David Pratt
Febrero 2001, última revisión octubre 2019
06. Levitación humana
07. Enseñanzas teosóficas
06. Levitación humana
Existen informes sobre más de 200 santos cristianos levitadores, generalmente de forma involuntaria durante raptos religiosos y algunos casos están respaldados por una impresionante cantidad de relatos por testigos presenciales (1). Por ejemplo, Santa Teresa de Ávila (siglo XVI) fue observada en muchas ocasiones -por lo general durante oraciones profundas- elevándose desde unos pocos metros hasta el techo de la habitación. Cuando sintió que se avecinaba un "ataque" Teresa rogaba a las hermanas de su convento que la sujetaran, aunque no siempre tenían éxito. Una vez mientras recibía la Sagrada Comunión del Obispo de Ávila sintió que sus rodillas comenzaban a abandonar el suelo y se aferró a la rejilla, pero después de percibir la Santa Cena la soltó y se levantó en el aire.
Existen informes sobre más de 200 santos cristianos levitadores, generalmente de forma involuntaria durante raptos religiosos y algunos casos están respaldados por una impresionante cantidad de relatos por testigos presenciales (1). Por ejemplo, Santa Teresa de Ávila (siglo XVI) fue observada en muchas ocasiones -por lo general durante oraciones profundas- elevándose desde unos pocos metros hasta el techo de la habitación. Cuando sintió que se avecinaba un "ataque" Teresa rogaba a las hermanas de su convento que la sujetaran, aunque no siempre tenían éxito. Una vez mientras recibía la Sagrada Comunión del Obispo de Ávila sintió que sus rodillas comenzaban a abandonar el suelo y se aferró a la rejilla, pero después de percibir la Santa Cena la soltó y se levantó en el aire.
El monje franciscano San José de Copertino (siglo XVII) comenzaba a levitar durante los servicios y fue observado a menudo por congregaciones enteras. En una oportunidad, mientras caminaba por los terrenos del monasterio se levantó hacia las ramas de un olivo permaneciendo arrodillado en una de ellas durante media hora y el tallo delgado apenas se movía bajo su peso. Incapaz de descender y después que hubiera pasado su éxtasis tuvo que esperar que le trajeran una escalera. Durante 35 años fue expulsado de todos los servicios públicos, pero levitó no sólo ante el Papa y sus compañeros monjes sino también ante autoridades europeas y el filósofo Leibnitz. El embajador de España en la corte papal lo vio volar sobre una multitud hacia una estatua de la Virgen María donde brevemente se mantuvo suspendido. Después de dar sus alaridos habituales voló de regreso y la esposa del embajador tuvo que ser revivida con sales aromáticas. El duque de Brunswick se escondió en una escalera para observar una de las levitaciones de José y tras observar una segunda instancia el duque renunció a su fe luterana y se convirtió en católico. En Osimo, José voló unos 2,5 mts. para besar una estatua de Jesús, luego la llevó a su celda y flotó con ella; también se dice que alcanzó a otro fraile y lo llevó en el aire por la habitación.
Durante el siglo XIX los anales del espiritismo contuvieron muchas referencias a levitaciones humanas, así como también de mesas, sillas y otros objetos que ganan o pierden peso, levitan y se mueven sin contacto humano (2). El levitador más famoso de todos fue el médium Daniel Dunglas Home cuya primera elevación registrada tuvo lugar en una sesión de agosto de 1852 cuando repentinamente "se levantó en el aire (...) Palpitaba de pies a cabeza con emociones contagiosas de alegría y miedo (...) Una y otra vez fue sacado del piso y la tercera ocasión fue llevado al techo del apartamento con el que sus manos y pies entraron en contacto suave".
Más tarde se hizo capaz de levitar a voluntad y creyó que los espíritus lo ayudaban en los fenómenos. Durante una carrera pública que abarca 30 años cientos de personas presenciaron sus elevaciones. El incidente más famoso fue cuando en compañía de Lord Adare, el Maestre de Lindsay y un amigo suyo salió por la ventana en una casa de Londres y luego entró por otra. El eminente científico inglés Sir William Crookes lo vio levitar en varias ocasiones y verificó que no había trucos involucrados. En una oportunidad la esposa de Crookes que estaba sentada al lado de Home fue levantada del suelo en su silla (3).
El mago Harry Kellar, que disfrutaba mostrando a la audiencia cómo los médiums hacían sus trucos, describió cómo durante una gira mundial en la década de 1870 observaba a un médico-brujo zulú en estado de trance cuando "de repente y para mi gran asombro el cuerpo recostado se alzó lentamente del suelo y flotó en el aire hasta más o menos un metro y donde por un tiempo subía y bajaba siempre en suspensión". En 1882 desafió al médium William Eglinton a realizar alguna hazaña que ningún hechicero pudiese repetir y entonces éste último levitó llevando a Kellar sosteniendo su pie en el aire, un logro del cual Harry admitió que no podía explicar (4).
La médium italiana Eusapia Palladino ocasionalmente solía levitar y también era capaz de aumentar o disminuir el peso de objetos. Sus poderes paranormales se verificaron en investigaciones realizadas por científicos europeos a finales del siglo XX, y después de presenciar sus manifestaciones el astrónomo francés Camille Flammarion declaró que la levitación ya no debería cuestionarse más que la atracción de hierro por un imán (5).
En la década de 1920 el canalizador brasileño Carlos Mirabelli demostró fenómenos sorprendentes bajo condiciones de prueba. Aparecieron materializaciones completas de individuos muertos y conocidos por testigos que pudieron conversar con los investigadores, tocar y ser tocados. También en una sesión fue capaz de permanecer flotando durante minutos. Incluso una silla donde se ubicaba Mirabelli se levantó en el aire hasta que estuvo a dos metros sobre el piso y permaneció así durante dos minutos (6). Desde entonces las levitaciones de los médiums han sido reportadas frecuentemente en revistas espiritistas, pero hasta donde se sabe ningún médium ha podido producirlas en condiciones a prueba de fraude.
La levitación es uno de los criterios de la Iglesia Católica para la posesión demoníaca. En 1906 una niña de 16 años llamada Clara Germana Cele, oriunda de Sudáfrica y que supuestamente estaba poseída levitó hasta 1,5 mts. del suelo, a veces de modo vertical y otras en forma horizontal y caía si era rociada con agua bendita (7).
A mediados del siglo XIX Louis Jacolliot -presidente del Tribunal Supremo de Chandernagore- viajó por toda India para aprender más sobre los faquires que producían maravillas y presenció muchos fenómenos extraordinarios que trató de ver de manera objetiva y sin prejuicios. En Varanasi (Benarés) conoció a un faquir llamado Covindasamy quien realizó varios fenómenos paranormales; en una ocasión cruzó los brazos sobre el pecho y levitó lentamente a una altura de 25 a 30 cms. permaneciendo en el aire más de ocho minutos (8). Otra de sus levitaciones es descrita por Jacolliot de la siguiente manera:
"Apoyándose en su bastón con una mano, el Fakir se elevó gradualmente a cerca de un metro. Sus piernas estaba cruzadas bajo él y no hizo ningún cambio en su posición (...) Durante más de veinte minutos traté de ver cómo Covindasamy podía volar desafiando abiertamente todas las leyes conocidas de la gravedad; estaba completamente más allá de mi comprensión pues el palo no le daba soporte visible y no hubo contacto aparente entre aquél y su cuerpo, excepto a través de su mano derecha" (9).
Una muestra similar fue informada por el periodista estadounidense John Keel. Mientras viajaba en Sikkim durante la década de 1950 conoció a un viejo lama que demostró su capacidad para levitar.
"[El lama] presionaba una mano en la parte superior de su bastón -una rama pesada de aproximadamente 1,2 mts. de largo-, fruncía levemente el ceño cuando se esforzaba y alzó con lentitud sus extremidades inferiores del piso hasta que estuvo sentado con las piernas cruzadas en el aire. No había nada tras él o por debajo; su único soporte era el bastón que parecía usar para mantener el equilibrio y me quedé asombrado". Luego el lama dirigió el resto de la conversación "sentado allí en un espacio vacío" (10).
En julio de 1916 P. Muller -veterinario alemán destinado en Turquía- asistió a una reunión de derviches en Rufai y describió una gran sala en que los derviches vestidos de blanco y gorras negras altas "se movían en círculo con pasos laterales y curiosos movimientos bruscos". Transcurrió cerca de una hora en esta ceremonia y la música, la danza y los gritos de los bailarines se intensificaron y repentinamente uno de ellos se adentró en el centro del círculo. Se quedó quieto con los brazos en alto con las palmas mirando al cielo, "y entonces sucedió lo incomprensible: lentamente todo el cuerpo tenso de este hombre se elevó a unos treinta centímetros del suelo y permaneció allí flotando en el aire con los dedos de los pies apuntando hacia abajo". El individuo extático permaneció suspendido durante aproximadamente un minuto (11).
También los tibetanos hablan de una facultad de desplazamiento rápido conocido como lung-gom. La exploradora, reportera y budista Alexandra David-Neel (siglo XX) proporcionó un relato de testigos oculares. Mientras se encontraba en el norte del Tíbet vio a un hombre que se acercaba con un "andar inusual" y una "rapidez extraordinaria": "Pude ver claramente su rostro impasible y perfectamente tranquilo, y sus ojos bien abiertos con la mirada fija en algún objeto lejano e invisible situado en algún lugar en lo alto del espacio. El hombre no estaba corriendo pues parecía levantarse del suelo, procediendo a pasos agigantados. Era como si le hubieran dotado de la elasticidad de una pelota y rebotaba cada vez que sus pies tocaban el suelo. Sus pasos tenían la regularidad de un péndulo" (12).
Los nativos americanos aparentemente conocían un método similar de carrera mágica y en la década de 1920 la antropóloga Carobeth Laird informó sobre uno de los últimos hombres que viajaba "a la antigua" donde las huellas dejadas por sus pies eran muy débiles y distantes como si apenas hubieran tocado el suelo (13).
El 6 de junio de 1936 el yogui indio Subbayah Pullavar levitó durante cuatro minutos frente a 150 testigos (14). Estaba en un nivel de trance profundo, y una vez de vuelta en el suelo sus extremidades se hallaban tan rígidas que no podían desplegarse al principio. Sólo recuperó la normalidad tras ser masajeado durante unos cinco minutos y haberle echado agua fría sobre cabeza y garganta. Los detalles que hacen que este acto parezca sospechoso son el palo cubierto de tela en contacto con el suelo, la abundante ropa y que nadie vio al hombre flotar en el aire. En concreto, se levantó una pequeña tienda de campaña, el yogui entró y luego de unos minutos se retiró el toldo mostrando a este personaje levitando horizontalmente, con una mano en el palo. Más tarde dicha carpa se instaló nuevamente en su derredor y fue retirada para exhibir a Pullavar tendido en el piso.
Innumerables artistas callejeros pueden producir el mismo efecto de levitación, usando un marco de metal oculto entre sus ropas, conectado a través de un "bastón" a una plataforma estable y escondida bajo una estera en el suelo, como se ilustra en la figura 6.2 (15). Un detalle interesante, sin embargo, es que el inglés que fotografió la levitación de Pullavar relató que al final él y su amigo pudieron ver a través de la delgada pared de la tienda y observaron que, tras aproximadamente un minuto, el yogui aún suspendido en el aire pareció balancearse y descendió lentamente, tardando unos cinco minutos en recorrer un metro. Además, las diversas imágenes muestran que el palo no estaba sujeto a una placa base y no era lo suficientemente largo para enterrarlo profundamente, por lo que no está claro cómo pudo haber soportado el peso del hindú. Por supuesto, una inspección adecuada podría haber establecido de modo inequívoco si se trataba de algún engaño.
Fig. 6.2. Un artista callejero contemporáneo (farm6.staticflickr.com).
En 1984 un equipo de filmación alemán registró la levitación de un médico brujo africano, llamado Nana Owaka y procedente de Togo. Luego de meditar durante un día completo, colocó hojas secas y ramitas en un círculo y se sentó en el medio.
"Justo cuando el Sol se ponía, Owaka comenzó a moverse. Un aldeano encendió el círculo de ramitas y las llamas se dispararon. Los tambores empezaron a sonar con fuerza, ¡y entonces apenas pudimos creer lo que veíamos cuando Owaka se puso de pie y elevó directamente! Era como si lo estuvieran levantando sobre una almohada de aire. Simplemente colgaba como si estuviera suspendido, sin nada por encima o debajo de él", y aproximadamente un minuto más tarde Owaka regresó al suelo. Fue filmado desde dos ángulos y nadie que haya examinado la película ha podido detectar signos de engaño (16).
En ocasiones los fenómenos paranormales -incluida la levitación- se informan en relación con el fenómeno ovni. Por ejemplo, en 1954 un hombre que regresaba del campo con su caballo tuvo que soltar la brida por causa de que el animal se elevó varios metros en el aire cuando un objeto oscuro y circular voló rápidamente por el sendero que seguían. En 1968 un médico francés vio dos discos brillantes en el cielo fusionándose en un sólo objeto y durante el avistamiento fue alcanzado por un rayo de luz. Algunos días más tarde él y su hijo pequeño desarrollaron una marca extraña de color rojizo y triangular en el abdomen la cual se repitió en años sucesivos. Comenzaron a ocurrir raras instancias paranormales que incluían actividad poltergeist, disturbios inexplicables en circuitos eléctricos, encuentros con un hombre misterioso y anónimo y levitación incontrolada en al menos una oportunidad (17).
Referencias
1. Rodney Charles y Anna Jordan, Lighter than Air: Miracles of human flight from Christian saints to native American spirits, Fairfield, IO: Sunstar Publishing, 1995, p. 155-80; Stuart Gordon, The Paranormal: An illustrated encyclopedia, London: Headline, 1992, p. 395; Brian Inglis, The Paranormal: An encyclopedia of psychic phenomena, London: Paladin, 1985, p. 159-60; Richard S. Broughton, Parapsychology: The controversial science, New York: Ballantine Books, 1991, p. 52-3.
2. William Crookes, Researches in the Phenomena of Spiritualism, London: J. Burns, 1874, Pomeroy, WA: Health Research, sin fecha, p. 9-19, 21-43, 88-91; H.P. Blavatsky, Isis Develada, Pasadena, CA: Theosophical University Press, 1972 (1877), 1:202-4, 358-9.
3. Researches in the Phenomena of Spiritualism, p. 89-90; Gordon, The Paranormal, p. 395-6; Inglis, The Paranormal, p. 161.
4. Inglis, The Paranormal, p. 161-2.
5. Brian Inglis, Natural and Supernatural: A history of the paranormal, Bridport, Dorset: Prism Press, Lindfield, NSW: Unity Press, 1992, p. 425.
6. Brian Inglis, Science and Parascience: A history of the paranormal, 1914-1939, London: Hodder and Stoughton, 1984, p. 224; Stephen E. Braude, "Survival or super-psi?" y respuesta por Ian Stevenson, Journal of Scientific Exploration, 6:2, 1992, p. 127-44, www.scientificexploration.org.
7. Rosemary Ellen Guiley, The Encyclopedia of Ghosts and Spirits, New York: Checkmark Books, 2da edición, 2000, p. 221.
8. Louis Jacolliot, Occult Science in India and Among the Ancients, NY: University Books, 1971, p. 257.
9. Ibídem, p. 237-8.
10. Lighter than Air, p. 64-5.
11. Ibídem, p. 132.
12. Alexandra David-Neel, With Mystics and Magicians in Tibet, London: Penguin Books, 1937, p. 186.
13. Lighter than Air, p. 98-9.
14. "Can the laws of gravity be overcome?", The Illustrated London News, 6 de junio de 1936.
1. Rodney Charles y Anna Jordan, Lighter than Air: Miracles of human flight from Christian saints to native American spirits, Fairfield, IO: Sunstar Publishing, 1995, p. 155-80; Stuart Gordon, The Paranormal: An illustrated encyclopedia, London: Headline, 1992, p. 395; Brian Inglis, The Paranormal: An encyclopedia of psychic phenomena, London: Paladin, 1985, p. 159-60; Richard S. Broughton, Parapsychology: The controversial science, New York: Ballantine Books, 1991, p. 52-3.
2. William Crookes, Researches in the Phenomena of Spiritualism, London: J. Burns, 1874, Pomeroy, WA: Health Research, sin fecha, p. 9-19, 21-43, 88-91; H.P. Blavatsky, Isis Develada, Pasadena, CA: Theosophical University Press, 1972 (1877), 1:202-4, 358-9.
3. Researches in the Phenomena of Spiritualism, p. 89-90; Gordon, The Paranormal, p. 395-6; Inglis, The Paranormal, p. 161.
4. Inglis, The Paranormal, p. 161-2.
5. Brian Inglis, Natural and Supernatural: A history of the paranormal, Bridport, Dorset: Prism Press, Lindfield, NSW: Unity Press, 1992, p. 425.
6. Brian Inglis, Science and Parascience: A history of the paranormal, 1914-1939, London: Hodder and Stoughton, 1984, p. 224; Stephen E. Braude, "Survival or super-psi?" y respuesta por Ian Stevenson, Journal of Scientific Exploration, 6:2, 1992, p. 127-44, www.scientificexploration.org.
7. Rosemary Ellen Guiley, The Encyclopedia of Ghosts and Spirits, New York: Checkmark Books, 2da edición, 2000, p. 221.
8. Louis Jacolliot, Occult Science in India and Among the Ancients, NY: University Books, 1971, p. 257.
9. Ibídem, p. 237-8.
10. Lighter than Air, p. 64-5.
11. Ibídem, p. 132.
12. Alexandra David-Neel, With Mystics and Magicians in Tibet, London: Penguin Books, 1937, p. 186.
13. Lighter than Air, p. 98-9.
14. "Can the laws of gravity be overcome?", The Illustrated London News, 6 de junio de 1936.
15. "This street performer has mastered one of the greatest illusions", 2014, io9.gizmodo.com; "Levitating man trick revealed", 2015, youtube.com.
16. D. Hatcher Childress (ed.), The Anti-Gravity Handbook, Kempton, IL: Adventures Unlimited Press, 1993, p. 171.
17. "Ovnis: la dimensión psíquica", sección 6.
07. Escritos teosóficos
Como se mencionó en la sección 1, Kepler creía que la rotación del Sol generaba su fuerza gravitacional. Siendo discípulo de Pitágoras y Platón, creía en un éter de materia más sutil y que las estrellas y los planetas estaban animados por almas. Consideró que era el magnetismo solar lo que mantenía a los planetas en sus órbitas y concibió el magnetismo como una forma de movimiento vortical. Escritores teosóficos más recientes como H.P. Blavatsky y W.Q. Judge (...) también han resaltado el vínculo entre gravedad y electromagnetismo, la naturaleza bipolar de la gravedad y el origen etérico de la fuerza, como muestran las siguientes citas.
Como se mencionó en la sección 1, Kepler creía que la rotación del Sol generaba su fuerza gravitacional. Siendo discípulo de Pitágoras y Platón, creía en un éter de materia más sutil y que las estrellas y los planetas estaban animados por almas. Consideró que era el magnetismo solar lo que mantenía a los planetas en sus órbitas y concibió el magnetismo como una forma de movimiento vortical. Escritores teosóficos más recientes como H.P. Blavatsky y W.Q. Judge (...) también han resaltado el vínculo entre gravedad y electromagnetismo, la naturaleza bipolar de la gravedad y el origen etérico de la fuerza, como muestran las siguientes citas.
H.P. Blavatsky:
"[El] éter es la fuente y causa (...) de fuerzas cohesivas, químicas, térmicas, eléctricas y magnéticas" (1).
"[Los] ocultistas (...) consideran todas las fuerzas de la Naturaleza como verdaderos estados de la Materia, aunque supersensibles; y como posibles objetos de percepción a los seres dotados de los sentidos necesarios" (2).
"No existe gravitación en el sentido newtoniano, sino sólo atracción magnética y repulsión (...) es por su magnetismo que los planetas del sistema solar tienen sus movimientos regulados en sus respectivas órbitas por el aún más poderoso magnetismo del Sol, no por su peso o gravitación" (3).
"Los ocultistas (...) ven en la gravedad sólo simpatía y antipatía, o atracción y repulsión, provocados por la polaridad física en nuestro plano terrestre y por causas espirituales fuera de su influencia" (4).
"La Tierra es un cuerpo magnético (...) Está cargada con una forma de electricidad, llamémosla positiva, que evoluciona continuamente mediante la acción espontánea en su interior o centro de movimiento. Los cuerpos humanos, en común con todas las demás formas de materia, están cargados con la forma opuesta de electricidad, la negativa. Es decir, si se dejan solos los cuerpos orgánicos o inorgánicos se cargarán constante e involuntariamente y desarrollarán la forma de electricidad opuesta a la de la propia Tierra (...) Existe una atracción entre nuestro planeta y los organismos sobre él que los mantiene sobre la superficie del suelo, pero la ley de la gravitación ha sido contrarrestada en muchos casos por levitaciones de personas y objetos inanimados (...) La acción de nuestra voluntad (...) puede producir (...) un cambio de esta polaridad eléctrica de negativa a positiva; las relaciones del hombre con el imán de la Tierra tendrían que volverse repelentes y la 'gravedad' para él habría dejado de existir. Entonces sería tan natural que se elevara en el aire hasta que la fuerza repelente se agotara, como antes había sido para él permanecer en el suelo. La altitud de su levitación se mediría por su mayor o menor capacidad para cargar su cuerpo con electricidad positiva, y una vez obtenido este control sobre las fuerzas físicas la alteración de su levedad o gravedad se volverían tan fáciles como respirar" (6).
"Hasta que se entienda que la gravitación es simplemente atracción magnética y repulsión y el rol que desempeña el magnetismo en las interminables correlaciones de fuerzas en el éter del espacio (...) no es justo ni sensato negar la levitación de cualquier fakir o mesa. Los cuerpos electrificados de manera opuesta se atraen entre sí y cuando están cargados de forma similar se rechazan mutuamente. Por lo tanto, admítase que cualquier cuerpo que tenga peso -ya sea hombre u objeto inanimado- por cualquier causa externa o interna puede tener la misma polaridad que el lugar en que se encuentra, pues ¿qué puede evitar que se levante?" (7).
"[Los] ocultistas (...) consideran todas las fuerzas de la Naturaleza como verdaderos estados de la Materia, aunque supersensibles; y como posibles objetos de percepción a los seres dotados de los sentidos necesarios" (2).
"No existe gravitación en el sentido newtoniano, sino sólo atracción magnética y repulsión (...) es por su magnetismo que los planetas del sistema solar tienen sus movimientos regulados en sus respectivas órbitas por el aún más poderoso magnetismo del Sol, no por su peso o gravitación" (3).
"Los ocultistas (...) ven en la gravedad sólo simpatía y antipatía, o atracción y repulsión, provocados por la polaridad física en nuestro plano terrestre y por causas espirituales fuera de su influencia" (4).
"La Tierra es un cuerpo magnético (...) Está cargada con una forma de electricidad, llamémosla positiva, que evoluciona continuamente mediante la acción espontánea en su interior o centro de movimiento. Los cuerpos humanos, en común con todas las demás formas de materia, están cargados con la forma opuesta de electricidad, la negativa. Es decir, si se dejan solos los cuerpos orgánicos o inorgánicos se cargarán constante e involuntariamente y desarrollarán la forma de electricidad opuesta a la de la propia Tierra (...) Existe una atracción entre nuestro planeta y los organismos sobre él que los mantiene sobre la superficie del suelo, pero la ley de la gravitación ha sido contrarrestada en muchos casos por levitaciones de personas y objetos inanimados (...) La acción de nuestra voluntad (...) puede producir (...) un cambio de esta polaridad eléctrica de negativa a positiva; las relaciones del hombre con el imán de la Tierra tendrían que volverse repelentes y la 'gravedad' para él habría dejado de existir. Entonces sería tan natural que se elevara en el aire hasta que la fuerza repelente se agotara, como antes había sido para él permanecer en el suelo. La altitud de su levitación se mediría por su mayor o menor capacidad para cargar su cuerpo con electricidad positiva, y una vez obtenido este control sobre las fuerzas físicas la alteración de su levedad o gravedad se volverían tan fáciles como respirar" (6).
"Hasta que se entienda que la gravitación es simplemente atracción magnética y repulsión y el rol que desempeña el magnetismo en las interminables correlaciones de fuerzas en el éter del espacio (...) no es justo ni sensato negar la levitación de cualquier fakir o mesa. Los cuerpos electrificados de manera opuesta se atraen entre sí y cuando están cargados de forma similar se rechazan mutuamente. Por lo tanto, admítase que cualquier cuerpo que tenga peso -ya sea hombre u objeto inanimado- por cualquier causa externa o interna puede tener la misma polaridad que el lugar en que se encuentra, pues ¿qué puede evitar que se levante?" (7).
William Q. Judge:
"En opinión del ocultismo, la gravitación depende completamente de la ley eléctrica y no del peso o la densidad" (9).
"La levitación del cuerpo en aparente desafío a la gravedad es algo que debe hacerse con facilidad cuando el proceso está completamente dominado y no contraviene ninguna ley. La gravitación es sólo la mitad de una norma. El sabio oriental admite la gravedad, si uno desea adoptar el término; pero el término real es atracción y la otra mitad de esa ley se expresa con la palabra repulsión y ambas se rigen por las grandes normas de la fuerza eléctrica. El peso y la estabilidad dependen de la polaridad, y cuando la polaridad de un objeto se altera con respecto a la Tierra inmediatamente debajo de él, entonces el objeto puede elevarse (...) El cuerpo humano (...) se elevará como un ave en el aire sin soporte cuando su polaridad se modifica" (10).
(...) La Teosofía afirma que durante la existencia de un planeta o una estrella las fuerzas atractivas no permanecen constantes. Se dice que la primera mitad en la vida de un planeta ("arco descendente") se caracteriza por la condensación de materia de un estado eterno y primordial, lo que implica un fortalecimiento de las fuerzas atractivas y cohesivas. A esto le sigue un proceso inverso más etérico y espiritualizado ("arco ascendente") cuando las fuerzas atractivas y cohesivas se debilitan y la materia se vuelve cada vez más radioactiva (15).
"En opinión del ocultismo, la gravitación depende completamente de la ley eléctrica y no del peso o la densidad" (9).
"La levitación del cuerpo en aparente desafío a la gravedad es algo que debe hacerse con facilidad cuando el proceso está completamente dominado y no contraviene ninguna ley. La gravitación es sólo la mitad de una norma. El sabio oriental admite la gravedad, si uno desea adoptar el término; pero el término real es atracción y la otra mitad de esa ley se expresa con la palabra repulsión y ambas se rigen por las grandes normas de la fuerza eléctrica. El peso y la estabilidad dependen de la polaridad, y cuando la polaridad de un objeto se altera con respecto a la Tierra inmediatamente debajo de él, entonces el objeto puede elevarse (...) El cuerpo humano (...) se elevará como un ave en el aire sin soporte cuando su polaridad se modifica" (10).
(...) La Teosofía afirma que durante la existencia de un planeta o una estrella las fuerzas atractivas no permanecen constantes. Se dice que la primera mitad en la vida de un planeta ("arco descendente") se caracteriza por la condensación de materia de un estado eterno y primordial, lo que implica un fortalecimiento de las fuerzas atractivas y cohesivas. A esto le sigue un proceso inverso más etérico y espiritualizado ("arco ascendente") cuando las fuerzas atractivas y cohesivas se debilitan y la materia se vuelve cada vez más radioactiva (15).
Referencias
1. H.P. Blavatsky, La Doctrina Secreta, Pasadena, CA: Theosophical University Press (TUP), 1977 (1888), 1:508.
2. Ibídem, 1:143 nota al pie.
3. H.P. Blavatsky, Isis Develada, TUP, 1972 (1877), 1:271.
4. La Doctrina Secreta, 1:513.
6. Isis Develada, 1:xxiii-iv, 497-8.
7. H.P. Blavatsky, "Fakirs and Tables", en A Modern Panarion, p. 102-106.
9. William Q. Judge, Ecos del Oriente, San Diego, CA: Point Loma Publications, 1975, 1:336.
10. W.Q. Judge, El Océano de la Teosofía, TUP, 1973 (1893), p. 154.
15. La Doctrina Secreta, 1:159, 2:68 nota al pie, 250, 308 nota al pie; A.T. Barker (comp.), The Mahatma Letters to A.P. Sinnett, TUP, 2da edición, 1926, p. 98-9.
1. H.P. Blavatsky, La Doctrina Secreta, Pasadena, CA: Theosophical University Press (TUP), 1977 (1888), 1:508.
2. Ibídem, 1:143 nota al pie.
3. H.P. Blavatsky, Isis Develada, TUP, 1972 (1877), 1:271.
4. La Doctrina Secreta, 1:513.
6. Isis Develada, 1:xxiii-iv, 497-8.
7. H.P. Blavatsky, "Fakirs and Tables", en A Modern Panarion, p. 102-106.
9. William Q. Judge, Ecos del Oriente, San Diego, CA: Point Loma Publications, 1975, 1:336.
10. W.Q. Judge, El Océano de la Teosofía, TUP, 1973 (1893), p. 154.
15. La Doctrina Secreta, 1:159, 2:68 nota al pie, 250, 308 nota al pie; A.T. Barker (comp.), The Mahatma Letters to A.P. Sinnett, TUP, 2da edición, 1926, p. 98-9.