21 de marzo de 2022

La ley de simpatía


Un Maestro de Sabiduría señala que la ley de la simpatía funciona en todos los niveles, y lo explica así:

“La naturaleza ha unido todas las partes de su Imperio mediante sutiles hilos de simpatía magnética, y existe una correlación mutua incluso entre una estrella y un hombre; el pensamiento es más veloz que el fluido eléctrico y tu pensamiento me alcanzará si se proyecta por un impulso puro, como el mío encontrará y ha encontrado tu mente, impresionándola con frecuencia (…) Como la luz en el valle sombrío que ve el montañista desde su picos, cada idea brillante en tu mente (…) brillará y atraerá la atención de tu amigo y corresponsal distante”.

Existe una especie de magnetismo universal. El padre Kircher dijo que sólo hay un Imán en el Universo del cual procede la magnetización de todo lo existente, y ese imán es el Sol Espiritual Central o "Dios". Observó que el Sol, la Luna, las estrellas y los planetas se tornan altamente magnéticos al vivir en el fluido atractor universal o luz espiritual, y por tanto existe una misteriosa simpatía entre los cuerpos de plantas, animales y humanos. Por ejemplo, hay vegetales que son especialmente atraídos por el Sol y otros por la Luna, mientras que la vid siente antipatía natural hacia el repollo, pero simpatía hacia el olivo. “Kircher explica cada sentimiento en la naturaleza humana como resultado de cambios en nuestra condición magnética. La ira, los celos, la amistad, el amor y el odio son todas modificaciones de la atmósfera magnética que se desarrolla en nosotros y que emana constantemente de nuestra parte". La simpatía es un poder sagrado y natural del magnetismo, mientras que la fascinación es maligna y antinatura; de esta forma, el amor espiritual de la madre por su hijo, o como amistad pura, son manifestaciones puramente magnéticas de simpatía en las naturalezas agradables ("Isis Develada", I, 209-10).

En “La Voz del Silencio” también se menciona la misma idea, comparando a los discípulos con las cuerdas de una vina. Todos los aprendices en un grupo se afectan mutuamente ya que están unidos por vínculos psíquicos, como la madre con el niño. También estamos interconectados en el plano interno y así la infelicidad de una persona contamina no sólo su propio ser interior y el de quienes lo rodean, sino también la psique colectiva de la que es parte inseparable. Además, cualquier estado interno negativo es contagioso porque a través de la ley de resonancia se activa y alimenta negatividad latente en otros. Robert Crosbie escribió:

“Es mejor asumir una actitud alegre, cultivando en uno mismo un sentimiento de confianza y tratar de impartirlo a nuestros más cercanos. Nuestras ansiedades y miedos internos, así como la expresión externa de ellos, pueden influir enormemente para deprimir a quienes nos aman y a quienes amamos”.

Así también, en la Logia Unida de Teósofos el estado interno del estudiante (ya sea de indiferencia o entusiasmo hacia las enseñanzas y los Profesores) ayuda o dificulta el progreso de toda la colectividad. Notamos que si uno de los estudiantes está ausente en una reunión se produce una brecha magnética y parece dar un impulso a los demás en esa dirección. También se generan corrientes psíquicas entre el grupo de discípulos/estudiantes y los Maestros, constituyendo canales a través de los que se puede recibir ayuda de los Profesores. Cuando merma la fe en los Maestros, los discípulos no pueden proporcionar un canal claro y en una etapa posterior hay un intercambio psíquico entre el Maestro y el alumno, y la frecuencia de las comunicaciones que pueda recibir el chela dependerá de la claridad y pureza del canal.

Se nos pide que simpaticemos con los demás, y el concepto de “simpatía” o “empatía” significa ponerse en el lugar de otro y sintonizarse. La simpatía es una emoción intensa y comprometida en que nos identificamos con otra persona, pues si ella sufre nosotros también percibimos el dolor; si está emocionada, nuestro corazón salta de alegría, etc. Esto es muy fácil para aquellos de nuestros seres queridos más cercanos, pero se puede cultivar entre los codiscípulos y otros cuando dejamos de ser egocéntricos. Por lo general estamos muy ocupados con nuestros asuntos, preocupaciones, opiniones y juicios para prestar atención a las necesidades, pensamientos o posturas de otra persona. No sólo es esencial simpatizar con las alegrías y tristezas de otro individuo, sino también con sus ideas y perspectivas. En este trabajo las naturalezas se intensifican y cada estudiante se presenta con sus propias peculiaridades, así como también con antecedentes educativos, culturales y religiosos. Entonces, es sólo cuando simpatizamos que nos tomamos la molestia de considerar los puntos de vista y las opiniones de otros.

Cuando un estudiante-discípulo se queda atrás, otros deberían apoyar y tratar de sacarlo, pero a veces en lugar de asistir a menudo hay críticas severas e incluso una negativa a trabajar con esa persona. Como dice el libro “Luz en el Sendero”, si ves a un hombre que tiene un vicio, trata de darle una mano y levántalo como una persona cuyas botas se han vuelto muy pesadas con el fango [¡epa!, pero con excepciones, claro]. Cuando no brindamos tal ayuda, sin saberlo alentamos al estudiante/aspirante a que abandone la disciplina, y de este modo le parece una opción más fácil que luchar contra la tendencia maligna.

Aunque es más fácil empatizar con amigos íntimos y nuestros seres queridos, una de las condiciones para aprender ocultismo práctico es la empatía o "vínculo espiritual" que necesitamos forjar con los codiscípulos: "Mientras estudia, los upasakas deben tener cuidado de estar unidos como los dedos de una mano" ("Raja-Yoga or Occultism").

Los codiscípulos comparten un vínculo especial. Los lazos familiares o de amistad se agotan en unas pocas encarnaciones, pero no sucede así con los discípulos. Esta no es una relación entre aprendices, sino principalmente con el Gurú y a través de él todos los aspirantes están relacionados; por esto el Maestro dice: "¿Estás tan ciego como para pensar que es la primera vez que te conectas con la Teosofía?" Es una continuación del antiguo karma y así nuestra conducta con los codiscípulos determinará si en las encarnaciones posteriores lucharemos solos o en armonía con otros compañeros recibiendo su ayuda. Cuando un discípulo rechaza adaptarse y persiste en permanecer separado y agresivo, entonces y al igual que la cuerda sobretensionada que se rompe, puede encontrar una grieta en su conciencia interior y el “cordón de plata” que lo une a su naturaleza divina puede estirarse indebidamente, haciendo que sea difícil para él obtener orientación del Maestro interno, por cuanto permanecer en armonía es muy importante.

El corazón y el ser de alguien que desea progresar espiritualmente debe responder a cada anhelo y pensamiento de todo lo que vive y respira. Ningún individuo puede pecar ni sufrir las consecuencias del pecado en soledad, ni tampoco puede elevarse por encima de sus propios defectos sin levantar incluso un poco a toda la humanidad, porque todo el concepto de hermandad descansa en los hilos sutiles de la simpatía que nos conectan. Helena Blavatsky señala que si lastimamos a una persona, su dolor y sufrimiento no se restringe a sí misma y se propaga y afecta no sólo a sus vecinos, sino también a los semejantes de otras naciones y a su debido tiempo. Y a no ser que aceptemos (al menos como verdad axiomática) que al perjudicar a alguien no sólamente nos dañamos a nosotros mismos sino a toda la humanidad a largo plazo, no es posible ningún sentimiento fraternal como el que predican los grandes reformadores ("La Clave de la Teosofía", p. 45-46).

La mente de una persona es capaz de producir resultados sobre ella a través de otras mentes; pero como señala Willam Judge, la mayoría de los estudiantes piensa que los individuos que les rodean no son receptivos. Estamos conectados con otros en el plano mental, y si pensamos que no se puede hacer nada, impresionamos a otras mentes circundantes con la misma idea y como resultado, por supuesto no se hace nada. Contrariamente, si pensamos en Teosofía y nos decimos con seriedad y sinceridad que así como nos beneficiamos de la Doctrina otros también encontrarán ayuda en Ella, entonces sería como susurrar "Teosofía, ayuda y esperanza para ti" a los oídos de quienes tenemos cerca. Así, tal actitud combinada con esfuerzos sinceros en la promulgación puede tener un efecto milagroso.

Judge también señala que la Hermandad Universal se basa en una ley o hecho en la Naturaleza de que todos los seres humanos son entidades espirituales y están indisolublemente unidos en una vasta totalidad. Por tanto, ningún individuo o rama (centro teosófico) puede considerarse insignificante y ningún miembro es tan intrascendente para beneficiar al Movimiento o la humanidad en general. Judge observa que cada rama de la Sociedad Teosófica [y podemos aplicarla a cada Logia Unida] está compuesta de átomos o individuos y ese cuerpo se hará inteligente, vibrante, contundente o débil tal como lo hacen sus partes integrantes. Cada uno de nosotros afecta no sólo a los asociados inmediatos, sino que proyecta en la gran corriente universal una influencia que afecta a toda la raza:

"Una rama [o centro de la L.U.T.] que haya permanecido indiferente, egoísta, llena de dudas o desleal con respecto a las virtudes que prometió seguir, atraerá el Karma teosófico internacional lo suficiente para acentuar su debilidad y duda, y por otro lado un grupo que ha trabajado con ardor, en forma desinteresada y con seriedad invocará el bien de toda la suma del karma y que, añadida al suyo, le permitirá resistir malos efectos y fortalecerá aún más los elementos vitales en su propio cuerpo corporativo (…) Por lo tanto, teosóficamente hablando todos somos guardianes y ayudantes el uno del otro (…) Si no cumplimos con nuestra misión, puede suceder que alguna rama en dificultades en algún lugar lejano sea la destinataria de nuestro daño en lugar de ayuda debido a su inexperiencia o debilidad. Cada Rama por separado es responsable de sus propias acciones y, sin embargo, cada una es ayudada o perjudicada por otras, y estas influencias recíprocas funcionan en el plano invisible aunque real donde cada hombre está unido dinámicamente a cada uno de sus semejantes” ("The Heart Doctrine", 72-73).