2 de febrero de 2022

Ovnis: la dimensión psíquica (4 de 10)

David Pratt
Octubre 2002, octubre 2013


Contenido:

04. Parámetros físicos


04. Parámetros físicos

Los ovnis se presentan en una increíble variedad de formas y tamaños, y existen muy pocos casos donde prorrumpen objetos con aspecto absolutamente idéntico y de manera individual en distintos lugares. Se ha informado de cuerpos semejantes a mancuernas, sombreros y lavatorios, al igual que máquinas voladoras con alas en movimiento, pero muchos "ufófilos" prefieren ignorar los informes que no se ajustan a su concepción de lo que debe ser una "nave extraterrestre".

Pueden distinguirse ocho tipos principales de ovnis (1):

a) Formas de luz que incluyen bolas, rayos, columnas y conos, y formaciones o conjuntos homólogos que no parecen estar unidos a un objeto. La abrumadora mayoría de avistamientos ovni implica sólo fulgores brillantes y varias veces vistos por la noche.

b) Esferas cuyo tamaño varía de una pelota de baloncesto a una casa.
c) Discoidales o el platillo volante "clásico". Ésta ha sido siempre una de las figuras que más se notifican y pueden ser abovedadas, con aletas u otra clase de equipamiento.

d) Elípticos u ovales que a menudo no exhiben características exteriores.
e) Cilíndricos o en forma de cigarro. Sus extremos pueden ser ahusados, cónicos o lucir aplastados; algunos generan un "rastro de vapor" distintivo.

f) Rectangulares u objetos con esquinas cuadradas y tan pequeños como una "alfombra voladora" o tan majestuosos como un portaaviones. Se ven con poca frecuencia y en gran medida constituyen un fenómeno sudamericano.

g) Triangulares, que eran raros en los primeros días de la época ovni moderna, pero se hicieron muy numerosos a finales de los '80. Incluyen objetos con domo y figura de diamante o cono, así como "alerones voladores" o "bumeranes".

h) Cuerpos que alteran su forma con el tiempo y en maneras que no pueden atribuirse al ángulo de percepción, haciendo dudar sobre la naturaleza puramente física del fenómeno.

En términos de tamaño los ovnis van desde pequeñas bolas de luz con pocas pulgadas en diámetro hasta objetos gigantes, voladores o triangulares tan grandes como campos de fútbol, mientras que el platillo volador clásico mide entre 10 y 15 mts. 

En ocasiones se divisan ítemes entrando o emergiendo del agua y existen informes de que objetos submarinos no identificados (O.S.N.I.) solían ir tras sumergibles soviéticos, a veces anticipando sus maniobras, y se sospechaba que eran dispositivos estadounidenses. En una oportunidad un rompehielos ruso estaba trabajando en el Océano Ártico cuando de improviso una brillante nave esférica quebró la capa gélida y voló verticalmente, cubriendo al navío con fragmentos de hielo; fue avizorado por todos los marineros en cubierta y los oficiales en el puente de mando (2). 

Debe tenerse en cuenta que los humanos somos notablemente malos al recordar con precisión lo que hemos visto. Se mostró a cierta audiencia televisiva la imagen falsa de un platillo volador "clásico" durante 15 segundos y luego se pidió que los espectadores dibujaran lo percibido. Los resultados fueron extraordinarios: se recibieron 50 croquis totalmente distintos y con amplia inexactitud; de hecho, una de las representaciones era un círculo con cuatro enormes alas que emanaban de él (3). Como se cree que los ovnis son "naves espaciales extraterrestres", una zona oscura y borrosa podría ser interpretada fácilmente como un "ojo de buey" y el sombreado negruzco inferior sería descrito en términos de un "tren de aterrizaje"; igualmente se informa a ratos que los meteoritos o bolas de fuego a gran escala tienen "ventanas".

Los ovnis son "sólidos" de cabo a rabo o albergan un compartimiento de alguna clase. La mayoría de las descripciones sobre el interior de aquéllos es provista por abducidos que en muchos ejemplos probablemente no reportan una experiencia física y objetiva. De todas formas, un estudio de 150 informes atañentes a secuestros encontró que en el 39% se mencionaban mesas, pantallas de ordenador/TV en el 13%, computadoras en 12%, sillas en 8%, mostradores o estantes en 7%, otro 7% apuntaba a gabinetes y 4% banquillos. Los interiores ordenados del "artefacto" daban cuenta de un sonido bastante antiséptico y "monótono", aunque el abducido Whitley Strieber recordó ver ropa sucia apilada hacia arriba en una esquina de la cámara donde una vez se encontraba (4).

Es interesante observar cómo reaccionan los animales frente a estas extrañas manifestaciones. Los perros por lo general muestran un fuerte disgusto al tiempo que ladran, aúllan o espuman, y algunos se encogen de terror cuando hay un objeto en las inmediaciones. Los gatos sisean o bufan, las ovejas huyen en estampida, los caballos se encabritan, las vacas se tumban y los pájaros simplemente dejan de cantar. A veces estas reacciones se producen antes de que los humanos sean conscientes de algo inusual y en ciertos eventos los animales pueden agitarse por sonidos agudos o radiación de microondas, o en pocas cuentas perciben la presencia de algo desconocido y aterrador. La mayoría de los comportamientos parece ser temporal, pero otros persisten, pues el ganado puede rehusarse durante varios días a ser conducido hacia potreros sobre los cuales se han visto ovnis flotantes, y en una ocasión sólo un leve olfateo en cierta zona de aterrizaje reciente hizo que un perro escapara aullando (5). 

En otra instancia un hombre y su esposa fueron despertados por sus tres grandes perros de seguridad que ladraban y gruñían viéndose muy agitados. Los animales jalaban de sus arneses hacia una zona boscosa al oriente, pero al momento de ser liberados no se movieron, aunque su dueño les ordenaba que fueran allí; sólo miraban a dicho sector, gruñían de nuevo y luego reculaban. Entonces la pareja percibió un brillante destello de luz procedente del bosque y a la mañana siguiente encontraron un "sitio de aterrizaje" (6). 

Según la "hipótesis psicosocial" los ovnis son fenómenos "puramente psicológicos" moldeados "por creencias socioculturales", pero esta explicación es claramente inadecuada ya que a menudo esos ítemes tienen efectos físicos y dejan huellas tangibles (7). Muchos objetos raros y discernidos visualmente también se han captado en radar (8), aunque la mayoría no aparece en este tipo de aparatos y por momentos se detectan ovnis en radares y sin ser percibidos con la vista. Es bien sabido que muchas condiciones atmosféricas pueden dar lugar a ecos de radar falsos, pero es poco probable que expliquen todos los "objetivos no correlacionados". Los registros de radar muestran que a ratos los objetos desconocidos siguen caminos erráticos, desaparecen repentinamente de un punto y aparecen en otro, y experimentan cambios abruptos y extremos de altitud y velocidad (9). 

A lo largo de las décadas científicos y analistas de fotografía competentes han estudiado decenas de fotografías, videos y segmentos fílmicos que muestran objetos desconocidos en el cielo. Aunque ha habido muchos fraudes, también existen bastantes imágenes, películas y cintas de vídeo que parecen ser auténticos y son consistentes con aquéllo que los testigos afirman haber presenciado (10).

Fig. 4.1. Cuadro en una película de 8 mm. filmada por George Adamski en presencia de Madeleine Rodeffer y otros tres testigos en Silver Spring, Maryland, durante febrero de 1965. El físico óptico William Sherwood sugirió que la aparente distorsión vista en éste y otros cuadros podría ser causada por un poderoso campo gravitatorio, y los críticos creen que el objeto es un modelo (11).

El 3 de agosto de 1965 el ingeniero de carreteras Rex Heflin tomó una serie de 4 fotos Polaroid de una nave plateada y próxima a Santa Ana, California. Durante unos dos minutos el aparato se movió hacia el este, "bamboleándose" ligeramente y ganó altura con lentitud; luego aumentó más rápido su velocidad y elevación dejando atrás un anillo de humo vaporoso. Posteriormente varios científicos e investigadores se lanzaron a un esfuerzo exhaustivo para estudiar las fotos. En septiembre de 1965 dos hombres vestidos de civil que decían "pertenecer a la defensa aérea norteamericana" llegaron a casa de Heflin y "pidieron prestadas" tres de las fotos originales, que jamás se devolvieron y ambos individuos tampoco fueron rastreados. Sin embargo, continuó el análisis en las copias de dichas imágenes robadas y se consideraron como "probablemente genuinas", aunque persistían algunas dudas. Entonces un día de 1993 Heflin recibió la llamada telefónica de una mujer que preguntó si había revisado recientemente su buzón de correo y después colgó; media hora más tarde llamó de nuevo e hizo la misma pregunta. Tras el primer contacto, Heflin vio que su casilla estaba vacía, pero al cabo de un segundo encontró un sobre llano sin marcar conteniendo las tres fotos perdidas. Éstas luego fueron reanalizadas utilizando tecnología informática de vanguardia y el examen apoyó su autenticidad (12). 


Fig. 4.2. Dos de las fotos tomadas por Rex Heflin en 1965 (13).

Durante un incidente en el polígono de pruebas White Sands, un cohete V-2 estaba a punto de dispararse cuando descendieron dos objetos con 60-90 cms. de diámetro, rodeando al proyectil varias veces y volvieron a subir desapareciendo en el cielo. El equipo de cámara gastó toda la película para captar a los "intrusos" y el vuelo del V-2 fue cancelado mientras volvían a cargar sus máquinas. El 17 de julio de 1957 un RB-47 de la Fuerza Aérea fue seguido por un ítem luminoso y de alta maniobrabilidad durante aproximadamente hora y media por una distancia de 1.120 kms. mientras volaba desde Mississippi a Oklahoma. En varias ocasiones el objeto fue percibido visualmente por la tripulación de cabina como un resplandor intenso, seguido por radar de tierra y detectado en equipos de contramedidas electrónicas (ECM) en el avión; de igual forma el caso involucró varios episodios de apariciones y desapariciones simultáneas en los tres "canales" (14). 

Fig. 4.3. Fotografía de un resplandor no identificado, inmóvil y a elevada altitud tomada por un piloto canadiense de la Fuerza Aérea en 1956 (cortesía de Bruce Maccabee) (15). El ítem discoidal tiene un diámetro superior a los 100 mts. y su potencia lumínica de salida fue estimada en más de mil millones de vatios.

Con frecuencia los ovnis -aunque no siempre- provocan que los motores de automóviles se detengan, e igualmente hay apagones y otras perturbaciones electromagnéticas tales como compases giratorios. Curiosamente, jamás un sólo caso de vehículo en panne dio lugar a un accidente grave. Los descensos en tierra suelen dejar huellas descritas de forma circular, oval o irregular. La vegetación en estos sitios puede encontrarse con quemazones, aplastada o deshidratada, y a menudo permanecen marcas dispuestas simétricamente que sugieren rastros análogos a trenes de aterrizaje.

Uno de los incidentes más documentados entre la gran variedad de casos conexos tuvo lugar el 8 de enero de 1981, cuando un hombre que trabajaba en su jardín de Trans-en-Provence (Francia) informó que había presenciado el aterrizaje de un artefacto en forma de dos platillos al revés y unidos por los bordes. El dispositivo permaneció en el suelo durante un corto tiempo antes de retomar el vuelo y dejó huellas, impresiones y otras pruebas que indicaron la presencia de un vehículo grande. La agencia oficial francesa de vigilancia ovni o GEPAN montó una investigación intensiva y se tomaron muestras de suelo, hojas y plantas para analizarlas en laboratorios gubernamentales. Hacia 1983 y en una monografía científica de 66 páginas sobre el caso, GEPAN observó que las hojas habían perdido inexplicablemente 30 a 50% de su clorofila y envejecieron bruscamente de una manera que no podía ser duplicada en laboratorio. Existía constatación sobre la "ocurrencia de un suceso importante que trajo consigo deformaciones del terreno causadas por masa, mecánica, efecto de calentamiento y tal vez ciertas transformaciones y depósitos de trazas minerales [fosfato y zinc]", y se concluyó que estos efectos podrían ser explicados mejor por una poderosa emisión de microondas pulsadas (16). 

Existen informes raros de ovnis que expulsan metal fundido y otros que aluden a especímenes físicos que se encuentran en determinado lugar tras un avistamiento. El análisis de tales muestras ha reconocido varios elementos terrestres como aluminio, estaño, magnesio, silicio e incluso petróleo, pero no hay evidencia respecto a la aparición de algo con origen definitivamente sobrenatural (17). Hay muchos casos bien testificados de un material filamentoso-brillante denominado "cabello de ángel" cayendo del cielo y en asociación con avistajes de ovnis. Se tomaron fotos de personas manipulando esa sustancia y un químico que examinó una porción bajo el microscopio la describió como "algodón radiactivo y fuertemente dañado", que por lo general "se evapora" con bastante rapidez (18). También hay muchos relatos conexos a observaciones de ítemes aéreos con caídas de sustancias gelatinosas-translúcidas o transparentes con veloz vaporización. Este material a veces conocido como "polvillo" o "jalea estelar" ha sido informado durante siglos, y una sugerencia es que podría tratarse de excrementos u otros residuos de formas de vida atmosféricas e inusuales (19). 

Se han consignado numerosos informes de testigos ovni que sufren efectos físicos adversos como mareos, dolores de cabeza, parálisis, entumecimiento, fatiga, náuseas, diarrea, pérdida de peso, irritación ocular, erupciones con picazón, quemaduras y otros efectos similares a injerencia de radiactiva. Por ejemplo, una mañana de 1973 un conductor estadounidense se percató que su tráiler era adelantado por un objeto brillante con forma de nabo, aproximadamente tan ancho como una carretera de dos pistas. Cuando se inclinó por la ventana el hombre fue golpeado en la cara por un "flash rojo de fuego" que lo cegó y derritió parcialmente los marcos de sus gafas, las que burbujearon como si el alambre interno del armazón se hubiera calentado por radiación de microondas, haciendo que el plástico a su alrededor quedara fundido. El camionero fue hospitalizado con una reducción severa de visión en ambos ojos, pera la recuperó poco a poco durante un período de tres semanas (20). 

En julio de 1975 un agricultor español trabajaba su campo a bordo de un tractor cuando avistó un objeto de aproximadamente 20 mts. flotando justo por encima del suelo; se trataba de un cilindro metálico abovedado con forma de sombrero en la parte superior y un soporte similar a una "V" por debajo. Se encontraba a menos de tres metros del testigo, quien entonces oyó un ruido silbante y ensordecedor. Mientras giraba, el dispositivo emitió un haz de luz que alcanzó al hombre y su vehículo, perforando un agujero perfectamente redondo en el espejo retrovisor y el granjero se alejó rápidamente. Murió años más tarde tras padecer numerosas dolencias que sólo comenzaron a afligirlo luego del encuentro con el objeto (21). 

En Brasil se han producido bastantes informes acerca de ovnis rectangulares (apodados "chupas") que disparan rayos en horas de la noche contra personas, causando a menudo lesiones serias y en ocasiones mortales; varios de estos incidentes involucraban a cazadores que a su vez eran cazados. En una instancia bien documentada un hombre fue aturdido y enceguecido tras ser alcanzado por un haz de luz; la carne comenzó a desprenderse de los huesos y murió seis horas más tarde. En su mayoría las lesiones reportadas son consistentes con los efectos de microondas pulsadas a gran potencia, aunque esto no explica las pequeñas marcas de punción que a ratos se encuentran en la piel. Los encuentros de militares con ovnis también han conducido a fatalidades: por ejemplo, el 23 de noviembre de 1953 se envió un avión de guerra desde la base aérea de Kinross en Michigan para perseguir un objeto no reconocido. El caza fue rastreado en el radar ya que se fusionó con el objetivo sobre el lago Superior. Ambos desaparecieron de la pantalla, pero a pesar de una búsqueda intensiva jamás se localizaron restos o cuerpos (22). 

Dados los diversos efectos físicos reportados y también el interés frecuente de los ovnis en aviones e instalaciones militares y nucleares, no es sorprendente que algún personal castrense considere estas apariciones extrañas como naves espaciales físicas que representan una amenaza potencial para la seguridad. Tampoco es sorprendente que deseen saber más respecto a sus sistemas de propulsión que parecen superar con creces las capacidades de nuestra tecnología actual. Los objetos avistados por Kenneth Arnold en 1947 se movían a unos 2.100 kilómetros por hora, pero desde entonces se han registrado velocidades de hasta 35.000 kms./h. o más. La mayoría de los ovnis no tiene medios visibles de propulsión, aunque a veces dejan un rastro luminoso y por lo común son silenciosos en su funcionamiento ya sean divisados a larga distancia o de cerca. En las oportunidades donde hay sonoridad se suele describir como zumbidos constantes y bajos o pitidos insistentes y agudos, pero también se han detectado silbidos, gimoteos, rugidos y fragores explosivos.

A menudo se observa que los ovnis siguen un camino abrupto y zigzagueante en oposición a una línea recta o trayectoria de curva suave. Con frecuencia un objeto desconocido y flotante que desciende a tierra realiza un movimiento como "caída de hoja" o pendular que implica un suave balanceo de lado a lado. Además de poder mantenerse en silencio, se ha visto que dichos cuerpos voladores experimentan increíbles aceleraciones y disminuciones en velocidad y giros de 90° que despedazarían a los aviones convencionales y sus pilotos. En los encuentros de militares con ovnis en Bélgica durante 1990 se observó que uno de esos "visitantes" logró una aceleración fantástica de 40-G, y esto causaría la muerte inmediata a conductores humanos que no pueden soportar más de unos 8-G. Si se tratara de un avión convencional, no sólo se habría producido un estallido supersónico, sino que dada la baja altitud y velocidad muchas ventanas terminarían por quebrarse (23). De hecho, no existen informes referentes a aumentos sonoros producidos por ovnis en vuelo supersónico (es decir, más de 1.225 kms./h.).

Si los ovnis fueran artefactos tangibles y comunes, y para evitar que maniobras como las ya descritas produjeran fuerzas-G masivas, esos aparatos deberían estar hechos sin masa o tendría que utilizarse alguna forma de propulsión "antigravitatoria", de modo que cualquier aceleración o desaceleración se imparta simultáneamente a cada molécula de la estructura.

Esta conclusión es apoyada por Paul Hill, ex ingeniero aeronáutico de la NASA, quien señaló que los ovnis tienden a asentar sus niveles para flotar, inclinarse hacia adelante con tal de avanzar, bascular en reversa para detenciones y ladearse con objeto de girar. Tal movimiento es inconsistente con los requerimientos aerodinámicos normales, aunque muestra coherencia con alguna forma de propulsión fuerza-campo repulsiva, respecto a la cual Hill piensa que probablemente implica un campo de cancelación gravitacional. Esto podría explicar por qué los ovnis hacen que los vehículos frenen, rompan ramas de árboles, remuevan tejas, desvíen objetos y agiten el agua, permitiendo también a los ocupantes de una nave sobrevivir a un vuelo supersónico extremo sin estallidos homólogos y eliminaría cualquier calentamiento aerodinámico significativo. Adicionalmente, una envoltura plasmática de moléculas de aire ionizado y excitado rodearía al dispositivo afectando sus colores durante varias fases del vuelo, esto es, rojo y naranja mientras flota y exhibe movimientos lentos, o tonos azules y blancos justo antes de altas velocidades, así como la apariencia definida o borrosa de sus bordes en horas de la noche (24). 

Por lo que respecta a su rendimiento de vuelo, algunos objetos no identificados podrían ser artefactos físicos que emplean tecnología de antigravedad; sin embargo, debemos señalar que en ocasiones dichas manifestaciones tienen diseños raros y no aerodinámicos, paneles aparentemente remachados y algunas han sido vistas emitiendo fuego, humo y vapor. Los ovnis no necesitan ser artilugios materiales y ordinarios en absoluto, y en lugar de ser impulsados por tecnología avanzada que se sirve de fuerzas físicas convencionales, pueden ser puestos en funcionamiento por injerencias paranormales y parafísicas.

Algunos ovnis podrían representar criaturas vivientes (o "bichos") antes que "naves espaciales" y mostrar un poder natural de vuelo usando su propia energía vital (ver sección 5). Trevor Constable argumenta que tanto esas criaturas como los dispositivos alienígenas podrían surgir en nuestra realidad física desde ámbitos etéricos y ser alimentados por energía homóloga. Wilhelm Reich (fallecido en 1957) llamó "orgón" a este impulso y demostró su existencia experimentalmente; así, Constable sostiene que las propiedades conocidas de aquél pueden explicar muchos de los fenómenos asociados con ovnis (25). 

Fig. 4.4. Ovni fotografiado por un piloto estadounidense perteneciente al grupo de infantería marina sobre el mar nororiental chino durante la guerra de Corea. La línea recta claramente delineada en el centro y la mitad inferior negra sugieren trucos fotográficos, pero se han observado efectos bizarros y similares en otros casos.

De acuerdo con Trevor Constable, el color oscuro de abajo y en la extremidad izquierda del disco es causado por altas concentraciones de energía orgónica contractiva y fría, que es conocida por desensibilizar o anular emulsiones de película. El autor sostiene que la energía de orgón giraba en torno a la circunferencia del aparato y la cámara "congeló" el campo giratorio en el sector izquierdo del disco, lo que explica la anómala "sombra" sobre la porción superior del mismo. Constable comenta: "Lo que los terrícolas no conocen sobre la luz, el color, la energía, sustancia y materialidad llenaría un condenado y gran agujero en tierra" (26).

Cuando son propagadas señales electromagnéticas a través del éter, éstas se debilitan en proporción al cuadrado de la distancia que han recorrido. Si un ovni se halla rodeado por una elevada concentración de orgón, esto puede explicar las fallas de energía e interferencia electromagnética, y los plasmas creados por campos giratorios en torno a la nave darían cuenta de los informes sobre apariciones que causan quemaduras y calcinamientos. Los experimentos indican que el contacto humano con altas cantidades orgónicas puede retirar la bioenergía propia de dichos objetos, resultando en entumecimiento o incluso inconsciencia. La energía orgónica también explicaría la ceguera temporal en los testigos y las quemazones, el bronceado y enrojecimiento de la piel.

El giro es probablemente la característica más común atribuida a los ovnis, pues rotan mientras están en vuelo o dan esa ilusión como resultado de sus luces alternadas. Constable sostiene que estas revoluciones y los desplazamientos tipo "caída de hoja" pueden adscribirse al movimiento de onda giratoria (también conocido como kreiselwelle o KRW) en la energía orgónica. La moción a veces espasmódica y errática de los ovnis se asemeja a la de colibríes que como todos los organismos emplean su propio orgón. 

El oscilamiento y balanceo en varios tipos de ovnis se deben al patrón fundamental del KRW de la energía utilizada en la propulsión, o para el caso de los "bichos" en su animación y latido de vida natural. Los discos saltadores como aquéllos presenciados por Kenneth Arnold bien podrían impulsarse mediante energías de mayor grado en las grandes formas de onda KRW que están presentes naturalmente en la atmósfera terrestre (27).

¿Son los ovnis físicamente reales? En teoría pueden ser cualquiera de las siguientes posibilidades: a) objetos físicos genuinos; b) sustancias etéricas temporalmente materializadas; c) objetos etéricos percibidos por clarividencia; d) imágenes externas proyectadas u hologramas, o e) ilusiones que sólo existen en la mente del testigo, ya sean autogeneradas o inducidas por otras entidades. Si los ovnis aparecen o no en el radar, no necesariamente demuestran que son sólidos ya que los cuerpos físicos pueden hacerse invisibles a esa tecnología; inversamente, no todo lo que aparece en el radar es físicamente perceptible. Las películas sobre objetos aéreos extraños no prueban que son ítemes tridimensionales con densidad física, a menos que también interactúen con su entorno, como por ejemplo al dejar rastros materiales de aterrizaje.

El 5 de octubre de 1996 y en la localidad brasileña de Pelotas el empresario Haraldo Westendorf -y experimentado acróbata aéreo que no creía en ovnis- vio un enorme objeto cónico de unos 68 mts. de alto y 100 de diámetro en su punto más ancho. Durante un período de 15 minutos el testigo rodeó tres veces al enorme cuerpo marrón que giraba, llevando su pequeño avión a una distancia de 40 mts.; en ese momento notó un agujero donde había estado minutos antes la parte superior y redondeada del "artilugio". De este boquerón se elevó un ítem clásico en forma de platillo con un diámetro aproximado de 9 mts. y aceleró a casi 10-mach (es decir, 10 veces la velocidad del sonido). Westendorf iba a sobrevolar la cima de la "nave nodriza", pero cambió de idea cuando ésta comenzó a girar más rápido y disparar rayos rojos desde su sección superior. El objeto entonces huyó a enorme velocidad y Haraldo pensó que la onda de choque resultante podría sacarlo de trayectoria; sin embargo, jamás percibió ninguna turbulencia, lo que sugiere que no se trataba de un objeto tangible y común. Todo el incidente fue presenciado por tres controladores aéreos y muchas personas en la playa de Pelotas, pero el centro gubernamental de vigilancia para defensa aérea en Curitiba nunca captó el misterioso "forastero" en sus pantallas (28).

Fig. 4.5. Ovni avistado en Pelotas, Brasil, octubre de 1996 (cortesía de Harry Trumbore) (29).

La siguiente aparición cercana parece implicar un objeto concreto -al menos temporalmente- y no sólo visible de modo substancial. El 14 de junio de 1968 Isidro Puentes Ventura, reservista del ejército cubano, estaba solo de guardia al momento de avizorar una luz blanca tras algunos árboles y decidió ir a investigar. Se encontró a 45 mts. de un objeto posado en el suelo y lo observó durante 10 minutos; era redondo con cúpula y mostraba una serie de "antenas" en el tope. A pesar de su extraña forma y brillo inusual pensó que podía ser un helicóptero estadounidense, por cuanto comenzó a disparar y llevaba cerca de 40 rondas cuando la nave se tornó anaranjada y emitió un fuerte silbido, luego de lo cual Ventura perdió el conocimiento. A las 00:05 horas se oyeron varios disparos por ametralladora procedentes de la ubicación de Puente, quien al amanecer fue hallado inconsciente y lo trasladaron al hospital; el soldado fue incapaz de hablar durante seis días y permaneció en estado de shock por otros siete. Los investigadores encontraron 48 vainas percutadas de metralleta y 14 balas comprimidas por impacto contra un objeto metálico extremadamente duro. Se observó una depresión en el suelo con un agujero central de un metro de diámetro y tres pequeñas indentaciones a su alrededor, lo que indicaba la presencia de un artilugio muy pesado. El radar cubano había detectado un ítem sin identificar que desapareció en medio de fuertes ruidos electrónicos, y dentro de un radio de 5 metros el suelo del sitio estaba calcinado y cubierto con polvo gris similar a ceniza; posteriormente el análisis confirmó que se había aplicado un alto grado de calor (30). 

También hay instancias donde los ovnis cambian su forma. Durante un vuelo de Aeroflot en septiembre de 1984 la tripulación y los pasajeros divisaron una enorme "estrella" amarilla que proyectaba una fuerte luz hacia el suelo, seguido de dos rayos menos intensos. Entonces el rayo más punzante giró para dirigirse directamente a la cabina del avión mientras el objeto aceleraba hacia la aeronave transformándose en una "nube verde". Se contactó al control de tierra en Minsk, pero el encargado de tráfico aéreo no pudo apreciar nada en la pantalla de radar, al tiempo que el "intruso" ya navegaba junto al avión. Varios resplandores de diferentes colores y zigzags ardientes cruzaban el "vapor" de un lado a otro y para ese instante el controlador de tierra podía ver el espectáculo de luz. El objeto comenzó a cambiar de forma como si imitara al aeroplano, desarrollando un apéndice y luego se convirtió en un "avión de nube sin alas con cola puntiaguda". La extraña formación verdosa también fue detectada desde otra aeronave al igual que los controladores en Riga y Vilnius. La "nube" siguió escoltando a los pasajeros durante más de una hora hasta que comenzó a descender a tierra en Tallin. Curiosamente el radar de aproximación en ésta última ciudad captó dos "puntos de luz" tras el aparato comercial, y si bien estos objetivos se mantuvieron "sólidos" el reflejo de radar correspondiente a aquél aparecía y se esfumaba lentamente. El otro aerotransporte se aproximó al ovni y éste disparó un haz de luz que alcanzó a los dos pilotos, y tras varios días uno de ellos fue llevado al hospital donde más tarde murió por una enfermedad similar al mieloma, es decir, malignidad de médula ósea. Otra patología análoga hizo que el otro conductor quedara inválido de por vida (31). 

Si los ovnis fueran objetos comunes y materiales deberían ser vistos siguiendo trayectorias rectas de vuelo a distancias considerables, pero hay pocos casos donde esto ha ocurrido. En cambio, a menudo parecen aparecer abruptamente, maniobrar sobre un área determinada y luego desaparecer de vista o las pantallas de radar en modo brusco. Como ilustra el caso anterior, también se ha notado que cambian de apariencia, y sus manifestaciones y desvanecimientos repentinos a ratos van acompañados por un destello de luz o una explosión. En algunos episodios los ovnis y entidades relacionadas desaparecen sin hacer sonidos, indicando que no son fenómenos físicos corrientes pues de lo contrario su disipación crearía un vacío parcial y produciendo ruido. En un caso, el análisis de una cinta que mostraba la desaparición de un artefacto evidenció que en realidad éste aceleró casi instantáneamente a varias veces la velocidad del sonido, haciéndolo invisible al ojo humano (32); sin embargo, en ciertos momentos parecen estar involucradas materialización y desolidificación genuinas. 

En otra oportunidad un hombre avistó de improviso un disco flotante que se hacía cada vez más pequeño y se esfumó acompañado por una ráfaga de viento que tumbó por tierra al testigo. En otra ocasión un jefe de trabajadores de construcción se topó con un hombre de aspecto extraño y de pie frente a una gran cúpula brillante que flotaba a un metro sobre el suelo. De repente el visitante desapareció y entonces pudo oírse un fuerte silbido y el artefacto se elevó por sacudidas sucesivas antes de difuminarse en una especie de neblina azul; igualmente la historia fue corroborada por varios de sus trabajadores (33). En octubre de 1969 una pareja francesa avistó un objeto posado y ovoide de porte similar a un escarabajo Volkswagen que se alzó y detuvo brevemente; luego partió a una velocidad asombrosa, voló hacia los árboles y pasó a través de los testigos como si no existieran (34). 


Fig. 4.6. Fotos sin autenticación tomadas por Eric Thomason (69 años) hacia las 06:00 a.m. del 10 de marzo de 1993 en Maslin Beach, Australia. Primero localizó un objeto gris y giratorio saliendo del mar a unos 2 kms. y tenía aproximadamente 40 mts. de diámetro. La foto de arriba fue captada a una distancia de 400 mts. antes que se retrajeran las tres patas. A continuación Thomason presenció un segundo ítem más pequeño que se movió hacia el otro y entró en un recoveco de su parte inferior, alrededor del cual había tres luces. El objeto entonces "se disparó" hacia arriba y desapareció (35).

Fig. 4.7. Imagen no autenticada por Roberto Di Sena en la mañana del 26 de noviembre de 2006, Alagamar, Brasil (36).


Referencias

1. Dennis Stacy y Patrick Huyghe, The Field Guide to UFOs: A classification of various unidentified aerial phenomena based on eyewitness accounts, New York: Quill, 2000, p. 17-8.

2. Jacques Vallée, UFO Chronicles of the Soviet Union: A cosmic samizdat, New York: Ballantine Books, 1992, p. 28-9.

3. John Spencer, Gifts of the Gods? Are UFOs alien visitors or psychic phenomena?, London: Virgin, 1994, p. 87-8.

4. Charles F. Emmons, At the Threshold: UFOs, science and the new age, Mill Spring, NC: Wild Flower Press, 1997, p. 163-4; The Field Guide to UFOs, p. 145.

5. Lyall Watson, Lifetide: A biology of the unconscious, London: Coronet, 1980, p. 271.

6. Brad Steiger, Mysteries of Time and Space, West Chester, PA: Whitford Press, 1989, p. 102-3.

7. P.A. Sturrock et al., "Physical evidence related to UFO reports: the proceedings of a workshop held at the Pocantico Conference Center, Tarrytown, New York, September 29-October 4, 1997", Journal of Scientific Exploration, v. 12, 1998, p. 179-229.

8. Bruce Maccabee, "Atmosphere or UFO? A response to the 1997 SSE Review Panel report", Journal of Scientific Exploration, v. 13, 1999, p. 421-59.

9. Illobrand von Ludwiger, Best UFO Cases – Europe, Las Vegas: NV, National Institute for Discovery Science, 1998, p. 93-124.

10. Richard F. Haines, "Analysis of a UFO photograph", Journal of Scientific Exploration, v. 1, 1987, p. 129-47; Bruce Maccabee, "Analysis and discussion of the images of a cluster of periodically flashing lights filmed off the coast of New Zealand", Journal of Scientific Exploration, v. 1, 1987, p. 149-90; Richard F. Haines y Jacques F. Vallée, "Photo analysis of an aerial disc over Costa Rica: new evidence", Journal of Scientific Exploration, v. 4, 1990, p. 71-4; Bruce Maccabee, "Analysis and discussion of the May 18, 1992 UFO sighting in Gulf Breeze, Florida", Journal of Scientific Exploration, v. 7, 1993, p. 241-57; Pierre Guérin, "A scientific analysis of four photographs of a flying disk near Lac Chauvet (France)", Journal of Scientific Exploration, v. 8, 1994, p. 447-69.

11. Timothy Good, Beyond Top Secret: The worldwide UFO security threat, London: Sidgwick & Jackson, 1996, p. 441-5, láminas (p. 414/415); análisis del ovni filmado por Adamski: www.youtube.com/watch?v=EttKw7ROGN8; desacreditación del caso: www.youtube.com/watch?v=1M_ADHmPl7s (ambos en inglés). 

12. Ann Druffel, Robert M. Wood y Eric Kelson, "Reanalysis of the 1965 Heflin UFO photos", Journal of Scientific Exploration, v. 14, 2000, p. 583-622.

13. Ibídem, figuras 11 y 12.
14. Richard L. Thompson, Alien Identities: Ancient insights into modern UFO phenomena, Alachua, FL: Govardhan Hill Publishing, 2da ed., 1995, p. 28-9, 212-3.

15. Bruce Maccabee, "Optical power output of an unidentified high altitude light source", Journal of Scientific Exploration, v. 13, 1999, p. 199-211; Jacques F. Vallée, "Estimates of optical power output in six cases of unexplained aerial objects with defined luminosity characteristics", Journal of Scientific Exploration, v. 12, 1998, p. 345-58.

16. Beyond Top Secret, p. 117-9; Jean-Jacques Velasco, "Report on the analysis of anomalous physical traces: the 1981 Trans-en-Provence UFO case", Journal of Scientific Exploration, v. 4, 1990, p. 27-48; Jacques F. Vallée, "Return to Trans-en-Provence", Journal of Scientific Exploration, v. 4, 1990, p. 19-25.

17. Jacques F. Vallée, "Physical analyses in ten cases of unexplained aerial objects with material samples", Journal of Scientific Exploration, v. 12, 1998, p. 359-75; Peter A. Sturrock, "Composition analysis of the Brazil magnesium", Journal of Scientific Exploration, v. 15, 2001, p. 69-95; Best UFO Cases – Europe, p. 61-9.

18. Alan Watts, UFO Quest: In search of the mystery machines, London: Blandford, 1994, p. 14; Beyond Top Secret, p. 122-4.

19. Trevor J. Constable, The Cosmic Pulse of Life: The revolutionary biological power behind UFOs, Garberville, CA: Borderland Sciences Research Foundation, 2da ed., 1990, p. 453-7.

20. Alien Identities, p. 324; At the Threshold, p. 147.
21. Albert Rosales, "The strangest of the strange", The Anomalist, n° 12, 2006, p. 145-59.

22. Jacques Vallée, Confrontations: A scientist’s search for alien contact, London: Souvenir Press, 1990, p. 112-39, 199-226.

23. Alien Identities, p. 102-3.
24. The Field Guide to UFOs, p.150-1.
25. The Cosmic Pulse of Life, p. 345-69. 
26. Ibídem, p. 96, 423; Beyond Top Secret, láminas (p. 158-9).
27. The Cosmic Pulse of Life, p. 359.
28. The Field Guide to UFOs, p. 110-1.
29. Ibídem, p. 111 (ilustración por Harry Trumbore).
30. UFO Chronicles of the Soviet Union, p. 82-5.
31. Jenny Randles, The UFO Conspiracy: The first forty years, New York: Barnes & Noble, 1993, p. 115-7; Beyond Top Secret, p. 248-50.

32. Alien Identities, p. 75-6.
33. Ibídem, p. 61, 218.
34. Confrontations, p. 183, 187.
35. ufoevidence.org; youtube.com.
36. ufoevidence.org.