05. Formas lumínicas y biológicas
La mayoría de los ovnis no representa más que luces brillantes, generalmente vistas a gran altura, y los científicos tienden a ignorar los resplandores nocturnos de mayor altitud debido a su estrecha asociación con la ufología. Los fenómenos de luz a bajo nivel han recibido más atención, aunque muchos son anómalos y siguen siendo poco conocidos (1).
La mayoría de los ovnis no representa más que luces brillantes, generalmente vistas a gran altura, y los científicos tienden a ignorar los resplandores nocturnos de mayor altitud debido a su estrecha asociación con la ufología. Los fenómenos de luz a bajo nivel han recibido más atención, aunque muchos son anómalos y siguen siendo poco conocidos (1).
Se piensa en ocasiones que los rayos globulares son un fenómeno luminoso de bajo nivel relacionado con objetos no identificados (2); sin embargo, los diámetros en estas manifestaciones tienen por lo general entre 10 a 40 cms., mientras que aquéllos de discos voladores pueden ser cientos de veces más grandes. Por lo común se asevera que dichas descargas esféricas consisten en bolas brillantes de plasma creadas por fuerzas electromagnéticas, pero nadie puede explicar de qué manera se forman y mantienen su aspecto, o cómo tanta energía se puede concentrar en un volumen tan pequeño. Este fenómeno es capaz de atravesar ventanas de vidrio sin romperlas e incluso aparecer dentro de un entorno blindado metálicamente tal como una aeronave, donde no se esperaría que sucediera en el caso de un efecto eléctrico directo. Además estas extrañas luces se mantienen en suspensión, flotan lánguidamente, caen a tierra, permanecen estacionarias o se mueven como si tuvieran un propósito, y por ratos parecen explorar una habitación con curiosidad cual si estuviese dirigida por una inteligencia. Otros fenómenos relacionados incluyen burbujas aéreas luminosas, "grandes conjuntos de esferas o pompas de colores que viajan al azar, de forma rápida y casi lúdica" (3), y así tras la puesta del Sol pueden convertirse en luminarias nocturnas.
En un caso durante 1954 cayó de las nubes cierta bola luminosa y similar al de una pelota de baloncesto, a unos seis metros frente al automóvil de un conductor. Rebotó tres veces y luego "detonó" en el siguiente instante que tocaba tierra. Curiosamente el motor dejó de andar y el coche se deslizó por inercia hasta detenerse, un suceso recurrente reportado en encuentros ovni, a la vez que continuaron precipitándose más objetos brillantes que botaban repetidamente como en cámara lenta (4).
En febrero de 1878 un joven de Osceola Township (Iowa) atravesaba unos campos y notó por delante una luz en movimiento a lo largo del camino, la cual "era mucho más grande que una linterna" y se acercaba, deteniéndose a pocos metros del testigo. El potente fulgor se elevó en el aire y luego volvió a descender, y el asustado hombre se devolvió a la casa de su vecino que acababa de salir, aún seguido por la luz. Otras dos personas se ofrecieron a acompañarlo hasta su domicilio y la luminosidad ya no era visible, pero reapareció de improviso siendo divisada por los tres individuos y no se aproximó tanto como antes, pero se desvaneció varias veces y se dejaba ver nuevamente en un lugar diferente. La luz también fue presenciada por otras personas en el vecindario (5).
Las formas similares a llamaradas y conocidas usualmente por nombres tales como "fuegos fatuos", "ignis fatuus" y "llamas de vela" constituyen otra clase de luces terrestres. En el folklore suelen interpretarse a modo de duendes errantes y perjudiciales que llevaban a los viajeros a su perdición o como precursores de muertes, y se cree que revolotean sobre tumbas recientes. La explicación estándar los atribuye a gases inflamados de manera espontánea (en gran medida metano) que escapan de terrenos pantanosos, pero esta teoría no funciona en muchos casos pues estas "llamas" se describen a menudo como frías. Los avistamientos de fuegos fatuos disminuyeron hacia fines del siglo XIX, mientras que las apariciones de ovnis han aumentado desde entonces, y al parecer el vocablo "ovni" se ha convertido en el cajón de sastre para fenómenos luminosos inusuales.
Otros fenómenos fulgurantes e inexplicables son las luces de terremotos y volcánicas, avistadas con frecuencia antes, durante o después de un sismo o erupción. Las del primer tipo presentan una amplia gama de formas tales como serpentinas y despliegues similares a auroras en el cielo, esferas de luz, brillos atmosféricos, destellos sobre laderas y relámpagos "lentos". En ocasiones dichas luminosidades se ven en o por encima del mar, algunas de las cuales pueden vincularse a terremotos submarinos. Otras instancias "refulgentes" y extraordinarias informadas por gente de mar, especialmente en el Océano Índico, incluyen grandes "ruedas" y "bandas de luz" que se extienden sin hacer ruido sobre el océano, pero los científicos prefieren ignorar estas misteriosas presencias (6).
Entre noviembre de 1990 y julio de 1992 en Gulf Breeze (Florida, EE.UU.) hubo casi 170 avistamientos de luces y "anillos" fulgurosos en movimiento por el cielo nocturno, como también ítemes centelleantes, con cambio de color y a veces pulsantes. Muchos de esos avistajes involucraron a varios testigos y se obtuvieron numerosas fotos y grabaciones de vídeo. Durante un incidente de 1992 un proyector con un millón de candelas se encendió y apagó alternadamente a una forma luminosa, y en réplica ésta se tornó blanca y su propia tasa de pulsación cambió repentinamente de lento a rápido antes de desaparecer (7).
Las manifestaciones de luces terrenales son comunes en particular cerca de fallas geológicas activas. De acuerdo con la teoría de tensión tectónica desarrollada por investigadores como Paul Devereux y Michael Persinger, estas formas radiantes se generan principalmente por estrés o tensiones en la corteza terrestre, aunque se desconoce el mecanismo exacto (9). Se han recreado fenómenos similares de forma experimental a escala de laboratorio, y la evidencia contradice la teoría popular de que se trate de plasmas.
Fig. 5.3. Imagen notable capturada por David Kubrin en 1973. Tras visitar el monumento nacional Pinnacles de California, de pronto él y su esposa vieron una racha de luz justo por encima de los árboles, produciendo ondas de choque en el aire y luego se detuvo sin disminución de velocidad, como si tuviera ingravidez. Básicamente la luminosidad mostraba forma ovoide y puesto que se detuvo parecía ir en un giro, haciendo que el resplandor se disipara. La manifestación perdió su forma y se fusionó en cierta medida con el aire circundante. La fotografía fue tomada cuando comenzó la rotación y se aprecia un núcleo de luz áurea rodeada parcialmente por un destello luminoso contrastando con el oscurecimiento del cielo azul. Los Pinnacles son espectaculares picachos y columnas dentados similares a chapiteles; bajo ellos hay un intrincado sistema de cuevas y el sitio limita al este con la falla de San Andrés (11).
Las luminarias terrestres varían enormemente en tamaño y color y pueden cambiar de apariencia; también exhiben diversos tamaños que van desde pelotas de ping-pong a grandes extensiones, aunque es común compararlas a un balón de básquet. Por lo general son redondas o esféricas, pero con frecuencia se han descrito tubos, cigarros, rectángulos, diamantes, "renacuajos" o figuras de contornos irregulares, y a corta distancia se informa de una actividad interna "hormigueante" al interior de ellas. Los resplandores terrestres pueden generar sonoridades de varias clases, en particular zumbantes o silbidos. Las manifestaciones múltiples que se ven volando unidas pueden dividirse y combinarse mostrando movimientos aparentemente coordinados, y son divisadas con frecuencia surgiendo desde o desapareciendo en el suelo. A menudo rondan cuerpos hídricos como lagos y embalses, y en intervalos se aprecian brillando bajo la superficie del agua. Cuando flotan libremente, por lo general prefieren las proximidades de picos montañosos y cordilleras, techos de casas aisladas, afloramientos de roca, torres, antenas y otras construcciones puntiagudas o lugares apartados que tienden a funcionar como recolectores de carga. Esto podría indicar que tienen algún tipo de base electromagnética; sin embargo, con frecuencia la luz producida parece ser de naturaleza inusual y muy brillante, aunque definida y sin rayos.
Devereux piensa que las luces terrestres están en el borde mismo de la externalización física, lo que puede explicar por qué algunos resplandores se muestran en el radar y otros no. Las zonas geográficas en que brotan deben proporcionar una fuente de energía, probablemente electromagnética o gravitacional, lo que les permite inmiscuirse y circular en nuestro mundo material. Los mecanismos exactos que los generan son desconocidos, pero Devereux cree que representan "una manifestación de energía que es o bien una forma desconocida de electromagnetismo, o un orden completamente ignoto que interactúa y resuena de alguna forma con partes del espectro electromagnético". Se establece un paralelismo con el concepto chino del chi o la kurunba de los aborígenes australianos, "una fuente primaria de fuerza que sustenta la manifestación de los efectos energéticos y materiales en el mundo físico" (12). El autor también señala que frecuentemente las luminiscencias terrenas parecen mostrar inteligencia y responden a los movimientos y pensamientos de los observadores.
Devereux considera que en efecto la mayoría de objetos volantes no identificados corresponde a esta clase de luces, y se afirma que más del 40% de avistajes ovni se produce en o cerca de fallas geológicas que a su vez son lugares de variaciones eléctricas, magnéticas o gravimétricas. Cabe destacar que los poltergeist y otros eventos paranormales ocurren repetidas veces en confinidades inmediatas a los brotes de fulgores terrestres y durante el mismo período, y que tanto los ovnis como el fenómeno poltergeist parecen aumentar de manera significativa en momentos de alta actividad geomagnética global.
Sin embargo, la teoría de resplandores terrenos no esclarece todos los avistamientos de ovnis. Primero, éstos últimos también se observan en zonas sísmicamente inactivas; segundo, aunque las luces vistas en pleno día pueden lucir brillantes o metálicas y posiblemente tengan forma esférica, oval o discoide, por lo general las luminiscencias terrenales más grandes poseen varios metros en diámetro, mientras que algunos ovnis muestran un volumen mucho mayor; y tercero, si bien se ha conocido que las bolas energético-luminosas chamuscan follaje y dejan quemaduras y surcos en el suelo, los resplandores terrestres no explican los avistajes a corta distancia de artefactos grandes, estructurados y con gran peso que dejan huellas de aterrizaje correspondientes.
Para dar razón de encuentros cercanos con "alienígenas" e incluyendo secuestros, la teoría de tensión tectónica se ha ampliado con el concepto de alucinaciones inducidas de modo electromagnético. Nuestras percepciones del mundo son mediadas por patrones de operación electromagnética generadas en el cerebro, y cualquier estímulo que cause pautas similares de actividad encefálica puede generar experiencias que son tan convincentes como los eventos reales. Michael Persinger ha demostrado que la estimulación con electrodos de lóbulos temporales en el cerebro es susceptible de incitar una variedad de vivencias mentales muy perturbadoras que incluyen casi todos los elementos básicos de experiencias místicas, religiosas y de "visitantes" tales como encuentros con demonios, ángeles y hadas.
Persinger y Devereux sostienen que las fluctuaciones de energía generadas por líneas de falla no sólo pueden producir destellos terrestres sino también -y sobre todo a corta distancia- interactuar con el sistema nervioso humano, específicamente el lóbulo temporal del cerebro, generando alucinaciones de "encuentros con extraterrestres". Esto suele ocurrir cuando el testigo se encuentra en un nivel alterado de conciencia (por lo general durante horas de la madrugada) o en un período extenso de conducción cuando se estimulan la actividad en el hemisferio cerebral derecho e interrupciones de conciencia. Los pormenores del evento dependen de las creencias y expectativas de los individuos, la sensibilidad de sus lóbulos temporales y regiones límbicas, y la complejidad del campo electromagnético aplicado en el encéfalo (13). Existen numerosos relatos de personas que se toparon con dichas luces muy de cerca sin recibir ningún daño físico ni padecer efectos alucinógenos, pero Devereux sugiere que estas diferencias pueden depender de la frecuencia a la cual emana la energía de un resplandor.
La principal debilidad en esta teoría es que, si bien los campos electromagnéticos pueden provocar alucinaciones en el laboratorio, ningún campo aleatorio común y externo a un experimento bajo control pudo generar un continuo de pensamiento ordenado y lógico durante un encuentro cercano que dura aproximadamente una hora, incluyendo muchos detalles vinculantes en los recuerdos de diferentes testigos. Es muy posible que algunas de esas vivencias de primera mano o al menos ciertos elementos sean de tipo quimérico o imaginativo; sin embargo, es poco probable que los mecanismos que los inducen sean fuerzas físicas conocidas.
Kenneth Ring asevera que los encuentros extraordinarios pueden estar correlacionados con factores neurológicos tales como una inestabilidad del lóbulo temporal, y no son reducibles a ellos. Del mismo modo que un televisor no es en sí mismo la fuente para las imágenes que vemos en pantalla, el cerebro tampoco es capaz de generar nuestras experiencias y en su lugar puede servir para transmitirlas. Tomando esa posición, puede ser necesario que ocurra cierto estado neurológico antes de recibir ciertas imágenes e información, pero entonces dicha condición sería más como una "ventana" (incluso si ésta distorsiona la entrada en alguna forma) que una estación de señal en su propio derecho (14).
Otra teoría que se solapa con la de luces terrestres en cierta medida es que los ovnis son bioformas aéreas o "criaturas celestes". Mediante el uso de una cámara corriente cargada con película de infrarrojos, el conocido historiador de aviación Trevor Constable ha fotografiado formas de vida plasmáticas en la atmósfera que habitan el sector infrarrojo del espectro y normalmente son imperceptibles, cuya existencia ha sido verificada de modo independiente por investigadores en Europa y Estados Unidos. La mayoría son apariciones esféricas en forma de disco o cigarro, otros se ven como peces o serpientes y muchas se asemejan a organismos unicelulares gigantes-pulsantes o amebas. Constable cree que sólo algunos ovnis son criaturas vivas (o "bichos") y otros son artefactos diseñados y controlados en forma inteligente que se originan en ámbitos etéricos (15).
Este autor sostiene que bajo ciertas condiciones algunas bioformas aéreas pueden alterar su densidad y ser físicamente visibles. Su esencia etérea o naturaleza "plástica" les permite cambiar de aspecto, dividirse en dos y reunirse. También parecen trasladarse de forma pulsatoria, con expansión y contracción cíclicas mientras se mueven por el aire. En ocasiones recorren la atmósfera en bancos destellantes parecidos a cardúmenes, y su comportamiento sugiere que poseen un bajo grado de inteligencia. Se les ha visto "jugar" alrededor de yunques cumuliformes y alas de aviones; van al paso de aeronaves y cazas de combate como hacen los delfines con embarcaciones; hay quienes las presenciaron persiguiéndose unas a otras por el cielo de modo juguetón y tienden a tomar acciones evasivas si los humanos se acercan demasiado. Las criaturas que Constable ha fotografiado habitan en la zona fronteriza etérica -entre los niveles físico y astral- o se originan en los reinos astrales y son formas de vida elementales que cambian de forma.
Fig. 5.5. Este "bicho" invisible fue fotografiado en Thousand Palms, California, en mayo de 1975 por Diana, la hija de Constable, entonces de 11 años y quien era extremadamente sensible a esa edad por cuanto fue entrenada para tomar imágenes de objetos percibidos en forma etérica. La cámara estaba equipada con un filtro 18A y una película infrarroja de alta velocidad. En la parte inferior derecha puede verse un "rompenubes", inventado por Wilhelm Reich con propósitos de ingeniería climática (17).
Fig. 5.6. Estos plasmoides invisibles están entre los muchos que se fotografiaron en horas de la noche cerca de Génova, Italia, en enero de 1981. De improviso los detectores infrarrojos/magnéticos y otros instrumentos enloquecieron y los investigadores operaron sus cámaras de inmediato, a pesar de que nada era visible a simple vista. Las varias imágenes obtenidas muestran estas extrañas formas etéreas azules y blancas que caen desde el cénit y rodan por la ladera, rozando en la extensión de hierba y entre los coches, equipos e investigadores (18).
El radar proporciona otro medio para detectar ovnis invisibles, incluyendo "bichos". Este instrumento emite ráfagas de microondas que son reflejados de vuelta por lo que se interpone en su "camino". Dichas emisiones se encuentran entre las ondas de radio y la radiación infrarroja, y ésta se ubica un poco más allá de la parte roja del espectro visible. La tecnología de radar se perfeccionó durante la Segunda Guerra Mundial y se utilizó para detectar aviones enemigos y naves antes que se hicieran evidentes a simple vista, pero a veces hubo objetivos detectados por radar que permanecían invisibles incluso cuando estaban tan próximos que debieron haberse percibido directamente.
Durante la guerra se produjo un suceso conocido como el "incidente Nansei-shoto". Dos portaaviones estadounidenses patrullaban la zona sur de Okinawa en el Pacífico Norte y sus radares mostraron un gran punto de luz aproximándose desde el noreste, que se suponía era una flota enemiga estimada entre 200 y 300 unidades. A una distancia de 160 kms. se determinó que su velocidad era cercana a las 700 millas/hora, más rápido que cualquier avión conocido en el mundo para entonces. Fueron enviados todos los aviones estadounidenses disponibles hacia el grupo que se acercaba, y a pesar de la excelente visibilidad los pilotos de combate no vieron nada incluso cuando el radar les mostró que permanecían directamente por encima de la "fuerza atacante". El "enemigo" seguía llegando hacia el grupo de trabajo que se preparaba para un ataque inminente. La formación misteriosa voló sobre la flota, pero el equipo nunca vislumbró nada excepto un cielo azul y vacío (19).
Desde entonces han acontecido muchos episodios similares. Estos objetos invisibles son conocidos oficialmente como "propagación de anomalías de radar", "ecos espurios", "fantasmas de radar" o "ángeles". Constable sostiene que se utilizan múltiples nociones de "escapatoria" para justificarlos tales como bandadas de pájaros, bolsas de gas caliente y nubes de insectos, y cree que varios de ellos representan criaturas vivientes desconocidas.
El radar puede tener efectos curiosos sobre algunos ovnis. Por ejemplo, dos oficiales de la armada informaron haber presenciado dos ítemes sin identificar que huyeron a toda prisa al momento de tropezar con un campo fuerte de radar, y los ovnis rebotaron fuera del haz del instrumento como pelotas de goma que chocan con una pared, lo cual parece ser la respuesta de algo vivo a un estímulo desagradable. Otro incidente similar ocurrió durante 1950 en un promontorio de New Jersey cuando el gobierno fue notificado sobre observaciones de ovnis en reiteradas ocasiones, y se trajeron tres torres de radar montados en camiones. Un oficial explicó que el instrumental hizo "tambalear" los objetivos y esperaba derribar uno si podía conseguir que se dirigieran suficientes haces contra dicho cuerpo a corta distancia. Más tarde el radar hizo que los discos se bambolearan, pero no se pudo abatirlos pues se alejaron y los camiones fueron retirados a los pocos días. Un patrón de comportamiento básico en animales es el regreso periódico a ciertas áreas tales como fuentes hídricas. Los radares son incapaces de hacer que ningún avión conocido experimente "vacilaciones", pero los poderosos haces de energía electrónica pulsada que irradian pueden estimular e incluso quemar tejido vivo (20).
Las siguientes instancias muestran que puede existir una amplia variedad de formas lumínicas vivas y otras criaturas atmosféricas.
En septiembre de 1891 una extraña forma de vida aérea, acéfala y oblonga fue avistada sobre Crawfordsville, Indiana, con 6 mts. de largo y 2,4 de ancho y se propulsaba con varios pares de aletas. Dos hombres junto con un pastor metodista y su esposa observaron que rodeaba una casa, desapareciendo hacia el este por corto tiempo y luego regresó. La criatura se manifestó otra vez la noche siguiente y los centenares de residentes constataron su violento aleteo como también un "ojo" de tono escarlata llameante. La presencia "se retorció como si estuviera agónica" y generaba un "sonido quejumbroso y resollante" cuando de elevaba a 90 mts. En un momento dado se precipitó sobre una banda de curiosos que juraron haber sentido su "aliento caliente" (21).
En 1925 Don Wood y otro estadounidense aterrizaron en un avión biplaza sobre Flat Mesa, cerca de Battle Mountain en el desierto de Nevada. Mientras caminaban sobre la parte superior notaron algo llegando a tierra, de apariencia redonda y plana como un platillo, de unos 2 mts. en ancho con una parte inferior de color rojizo y se detuvo en seco a 9 mts. de distancia. Los testigos se acercaron y vieron que era un "animal" como jamás habían presenciado, pues exhibía un cuerpo análogo a mica, pero sin ojos o piernas visibles; estaba herido y cuando respiraba su fragmento superior subía y bajaba creando un agujero de 15 cms. alrededor de sí como una almeja que se abre y cierra. Mostraba un trozo faltante a un lado de su orilla de donde emanó una espuma con aspecto metálico. Tras un descanso de 20 minutos comenzó a pulsar nuevamente y aumentó su brillantez excepto donde estaba dañada y trató de levantarse, pero se dejó caer una vez más.
De repente los hombres vieron aproximarse un "animal" mucho más grande con 9 mts. de ancho y se ubicó por encima del pequeño con cuatro lenguas semejantes a ventosas; luego se hizo demasiado deslumbrante a la vista y ambas criaturas se elevaron para huir en un segundo a una velocidad estimada de 1.000 millas/hora y dejaron atrás un hedor horrible. El material espumoso de la pequeña entidad parecía alambre de aluminio fino, y había más sustancia delicada y análoga en un rastro circular de igual amplitud al del "ser"; finalmente dicho material se derritió con el Sol. Don Wood no publicó este incidente hasta 1959 al pensar que nadie le creería y señaló que el "animal" más grande aparecía como una luz de 9 mts. si era divisada por la noche (22).
En agosto de 1927 el artista, filósofo y explorador Nicholas Roerich y otros miembros de su comitiva divisaron un enorme y radiante objeto ovoide -del cual un costado brillaba al Sol- a elevada altura sobre el Altai-Himalaya. Fue seguido a través de prismáticos cuando voló hacia el sur a gran rapidez y luego cambió de dirección antes de desaparecer en el cielo azul intenso. Un lama budista aseveró que ese ítem era un signo de la fuerza protectora de Shambhala, un legendario reino espiritual al que se hace referencia en tradiciones orientales (23).
Durante la ascensión en 1933 al monte Everest el escalador Frank Smythe divisó dos objetos con aspecto curioso flotando en el cielo y parecidos a globos-cometa, pero uno tenía lo que semejaban ser alas con poco desarrollo y agazapadas, y el otro una protuberancia análoga a un pico aviar. Smythe se encontraba a una altitud de 8.400 mts. y los "visitantes" se cernían a 120 mts. por debajo; se veían muy oscuros y parecían latir lentamente. Otras expediciones al Himalaya en las décadas de 1920 y 1930 informaron haber atestiguado "discos plateados gigantescos" y "una tetera voladora", pero los "expertos" desestimaron estas historias como "alucinaciones" creadas por la gran altitud. La gente local, por el contrario, sostenía que este tipo de cuerpos aéreos siempre recorría rutas regulares sobre las montañas y los consideraban manifestaciones religiosas (24).
El área circundante a Darjeeling en las estribaciones del Himalaya (extremo noreste de India) parece ser una guarida de luces terrestres. Casi a principios del siglo XX y durante una noche algunos visitantes extranjeros caminaban en torno a un jardín de flores al momento de reparar en una luz similar a la de linternas y que bajaba por el camino. A continuación aquélla voló por otra parte de la colina cubriendo entre dos a tres minutos una distancia que a un humano común le llevaría al menos media hora. Se les dijo que era uno de los "chota-admis" ("hombres pequeños") que vivían bajo tierra y sólo salían de noche cuando iban a caminar o flotaban en la periferia con linternas; de igual modo nunca permitían que alguien se acercara a ellos o de lo contrario la persona desaparecía inesperadamente, y quienes los presenciaban podrían enfermar e incluso morir (25). En varias ocasiones posteriores los testigos vieron luces idénticas que revoloteaban las serranías.
Algunos años más tarde el erudito budista tibetano Lama Angarika Govinda vio similares resplandores terrestres y deslizándose por las montañas mientras se hallaba en Gangtok, capital de Sikkim, a unos 50 kms. de Darjeeling. Su anfitrión el Maharajá dijo que las luces no eran de origen humano, podrían alzarse en el aire a una velocidad inalcanzable y la gente de su país les consideraba una especie de espíritu (26).
El pico quíntuple de Wu Tai Shan al norte de China es un lugar sagrado para tibetanos, mongoles y chinos; asimismo estos picachos y todos los templos circundantes revisten sacralidad para Manjushri, el bodhisattva de sabiduría y virtud. En la formación más austral se construyó una torre específicamente para observar las "luces bodhisattva" que siempre se materializaban entre la medianoche y las 02:00 horas. En 1937 se permitió presenciarlas a un grupo de visitantes europeos y éstos vieron innumerables bolas esponjosas e ígneas de color naranja con movimiento tranquilo y majestuoso en el espacio, "verdaderamente una manifestación apropiada de divinidad" (27).
Las así llamadas "luces asustadoras" [spooklights, similares a la ilustración derecha] se aparecen con frecuencia alrededor de Marfa, Texas. En marzo de 1973 una pareja de geólogos vio dos fulgores que se movían rápidamente al noreste, casi en ángulo recto con
respecto a la carretera en que conducían. La primera luminaria se ralentizó cerca del camino, lo cruzó a menos de 300 mts. enfrente del coche y a un metro sobre el terreno para continuar con rumbo este donde pareció fusionarse con un tercer resplandor. La segunda luz siguió aproximadamente el mismo trayecto que la primera, pero de modo más lento. Los geólogos trataron de moverse subrepticiamente hacia ella en el coche con las luces apagadas, pero el objetivo se apartó y mantuvo en medio de la carretera, y los testigos tuvieron la impresión de que sabía exactamente dónde estaban y se "atrevió" a perseguirlos. La intensidad de la luz disminuía a medida que ralentizaba y permaneció en un sólo lugar. Su tamaño era más o menos la mitad de una pelota de baloncesto y el color asemejaba al de una bombilla incandescente. Tras unos 30 segundos se desplazó hacia el este para unirse a las otras luces y entonces todas desaparecieron (28).
En el noreste de Oklahoma se producen avistamientos frecuentes de fenómenos luminosos conocidos como la "luz asustadora triestatal" o "avispón". Algunos de esos resplandores han demostrado ser faros refractados de automóviles, pero muchos siguen sin explicación. En una oportunidad 10 a 15 personas estaban observando un "avispón triestatal" cuando de improviso apareció a unos 10 mts. de distancia en medio de la carretera, y su porte era comparable al de un balón de básquet, exhibía tonos naranja-amarillo, aspecto palpitante y rodaba lentamente por el suelo. Los espectadores atónitos se quedaron muy tranquilos pues no deseaban ahuyentar la manifestación, pero de repente algunos vehículos tras ellos avanzaron haciendo crujir la grava del camino con tal de obtener una mejor vista. La luz reaccionó elevándose hasta unos 3 mts., se dividió en dos secciones y huyeron disparadas al bosque en ambas direcciones a la vez (29).
El 29 de julio de 1947 y cinco semanas posteriores a su famoso avistamiento que marcó el comienzo de la "época ovni" moderna, Kenneth Arnold tenía una segunda experiencia homóloga. Mientras aterrizaba en La Grande (Oregón) para repostar el avión fue confrontado por "una bandada que parecía de patos", excepto que eran de color cobrizo y tenía de 1 a 1,5 mts. en extensión. Había varias docenas de ellos e iban directamente hacia él, pero finalmente se desviaron y cuando el testigo se internó en el grupo las "aves" subieron vertiginosamente dejándolo solo. En 1952 Arnold vio estos ovnis de nuevo y captó una película de ellos. Dos volaban bajo él en el monte Lassen; uno parecía sólido, pero podían apreciarse los pinos a través del otro, y después el aviador llegó a la conclusión de que muchos platillos voladores eran seres vivos en lugar de "naves espaciales" con pernos y tuercas (30). La Fuerza Aérea de Estados Unidos estaba al tanto de que fueron divisados algunos objetos luminosos no identificados y pulsantes que pasaban zumbando por sus aviones a altitudes elevadas, y en abril de 1949 publicó la hipótesis de que algunas de estas manifestaciones podrían tratarse de "animales extraños".
Una mañana estival de 1975 un profesor de ciencias neoyorquino estaba a punto de entrar en su vehículo cuando se percató de una nube negra, con dimensiones comparables al de una pelota de básquet y flotando por encima de su domicilio. La "entidad" se movía hacia atrás y adelante, cambiando de forma desde una pequeña masa globular a un ovoide más grande, y finalmente asumió una apariencia multicurvada, oscura y vaporosa con una altura de 1,8 mts. y 45 cms. en ancho. El hombre continuó observando con incredulidad a medida que los acontecimientos tomaron un giro aún más extraño. Entonces la nube pareció inhalar, frunció sus "labios" y disparó una corriente de agua hacia él y el auto, empapando a ambos. Luego de un minuto el chorro se detuvo y el objeto se desvaneció al instante. Más tarde una prueba de pH confirmó que la precipitación era simplemente agua, y así este evento hace pensar en la broma de un elemental travieso (31).
En la primavera de 1951 y mientras un grupo de soldados estadounidenses preparaba una embestida contra un pueblo coreano, se acercó a ellos un ovni con apariencia de disco brillante. Uno de los militares le disparó con balas perforantes y escuchó que los proyectiles golpeaban contra algo metálico y el blanco "se volvió loco" moviéndose de forma errática y sus luces parpadeaban de vez en cuando. Luego los hombres oyeron un ruido similar al de un generador a máxima potencia y fueron barridos por una especie de rayo que les produjo sensaciones de ardor y hormigueo. Tres días más tarde tuvieron que ser evacuados en ambulancia ya que se sentían demasiado débiles para caminar (32).
Con frecuencia se reporta que los impactos balísticos a ovnis y también humanoides suenan como si chocaran contra metal, pero esto podría significar que la materia etérica fisicalizada puede asumir propiedades metalizantes en lugar de dérmica o muscular. Esta idea parece ser respaldada por el "cuerpo similar a mica" y la "espuma fibrosa" asociados con las criaturas vistas por Don Wood sobre Flat Mesa.
El 11 de abril de 1980 un piloto de la Fuerza Aérea peruana recibió órdenes de interceptar un ovni que inicialmente flotaba en el espacio aéreo restringido. Al principio se pensó que podría ser un globo, pero demostró capacidad de maniobrar lejos del piloto a velocidades supersónicas. El militar describió al ítem como metálico y circular, de 9 mts. en diámetro y no mostraba accesorios de aviación típicos. Se dispararon 64 rondas de 30 mm contra el "intruso", y aunque muchos de los tiros llegaron a aquél no evidenció daños visibles. Las balas no rebotaron en el blanco, sino que más bien parecía absorberlas (33).
A mediados de 1964 una forma de vida "metálica" comenzó a aparecer en Rio Vista, California. Los informes describieron su figura como un cigarro, con aproximadamente 1,5 mts. en diámetro y entre 3,6 a 4,5 de largo; su brillo era rojizo y se desplazaba en silencio. El 22 de septiembre de 1965 unas 300 a 400 personas en la oscuridad se hallaban sobre cierta colina y alrededor de una torre hídrica donde generalmente se divisaba esta aparición, la cual se manifestó y fue vista flotando o moviéndose lento a unos 40 ó 60 mts. por encima de los árboles o en la parte superior de dicha construcción. Unos jóvenes premunidos de rifles calibre .22 dispararon al objeto una noche; los proyectiles provocaron un sonido "metálico" y el cuerpo volador mostró una llamarada de color rojo fulgente por un instante (34).
En el norte de Queensland, Australia, hubo informes que aludían a "nidos-platillo". Una mañana de enero de 1966 un granjero en las vecindades de Tully conducía un tractor cerca de una laguna y se sorprendió al avistar un gran disco que ascendía súbitamente entre los juncos a 23 metros de distancia. El "artefacto" se elevó hasta unos 18 mts., luego osciló levemente hacia un lado y desapareció con rapidez en dirección suroeste. Entre las cañas el agricultor encontró una zona aplanada y circular con unos 9 mts. en diámetro al interior de un crecimiento vegetal denso e intacto. Los tallos aplanados estaban distribuidos radialmente y en sentido antihorario, mientras que los juncos fueron arrancados desde la parte inferior de suerte que toda la masa flotaba en la superficie del agua. Hacia el anochecer las superficies superiores de las plantas aplanadas se tornaron de color marrón. Posteriormente fueron encontrados más nidos en la misma zona y también se han descubierto en otras partes del mundo (35).
En numerosos incidentes se percibe este aplanamiento significativo de forma antihoraria en las cañas como evidencia del movimiento análogo y energético en torno a ovnis discoidales. Los tifones muestran un desplazamiento contrario a las agujas del reloj y levantan millones de toneladas de agua a medida que pasa por el océano. Trevor Constable cree que los ovnis auto-levitados hacen uso de la misma energía etérica u orgónica, y de esta forma el alto potencial homónimo asociado con la "criatura" de Tully retira la carga de orgón en las cañas bajo ellas y las tira desde la raíz. El color café en el borde superior de los vegetales aplastados podría ser consecuencia del torbellino plasmático en torno a estas apariciones.
Los "nidos-ovni" de Queensland se parecen mucho más a una zona de albergue para criaturas vivas que a un apostadero de "seres espaciales". El anidamiento de dichos objetos en el agua y en medio de juncos recuerda a organismos voladores como gansos y patos; asimismo, cuando esos ítemes emprenden vuelo ante el paso ruidoso de un tractor es una reminiscencia de aves de caza asustadas. En la misma zona de Queensland se observó un cuerpo discoidal que navegaba al paso de un avión a gran altura y también hay ovnis que han acompañado de manera similar a aviones, bombarderos y cazas de combate en todo el mundo. Comúnmente las aves marinas siguen a barcos en el mar y a menudo los acompañan durante cientos de millas.
En enero de 1958 un australiano de 21 años sufrió la persecución de un objeto en forma de cúpula que emitía un haz luminoso y estrecho hacia el suelo. Tuvo tanto miedo que condujo a casa con un neumático medio reventado y fue seguido durante 5 kms. por el "invasor" que estaba a 50 metros de distancia y a 10 sobre el terreno. El objeto provocó interferencias de radio y alcanzó el coche a más de 100 kilómetros por hora (36). Frecuentemente se informa de rayos refulgentes que salen de ovnis y no necesariamente significa que sean vehículos aéreos; en cambio, ciertas formas de vida podrían estar "sondeando" a los observadores.
También las luces intermitentes no tienen por qué aludir a máquinas voladoras y estructuradas. En octubre de 1973 un oficial de policía en Mississippi percibió un ítem brillante con figura de trompo y luces centelleantes que flotaba lentamente, el cual se cernió sobre una instalación de energía eléctrica y emitió silbidos análogos a sopletes. El testigo lo siguió por varios kilómetros, luego se acercó y el motor, las luces y la radio del auto no respondieron. El objeto partió y tras 15 minutos el vehículo y el equipo radial retomaron su funcionamiento. El oficial se topó otra vez con el "visitante" notando que se posicionaba cabeza abajo, y acto seguido se esfumó rápidamente (37). Muchos ovnis parecen ser atraídos a centrales y líneas eléctricas, transmisores de radio, altos hornos, luces de calles y fuentes de energía similares (38).
En 1982 y mientras conducían de Los Ángeles a San Francisco, Keith Boyer y un amigo divisaron cierta esfera compuesta por una serie de luces que se fusionaban y rotaban unas dentro de otras, y circundada por una niebla difusa; tenía unos 15 mts. de ancho y parecía ser una entidad viviente. El "nuevo acompañante" había estado rondando a cerca de 30 mts. sobre el suelo, pero luego comenzó a descender y devino incómodamente brillante con una mezcla de intensos tonos azules, verdes, amarillos y rojos. En algún momento un rayo de luz desde el objeto alcanzó al auto, y luego de un apagón Boyer recuerda que él ya no conducía, sino su amigo, y balbuceaban entre sí en una lengua desconocida. Tras un lapso de 10 a 15 minutos el extraño estado mental desapareció poco a poco (39).
Igualmente los ovnis rectangulares o "chupas" avistados en el noreste de Brasil y que a menudo emiten rayos luminosos y paralizan personas podrían ser criaturas antes que "naves", ¡pues durante varias oportunidades la población local ha perseguido "chupas" gritando y golpeando cacerolas! (40).
Una pareja estadounidense se topó con un ovni resplandeciente y posado sobre un pequeño grupo de árboles en Lone Pine, California. La zona iluminada siguió creciendo para cubrir buena parte de la entidad y luego se contrajo a un ritmo que coincidía con la tasa de respiración en los observadores. Entonces la forma de luz se inclinó y de repente salió a toda velocidad sin generar sonido alguno, recorriendo una distancia de 16 kms. en cuestión de segundos; a medida que lo hacía los árboles se inclinaban con ella en lugar de sacudirse hacia atrás. La pareja condujo al desierto y se quedó bajo el objeto durante hora y media. Una especie de niebla pesada salió de aberturas en sus lados; los testigos percibieron que los observaba y fueron impregnados por "un sentimiento de reverencia, belleza y humildad". Cuando el hombre se preparaba para tomar una fotografía, la entidad aceleró hacia la derecha y se disparó en modo ascendente (41).
Existen varios informes de ovnis que en apariencia responden directamente a pensamientos de los testificantes. En 1950 un avión de la marina de guerra estadounidense sobre Corea fue seguido por dos "no identificados" que viajaban a velocidades de hasta 1.200 millas por hora. Tenían aspecto argénteo-espejado y una luz roja en derredor. El radar en la aeronave indicaba 1,5 millas entre los objetos y los aviones cuando de repente los primeros parecieron detenerse, retroceder y comenzar un movimiento tembloroso. En el momento en que se preparaban las armas de fuego el radar se salió de control; se hizo un intento para llamar al portaaviones en diferentes frecuencias, pero en cada ocasión el canal fue bloqueado por un extraño zumbido (42).
Una noche durante 1990 cierto chamán peruano llevó a un grupo de occidentales a un lago donde presenciaron numerosos objetos iluminados que salían de él y entraban en el agua, y volaron por el cielo en forma de zigzag. Cuando Sherry Steiger solicitó mentalmente que uno de los resplandores se partiera en dos, la luz respondió a su petitorio. Luego instó a que el fulgor se uniera y desplazara a izquierda o derecha, remontara y descendiera, a todo lo cual el objeto reaccionó en consecuencia. Emergieron más bolas de luz desde el lago, y animados por el éxito de Sherry otros miembros de la comitiva entablaron su propia comunicación con estas incandescencias y obtuvieron resultados similares. Los aldeanos describen esos brillos como "espíritus de antepasados", "ángeles" o "antiguos" (43).
Además se conocen muchos relatos de objetos no reconocidos que imitan el comportamiento humano. En múltiples casos se han dirigido luces de alta potencia hacia cuerpos resplandecientes que parpadearon como respuesta en secuencias similares. A las 22:30 horas del 14 de abril de 1991 una mujer joven en Oklahoma avistó un ítem plateado muy grande, con una luz roja y "'antena" en la parte superior, como también "ventanas" y filas de luces azules y rojas. La testigo se sentía rebosar de felicidad, pero al mismo tiempo lloraba de susto; comenzó a saltar y por alguna razón ejecutó dos pasos a la izquierda y el "receptor" respondió marcando igual movimiento. Ella pensó en lo maravilloso del contexto y se movió dos veces a la derecha y el objeto replicó haciendo lo mismo, todo lo cual se repitió varias veces (44), ¡y es evidente que estas payasadas no son lo que cabría esperar de una nave espacial extraterrestre!
Referencias
1. William R. Corliss (comp.), Remarkable Luminous Phenomena in Nature, Glen Arm, MD: Sourcebook Project, 2001, p. 278-330.
2. Ibídem, p. 82-163.
3. Ibídem, p. 185-9.
4. William R. Corliss (editor), Science Frontiers, n° 141, 2002, p. 3-4.
5. Jacques Vallée y Chris Aubeck, Wonders in the Sky: Unexplained aerial objects from antiquity to modern times and their impact on human culture, history, and beliefs, New York: Jeremy P. Tarcher/Penguin, 2009, p. 345-6.
6. Remarkable Luminous Phenomena in Nature, p. 331-84.
7. Bruce Maccabee, www.brumac.8k.com/GulfBreeze/Bubba/GBBUBBA.html; Bruce Maccabee, "Analysis and discussion of the May 18, 1992 UFO sighting in Gulf Breeze, Florida", Journal of Scientific Exploration, v. 7, 1993, p. 241-57 (p. 242).
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9. Paul Devereux, Earth Lights Revelation: UFOs and mystery lightform phenomena, London: Blandford, 1990; Paul Devereux, "Earth lights & UFOs", 1997, http://tech.groups.yahoo.com/group/ufonet/message/6602.
10. Earth Lights Revelation, p. 113-4, lámina 15.
11. Ibídem, p. 120-1, lámina 20.
12. Ibídem, p. 204.
13. Michael Persinger, "The UFO experience: a normal correlate of human brain function", en: David M. Jacobs (editor), UFOs and Abductions: Challenging the borders of knowledge, Lawrence, KS: University Press of Kansas, 2000, p. 262-302.
14. Kenneth Ring, The Omega Project: Near-death experiences, UFO encounters, and mind at large, New York: William Morrow and Company, 1992, p. 216.
15. Trevor J. Constable, The Cosmic Pulse of Life: The revolutionary biological power behind UFOs, Garberville, CA: Borderland Sciences Research Foundation, 2da ed., 1990.
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17. Ibídem, p. 419.
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23. Nicholas Roerich, Altai-Himalaya: A travel diary, Kempton, IL: Adventures Unlimited Press, 2001 (1929), p. 361-2; Nicholas Roerich, Shambhala: In search of the new era, Rochester, VE: Inner Traditions, 1990 (1930), p. 6-7, 244.
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41. Brad Steiger, Mysteries of Time and Space, West Chester, PA: Whitford Press, 1989, p. 124-6.
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43. Brad Steiger y Sherry Hansen Steiger, Real Aliens, Space Beings, and Creatures from Other Worlds, Detroit: Visible Ink, 2011, p. 260-1.
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