5 de febrero de 2022

Orígenes humanos: el mito científico del mono ancestral (7 de 10)

David Pratt
Febrero 2004, septiembre 2014

 
Contenido:
 
-Humanos gigantes


Humanos gigantes

La altura de los humanos varía enormemente y va desde los pigmeos con cerca de un metro hasta los basquetbolistas de 2,3 mts. Alrededor de uno en un millón de individuos sufre gigantismo o el trastorno de crecimiento conocido como acromegalia, lo que provoca diversas enfermedades y también una altura excepcional. El hombre más alto medido con fiabilidad tuvo 2,55 mts. a los 8 años de edad y 2,72 cuando murió en 1940 a la edad de 22 años, mientras que la persona más baja fue una mujer holandesa que tenía sólo 58,9 cms. a los 19 años.

Fig. 4.10. Robert Wadlow (2,72 mts.) con su padre Harold (1,82 mts.).

Los "expertos" actuales rechazan firmemente la idea de que alguna vez hayan existido razas de gigantes e insisten que nuestros antepasados eran criaturas primitivas simiescas bastante más pequeñas. Por otra parte, muchas leyendas y tradiciones alrededor del mundo aseguran que hubo razas de gigantes en el pasado y la Teosofía concuerda con esto aseverando que tal y como muchas especies modernas de animales y plantas tuvieron ancestros gigantes, también fue el caso para la especie humana (1). En los últimos cien años los humanos han crecido un poco más, pero la tendencia a largo plazo -estimada a millones de años- es hacia una reducción de la estatura y considerando que en todas las épocas han habido "enanos" y "gigantes" relativos.

Según los registros existentes se ha descubierto un número asombroso de esqueletos humanos gigantes, algunos de ellos con tallas que alcanzan los 4,6 mts. o más. En muchos casos se desconoce el paradero actual de los restos, faltan varios detalles sobre dichas osamentas y las circunstancias de su descubrimiento, incluyendo las indicaciones en cuanto a su posible edad. Sin embargo, el desprecio de cualquier hallazgo tan fuera de control catalogándolo como "ilusión" o "engaño" al parecer se debe más a una clasificación de prejuicios que a un escepticismo saludable.

Durante la exploración de montículos en Norteamérica y otros sitios en los siglos XIX y XX se recuperaron cientos de huesos, incluyendo restos de gigantes humanos en su mayor parte de 2,1 a 2,7 mts. de alto y a veces hasta 3,7 mts. (2). El punto de vista oficial es que sólo se trataba de casos aislados de gigantismo entre los indígenas, pero algunos de los esqueletos parecen haber pertenecido a una raza extinta no-aborigen y asimismo muchas tribus tienen tradiciones de gigantes que antaño poblaban el área. En el caso de algunos enterramientos los restos óseos parecían ser inusualmente viejos y se convertían en polvo cuando eran expuestos a la atmósfera. Hubo científicos del Instituto Smithsoniano involucrados en algunos de estos hallazgos y así muchos de los huesos fueron enviados a su enorme museo para nunca más ser vistos. Sólo se exponen al público cerca de un millón de artefactos en su colección, pero no se encuentran gigantes entre ellos.

Fig. 4.11. De acuerdo con un informe publicado en The World (7 de octubre de 1895) un grupo de exploradores encontró los restos momificados de un hombre muy alto en una cueva cerca de San Diego, California, y sobre su cabeza tenía remanentes de una capucha de cuero. Un experto del Instituto Smithsoniano inspeccionó el cuerpo momificado que tenía 2,5 mts. de altura y se estimó en 2,7 cuando estaba vivo (3).

Un montículo lítico con más de 21 mts. en diámetro fue excavado cerca de Brewersville (Indiana) en 1879 y contenía varios esqueletos, al menos uno de los cuales medía 2,9 mts. Los artefactos se ubicaron en una cesta cerca de un molino de grano en la propiedad donde fueron encontrados, pero en 1937 una inundación barrió la construcción y con ella el contenido del recipiente (4). En 1925 un grupo de investigadores aficionados que cavaba un montículo indio de Walkerton (Indiana) exhumó ocho esqueletos humanos prehistóricos de entre 2,4 a casi 2,7 mts. de alto y todos ellos estaban revestidos con sólidas armaduras de cobre, pero por desgracia la evidencia se dispersó y extravió (5).

En 1833 unos soldados que perforaban para un depósito de pólvora en Lompock Rancho (California) se abrían paso a través de una capa gravítica cementada y descubrieron un esqueleto humano de aproximadamente 3,7 mts. de alto rodeado por conchas talladas, enormes hachas de piedra y bloques de pórfido cubiertos con símbolos ininteligibles. El gigante tenía filas dobles de dientes superiores e inferiores, una característica comúnmente informada que también se menciona en tradiciones antiguas. Cuando los indios locales comenzaron a atribuir significado religioso para los restos y artefactos las autoridades les ordenaron volver a sepultarlos en secreto (6). También se exhumaron restos de un individuo gigante con doble fila de dientes en la isla de Santa Rosa, frente a la costa de California, y en la década de 1920 se descubrieron osamentas humanas de 2,1 a 2,1 mts. -algunas de ellas con cabello rubio- en la isla de Catalina del Archipiélago del Norte (7). 

Al este de Wheeling, West Virginia (noviembre de 1856) ciertos trabajadores que araban un viñedo encontraron un esqueleto humano descompuesto que según los testigos medía alrededor de 3,3 mts. (8). En 1891 unos obreros que cavaban el sótano de un edificio cerca de Crittenden (Arizona) se toparon con un gran sarcófago de piedra de 2,4 mts. bajo la superficie. Al abrirlo hallaron una caja granítica que a juzgar por su tamaño contuvo alguna vez un cuerpo humano por sobre los 3,7 mts. de alto. De acuerdo con el tallado en dicho compartimiento, éste fue diseñado para una persona con seis dedos; de igual forma no es raro encontrar informes de polidactilia entre gigantes (9) y los casos de humanos con seis dedos en manos o pies todavía ocurren hoy como también los individuos con doble hilera dental (10). 


Fig. 4.12. Antepasados gigantes vs. fraudes gigantescos.

Arriba: El Gigante de Cardiff con 3,16 mts. de altura y un peso de 1,4 toneladas fue desenterrado en 1869 en una granja cerca de Cardiff, Nueva York. Este "gigante petrificado" fue puesto en exhibición y se pagaba 50 centavos por visitante para verlo. No obstante, hubo científicos que denunciaron "su origen muy reciente" y catalogándolo de "decidida farsa", y así en un plazo de tres meses fue tipificado como engaño. El montaje fue idea original de George Hull quien había tallado al gigante en un enorme bloque de yeso, trató de hacer que pareciese viejo y lo enterró en la granja de un cómplice. S.J. Gould describió el engaño como absurdo y sentenció: "¿Cómo puede un cadáver volverse yeso sólido y conservando toda su anatomía blanda desde las mejillas hasta los pies e incluso el pene?" (11). Actualmente este fósil falso se exhibe como "el mayor engaño de los Estados Unidos" en el Farmer's Museum de Cooperstown, Nueva York.

Debajo: Esta foto de un "gigante irlandés fosilizado" fue captada en una estación ferroviaria de Londres y apareció en la edición de diciembre de Strand Magazine (1895). Supuestamente este individuo fue desenterrado por un tal señor Dyer mientras realizaba prospección de hierro en el condado de Antrim (Irlanda); tenía 3,71 mts. de altura, 2 toneladas y presentaba seis dedos en su pie derecho. Después de ser exhibido en Dublín fue llevado a Inglaterra para presentarse en Liverpool y Manchester a seis peniques por cabeza y "atraía a tanto a científicos como turistas boquiabiertos" (12). Tras una disputa legal sobre la propiedad del objeto no se volvió a tener noticias sobre dicha exposición.

En noviembre de 1926 unos mineros descubrieron dos molares humanos gigantes en estratos al menos 30 millones de años en la mina carbonífera Eagle de Bear Creek, Montana (13). También en el mismo año y estado se desenterró un diente similar al humano e inusualmente grande en profundos depósitos mineros de carbón y cercanos a un pueblo fuera de Billings. El hueso tenía alrededor de tres veces el tamaño normal, las raíces habían sido reemplazadas con hierro y el esmalte con carbono. El arqueólogo que lo encontró conserva la pieza y la matriz mineral en que se hallaba incrustado, pero las autoridades no mostraron ningún interés (14).

Asimismo se descubrieron huesos y artefactos enormes en la zona de Lovelock-Winnemucca. En febrero y junio de 1931 fueron hallados esqueletos en el lecho del lago Humboldt cercano a Lovelock Cave. El primero tenía 2,6 mts. de largo y estaba envuelto en una tela recubierta de goma, y el segundo era de casi 3,1 mts. de longitud de acuerdo con el artículo del Lovelock Review-Miner fechado el 19 de junio de 1931. El 29 de septiembre de 1939 el Review-Miner informó sobre el descubrimiento de un esqueleto de 2,3 mts. en un rancho cerca de la ciudad (15).

A menudo se encuentran innumerables informes aunque muy incompletos sobre osamentas humanas gigantes desenterradas en otras partes del mundo. Un esqueleto de 5,2 mts. fue hallado en Gargayan (Filipinas) y también en el sureste de China se exhumaron huesos de otras criaturas humanas con más de 3 mts. de alto y un paleontólogo las dató en más de 300.000 años. En Agadir (Marruecos) el capitán francés Lafanechère develó un arsenal completo de armas de caza incluyendo 500 hachas de doble filo con un peso de 8 kgs. cuyo tamaño requeriría un individuo de 4 mts. de alto para manejarlas. Otros instrumentos gigantes de piedra se han encontrado en Moravia y Siria, y cercanos a ellos los huesos de sus usuarios. En Sri Lanka unos exploradores se toparon con restos humanos de aproximadamente 4 mts. de altura, y en Tura (Assam), cerca de la frontera con Bangladesh, se halló un esqueleto humano de 3,4 mts. (16).

En 1890 el antropólogo G. de Lapouge publicó en la revista científica La Nature el descubrimiento de tres fragmentos óseos pertenecientes a un humano con una altura estimada en 3,50 mts. ubicados en la parte inferior de un túmulo sepulcral de la Edad de Bronce en Castelnau-le-Lez, Francia (fig. 4.13). En 1894 la prensa informó que durante excavaciones en una planta depuradora hídrica se hallaron cráneos y otros huesos pertenecientes a humanos entre 3 a 4,5 mts. de alto en Montpellier, a 5 kms. de Castelnau. Otros reportes en ese país hablan sobre esqueletos cuya altura abarcaba los 2, 2,20, 2,60 y 3,9 metros (17).

Fig. 4.13. Restos óseos del gigante de Castelnau. El hueso medio en la parte superior es un húmero (brazo superior) de tamaño normal. Los trozos situados a izquierda y derecha son parte de un fémur (hueso del muslo) y parte de una tibia (espinilla) que pertenece al gigante. La pieza en la parte inferior es un fragmento de fémur que pertenece a una persona de estatura normal o la sección de un húmero correspondiente a este coloso.

En 2008 se descubrieron huesos de un humano gigante con una altura calculada de 2,5 a 3 mts. en una cueva de Borjomi-Kharagauli, reserva natural cercana a las montañas del Cáucaso en Georgia (fig. 4.14). Otros supuestos hallazgos en ese país incluyen un soporte óseo humano de 4 mts. cerca del pueblo de Udabno en 2000 y restos de gigantes en una cueva cercana a Gora Kazbek en la década de 1920. En 1945 hubo informes sobre un armazón óseo colosal con un cráneo 84 cms. de circunferencia y una tibia de 84 cms. desenterrados en las montañas de Tien Shan, Asia Central rusa (18). En 1976 se hallaron restos de un enorme cacique (2,20 mts.) en una tumba ricamente amueblada con oro en el Cáucaso septentrional. Hacia 2012 se descubrió otro esqueleto de 2,20 mts. y con unos 5000 años de antigüedad en Zaporizhia, Ucrania. También en el Museo de Historia y Etnografía de Ganja (Azerbaiyán) se exhibe un esqueleto femenino de 2,2 mts. fechado en 2000 a. de C. (19). 


Fig. 4.14. Arriba: cráneo del gigante de Borjomi. Debajo: dos fémures de Borjomi (al centro se muestra uno de tamaño normal).

De acuerdo con un recorte de prensa fechado en 1926 (Nayarit, México) los capitanes D.W. Page y F.W. Devalda desenterraron huesos de una raza de gigantes con un promedio de 3,1 mts. (20). En 1929 Dean Byron Cummings (Universidad de Arizona) y un científico del gobierno mexicano encontraron esqueletos gigantes de dos hombres y una mujer de al menos 2,4 mts. de altura y niños de 1,8 mts., pero su trabajo fue interrumpido por los yaquis locales que destrozaron algunos de los restos. Los informes de Casas Grandes (México) en 1923 anunciaban el hallazgo de varios esqueletos de indígenas con 4,6 mts. de altura y sepultados a cada lado con jarrones de piedras preciosas. Un informe en el New York Herald-Tribune (21 de junio 1925) indicaba que un grupo de mineros descubrió esqueletos que medían entre 3,1 y 3,7 mts. con pies de 46 a 51 cms. de largo cerca de Sisoguiche, México. En 1938 un conocido viajero encontró restos de hombres y mujeres gigantes de al menos 2,4 mts. en Ecuador (21).

En una ocasión el zoólogo Ivan T. Sanderson recibió la carta de un ingeniero que trabajaba en la isla Shemya de las Aleutianas (al sur del estrecho de Bering) durante la Segunda Guerra Mundial. Mientras demolían colinas para construir una pista de aterrizaje los obreros desenterraron los restos de lo que parecían ser seres humanos de enorme talla. Gran parte de los cráneos medía aproximadamente 56 a 61 cms. desde la base a la corona y la historia más tarde fue confirmada por otra persona en la unidad. Aparentemente el Instituto Smithsoniano tomó posesión de los restos, pero nunca más se supo de ellos. Sanderson entonces se preguntaba: "¿Es que estos individuos no pueden hacer que se reescriban todos los libros?" (22).

Además se descubrieron humanos gigantes de 4,3 a 4,9 mts. durante la construcción de carreteras en el sureste de Turquía a fines de los años '50 (23). En 1958 Louis Leakey anunció que había encontrado un molar humano gigante en pisos del Pleistoceno medio en Olduvai (Tanzania) y asociados con muchos herbívoros gigantes, incluyendo dos cerdos enormes del tamaño de un hipopótamo con dientes similares a colmillos de elefante normales (24), pero no existen más detalles sobre dicho diente.

En ríos pleistocénicos de grava cercanos a Bathurst, Nueva Gales del Sur (Australia), el científico aficionado Rex Gilroy encontró enormes artefactos de piedra -garrotes, mazos, azuelas, cinceles, cuchillos y hachas de mano- con un peso de 3,6 a 11,3 kgs. dispersos en un área amplia. Gilroy piensa que los hallazgos más antiguos se remontan a 240.000 años y que algunos deben haber sido hechos y utilizados por humanos con más de 3 mts. de altura. También halló lo que considera son dientes y huellas fosilizadas datados en el Plioceno que apuntan a la existencia de homínidos incluso más elevados (25). Los aborígenes creen que mucho antes de su llegada el continente de Australia fue habitado por muchas razas que incluían a gigantes.


Fig. 4.15. Se han encontrado herramientas gigantes de piedra en muchas partes del mundo (26). Arriba: hacha de 30,6 cms. de largo y 2,8 kgs. de la cultura achelense (Paleolítico Inferior, hace unos 400.000 años) descubierta en Furze Platt, cerca de Maidenhead, Inglaterra (27). Debajo: cuatro hachas manuales líticas recuperadas en la cuenca seca del lago Makgadikgadi en el desierto de Kalahari (Botswana) junto con decenas de miles de herramientas homólogas más pequeñas (28).

Una teoría es que las hachas muy grandes o elaboradas a mano no estaban destinadas para uso bélico sino como un "símbolo de estatus" para los hombres. Un sitio británico del Paleolítico Inferior develó al menos 100.000 hachas de mano, e igualmente se afirma que la mayoría de esos instrumentos no muestran signos de uso o desgaste cuando se analizan con un microscopio electrónico (29).

Ciertos paleoantropólogos argumentan que algunas poblaciones arcaicas de Homo sapiens (en algún momento llamado Homo heidelbergensis o rhodesiensis), particularmente en África, pasaron por un período de gigantismo en el último medio millón de años. En 1965 se recuperó la mitad proximal de un fémur derecho humano con una cabeza de dos veces mayor al tamaño normal desde la mina Berg Aukas en las Montañas Otavi, norte de Namibia (fig. 4.16); Lee Berger cree que tiene de 350.000 a 400.000 años y que el individuo en cuestión habría medido más de 2 metros en altura (30) mientras que Francis Thackeray le asigna una edad de unos 100.000 años y considera que el espécimen pudo medir hasta 3,6 mts. (31). Estas fechas se basan en la morfología del fémur y las creencias actuales sobre la edad de Homo sapiens, pero la formación de roca en que se encontró está fechada en 10 millones de años. Una publicación importante indica que el fémur representa el 47% de la longitud total estimada y que el homínido en cuestión poseía un "cuerpo relativamente grande" pesando en torno a los 93 kgs. (32). Lee Berger señala que se han realizado muchos hallazgos fósiles similares (por ejemplo, el de Kabwe en Zambia- cráneo de Broken Hill- y Hoedjiespunt en Sudáfrica (33)) y la opinión estándar es que los especímenes Homo del Pleistoceno tenían en promedio una masa corporal 10% más grande que los humanos vivos (34). 

Fig. 4.16. El fémur de Berg Aukas junto a otro moderno.

Varios escritores griegos y romanos antiguos dan testimonio sobre la existencia de esqueletos humanos gigantes incluyendo Herodoto, Pausanias, Filóstrato, Flegón, Plinio, Plutarco, Solino y Estrabón (35) y asimismo hubo huesos en exhibición atribuidos a héroes legendarios y otros colosos de la antigüedad clásica. Adrienne Major señala que cada una de esas aseveraciones se debe a la mala interpretación sobre fósiles de animales inmensos y desconocidos tales como restos de mastodontes, mamuts, jirafas gigantes, rinocerontes, osos de cavernas y otros animales que se exhumaron en la región oriental del Mediterráneo, pero admite que varias osamentas fosilizadas fueron reconocidas correctamente como pertenecientes a enormes especies extinguidas. Es cierto que no todos los relatos antiguos de gigantes humanos son igualmente plausibles pues el tamaño indicado de los esqueletos se extiende desde 3 hasta los extravagantes 43 mts. y así tales números podrían referirse a una asociación fósil completa o simplemente una exageración o invención.

Fig. 4.17. Maqueta de un esqueleto de mamut reordenado para demostrar cómo los antiguos griegos pudieron haber interpretado fósiles de animales inmensos y desconocidos como restos de gigantes (36) (reproducido con autorización de Princeton University Press).

Fig. 4.18. Izquierda: fémur humano. Derecha: fémur fósil del elefante pleistocénico Palaeoloxodon antiquus (37) (reproducido con autorización de Princeton University Press).

En 1880, uno de los adeptos tras la formación de la Sociedad Teosófica se refirió por escrito al escepticismo reinante hacia la idea de ancestros humanos gigantescos diciendo que "cuando se encuentran sus enormes marcos invariablemente son considerados como anormalidades aisladas de la naturaleza" y añadió que en el Himalaya (territorio de India británica) "tenemos una cueva llena de esqueletos de estos gigantes" (38). H.P. Blavatsky sostuvo que no debiéramos burlarnos de la tradición universal referente a antepasados de gran estatura:
 
"El hecho de que se hayan confundido huesos de mamut y mastodonte -y en un caso de una salamandra gigante -con restos humanos, no excluye la posibilidad que de todos los mamíferos el hombre sea el único que no se haya reducido en estatura según la ciencia, al igual que todos los demás marcos de animales desde el diluvii homo gigante a la criatura actual que mide de 1,5 a 2 metros" (39).