13 de marzo de 2022

Visitantes paranormales: desdibujando la realidad (4 de 10)

David Pratt (diciembre 2002-junio 2009)


Contenido:

05. Ataques sexuales de fantasmas


05. Ataques sexuales de fantasmas

En todas las culturas y épocas se encuentran historias de atacantes sexuales paranormales y "demonios amantes". En la moderna era espacial, muchas personas dicen haber sido abducidas y abusadas sexualmente por "alienígenas", pero hace más sentido considerar más el "espacio interno" en lugar del "espacio exterior" para explicar el origen de las entidades implicadas (1). En la antigua tradición de hadas y el folklore en general hay varios relatos de vínculos sexuales con entidades extrañas, y en la Edad Media hubo numerosos casos de posesión demoníaca y abusos sexuales por "demonios" masculinos y femeninos (íncubos y súcubos, respectivamente). Aunque la interación sexual con tales seres tiende a tomar la forma de un ataque, también a veces se buscan deliberadamente como en los ejemplos de algunos médiums espiritistas que han alardeado de tener esposos "espirituales". 

En 1967 una viuda de 39 años y sus tres hijos se mudaron a una casa en Pretoria, Sudáfrica, e inmediatamente percibieron una atmósfera espeluznante ya que se encontraron misteriosas cruces trazadas con tiza en las puertas y una pieza de carne porcina que colgaba de un clavo en el dormitorio principal. Un día la viuda volvía a casa y se encontró con un hombre vestido de gris sentado en el pórtico frontal, y cuando le preguntó qué quería el visitante se incorporó y entró en la casa a través de la puerta cerrada. Esa misma noche la entidad se materializó en su dormitorio, que fue descrita por la mujer como cubierta de cabello largo y con uñas largas y curvas. El monstruo intentó sacar los cobertores de la cama con intención de tener sexo con ella, pero la víctima se resistió. El fantasma implacablemente continuó sus insinuaciones perversas durante las semanas siguientes hasta que la mujer no pudo tolerar más otra noche en ese lugar. Sus dos hijos no habían visto nada, pero la niña de tres años le dijo "mamá, estoy asustada... ¡me va a morder!", y así la madre intentó mantener las luces encendidas en la noche, pero esto no persuadió al atacante fantasmal; incluso éste en una ocasión apagó las luminarias y le susurró "ten cuidado, porque voy a matarte". En respuesta a sus pedidos por ayuda el municipio de la ciudad le encontró un nuevo hogar, luego de lo cual los acosos etéreos cesaron (2). 

En 1969 una mujer de Wisconsin estaba quedándose dormida una noche cuando sintió que algo tiraba de sus ropas y piernas, y al despertar vio una criatura espantosa y peluda sonriendo con lujuria y que la empujaba lentamente por la cama. La mujer se sintió paralizada y era incapaz de gritar, y entonces pensó para sí misma muy intensamente "¡Dios, sálvame!", tras lo cual hubo un brillante relámpago de luz en el cielo raso y la criatura desapareció. Otra mujer joven afirmó que una noche dormitaba con un libro en la mano cuando percibió una presencia que entraba al dormitorio, que de improviso la levantó y lanzó en el aire de manera que cayó en el otro lado de la litera. La puerta del baño se cerró de un portazo y la víctima permaneció en la cama aterrorizada y extenuada física y emocionalmente hasta que recuperó suficiente fuerza para levantarse (3).

Una joven mujer de Oklahoma describió cómo una noche estaba acostada desnuda boca abajo en su cama pintándose las uñas, cuando algo invisible pero muy fuerte la agarró por los tobillos, volteándola sobre su espalda e intentó forzar sus piernas, y tras varios minutos de forcejeo la presión cesó. En seguida los pies del colchón se hundieron como si alguien se sentara en él, y entonces la presencia invisible se levantó y hubo un sonido de pasos que se acercaban a la cabeza de la litera. La mujer se volteó para ver la figura horrible de un hombre erguido y con rostro similar al de un zombie que sonrió y extendió una mano como intentando tocarla. Finalmente ella se sintió capaz de hablar nuevamente y le gritó que se fuera de la habitación, por lo que el ser desapareció y nunca volvió (4). 

Varios testigos cuerdos y sobrios de ovnis han recibido extrañas visitas de dormitorio inmediatamente después (o a veces antes) de un avistamiento (5). Por ejemplo, una mujer joven que divisó un objeto no identificado a corta distancia estaba quedándose dormida en su cama una noche cuando escuchó pasos que subían por las escaleras. La testigo se mantuvo allí con miedo a medida que las pisadas se acercaban más, pasando después por detrás del lecho y cuando sus ropas fueron arrancadas quiso gritar, pero fue incapaz de hacerlo y se quedó paralizada en el momento en que la entidad levantó su vestido de noche y consumó el acto. Otra mujer dijo que después de ver un ovni estableció contacto mental con uno de los tripulantes a bordo, y más tarde el "astronauta" comenzó a materializarse en su dormitorio en la madrugada y le hacía el amor, dejándola a menudo con marcas redondas de quemaduras en muslos y tórax (6).

John Stuart, autor neozelandés, relató un ataque sexual contra Barbara, su joven asistente de investigación, después que ellos avistaran una entidad grotesca y deforme mientras analizaban en terreno un caso ovni. Cuando Barbara volvió a casa, inmediatamente notó un olor fétido y mientras se duchaba tenía la impresión de estar siendo observada. Estaba a punto de ponerse el pijama cuando una entidad invisible la tocó en el hombro, haciendo que fuera incapaz de moverse y por espacio de dos horas y media la entidad invisible pero sólida la acosó sexualmente. Al día siguiente amaneció cubierta de rasguños por el contacto con la criatura de piel áspera, y sus costillas mostraban dos pequeñas marcas café, tras lo cual Barbara perdió su entusiasmo por la investigación de los ovni y se mudó a otra ciudad. Algunas semanas más tarde el propio John Stuart se enfrentó cara a cara con la criatura, cuyo cuerpo era vagamente humano y de color grisáceo con una piel pestilente que colgaba; su boca flácida salivaba y cuando sus labios se movían no hubo sonido. La criatura le dijo telepáticamente que 13 de ellos habían rodeado a Barbara la noche en que fue atacada, pero sólo tres tomaron parte en la violación (7). 

No siempre los encuentros con fantasmas lujuriosos se describen como experiencias negativas. Una médium relató que tenía un "espíritu" amante cuando era mucho más joven, pero que ahora se arrepentía de ello porque sus experiencias sexuales con la entidad habían sido tan sublimes que ningún hombre mortal era capaz de satisfacerla, incluyendo su actual esposo. En otro caso un hombre autoproclamado "brujo" dijo que mediante encantamiento y ritual tuvo éxito en conjurar un hermoso súcubo, pero cuando instaló espejos en toda la habitación descubrió que realmente era una espantosa criatura reptiliana y tuvo gran dificultad en liberarse de ella (8). 

De acuerdo con Helena P. Blavatsky y sus Maestros Adeptos, a menudo los súcubos e íncubos son cuerpos astrales o cascarones de humanos desencarnados (9). Las almas astrales de las personas con una naturaleza particularmente lujuriosa o malévola (conocidas como "elementarios") pueden estar conscientes luego de la muerte, en especial si sus vidas han terminado de manera abrupta, y ampliamente desprovistos de inteligencia siguen sus instintos animales y tratan de aferrarse a la vida material vampirizando a los vivos. Tales "demonios" pueden llegar a ser palpables y visibles al atraer materia de la atmósfera circundante, desde el cuerpo de la víctima si ésta es un (a) médium o de cualquier otra persona en quien haya una leve conexión con los elementos más bajos, y también a veces como resultado de enfermedades. Algunos atacantes etéreos podrían ser generados por la propia imaginación intensa de la víctima, o pueden ser hechiceros o magos negros, esto es, personas que han adquirido poderes ocultos tales como la habilidad de proyectar sus formas astrales, pero que usan tales capacidades para fines malignos (10). 

Franz Hartmann relata un caso en el cual un hombre joven se suicidó después que una mujer casada había rechazado sus insinuaciones apasionadas. Luego de la muerte, ella atrajo de alguna manera su forma astral, y como era de un temperamento mediúmnico el occiso fue capaz de materializarse parcialmente. La mujer necesitó un prolongado esfuerzo de voluntad de su parte y un tratamiento antes que finalmente consiguiera deshacerse del íncubo (11). 

Mientras que algunos ataques de fantasmas parecen involucrar a entidades astrales materializadas de modo parcial, otras pueden tener lugar completamente a nivel astral o mental y aún así dejar marcas físicas en los cuerpos de las víctimas. Las experiencias "alucinatorias", que en particular son susceptibles de ocurrir en un estado de consciencia entre sueño y vigilia, no son necesaria ni totalmente subjetivas o generadas por nuestros propios cerebros y mentes inconscientes. En el caso de los ataques de dormitorio las entidades etéricas en ocasiones pueden ser atraídas por intensos deseos sexuales o anhelos frustrados de las víctimas, y así alimentarse de su energía emocional y psíquica


Referencias

1. Ver "Ovnis: la dimensión psíquica", partes 8 y 9.
2. Brad Steiger, Otherworldly Affairs: Haunted lovers, phantom spouses, and sexual molesters from the shadow world, San Antonio, TX: Anomalist Books, 2008 (1971), p. 116-7.

3. Ibídem, p. 117-8.
4. Ibídem, p. 119-20.
5. John A. Keel, Strange Creatures from Time and Space, London: Sphere, 1979, p. 177-8, 195-7.

6. Otherworldly Affairs, p. 130, 132-3.
7. Ibídem, p. 131-2.
8. Ibídem, p. 122-3, 125-7.
9. The Mahatma Letters to A.P. Sinnett, TUP, segunda edición, 1975, p. 109-10/TPH, ed. cron., 1993, p. 198.

10. Franz Hartmann, The Life of Paracelsus and the Substance of his Teachings, San Diego, CA: Wizards Bookshelf, 1985 (1887), p. 29, 35, 40, 86-94; Franz Hartmann, Magic White & Black or The Science of Finite and Infinite Life, Bellaire, OH: Tat Foundation, cuarta edición, 1980 (1886), p. 196.

11. The Life of Paracelsus, p. 87-8 (pie de página).