13 de marzo de 2022

Visitantes paranormales: desdibujando la realidad (3 de 10)

David Pratt (diciembre 2002-junio 2009)


Contenido:

04. Atacantes fantasmales


04. Atacantes fantasmales

Durante el verano de 1692 en Cape Ann, Massachussetts, Ebenezer Babson volvía tarde a su casa una noche cuando vio a dos hombres saliendo de su propiedad y huían hacia un campo de maíz, pero su esposa e hijos insistieron que no vieron a ningún intruso. Babson tomó su arma, fue al exterior y vigiló a los dos hombres, y al escapar hacia una marisma cercana se oyó a uno diciendo al otro: "El hombre de la casa acaba de llegar; si no podríamos haberla tomado". Posteriormente Babson tuvo más encuentros con los misteriosos sujetos, de quienes sospechaba ser exploradores franco-canadienses en alianza con indígenas hostiles.

El 14 de julio toda la guarnición de la localidad vio a una media docena de esos individuos, y así un grupo de persecución comandado por Babson decidió salir de "cacería", disparando a tres de los forajidos que cayeron al suelo para luego levantarse sin señales aparentes de herida. Cuando escapaban, uno se devolvió a disparar contra Babson, aunque la bala no le dio y se alojó en un árbol, desde donde el oficial posteriormente la recuperó. Unos minutos después los milicianos atraparon a uno de los extraños; Babson le disparó y el hombre cayó, pero cuando el comandante y sus compañeros corrieron al lugar no había nadie. Varios días después dos exploradores de la guarnición observaron a 11 de los extraños hombres realizando lo que parecían ser ritos de brujería y a quienes Richard Dolliver disparó, causando que se dispersaran.

Pronto toda la localidad estallaba en alboroto y 60 hombres armados llegaron de Ipswich para reforzar la guarnición. En vista de que los avistamientos continuaban, se acusó a los extraños de causar golpes en graneros, arrojar piedras y otros actos. Babson experimentó uno de los últimos encuentros cuando divisó a tres de los sujetos y se escondió tras un arbusto para emboscarlos, sólo para comprobar que su arma falló, después de lo cual los forajidos le dieron una mirada despectiva y se fueron (1). Poco tiempo más tarde los misteriosos individuos nunca más fueron vistos y los lugareños habían comenzado a sospechar que podrían ser "demonios".

Hay muchos testimonios de personas que han sido atacadas por entidades paranormales, algunas de las cuales permanecieron invisibles durante la agresión. El 20 de mayo de 1950 una mujer caminaba a lo largo de un camino cerca del río Loire (Francia central) cuando repentinamente se encontró en una luz brillante y cegadora y se sintió paralizada. Fue entonces cuando vio dos manos negras y grandes frente a ella con dedos temblorosos. Su cabeza fue violentamente oprimida por las frías manos y la empujaron hacia atrás contra un pecho muy duro, que percibió metálico, y escuchó reír a su agresor quien la hirió con un golpe en la espalda, como si fuera de un objeto también metálico. La víctima fue arrastrada por los arbustos hacia un pequeño prado donde la entidad le dejó ir.

Al cabo de un rato la mujer recuperó fuerzas para incorporarse, y en ese momento vio y escuchó las zarzas que arañaban el aire, y el pasto se hundía como si estuviera bajo los pies de algún ser invisible. La mujer corrió otra vez hacia el camino, pero sus piernas fueron laceradas por las zarzas y sangraban, percibiendo también una extraña sensación de agotamiento nervioso como si hubiera sido electrocutada y tenía un sabor nauseabundo, metálico y amargo en la boca, y sus músculos no le obedecían; al mismo tiempo sintió algo parecido a una barra sobre sus hombros y un doloroso ardor en la espalda. El ataque había durado entre 15 y 20 minutos y la víctima declaró tener la impresión de entrar "en un mundo irreal".

De pronto escuchó un gran ruido y vio que los árboles se doblaban como si estuvieran bajo una repentina tormenta, siendo arrojada a las cercanías. Había una luz blanca cegadora y tuvo la sensación de que algo volaba muy rápido, pero no vio nada. Finalmente alcanzó la casa de un operador de esclusa cuyos residentes afirmaron haber visto una luz desde el inmueble. Al prestar atención a los arañazos en la mujer, encontraron largas trazas rojas en su rostro donde habían estado los dedos del o los atacantes. Una investigación oficial por la policía local corroboró también las trazas físicas en el suelo.

La mujer había presenciado un fenómeno inusual la noche anterior al ataque, diciendo que observó una "especie de estrella fugaz" que se detuvo abruptamente, y entonces pareció ascender y permaneció entre las estrellas por un rato. Después aumentó de tamaño y comenzó una especie de balanceo mientras se encendía y apagaba. Repentinamente se fue en una trayectoria curvada y alcanzó el horizonte a muy alta velocidad (2).

En agosto de 1975 cerca de 20 personas en Gilroy (California) y sus alrededores divisaron inexplicables luces blancas y rojas en el cielo por varias noches. El 10 de agosto un objeto luminoso siguió y asustó seriamente a Imelda Victor de 12 años y a una mujer cuando conducían a la casa de la niña; la madre también vio el objeto que tenía "cuatro grandes trenes de aterrizaje parecidos a ruedas dentadas que salían de él". La noche del 15 de septiembre la señora Victor, que era doctora, se despertó y encontró dos seres en trajes plateados que estaban en la habitación, aunque en ese momento se sentía muy tranquila. Los visitantes le pidieron telepáticamente que fuera con ellos y luego la mujer se hallaba flotando en un ovni que merodeaba las proximidades, en cuyo interior tuvo una sensación de intensa belleza y una luz blanca la enceguecía; al cabo de un rato volvió a despertarse en la cama. El 15 de mayo de 1978 la señora Victor se hallaba en casa de uno de sus ancianos pacientes cuando de súbito fue arrojada al suelo y golpeada violentamente por una entidad invisible durante varios minutos, mientras el paciente veía cómo giraba y se volteaba en el suelo y botando obstáculos en su camino. La doctora sufrió hematomas múltiples, la perforación de una vena por una astilla de madera y fractura de pierna, por lo que permaneció seis días en el hospital (3).

Jacques Vallée puntualiza: "La literatura de milagros religiosos y las vidas sobre místicos están repletas de relatos bien documentados sobre manifestaciones físicas, incluyendo golpes, que usualmente son clasificados como fenómenos de posesión o manifestaciones de los tan llamados poderes malignos, aunque generalmente no causan daños permanentes en la persona" (4). Por ejemplo, Marie-Thérèse Noblet, una monja francesa y misionera que vivió a comienzos del siglo XX, desarrolló estigmas clásicos en un estado de éxtasis religioso. También era aporreada por agentes invisibles y sufrió hematomas, y algunos de los incidentes fueron presenciados incluso por autoridades de su iglesia.

El padre Pío da Pietrelcina (1887-1968), canonizado en 2002, tuvo una vida llena de sucesos paranormales incluyendo estigmas, curaciones mágicas, bilocaciones y encuentros con madonas, ángeles guardianes y apariciones diabólicas metamorfoseantes. Las últimas se manifestaron como grandes gatos negros, mujeres desnudas bailando lascivamente, un ente invisible que escupía en su cara torturándolo con ruidos ensordecedores y un "verdugo" que le daba latigazos. Luego de una noche entera batallando con demonios, los monjes hallaron al padre inconsciente en el piso y detrás de su cama, cubierto de arañazos y hematomas. Posterior a otro ataque fue encontrado en el suelo sangrando de la cabeza y no pudo aparecer en público por cinco días; incluso en una ocasión sus brazos y piernas quedaron fracturados (5). 

Fig. 4.1. El padre Pío, imán de fenómenos ocultos.

Michael Grosso relata que una mujer de memoria fotográfica le describió cómo un cerco de llamas azules formaba un círculo alrededor de su cama mientras era atacada sexualmente por un personaje diabólico (ver la sección siguiente para más relatos de este tipo). Grosso sostiene que los fenómenos demoníacos claramente son reales en algún sentido, pero no está seguro "si son variaciones de fenómenos poltergeist, emanaciones del lado oscuro de nosotros mismos (la "sombra" en términos junguianos) o posiblemente derivados de fuentes externas" (6).

A comienzos de la década de 1960 una mujer que vivía con dos niños en una granja cerca de Gallipolis, Ohio, reclamaba por "hombres altos en guardapolvos blancos" que mataban su ganado y removían el cerebro y otros órganos, pero nunca se encontraba sangre. La mujer había divisado a los seres corriendo a lo lejos y saltando sobre altas cercas, y también avistó esferas luminosas a nivel de las copas de los árboles en torno a su casa. En la misma área y por varias décadas se vieron extrañas luces como linternas que se movían adelante y atrás, y su teléfono mostró comportamiento anómalo, vio raras figuras en la casa y escuchó pasos pesados y otros sonidos inexplicables (7).

El 12 de octubre de 1963 y justo antes del alba, Eugenio Douglas conducía su camión entre Monte Maíz e Isla Verde en Argentina. Repentinamente y por delante vio una luminosidad cegadora en el camino, por lo que se detuvo en un costado de la ruta y bajó, pero la luz ya había desaparecido. Luego de unos minutos y a través de la lluvia pudo ver un aparato metálico circular con una altura de 10 mts. Se hizo visible una abertura en la nave que generó otra área de luz menos intensa, y entonces aparecieron tres figuras que asemejaban hombres, pero vestían extraños "tocados" con aparatos parecidos a antenas y tenían más de 3,7 mts. de alto. Tan pronto como las figuras lo vieron, un rayo de luz roja se proyectó al lugar donde estaba Eugenio y lo quemó. Tomando un revólver, disparó contra las entidades y escapó hacia Monte Maíz.

Sin embargo, la quemante luz roja lo siguió hasta la misma villa, donde interfirió con las luces de la calle volviéndolas violetas y verdes. Eugenio podía oler un gas irritante mientras corría a la casa más próxima para pedir ayuda. El propietario de la vivienda había muerto la noche anterior, pero su familia reunida en torno al féretro afirmó que a la vez que escuchaban el llamado de Douglas, las velas en la habitación y las luces eléctricas en esa casa se tornaron verdes, y percibieron el mismo olor. Cuando abrieron la puerta constataron que el alumbrado público había cambiado de color y Douglas fue llevado a la estación de policía, donde se comprobaron claramente las quemaduras en su cara y manos, y más tarde un doctor estableció que las lesiones podrían haber sido causadas por radiación ultravioleta. Los agentes policíacos habían recibido varias llamadas sobre el cambio de color en las luces, y cuando los pobladores fueron al sitio donde el camión aún estaba estacionado encontraron grandes huellas con cerca de 30 cms. de largo (8).

Una gran variedad de ataques fantasmales incluyen lanzamientos o caídas de piedras por algunos asaltantes invisibles. Por ejemplo y durante un periodo de tres semanas en marzo de 1922, esporádicamente caían rocas sobre el techo de un almacén de grano en Chico, California, y a pesar de las masivas búsquedas de voluntarios y la policía nunca se vio a nadie lanzando piedras.

Este tipo de fenómenos data de muy antiguo. Hacia el 530 d. de C. se decía que el médico del rey ostrogodo Teodorico fue víctima de una infestación diabólica, pues lluvias de piedras caían constantemente en el techo de su vivienda. En otro caso de Indias Occidentales en 1934 un residente de la morada sobre la que se precipitaban rocas registró: "Las piedras continuaron cayendo por más de un mes, día y noche, y a veces dentro de la casa incluso si estaba cerrada".

En muchos casos se afirma que las rocas caen con una lentitud que desafía la ley de gravedad, y se sienten cálidas al tacto si se recogían tan pronto cesaba el fenómeno. En un incidente nocturno que ocurrió a comienzos del siglo pasado, un viajero danés en Sumatra fue testigo de una caída prolongada de pequeñas piedras negras al interior de una cabaña y llovían con lentitud anormal aún cuando golpeaban el suelo estrepitosamente como si hubieran descendido a gran velocidad. El testigo intentó atraparlas, pero sin conseguirlo ya que increíblemente cambiaron de dirección en medio del vuelo. Las piedras parecían descender en línea recta a través del techo de paja aunque sin dejar ningún orificio (9).

Los perros fantasma también son otro tipo de atacantes. Las historias de encuentros con canes espectrales grandes, peludos y con ojos de fuego abundan en Inglaterra y Gales, a menudo descritos de color negro, blanco, gris o amarillo. Según el folklore local los viajeros pueden encontrarlos en un camino oscuro y les guían en el viaje o amenazan, e incluso su aparición puede presagiar la muerte del testigo. Las criaturas tienen ojos destellantes, a veces aparecen de la nada y se desvanecen abruptamente.

Entre 1904 y 1905 hubo una renovación religiosa en Gales del Norte durante la cual ocurrieron muchos incidentes paranormales que fueron asociados con Mary Jones, esposa de un granjero cuya prédica era un rasgo clave del movimiento. Frecuentemente las manifestaciones tomaban la forma de luces merodeando sobre las capillas donde ella predicaba y fueron consideradas como señales divinas. No obstante, una noche Mary tuvo una experiencia más siniestra, porque cuando volvía a casa de una de sus reuniones evangélicas su chofer la dejó al inicio de una carretera angosta que conducía a su granja, pues Jones dijo al conductor que su hermano siempre iba a buscarla cuando regresaba tarde y apuntó a la figura de un hombre débilmente iluminado que se aproximaba al camino. Pero cuando el auto partió, se dio cuenta de que no era su hermano, y nerviosa comenzó a cantar suavemente uno de sus himnos religiosos. Repentinamente el hombre se detuvo, y dirigiéndose hacia Mary se transformó en un enorme perro negro que corrió de una orilla a otra a través del camino y frente a ella como tratando de impedir su avance. La testigo pensó que era el mismo demonio "enojado por invadir su reino" y al ponerse a rezar la criatura huyó gruñendo hacia un montículo sólido. Algunas semanas después se informó de un incidente con similares características en un pueblo minero vecino (10).

A comienzos de la década de 1920 un hombre joven de Wisconsin vio una criatura con ojos resplandecientes y la cara de un perro, y en la oscuridad pensó que podía reconocer vagamente un cuerpo negro y oscuro. Cuando lo vio otra vez una semana más tarde en la misma localidad cerca de su casa, lo pateó y constató que su pie quedó dentro del hocico como si el "animal" hubiera anticipando la acción, y al gritar la criatura se desvaneció. El 25 de octubre de 1969 un ente similar a un gran danés se paró frente a un auto en movimiento en Okehampton, Inglaterra, y antes que el conductor pudiera detenerse el auto pasó a través del animal que finalmente desapareció (11).

En 1972 un granjero golpeó con un atizador de hierro a un perro negro que invadía su casa en Dartmoor (Inglaterra) una noche de invierno. Hubo una explosión de luz y un estruendo de vidrios rotos, después de lo cual el fantasma se esfumó. El testigo posteriormente comprobó una falla eléctrica general en la casa (como en muchos encuentros cercanos con ovnis), todas las ventanas rotas y los techos de esa morada y construcciones anexas seriamente dañados (12). La literatura ovni contiene un pequeño número de casos en que se vincula a "perros negros" directa o circunstancialmente con platillos voladores, como atestiguaron varios jóvenes que afirmaban haber divisado 10 cánidos negros, grandes y peludos salir corriendo de un ovni posado en un cementerio de Savannah, Georgia.

Además se ha informado de gatos gigantes o pumas por toda Gran Bretaña, EE.UU. y en otras partes de Europa occidental. La Bestia de Exmoor, por ejemplo, es descrita a menudo como un gato grande de color negro azabache y con 2,4 mts. en longitud de la nariz a la cola, aunque aproximadamente uno de cada cinco testigos dice avistar una criatura parecida a un puma de color bronceado o amarillento, y nadie hasta ahora ha conseguido disparar a un felino anormal. Sus huellas son descritas comúnmente como las de un gato, excepto que muestra las garras, un rasgo curioso porque las panteras reales tienen garras retráctiles que no se imprimen en las marcas. A veces se hallan ciervos, ovejas y ganado muertos en las mismas áreas de los encuentros, con grandes marcas de garras en sus costados. Inclusive una mujer aseguró que un "puma" la golpeó en el rostro con sus patas delanteras cuando caminaba por un área boscosa en Hampshire.

Los intentos para explicar semejantes avistamientos como identificaciones erróneas, engaños y fraudes no han sido exitosos. Jerome Clark menciona la teoría de que son "proyecciones psíquicas materializadas o intrusos de mundos paralelos", pero subraya que contrariamente a los encuentros con perros negros, los elementos paranormales que se muestran a plena vista de los testigos están virtualmente ausentes de apariciones sobre "felinos etéricos" (13).


Referencias

1. Jerome Clark, Unexplained! 347 strange sightings, incredible occurrences, and puzzling physical phenomena, Detroit, MI: Visible Ink, 1993, p. 304-5.

2. Vallée, Dimensions, p. 108-10.
3. Jacques Vallée, Confrontations: A scientist’s search for alien contact, London: Souvenir Press, 1990, p. 93-5.

4. Ibídem, p. 94.
5. Grosso, Frontiers of the Soul, p. 146-67.
6. Ibídem, p. 212.
7. John A. Keel, The Mothman Prophecies, London: Hodder & Stoughton, 2002 (1975), p. 172-3.

8. Dimensions, p. 120-1.
9. Unexplained!, p. 311-2. Ver "Stone-showers", www.davidpratt.info.
10. Evans y Huyghe, The Field Guide to Ghosts and Other Apparitions, p. 36-7.
11. Unexplained!, p. 40. 12. Stuart Gordon, The Paranormal: An illustrated encyclopedia, London: Headline, 1992, p. 82-3.