jasidistas, y en el Islam los sufíes creen en esta noción, al tiempo que afirman conocer el significado esotérico del Corán (Head y Cranston, 1991; Rosen, 2004).
En Oriente 4 de cada 5 personas están convencidas de que la reencarnación es un hecho, y en Occidente el número de adherentes va en aumento. Una encuesta de 2003 determinó que el 27% de la población estadounidense creía en el renacimiento, una cifra que aumentó al 40% entre las personas de 25 a 29 años. De manera similar, en Gran Bretaña y Países Bajos se reveló que el porcentaje de individuos que cree en este fenómeno era de 27 % y 26% respectivamente (dbk.gesis.org).
La Teosofía niega que para los humanos sea "normal" renacer como animales, pues aunque haya personas que actúan de modo brutal no significa que volverán a vivir como criaturas inferiores, como creen muchos hindúes y budistas ortodoxos. Los humanos poseen autoconciencia y por tanto son responsables de sus acciones, mientras que los animales actúan sobre la base del instinto natural. Decir que la gente bestial no es "mejor que los animales" sólo denigra a éstos últimos, porque únicamente el hombre puede ser cruel en forma deliberada (...). Sin embargo, cuando nuestras coberturas físicas y astrales se desintegran tras la muerte, los átomos de su composición pueden ser atraídos a cuerpos o entidades en los reinos mineral, vegetal, animal y humano.
[Existen autores teosóficos que creen que el proceso de reencarnación para las mónadas es más corto mientras más bajo sea el reino]; el periodo varía enormemente de persona a persona y en diferentes épocas, dependiendo de las características y necesidades en diferentes almas y las condiciones que prevalecen en la Tierra, y por eso la población humana está lejos de ser constante (ver "Reincarnation and population growth", davidpratt.info), pero en casos excepcionales los humanos pueden reencarnar en pocos años ("Cartas Mahatma", 2ª ed., 106, 127/ed. cron, 195, 209).
Con el objeto de que progresemos vida tras vida, tiene que haber un vínculo lógico y causal entre nuestra existencia presente y aquéllas que tuvimos. Según la doctrina del karma cosechamos lo que hemos sembrado en encarnaciones anteriores y aquí en la Tierra, no en otra esfera. Y no sólo los individuos deben enfrentarse a las consecuencias de sus acciones, sino también familias, comunidades, naciones, razas, etc. Nuestras almas -que no tienen sexo- adoptan un cuerpo masculino o femenino según sus necesidades kármicas y encarnan en la nación/raza y circunstancias sociales más adecuadas. Inevitablemente nos encontramos con personas que hemos conocido durante otras épocas, pero ahora en situaciones y vínculos nuevos. En última instancia los desafíos y experiencias que enfrentamos son nuestra responsabilidad y brindan un espacio para aprender de errores pasados, desarrollar aún más cualidades nobles como altruismo, perdón y compasión, y trabajar en forma gradual todas nuestras facultades intelectuales y espirituales.
Como renacemos con cuerpos/cerebros físicos y astrales renovados, normalmente no recordamos vidas pasadas, lo cual es una bendición ya que nos permite recomenzar en vez de ser acosados por reminiscencias conscientes sobre equívocos, desgracias, conflictos y rencores precedentes. Los individuos con poderes clarividentes avanzados pueden acceder a información sobre sus existencias pasadas y las de otras personas; sin embargo, el Maestro K.H. dijo que no le gustaba ejercer ese poder ("Cartas Mahatma", 2da ed.,145/ed. cron., 304). Además, nuestra nueva personalidad no es una creación completamente original, sino que refleja características, hábitos, impulsos, habilidades y otras tendencias que adquirimos y desarrollamos en encarnaciones anteriores, o al menos aquellos aspectos relevantes para el karma a superar en la vida presente, y bajo esta óptica sí "recordamos" nuestras encarnaciones remotas de manera indirecta.
Recuerdos espontáneos
En casos raros algunas personas, especialmente niños, parecen rememorar sus vidas pretéritas y brindan detalles que pueden verificarse.
En casos raros algunas personas, especialmente niños, parecen rememorar sus vidas pretéritas y brindan detalles que pueden verificarse.
En "The Cathars and Reincarnation" (1970) el psiquiatra británico Arthur Guirdham describe su tratamiento para una paciente llamada Claire Mills que en su adolescencia se vio perturbada por sueños vívidos y visiones de lo que parecía ser una existencia previa como cátaro (albigense) en el Languedoc francés a principios del siglo XIII. Mills proporcionó descripciones precisas de la vida y costumbre cátaras y habló de su masacre; también otorgó un relato gráfico de ser quemada en la hoguera. Muchos de los detalles mencionados se corroboraron en registros medievales, incluidos nombres y reseñas de personas, lugares y eventos. La paciente elaboró dibujos certeros de antiguas monedas francesas, joyas y diseño de edificios; asimismo habló de ser mantenida prisionera en cierta cripta de una iglesia. Los expertos sostenían que estas construcciones jamás fueron utilizadas para ese propósito, pero las indagatorias posteriores mostraron que algunos individuos eran retenidos allí porque las cárceles estaban llenas. Mills insistía en que los sacerdotes cátaros vestían de azul oscuro y negro, lo cual se ignoraba anteriormente, pero fue confirmado en los registros de la Inquisición. La mujer recordó varias canciones medievales francesas; cuatro de ellas fueron halladas en archivos y demostraron ser correctas palabra por palabra. Posteriormente, Guirdham encontró evidencia de que él también había desempeñado un rol en la vida cátara de su paciente, al igual que otras seis personas que conocieron (Head y Cranston, 1991, 398-401; Fontana, 2005, 435-6).
En "Born Twice" (1974) Edward Ryall narra su vida como un pequeño terrateniente nacido en Somerset (Inglaterra) hacia 1645 y asesinado en 1685 por un soldado de caballería en el ejército del rey Jacobo II (Head & Cranston, 403-7). Ryall nació en 1902, 217 años después, y sus recuerdos eran parte de su conciencia de vigilia; inusualmente dichas remembranzas aumentaban durante su vida en lugar de desvanecerse. Cuando era niño su padre señaló el cometa Halley en el cielo y Edward comentó que lo había visto antes, por cuanto el hombre lo reprendió con aspereza. Ryall no contó a nadie sus recuerdos durante mucho tiempo hasta que cumplió 60 años, periodo en que habían fallecido su progenitor y otros miembros familiares de más edad a quienes dice haber hablado sobre sus recuerdos. Las descripciones dadas por Ryall respecto a la Inglaterra del siglo XVII demostraron ser muy precisas e incluían muchos detalles oscuros que sólo mencionaban estudios raros del período. Se verificaron sus declaraciones acerca del momento en que apareció el cometa Halley tres años antes de su muerte como Fletcher, así como las fechas y días de la semana para los eventos descritos, los nombres de clérigos locales y otros notables, sus relatos que remitían a numerosas costumbres o monedas y objetos agrícolas, comerciales y domésticos, como además palabras y expresiones que afirmaba eran comunes en esa área y época. Sin embargo, la historia de Ryall también contiene varios errores y anacronismos; por ejemplo, los escenarios sexuales que citaba son melodramáticos, ligeramente sensacionales e improbables para la coyuntura y el lugar.
Ian Stevenson (fallecido en 2007) y sus colaboradores han documentado más de 3.000 casos sobre niños que evocan vidas pasadas en forma espontánea. Tales infantes se encuentran con más facilidad en países y culturas con una tradición de creencia en la reencarnación, pero también se localizan en Europa y América del Norte. Los niños generalmente comienzan refiriéndose a una existencia pretérita entre los 2 y 4 años, proporcionando datos sobre sus personalidades anteriores que más tarde se corroboran; exhiben patrones de comportamiento coincidentes con dichas vidas anteriores, pero inarmónicos con sus circunstancias actuales, y a veces tienen marcas o defectos de nacimiento que representan lesiones a menudo fatales y sufridas en su existencia previa. Más de la mitad de los niños estudiados recuerda haber muerto de forma violenta y con frecuencia a una edad muy temprana.
Los recuerdos de reencarnación pueden explicar ciertas características del comportamiento humano como preferencias y aversiones (incluyendo fobias), los talentos y la confusión de género. Varios niños que afirmaban haberse ahogado en su vida anterior tenían hidrofobia muy acentuada; por ejemplo, una niña cingalesa odiaba tanto los baños cuando era bebé que tres adultos tenían que sujetarla. A la edad de seis meses también mostraba gran temor por los autobuses, y más tarde describió la vida de una niña en el pueblo que caminaba por un sendero estrecho entre arrozales inundados, cuando retrocedió para evitar a un autobús, cayó al agua del cultivo y se ahogó. Asimismo muchos niños birmanos que reportaron existencias como soldados japoneses asesinados en Birmania durante la Segunda Guerra Mundial evidenciaban un "comportamiento japonés" inusual en ese país, como sus preferencias por la ropa nipona y comer pescado crudo o parcialmente cocido en lugar de platos birmanos condimentados. Algunos infantes que evocan una vida anterior como miembros del sexo opuesto expresaban una marcada propensión a vestirse y comportarse de modo apropiado para ese género y unos pocos han devenido homosexuales.
Las marcas y defectos de nacimiento generalmente se atribuyen a accidentes genéticos. En ocasiones son originados por impresiones maternas durante el embarazo, pero hoy la ciencia de cabecera ignora este fenómeno ya que no existe un mecanismo físico ni convencional para explicarlo. Por ejemplo, una mujer en gestación que vio a un hombre con pies mutilados en la calle se puso ansiosa de que su hijo naciera de la misma forma, y luego dio a luz a un bebé con partes faltantes en sus pies. No obstante, la reencarnación parece ofrecer explicaciones en algunos casos. Un niño que recordaba haber sido asesinado por degollamiento en su existencia anterior tenía una larga marca rojiza y similar a una cicatriz en el cuello. Otro que rememoró cometer suicidio con un disparo en la sien a fines de su encarnación previa tenía dos cicatrices de nacimiento alineadas a ambos lados de su cabeza. Un tercer infante mostraba una marca de alumbramiento semejante a una cicatriz quirúrgica con marcas rojas y análogas a heridas de sutura en el lugar exacto donde su personalidad anterior había sido operada (Talbot, 1991, 218).
En un distrito con alta criminalidad de Uttar Pradesh (India), una mujer soñaba con un individuo asesinado recientemente y de nombre Maha Ram quien le dijo que "se acercaba a ella"; luego se recostó en una cuna y el sueño terminó. Poco después, en 1955 la mujer dio a luz a un niño, Hanumant, que nació con una gran marca en el pecho. A los tres años comenzó a decir que era Maha Ram y le habían disparado en el tórax; el individuo en cuestión fue ultimado accidentalmente mientras estaba próximo a una tienda de té en septiembre de 1954. Finalmente Hanumant regresó al vecindario de Ram y reconoció a las personas y lugares que solía frecuentar. Ian Stevenson analizó los registros médicos y el informe post-mortem de Ram, mostrando que los impactos de bala llegaron a la parte inferior del pecho y en un patrón que coincidía casi exactamente con la ubicación de la marca de nacimiento en Hanumant (Grosso, 2004, 116).
A.L. nació en 1983 cerca de Loei en el noreste tailandés. Poco antes de quedar embarazada de él, su madre tuvo un sueño en que W.L., un suegro fallecido, decía que deseaba renacer como su hijo. El familiar mencionado resultó herido de muerte en un accidente automovilístico durante 1981 cuando tenía 64 años. Una motocicleta golpeó su remolque y el impacto lo derribó de la bicicleta siendo arrastrado sobre su tórax por cierta distancia. Al menos una empuñadura del velocípedo se introdujo en su abdomen y sangró profusamente. Las fotos que siguen, tomadas en 1997, muestran áreas extensas de pigmentación aumentada y apariencia cicatricial en el tórax y la parte inferior del pecho de A.L. Sin embargo, éste último nunca habló sobre una vida anterior, por cuanto no es seguro si la reencarnación explica esta circunstancia. Una vez cuando le mostraron una fotografía de W.L., la miró por largo tiempo y sonrió, pero sin hacer comentarios (Pasricha et al., 2005).
El Mahatma K.H. menciona la siguiente posibilidad: "Un niño puede nacer teniendo el mayor parecido y características con otra persona, a miles de kilómetros de distancia, sin conexión con la madre y nunca visto por ella, pero cuya imagen flotante quedó impresa en su memoria del alma durante el sueño o incluso las horas de vigilia, y se reproduce en la lámina carnal, viva y sensibilizada que lleva en ella" ("Cartas Mahatma", 2da ed., 286/ed. cron., 75).
N.K. vino al mundo en el pueblo de Kharwa (Rajasthan, India) en 1982 y tenía un área de piel anormal (nevus) en el sector frontal-izquierdo de su cabeza. Cuando todavía era niño y le regañaban, solía alejarse de la casa familiar diciendo que iría al pueblo de Sarnia a 6,5 kms. También señaló que su verdadero nombre era Babu, la esposa se llamaba Dakho y el hijo Madan. Habló sobre la vida de aquél hasta que tuvo 5 ó 6 años, a pesar de la desaprobación en su familia. Describió cómo unos ladrones habían asesinado a Babu al atacarlo con un hacha, y los detalles correspondían a la vida y muerte de un individuo con el mismo nombre fallecido en 1978 al ser golpeado en la cabeza y otros lugares con igual instrumento, mientras regresaba de su tienda de té en Sarnia a la aldea natal de Gwadia. Los parientes de N.K. sabían sobre el crimen, pero ambas familias se conocieron sólo después que la parentela de Babu se enterara de las declaraciones por N.K., y quien reconoció espontáneamente a cinco miembros en el entorno de Babu cuando se lo presentaron. Según el informe post-mortem, la herida mortal incluía fracturas óseas en el lado izquierdo del cráneo con una penetración cerebral profunda, lo cual correspondía al sector cutáneo anormal en la cabeza de N.K. (Pasricha et al., 2005).
En otro caso, un chico de nombre I.A. y nacido en 1982 (Kanoi, Uttar Pradesh) tenía una grave deformación en dedos de manos y pies. Durante su infancia a veces sangraban y contraían infección, y así un dedo tuvo que ser amputado. Cuando aprendió a hablar I.A. dijo ser oriundo de Dapta Balia y describió su vida y muerte en ese lugar, asegurando que fue un dacoit (bandido) y mató a muchas personas; los miembros de su propia pandilla sospechaban que los había engañado con la división de un botín, por cuanto le cercenaron los dedos de manos y pies con un cuchillo para luego estrangularlo. Se creyó que la personalidad anterior del niño era un ladrón llamado Jagan, que vivió a 1 km. de Dapta Balia; sin embargo, muchos pobladores pensaban que los aldeanos lo habían matado. I.A. rechazó a su familia actual y estaba ansioso por regresar a la otra villa, señalando que "deseaba recuperar su tesoro enterrado" y "casar a sus hijas", a la vez que mostró una sorprendente familiaridad con la geografía del área circundante a Dapta Balia. El muchacho alegó al encontrarse en una familia islámica, considerándose hindú de una casta bastante alta; se negaba a comer carne y recitar oraciones musulmanas hasta los 8 años, pero nunca perdió oportunidad de participar en festividades hindúes. Cuando tenía 3 ó 4 años solía jugar al bandolerismo, usando una rama como pistola y organizaba a sus amigos en una pandilla con él mismo como líder. A veces también mostró arrepentimiento por haber matado a tanta gente cuando fue bandido (Pasricha et al., 2005).
En muchos casos no es posible identificar una personalidad anterior donde los niños parecen evocar existencias anteriores. También hay contextos donde varias personas parecen ser la "reencarnación" del mismo individuo difunto, lo que sugiere que el renacimiento no siempre explica esta variante. Por ejemplo, entre los gitxsan -grupo nativo en Columbia Británica, Canadá- doce sujetos fueron considerados localmente como la "continuidad" de cierto anciano que deseaba regresar como varias personas simultáneamente, aunque es factible que los análisis sesgados influyeran en algunas de las identificaciones. Otro acontecimiento en Turquía reveló que dos niños proporcionaron información bastante detallada sobre la misma personalidad fallecida, y en una etapa los familiares del difunto aceptaron a ambos como reencarnaciones, aunque más tarde sólo se quedaron con aquél que los había visitado primero. También hay eventualidades en que aparentemente el niño "renacido" llegó al mundo hace unos días o semanas antes que muriera la "personalidad anterior", y parece poco probable que todos estos casos se deban a que la fecha del óbito se registrara incorrectamente (Keil, 2010). En algunas instancias el sujeto nació dentro de los días o semanas en que se produjo la muerte de la personalidad pasada, lo que significa que el reclamante ya era concebido antes que falleciese su "contraparte" previa.
Algunos investigadores creen que las circunstancias donde parecen rememorarse vidas pasadas pueden implicar percepción extrasensorial (PES) en lugar de un renacimiento. Ciertamente es posible acceder a datos sobre existencias anteriores de individuos por medio de clarividencia; sin embargo, por lo general los niños con recuerdos aparentes de una personalidad pretérita no muestran señales de estar dotados con esa facultad psíquica y no está claro por qué sólo recogen información sobre un individuo fallecido en particular. Además tendrían que poseer habilidades super-psi para adquirir un cúmulo tan amplio de detalles correctos sobre la vida, los parientes y las circunstancias de una persona difunta. Sería aún más notable si dicha PES también les permitiera mostrar el comportamiento y las habilidades del occiso, y poseer marcas de nacimiento y malformaciones correspondientes a las lesiones sufridas anteriormente, en especial desde que esas características comienzan a formarse durante el desarrollo embrionario.
Hoy la capacidad de recordar vidas pasadas claramente no es habitual para muchas personas. Desde un punto de vista teosófico la reencarnación en semanas, meses o unos pocos años está lejos de ser típica, pero en las instancias donde se produce hay una mayor probabilidad de rememorar detalles sobre el tema. Stevenson enfatiza que casi nunca es agradable evocar una existencia previa ya que los niños en cuestión a menudo están confundidos acerca de su identidad y sienten una división de lealtades entre familias presentes y antiguas. Afortunadamente sus recuerdos tienden a desvanecerse entre los cinco y ocho años.
Como regla general, el ser humano reencarna con mayor rapidez y más corto es el tiempo necesario para asimilar la vida recién terminada cuanto más joven muere, si es muy materialista o sus habilidades intelectuales/místicas no están desarrolladas. Si el período entre vidas es extremadamente breve, con frecuencia las almas vuelven a la misma cultura y entorno para completar su experiencia interrumpida. Por lo regular la personalidad (kama-rupa y cuerpo astral) tiene tiempo para desintegrarse antes del renacimiento, pero cuando esto no sucede es probable que las similitudes de carácter y comportamiento entre la personalidad anterior y la actual sean más pronunciadas.