3 de febrero de 2022

Ovnis: la dimensión psíquica (6 de 10)

David Pratt
Octubre 2002, octubre 2013


Contenido:

06. Encuentros cercanos


06. Encuentros cercanos

Joseph Allen Hynek, el "padre de la ufología", categorizaba tres tipos para estos sucesos:

-Primer tipo [EC-1]: objetos vistos en el suelo o a corta distancia del observador.
-Segundo tipo [EC-2]: iguales al anterior, con efectos físicos sobre el medio ambiente, instrumentos u observadores.

-Tercer tipo [EC-3]: avistajes de entidades alienígenas, ya sea de modo individual o en asociación con un ovni. 

Las "visitaciones" alienígenas en que presuntamente secuestran a humanos para someterlos a exámenes médicos intrusivos dentro de un objeto no identificado ahora se clasifican en ocasiones como "encuentros cercanos del cuarto tipo".

Los estudios muestran que la probabilidad de una experiencia de esta clase es mayor entre las 01:00 y 03:00 a.m. y es factible de producirse en áreas remotas y escasamente pobladas (1). A continuación se dan algunos ejemplos sobre encuentros próximos, principalmente EC-3, que propenden a contener elementos de "alta extrañeza" y muestran que personas creíbles a veces reportan sucesos y detalles inverosímiles.

El primer ejemplo data de 1922, mucho antes que comenzara la "era ovni" contemporánea. Un hombre de Nebraska divisó un gran objeto circular que aterrizaba cerca de su casa y un ser de 2,4 mts. en altura que salía momentáneamente. El testigo era profundamente religioso y pensaba que aquél debía ser el diablo, por cuanto murmuró "¡retrocede, Satanás!" y le volvió la espalda. Entonces notó un segundo disco que descendía del cielo y flotó sobre él como si lo "protegiera" de la otra criatura. A continuación el observador oyó voces que emanaban del platillo suspendido y citando textos bíblicos, haciendo que dicho "visitante" corriera dejando huellas similares a pezuñas y pasó por una cerca con alambres de púas que se calcinaron y cortaron como si hubieran sido intervenidas por un soplete de soldadura.

Hubo un informe similar de Nebraska ese mismo año, pues el 22 de febrero otro sujeto estaba de cacería y se percató que un objeto grande y oscuro volaba sobre su cabeza eclipsando las estrellas. Se escondió tras un árbol y lo observó aterrizar; acto seguido vio "una magnífica criatura voladora" con al menos 2 mts. de alto que se posó como avión y dejó huellas en la nieve. El hombre intentó seguir sus pasos, pero nunca le alcanzó (2). 

Una pregunta central planteada por casos como éste es: ¿hasta qué punto los acontecimientos descritos tuvieron lugar en nuestra realidad física? La mejor manera de determinar su carácter tangible sería registrar los eventos con cámaras, videos, grabadoras, etc., pero en la práctica los testigos rara vez tienen los medios para hacerlo mientras la experiencia está teniendo lugar. Cabe señalar que si bien se han tomado bastantes fotografías de ovnis generalmente desde cierta distancia, sólo hay un puñado de imágenes sobre entidades foráneas y muchas de ellas pueden ser descartadas como engaños (3). A veces los investigadores comprueban que cámaras costosas e instrumentos electrónicos funcionan mal en momentos críticos o que la película revelada sale en blanco, un fenómeno bien conocido por quienes indagan otras manifestaciones extrañas como monstruos, fantasmas y poltergeist.

Pueden obtenerse más pistas sobre el estatus de realidad en ECs comparando la declaración de diferentes personas. Lamentablemente las experiencias con múltiples testigos son bastante raras, pero donde sí han ocurrido los informes de diversos individuos son a ratos mutuamente corroborativos o contradictorios, al menos en parte. En los casos antedichos tenemos sólo el testimonio de un declarante, además de las huellas, y una cerca de alambre quebrada que al parecer fue sometida a calor intenso. Algo dio la impresión de manifestarse en nuestro medio físico, pero por ejemplo las "voces" pudieron haber existido únicamente en la cabeza del hombre y reflejar sus creencias religiosas.

Si en estos casos los artefactos y seres se exteriorizaron en forma material, ¿provinieron de otra parte en nuestro Universo físico o algún ámbito incorpóreo? Si esas entidades se originaron en nuestra realidad física y no son robots u otras formas creadas artificialmente, deben ser producto de un largo proceso evolutivo al igual que los animales y humanos terrestres, y las naves pueden representar constructos tecnológicos; pero si se originaron en otro reino, éste no tiene por qué ser el caso y en cambio podría tratarse de materializaciones temporales de energías elementales y psíquicas del plano astral que cambian su forma.

Puede establecerse un paralelo con el concepto tibetano de "tulpas" o formas de pensamiento, que según se dice asumen vida independiente de la (s) mente (s) que las crea (n) y sostiene (n). Un tulpa puede adoptar forma sólida, y los yoguis aseveran que incluso son capaces de entablar conversaciones inteligentes con estas criaturas formadas por intelecto. El tiempo de vida para un tulpa y su vitalidad están en proporción directa a la energía invertida en su concepción (4). Por supuesto, en las experiencias próximas con ovnis esas manifestaciones no son creación deliberada de los propios testigos.

En el caso de encuentros cercanos que no dejan evidencia física y de los cuales no existen testigos independientes, es posible que toda la experiencia fuera "alucinatoria", lo cual a su vez plantea la pregunta: ¿hasta qué punto la vivencia fue generada por la propia mente del perceptor y en qué medida por otras entidades o fuerzas? Los casos presentados a continuación plantean inquietudes similares y la limitada evidencia disponible deja mucho espacio para especulaciones.

El 18 de octubre de 1954 en Royan, Francia, una pareja avistó en el cielo dos ítemes en forma de bola, uno naranja y otro rojo, unidos por un haz de luz brillante. Cuando el rayo se apagó los aparatos aterrizaron y salió una pequeña criatura de cada nave y entró en la otra; acto seguido ambos objetos partieron produciendo un enorme destello (5). 

A las 06:30 a.m. del 6 de noviembre de 1957, Everett Clark de Dante (Tennessee), entonces con 12 años, abrió la puerta para dejar salir a su perro "Frisky" y percibió un peculiar objeto oblongo en un campo a unos 90 metros de la casa, pero pensó que estaba fantasaeando y volvió a entrar. Cuando llamó a la mascota 20 minutos más tarde la aparición seguía ahí y Frisky estaba parado cerca de ella, junto con varios perros de la vecindad. También cerca del ovni permanecían dos hombres y dos mujeres en ropa corriente. Uno de los primeros hizo varios intentos de atrapar a Frisky y luego a otro can, pero tuvo que desistir por miedo a ser mordido. La extraña gente hablaba como los soldados alemanes que el chico había visto en películas, y los observó caminar directamente a la pared del artilugio que luego despegó en línea recta sin hacer ruido.

Al anochecer del mismo día se hizo otro intento de robar un perro, esta vez en Everittstown, Nueva Jersey, y por alguna extraña coincidencia el nombre de esta ciudad se asemeja al nombre del muchacho en el caso anterior. Un hombre llamado John Trasco salió para dar de comer a su mascota y divisó un ítem brillante y ovoide flotando frente a su granero. En el camino se topó con un ser de un metro de alto "con cara de masilla coloreada y grandes ojos de rana" que dijo en inglés entrecortado "somos personas pacíficas y sólo queremos a tu perro" (este tipo de diálogo absurdo es típico de ECs). Al extraño ser -que además llevaba un traje verde con botones brillantes, una gorra de igual tono y guantes- le dijo en términos inequívocos que volviera a donde él pertenecía; se escapó y su máquina se vio despegar momentos después (6). 

En la noche del 26 de junio de 1962, en Verona (Italia) una mujer y su hijo e hija observaron un disco plateado con diámetro similar al de la Luna y maniobró en el cielo durante aproximadamente una hora. Decidieron partir a casa y alrededor de las 03:00 a.m. uno de ellos fue despertado por una sensación de frío intenso y percibió una luz verdosa en la habitación. Por la ventana se veía una forma humana claramente delineada en un cuerpo semitransparente y con enorme cabeza calva. El testigo gritó despertando a los otros dos, y presenciaron cómo la aparición se encogió y desapareció "como una imagen de televisión al momento de apagar el aparato" (7). 

Una mañana de octubre de 1963, en Whidbey Island (Washington) una mujer de mediana edad -que en julio pasado había visto una nave extraña cerca de su casa- divisó un objeto gris con 3,5 mts. de largo flotando a menos de 2 sobre el suelo. A través de la parte frontal y transparente distinguió tres figuras, y de pronto uno de los ocupantes se hallaba parado sobre la hierba, quien llevaba "overoles con textura de asbesto" y no eran visibles ni su cara, manos o pies. Cuando ella preguntó "¿qué quieres?" la respuesta en inglés fue "uno de nuestro grupo te conoce; volveremos". El dispositivo entonces disminuyó de tamaño, basculó y se hundió parcialmente en el suelo restableciendo su tamaño anterior y partió hacia el este produciendo vapor, un destello y ruidos (8). 

En la madrugada del 1 de julio de 1965 el granjero francés Maurice Masse estaba en su campo de lavanda próximo a Valensole, cuando oyó un silbido y descubrió que había aterrizado un objeto. Al principio creía que era un helicóptero o una nave experimental, pero al acercarse comprobó que tenía aspecto oval y el tamaño de un coche, con una cabina redonda en la parte superior y cuatro patas. Luego avistó a dos pequeños seres -con menos de un metro en altura- de grandes ojos inclinados y cabezas calvas muy grandes, vestidos con trajes verdes grisáceos de una sóla pieza quienes examinaban sus plantas de lavanda. Uno de ellos tomó un pequeño tubo de su recipiente y lo señaló a Masse, que se sintió incapaz de movimiento. Los dos visitantes se comunicaban entre sí haciendo gargarismos, sin mover sus bocas, y exudaban "una sensación de paz". Volvieron al artefacto por una puerta corredera, las patas giraron para replegarse y el artilugio despegó. Primero flotó a unos cuantos metros del suelo, después se elevó oblicuamente con velocidad de arranque análoga a una aeronave de reacción y pareció desvanecerse cuando estaba a unos 60 metros de distancia.

Pasaron cerca de 20 minutos antes que el agricultor recuperara el control de sus extremidades. El suelo donde se posó la nave estaba empapado de humedad y se endureció con la consistencia del hormigón. También se encontraron hendiduras espaciadas geométricamente, altos niveles de calcio en el terreno y ninguna planta de lavanda creció en el sitio de aterrizaje hasta 10 años después. Durante varias semanas posteriores al incidente Masse sufrió somnolencia severa y las autoridades policiales lo consideraban absolutamente digno de confianza. Posteriormente el hombre vio otro ítem volador al que describió como "hermoso, con muchos colores bonitos girando en derredor" (9). 

A las 09:05 a.m. del 19 de enero de 1967, Ted Jones conducía por una carretera en Virginia Occidental y encontró el camino bloqueado por una gran esfera metálica de 6 mts. en diámetro y color aluminio mate que se alzaba a pocos metros del suelo; tenía cuatro patas con rodachinas, una pequeña ventana y una especie de hélice en su parte inferior, la cual comenzó a girar más rápido y el objeto ascendió hacia el cielo. Unos días más tarde se publicó un artículo sobre ovnis por John Keel, ilustrado con dibujos de modelos extraños y varios de ellos imaginados por el artista que había producido su esquema muchas semanas antes. Sus diseños incluían una réplica exacta (¿prototipo?) de la esfera observada por Jones con patas rodadas y hélice; tal objeto nunca ha sido descrito antes o desde entonces en la literatura ovni (10). 

A las 21:30 h. del 2 de noviembre de 1967 Guy Tossie y Will Begay, dos muchachos navajo, conducían en una autopista a las afueras de Ririe, Idaho, cuando se produjo un súbito y enceguecedor relámpago frente a su auto, seguido por la aparición abrupta de un platillo abovedado con dos metros de ancho y luces intermitentes verdes/anaranjadas en el borde. El coche se detuvo cuando el objeto se suspendía a cerca de un metro por encima de la carretera, cubriendo el área en una luz verdosa.

Mediante la cúpula transparente los testigos vieron a dos pequeños ocupantes, y cuando el domo se abrió una figura flotó hacia el suelo, la que tenía un metro de alto y una especie de mochila que sobresalía tras su cabeza calva. El rostro ovalado presentaba muchos hoyos y arrugas, además de orejas grandes y altas, pequeños ojos redondeados, una hendidura por boca y no había nariz visible en el semblante profundamente rugoso. 

La entidad se acercó al vehículo y abrió la puerta del conductor. Cuando se deslizó tras el volante los jóvenes se movieron hacia la derecha y entonces, con el objeto en posición fija a pocos metros en frente, el auto fue conducido o remolcado a un campo de trigo. El coche se detuvo y Tossie abrió la puerta para correr hacia una granja a medio kilómetro de distancia y fue seguido por una luz brillante, aparentemente de un segundo ser. Mientras tanto, Begay se agazapó en el asiento delantero mientras la entidad le hablaba en "sonidos ininteligibles de pájaro". Cuando el segundo "alienígena" regresó al coche, el primero salió y ambos se dirigieron flotando al objeto que huyó con movimientos zigzagueantes. 

Tossie estaba tan asustado que tuvo dificultades para contar la historia al granjero y a su familia. Finalmente le acompañaron de vuelta al campo y Begay se hallaba en estado de shock, quedándose sin habla en el auto con los ojos cerrados. Las luces del vehículo estaban encendidas y el motor en funcionamiento. Los jóvenes reportaron el incidente al alguacil delegado y la policía estatal investigó. Otros aparentemente habían visto luces en la zona y algunos agricultores informaron que su ganado huyó durante la noche por razones desconocidas (11). 

Fig. 6.1. Alienígena encontrado por Guy Tossie y Will Begay, noviembre de 1967 (cortesía de Harry Trumbore) (12).

En la madrugada del 1 de noviembre de 1968 un médico francés fue despertado por el llanto de su hijo de 14 meses, quien estaba de pie en la cuna apuntando a la ventana pues tras los postigos se movía una luz brillante. Luego que el niño se volvió a dormir, el médico salió al balcón y vio dos discos resplandecientes en el cielo, de color blanco plateado en la parte superior y rojo brillante por abajo. Cada uno tenía una antena alta al tope y otra a cada lado, y estaban dirigiendo un estrecho haz de luz blanca hacia el suelo. Los dos artefactos lentamente se acercaron y fusionaron en un sólo cuerpo de 60 mts. en diámetro y 15 de espesor que se acercó al médico, inclinándose 90 grados y el haz de luz le alcanzó. Entonces oyó un ruido fuerte y el objeto se evaporó en una nube blanquecina disipada con el viento. Un fino hilo luminoso se elevó en el cielo antes de desaparecer como un punto blanco y explotar de modo similar a fuegos artificiales.

Unos días antes el testigo se había cortado accidentalmente la vena de una pierna mientras cortaba madera, y un decenio atrás pisó una mina antipersonal en Argelia que dejó su lado derecho parcialmente paralizado. Tras la experiencia anterior encontró que desaparecieron la hinchazón y el dolor de su herida en dicha extremidad y las secuelas crónicas de las lesiones padecidas en la guerra de Argelia mejoraron dramáticamente en los días posteriores. Poco tiempo después del encuentro este médico y su hijo desarrollaron una marca extraña, rojiza y triangular en el abdomen que fue recurrente en años sucesivos. Asimismo comenzaron a suceder fenómenos paranormales en torno al galeno y su familia, incluyendo actividad poltergeist y disturbios inexplicables en circuitos eléctricos.

El médico comenzó a tener reuniones misteriosas con un hombre extraño y anónimo que bautizó "señor Bied". Oía un silbido en su cabeza y se sentía guiado para caminar o conducir hasta cierto lugar donde encontraba al individuo y quien discutía su experiencia con ovnis y asuntos paranormales. También Bied le hizo pasar por una aparente teletransportación y viajes en el tiempo, incluyendo un angustioso episodio con paisajes alternativos en un camino inexistente. El desconocido visitó una vez al médico en su casa, acompañado por un humanoide con un metro de alto con piel momificada y que permanecía inmóvil mientras sus ojos daban vueltas con rapidez mirando la habitación (13). 

El doctor además experimentó levitación descontrolada en al menos una ocasión; de igual modo este aspecto ha sido reportado en varios casos vinculados a ovnis. En un incidente de 1954 un hombre que volvía del campo con su caballo tuvo que soltar las bridas cuando el animal fue levantado varios metros en el aire al tiempo que un ítem oscuro y circular voló rápidamente sobre el camino que transitaban (14). 

Una noche en diciembre de 1973 un hombre de Vilvoorde, Bélgica, escuchó un extraño ruido fuera de su cocina, y a través del cortinaje percibió una luz verdosa; cuando lo apartó pudo distinguir a una criatura pequeña de altura aproximada a un metro vestida con traje brillante de una pieza y fulgores verdes, y también un casco transparente con un tubo que corría hacia una "mochila"; también en su estómago portaba una gran caja roja que parecía relampaguear. El testigo dirigió su linterna al visitante que utilizaba cierto instrumento que parecía ser un detector de metales, y la criatura levantó la mano haciendo una señal en "V", luego dio la vuelta y se dirigió hacia la pared trasera del jardín. Cuando llegó al muro continuó caminando hacia arriba permaneciendo perpendicular a la superficie, ¡y al parecer marchó bajando por el otro lado! Momentos después el testigo vio una pequeña nave a la distancia (15). 

Jack y Don de Nildottie, al sur de Australia, tenían problemas con su antena de TV externa que se estaba retorciendo. Una noche de 1979 los postigos venecianos subían y bajaban; los hombres salieron y fueron abordados por hombres y mujeres de aspecto europeo que usaban suéteres de lana. Una luz brillante se cernió sobre ellos y ambos se sintieron tranquilos, por cuanto se les llevó a una nave situada junto a un montículo de grava. Hacía frío en el interior y los seres los escoltaron de regreso a casa para conseguir abrigos, pero no se les permitió llevar comida. Luego regresaron al objeto que emprendió el vuelo, y a medida que subía los testigos vieron por debajo la antena de TV retorcida sobre la casa. A Don se le hicieron pruebas extrañas y repetitivas, regresando con su acompañante siete horas más tarde. Cuando un vecino los visitó y encontró confundidos, se llamó a la policía y los hombres fueron llevados a un hospital cercano donde se les constató ictericia y problemas oculares. Ambos hombres, que estaban en la treintena, finalmente perdieron la visión y fallecieron dentro de dos años posteriores al encuentro (16). 

En la ciudad rusa de Voronezh y hacia las 18:30 horas del 27 de septiembre de 1989, tres escolares y cerca de 40 adultos vislumbraron una luz rosada o roja en el cielo que se convirtió en una esfera escarlata y medía unos 9 mts. en diámetro, la cual se retiró volando y volvió unos minutos más tarde para flotar sobre un parque. Se abrió una escotilla en la parte inferior y descendió un ser de altura aproximada a los 3 mts., no tenía cuello y llevaba monos plateados y botas color bronce; también presentaba tres ojos, dos de los cuales eran blancuzcos, pero el del medio o "lámpara" -como lo llamó un testigo- era rojo sin pupila. El "ufonauta" escaneó el terreno, la escotilla se cerró y la esfera descendió rozando un álamo que se dobló y mantuvo en esa posición. Acto seguido aterrizó el artefacto que contaba con unos 14 mts. de ancho y 6 en altura. El "gigante", que estaba acompañado por un pequeño robot, dijo algo y apareció en el suelo un pequeño rectángulo luminoso; nuevamente pronunció algo y el cuadrilátero se esfumó, para luego ajustar "controles" en el pecho del autómata haciéndolo andar de manera mecánica.

Uno de los muchachos que observaba chilló de miedo, y el ser -cuyos ojos parecían emitir luz- lo miró y el joven quedó paralizado. Cuando los testigos comenzaron a gritar la esfera y el ser desaparecieron en el acto, pero cinco minutos más tarde volvieron a verse. Ahora el "gigante" sostenía un tubo de un metro de largo a su lado, y al momento de apuntarlo a un joven de 16 años éste se tornó invisible. Entonces el ser volvió a entrar en la esfera y cuando el objeto partió volando el muchacho reapareció. Tras despegar, el ovni casi instantáneamente se convirtió en un simple punto y desapareció en el cielo. Una investigación reveló que el nivel de radiactividad en el sitio de aterrizaje era el doble respecto al nivel de fondo y se encontraron huellas donde estaban posadas las cuatro patas de la nave. Hubo también un área de hierba aplastada y se constató que el suelo adquirió consistencia de piedra. Asimismo, los cálculos determinaron la presencia en el área de un objeto que pesaba 11 toneladas. 

Fig. 6.3. Ilustración del ovni visto en Voronezh (Rusia), septiembre de 1989 (17).


Fig. 6.4. Arriba: alienígena gigante de Voronezh (18). Debajo: el robot dibujado por una colegiala (cortesía de Jacques Vallée) (19).

Miles de residentes en Voronezh presenciaron varias apariciones de ovnis entre el 23 y el 29 de septiembre de 1989, y al menos se produjeron tres descensos atestiguados por más de 30 personas. Como en otros episodios, muchos de los avistajes ocurrieron en áreas contaminadas pues el parque solía ser un vertedero de basura, y los objetos no identificados también visitaron una planta de electricidad y el sitio de una futura central nuclear (20). 

En 1967 una mujer conducía a Nueva York cuando su coche fue detenido por un cuerpo discoide, zumbante y con cúpula. Una luz brillante irradiaba del objeto y ella comenzó a oír voces que no sonaban masculinas o femeninas, sino entrecortadas y convulsas como un extraño coro. Le nombraron a una amiga que ella conocía y dijeron que en ese momento el hermano de aquélla había tenido un accidente a varios kilómetros; este mensaje resultó ser correcto (21). 

Aunque en ocasiones los ECs tienen un componente físico innegable, está claro que con frecuencia implican además fenómenos paranormales análogos a estados de sueño/trance y experiencias fantasmales, y pueden ser muy surrealistas. Michael Talbot escribe:

"En la literatura se pueden encontrar casos en que 'entidades ovni' cantan melodías absurdas o arrojan objetos extraños (como patatas) a testigos; casos que comienzan como abducciones directas a bordo de naves espaciales y concluyen a modo de viajes alucinogénicos por una serie de realidades dantescas, y existen otras instancias en que los alienígenas-humanoides cambian de forma como pájaros, insectos gigantes y otras criaturas fantasmagóricas" (22). 

Como se ha dicho, en ausencia de pruebas referentes a efectos físicos en el medio ambiente, de testimonios individuales e idealmente de registros fotográficos y fílmicos, es imposible estar seguros de en qué medida un avistamiento ovni o EC tuvo lugar en el plano físico y cuánto en el ámbito astral o mental. 

En las instancias que agrupan a varios testigos, éstos a veces cuentan la misma historia, aunque no frecuentemente; por ejemplo, un niño avistó un "hemisferio" con tres ventanas y tres entidades en su interior, mientras que su amigo distinguió sólo una luz blanca, y si bien se encontraba a 200 metros de distancia éste último divisó una de las caras en detalle como si estuviera muy cerca (23). 

En otra situación una mujer en Inglaterra avizoró cierto ovni sobre un camino importante durante la hora punta, pero nadie más lo informó (24). Hay varias explicaciones posibles para esto: que el objeto sólo existiera en la mente de la testigo, ya sea como alucinación auto-generada o inducida por otro agente, o la persona percibió el ítem de modo clarividente. John Keel escribe:

"Es muy probable que algunos ovnis sean masas de energía plástica normalmente invisibles para nosotros, pero cuando las condiciones son correctas pueden alterar sus frecuencias e ingresar en el espectro visible. En otras palabras, ellos están siempre presentes en el cielo, pero sólo pueden ser atisbados en ciertos momentos (...) o por determinadas personas con capacidades psíquicas latentes o activas cuyos ojos están sintonizados para ver un poco más allá del espectro físico" (25). 

Keel señala que a menudo un avistaje comienza con un resplandor rojizo que marca la aparición del objeto desde la banda espectral invisible hacia el infrarrojo y luego en la estrecha banda de luz que percibimos, o si el ítem está pasando por la banda visible a las frecuencias más altas, se torna cian (verde azulado) previo a su desvanecimiento en azul y luego entra en el rango ultravioleta (26). 

En ciertos casos de EC los testigos más tarde fueron incapaces de identificar el sitio de su experiencia, porque los edificios y monumentos vistos con claridad en ese momento parecen desaparecer, al igual que caminos y carreteras. Como señala Keel éste es un fenómeno bien conocido en el acontecer psíquico, probablemente debido a que algunas personas son propensas a alucinaciones. Aquí también los testificantes podrían estar sintonizando con un "super-espectro", es decir, las realidades astrales. Algunos informes de ovnis cuentan cómo los alienígenas aparentemente no podían ver individuos o expresaron su sorpresa de que los humanos sí los percibieran (27). 

De vez en cuando dichas entidades hacen uso de rayos paralizantes y dispositivos similares. En agosto de 1947 y durante una expedición, un profesor de geología que recolectaba rocas en las montañas del noreste italiano se encontró con un objeto rojo y lenticular de unos 9 mts. en ancho y 5 de alto; atisbó dos pequeñas criaturas humanoides de piel verde, y les gritó preguntando quiénes eran a la vez que alzaba su piqueta de alpinismo. Una de los seres entonces puso la mano derecha en su cinturón y se produjo una nube de humo o rayo de algún tipo. La piqueta voló de la mano del geólogo y éste se desplomó paralizado, mientras los entes recuperaban el instrumento y regresaron a su vehículo que salió disparado cuando el testigo trataba de incorporarse (28). Si casos como éste son más que sólo alucinaciones, podrían implicar el uso de fuerzas paranormales en lugar de aparatos físicos con alta tecnología.

Quienes se encuentran inmovilizados en dicha clase de sucesos pueden estar en un nivel de trance. John Keel asevera que un EC normalmente comienza con repentinos destellos de luz o sonoridades zumbantes o pitidos. La atención de los testigos entonces se remite a un pulso lumínico y parpadeante de enorme intensidad y a menudo se encuentran "arraigados" al lugar e incapaces de movimiento. La luz oscilante luego pasa por una serie de cambios en su color y comienza a formarse un objeto aparentemente físico como una máquina voladora inusual o entidad de algún tipo.

"El perceptor primero es 'arrobado' por la luz parpadeante y desde el momento en que siente parálisis pierde contacto con la realidad y comienza a alucinar. La luz sigue siendo tal, pero su mente construye algo más. La parálisis es una forma de hipnosis (...) Cuando sale del trance y mira su reloj comprueba que han pasado horas, aunque piensa haber mirado la luminosidad sólo por algunos segundos. 

En un 'milagro religioso' como el de Garabandal (España) en la década de 1960, la multitud rodeaba a los niños cuando asumían trance y conversaban con entidades que sólo ellos veían. A veces los chicos permanecían inmóviles durante horas, pero cuando salían de su estado pensaban que sólo transcurrieron pocos minutos" (29).

Keel añade que si por un lado las alucinaciones realmente forman parte del fenómeno EC, "una gran parte de nuestros datos descriptivos es completamente falsa e inútil" (30). Por otro lado, a buen seguro las alucinaciones por sí solas no pueden dar cuenta de los numerosos avistamientos por radar, fotografías y eventos de aterrizaje que producen huellas físicas.

Los testigos de EC suelen reportar que una variedad de eventos paranormales -especialmente poltergeist- comienzan a suceder luego de su avistamiento y a veces poco antes del mismo. Algunos desarrollan poderes psíquicos como telepatía y curación psíquica, mientras que otros aluden a una historia pasada de eventos sobrenaturales. Ciertas personas cuentan sobre visitas de siniestros "hombres de negro" que les amenazan en un intento de silenciarlas o vislumbran apariciones que esporádicamente las atacan (31). Además de estos individuos, algunos ufólogos afirman haber pasado por ocurrencias extrañas después de iniciado su estudio del fenómeno, incluidos avistajes de ovnis o secuestros, acoso de personas misteriosas y una amplia gama de hechos paranormales.

Se han llevado a cabo varias encuestas sobre el tipo de personas que informan acontecimientos con ovnis, y dado que las muestras tienden a ser bastante pequeñas los resultados han sido un tanto contradictorios. Sin embargo, un hallazgo común es que los experimentadores tienden a ser individuos mentalmente sanos sin síntomas neuróticos o psicóticos obvios, aunque pueden padecer mayores problemas asociados que la población general. Un estudio determinó que por lo general dichos testigos no eran más psicopatológicos, menos inteligentes o más propensos a la fantasía e hipnotizables que otras personas; sin embargo, quienes participaron en sucesos intensos con objetos sin identificar tienen más inclinación al ensueño y a mostrar una elevada certidumbre sobre los ovnis y fenómenos paranormales (32). 

Los experimentadores de ECs suelen ser psíquicos, aunque no siempre (33), y de acuerdo con un sondeo realizado por la organización británica BUFORA los testigos en esas instancias tienen una alta tasa de percepción extrasensorial (PES) auto-reportada, elevados índices de sueños con ovnis y verse "volando" -también informados por sí mismos- y evidencian inconstancia de estatus, es decir, ejercer trabajos no congruentes con su inteligencia o condición social. Los declarantes con esta característica sufrían graves dificultades para adaptarse a prácticamente todos los ámbitos cotidianos, ya fuese el matrimonio, la sociabilidad, los negocios o el campo profesional. Un número razonablemente alto de testigos informó haber tenido vivencias religiosas o místicas, pero propendieron a apartarse de la iglesia convencional (34). 

Kenneth Ring descubrió que si bien quienes experimentan ECs con ovnis y eventos cercanos a la muerte (ECM) no son especialmente proclives a la fantasía, muestran mayor sensibilidad a las realidades no ordinarias y sus habitantes, incluso durante la niñez. Ambos tipos de personas describen un amplio espectro de cambios psicofísicos duraderos luego de sus encuentros tales como alergias, fluctuaciones de estado anímico, desajustes en equipos eléctricos cercanos y habilidades paranormales y dones curativos (35). 

Ring también determinó que los testificantes sobre encuentros con ovnis o ECM, o aquéllos que simplemente se interesaron profundamente en esos aspectos, tendían a reconocer una diferencia positiva en sus vidas y hablan de tener un mayor aprecio hacia sí mismos y los demás, por el medio ambiente y el mundo en general, al tiempo que sienten un marcado cambio hacia el universalismo religioso. Asimismo son proclives a pensar que "fuerzas superiores" o una "inteligencia con propósito" están orquestando dichas experiencias y propulsan a la raza humana hacia un nivel de conciencia más espiritual (36). 

Por otro lado, los testigos de ECs a veces reaccionan de manera muy negativa respecto a lo que vivieron: pueden padecer enfermedades nerviosas, divorciarse, perder sus empleos o ir a la bancarrota; por ejemplo, tras un EC cierto profesor de secundaria en Virginia Occidental informó sobriamente a sus estudiantes que él era realmente un "venusino". Gran parte de las entidades vistas en esas instancias parecen practicar embaucamiento y fortalecen cualquier tendencia al autoengaño por parte de los experimentadores. Como señala John Keel, muchos de los "dioses" y otras entidades inusuales a lo largo de la historia han causado estragos similares en la gente (37). 


Referencias

1. Jacques Vallée, Confrontations: A scientist’s search for alien contact, London: Souvenir Press, 1990, p. 196.

2. John A. Keel, Strange Creatures from Time and Space, London: Sphere, 1979, p. 212-3.

3. Kevin Randle y Russ Estes, Faces of the Visitors: An illustrated reference to alien contact, New York: Fireside, 1997, p. 224-67.

4. Brad Steiger, Mysteries of Time and Space, West Chester, PA: Whitford Press, 1989, p. 206.

5. Jacques Vallée, Passport to Magonia: On UFOs, folklore, and parallel worlds, Chicago, IL: Contemporary Books, 1993 (1969), p. 233; Faces of the Visitors, p. 270. 

6. Jacques Vallée, Dimensions: A casebook of alien contact, New York: Ballantine Books, 1989, p. 61-2.

7. Passport to Magonia, p. 285.
8. Ibídem, p. 294.
9. Dimensions, p. 24-5; Confrontations, p. 107-11; Timothy Good, Beyond Top Secret: The worldwide UFO security threat, London: Sidgwick & Jackson, 1996, p. 111-2.

10. John A. Keel, The Mothman Prophecies, London: Hodder & Stoughton, 2002 (1975), p. 119-20, 127-8.

11. Patrick Huyghe, The Field Guide to Extraterrestrials, London: Hodder and Stoughton, 1997, p. 36-7.

12. Ibídem, p. 37 (ilustración por Harry Trumbore).
13. Confrontations, p. 113-20; The Field Guide to UFOs, p. 126-7.
14. Dimensions, p. 156-7.
15. Faces of the Visitors, p. 59-61.
16. Albert Rosales, "The strangest of the strange", The Anomalist, n° 12, 2006, p. 145-59; phantomsandmonsters.com.

17. http://ufocasebook.com/Voronezh.html.
18. Faces of the Visitors, p. 53.
19. Jacques Vallée, UFO Chronicles of the Soviet Union: A cosmic samizdat, New York: Ballantine Books, 1992, p. 44.

20. The Field Guide to Extraterrestrials, p. 52-3; UFO Chronicles of the Soviet Union, p. 41-61.

21. Richard L. Thompson, Alien Identities: Ancient insights into modern UFO phenomena, Alachua, FL: Govardhan Hill Publishing, 2da ed., 1995, p. 166. 

22. Michael Talbot, The Holographic Universe, New York: HarperPerennial, 1991, p. 278.

23. John Spencer, Gifts of the Gods? Are UFOs alien visitors or psychic phenomena?, London: Virgin, 1994, p. 186-8.

24. Ibídem, p. 328-9.
25. John A. Keel, Disneyland of the Gods, Lilburn, GA: IllumiNet, 1995, p. 140.
26. The Mothman Prophecies, p. 47.
27. Ibídem, p. 212, 273; Strange Creatures from Time and Space, p. 136, 159.
28. The Field Guide to Extraterrestrials, p. 38-9.
29. The Mothman Prophecies, p. 205, 207.
30. Strange Creatures from Time and Space, p. 197.
31. "Visitantes paranormales: desdibujando la realidad" (parte 9).
32. James R. Lewis (editor), The Gods Have Landed: New religions from other worlds, Albany, NY: State University of New York Press, 1995, p. 235; Charles F. Emmons, At the Threshold: UFOs, science and the new age, Mill Spring, NC: Wild Flower Press, 1997, p. 173-4.

33. Kenneth Ring, The Omega Project: Near-death experiences, UFO encounters, and mind at large, New York: William Morrow and Company, 1992, p. 114-5, 136-7.

34. Gifts of the Gods?, p. 167-8.
35. The Omega Project, p. 129, 137, 146-7, 156, 161.
36. Ibídem, p. 178-9, 183, 190.
37. Disneyland of the Gods, p. 146-7.