David Pratt
Enero 2000, última revisión enero 2024
Contenidos:
-Final Parte E y Apéndice 6
S.A. Mackey, Mythological Astronomy of the Ancients Demonstrated, Norwich, 1822/1823 (Wizards Bookshelf, 1973).
Páginas 2-6 (...): [Como arquetipo de obras que reflejan el nexo mítico entre Leo y la serpiente, R.C. Leonard menciona la Quimera de Arezzo etrusca (Quest for Atlantis, Manor, 1979, p. 220-1). Este famoso modelo en bronce, descubierto en la provincia homónima durante 1534, tiene el cuerpo de un león, una cabeza de cabra en su lomo y un ofidio por cola, si bien éste último sería una restauración moderna. El caprino degollado indica que el animal está muriendo, y el resto de la criatura se retuerce en agonía por esta y otra herida por Belerofonte y su lanza. Uno de los dos leones en el zodíaco circular de Dendera también tiene su cola levantada sobre la cabeza, aunque el rabo no termina en forma de serpiente (ver Apéndice 5, figuras 2 y 3)].
La Quimera de Arezzo (...).
"Sobre el Laberinto"
Ha sido descrito por varios autores, quienes coinciden en que era un edificio lleno de intrincados serpenteos, y albergaba entre tres y cuatro mil cámaras pequeñas. Mencionan además que éstas se disponían en filas, mirando hacia dentro o los sinuosos Aliados que circundaban el recinto, ascendiendo y ondulando desde la superficie de la Tierra, formando a su vez dos líneas espirales: una desde el centro hacia arriba, y otra decendente que partía del mismo sector. Esta es la figura que encarna los Polos Norte y Sur de la Tierra, al pasar de la eclíptica hasta converger con los celestes, delineando la precesión de equinoccios y el decremento de los ángulos polares.
¿Quién podría confundir el diseño de esta misteriosa construcción? Otras naciones registraron las vueltas hechas por los puntos equinocciales, y nos han dado el mismo número; cada una de ellas a su manera, pero ninguna emuló la naturaleza con tanta sencillez como el pueblo egipcio.
Sin embargo, los historiadores informan que había tres Aliados en espiral y tres hileras de cámaras exiguas, lo que muestra que el Polo había repetido su ascenso y descenso tres veces; y encontramos allí el símbolo del Sol (el Halcón) tres ocasiones en la parte superior de la Aguja de Cleopatra, y también al Toro con mucha frecuencia, como si éste hubiera visitado el polo con asiduidad. [La gema Abraxes y sus huellas como prueba] verifica lo anterior pues su nombre quiere decir "TORO EN EL POLO", compuesto por ABIR (buey) y Axis (polo, eje) (...).
P. 43-48: (...) [Los nombres otorgados a Aldebarán] muestran los usos que le dieron los antiguos en todo el mundo. Su nombre significa regla o guía. Era conocido por los latinos como Palilitium, que significa "regla de las fiestas", de pha (boca, proclamar) y lilia o liloth (juerga). La estrella estaba en conjunción con el Sol hace 40.000 años, cuando celebraban su gran fiesta otoñal, por lo cual es muy probable que le denominaran así desde el principio, pues antes habían observado el movimiento retrógrado del ecuador; pero tras un período de unos ocho o nueve mil años, se descubrió que correspondía con el punto equinoccial de primavera. Esto pareció dar comienzo a una nueva era en astronomía, y como bien se sabe, el Toro Celestial es muy venerado en China, el Indostán y otras partes del mundo, así como en Egipto. Este astro refulgente, tan querido por los antiguos y debido a su nombre de guía o líder, era un punto de la eclíptica desde donde medían la longitud del ecuador y regulaban su tiempo; y cuando esa línea había pasado por todo el Zodíaco, comenzaban un nuevo cómputo u otra serie de 1, 2, 3, etc.; hasta que habiendo contado otra ronda de 25 ó 26.000 años empezaban otra vez con 1, 2, 3, etc. de la tercera ronda, y así sucesivamente (...).
Nota
El ascenso y descenso de las constelaciones zodiacales refieren a dos características: a) la altura máxima en el cielo alcanzada por aquéllas en el transcurso de un año, vistas desde cualquier lugar de la Tierra, cambia a medida que la inclinación axial aumenta o disminuye lentamente; y b) el movimiento del punto equinoccial a través de los asterismos indica que el grupo estelar más empinado en cualquier momento del año también cambia con gradualidad.
Cuando el eje de la Tierra es vertical, la eclíptica y el ecuador celeste coinciden, y a medida que aumenta el desvío, se amplía el ángulo entre esos dos parámetros. Si la inclinación es de 90°, los polos celestes norte y sur (y las posibles estrellas polares) se encuentran en el plano eclíptico, es decir, entre las constelaciones del zodíaco. Dado que el eje planetario continúa precediendo en sentido horario alrededor del polo de la eclíptica, algunas casas astrológicas subirán muy lentamente al polo norte sideral, en tanto que otras bajan al horizonte. Al mismo tiempo, la eclíptica y dichos asterismos comenzarán a ocultarse bajo el extremo celeste conforme la oblicuidad axial disminuye (de 90° a 0°), o sube de 90° a 180°. En el hemisferio boreal, la "cinta" del zodíaco eventualmente se "hundirá" en la lejanía de los observadores (primero para aquéllos en latitudes bajas y luego en zonas progresivamente más altas), y se tornará visible en la mitad sur, donde el fenómeno es similar (...).
Pasajes adicionales-Zodíacos de Dendera-Mythological Astronomy
Parte 2, p. 134 nota al pie: En los zodíacos redondo y rectangular del Templo en Dendera, vemos la constelación de Acuario representada por figuras humanas de cuerpo entero que derraman el contenido de botellas invertidas. En el diseño rectilíneo, el primer decanato tiene un hombre de pie sobre el lomo de un cisne, símbolo de la nieve; en el tercero, la cabeza del ave exhibe plumas sueltas, apuntando a que el vertido de los contenedores sería una nevazón.
Parte 2, p. 139-41: En el esquema rectilíneo de Dendera, cada uno de los doce signos está dividido en tres partes de 10°, y a su vez ellas se representan por una figura humana (con atributos expresivos de sus funciones) llamada decanato. Puesto que cada signo tiene tres de éstos, al primero se le consideraba como "líder poderoso", y a ese grupo de 36 decanatos se atribuía el gobierno de las estaciones. Ellos fueron los poderes cuyas características eran más perdurables que las exhibidas por las doce constelaciones, que todavía modifican su sitio cada 2000 años con arreglo a las estaciones; y en ese tiempo se movían por un espacio de 30° desde los puntos equinocciales. No era así respecto a los dioses más fuertes y constantes llamados Decans o Eloim; según la tradición, aquellos de ese rango que permanecen fijos en el ecuador aún obligan al Sol a refulgir doce horas por día en todo el mundo, y aquellos en partes opuestas de dicha línea constantemente lo empujan de la misma manera a través de sus dominios, es decir, los situados en el nodo de primavera no permitirán que la estrella salga de su palacio de la misma forma con que entró, y le ordenan que vaya en dirección al signo más septentrional. Se sabe que este es el orden continuo del Sol, la Luna y los planetas, lo cual debe proseguir hasta que se una el CABIRI, el más potente de todos los dioses; entonces terminan las funciones de los decanatos y una primavera ilimitada gobierna todo, hasta que un poder superior al Cabiri haga que los polos vuelvan a separarse; las estaciones volverán y los decanatos reocuparán sus lugares; pero ahora, observad, ¡todo está del revés! ¡Y en lo que antes era el norte, su polo le abandona! ¡Ahora el León, que pisaba la hidra del Nilo, está adornado con su cola que arroja veneno sobre el lomo del felino! Y el trío-Decán del signo invernal, cada vez que el León se pone a su alcance, atrae al monstruo expandido en reversa, y a pasos tan lentos que en doce visitas -contempladas desde la llanura de Delhi- todavía estará libre de la guarida de Swayambhuva. Pero firmes en su terrible decreto de aflicción, cuando los doce grandes hagan diez revoluciones circulares más, el pivote central del infierno golpeará el corazón de Leo.
Parte 2, p. 156-7: No puedo concluir mis observaciones sobre los Noachidae, pueblos que habitan extensas planicies en la Era del Horror, sin antes advertir su necesidad de llevar en sus flotillas arqueadas parte de su ganado más útil, que de otro modo habría perecido, y de ello estamos seguros sin ninguna revelación. El zodíaco rectilíneo de Dendera muestra a Cáncer en el Polo Sur, y las divisiones de Géminis repletas de siete personas, todas ocupadas en arreglar asuntos de relativa importancia antes de llegar a los cuartos de invierno; también, encontramos en el penúltimo decanato y hacia el Polo Sur, que en realidad hay un BUEY situado en un BARCO*, y no es la constelación de Tauro, pues está al otro lado de Géminis, donde lo vemos con un círculo en el cuello que nos informa que hubo Luna llena en el último decanato.
Nota
*La figura de un buey (o vaca) en un navío con seis estrellas es similar a la figura rumiante homóloga, también transportada sobre un buque, y exhibiendo un astro entre sus cuernos en el zodíaco redondo. Generalmente se especula que representa a Sirio; ver Apéndice 5, fig. 6, n° 54, y fig. 5, n° 43.
Parte 2, p. 168-9: Abram, nombre original de Abraham, es precisamente el Brama de los hindúes: parece que ellos tenían una forma de colocar en último orden el as de palabras extranjeras, como en este vocablo Abram; al transponer la a, se convierte en brama, y nuevamente, cuando la India fue conquistada por el rey de Egipto, le llamaron BRAMA Gypta: aquí vemos la grafía transpuesta, lo cual indica que les gustaba una a terminal, pero no estoy seguro si el significado del nombre continuó igual. Sabemos, sin embargo, que Brama era su gran nombre para la Deidad y veneraban mucho al Toro, mas desconozco si había algún nexo en sus mentes con dicho animal y Brama. ABIR significa TORO, que los griegos corrompieron en Apis; ambos nombres son compuestos y aplicables al Toro, como consecuencia de ser la constelación más distinguida del zodíaco y el instrumento vivo para labrar la tierra, cuyo último empleo le valió el epíteto de Apis o Ab-is – AB-ISIS, contraído: Isis con la mazorca de maíz es símbolo de la cosecha, y mientras el animal ara el campo, él era padre figurativo de la siega, es decir, Abis, de AB (padre) e ISIS (cosecha). En las dos gráficas de Dendera (véase Travels in Egypt por Denon) el toro es el más sobresaliente de todos los animales, y por tanto, en la ronda solar constituía el PADRE de los FUEGOS, es decir, Ab-irim. La estrella en esa constelación es la más refulgente de todas o fuegos del zodíaco; era el PADRE FUEGO o AB-IR, y esta etimología confirma el nombre árabe, que es Al-de-'bir -AN, esto es, el-gran-padre de los fuegos. Los centros citadinos de ABBIRópolis en Goshen y el ABARis indostaní fueron llamados de esa manera por su abundancia de ganado.
The Two Zodiacs of Tentyra, and the Zodiac of Thebes (Norwich, 1832)
P. 2-3: Al hablar sobre el origen del Zodíaco, Goodacre observó que los astrónomos modernos están convencidos de que su antigüedad no supera 2200 ó 2400 años, y comenzando en Aries, dijo que el carnero fue colocado en abril por ser ésta la época en que engendraban sus crías. En mayo emplazaban un toro pues las vacas parían, y pasando a junio (temiendo quizás ofender a las damas) les convirtió en dos niños, manifestando que en los antiguos zodíacos Géminis estaba representado así, porque en junio los chivos tenían su prole. Habiendo llenado una cuarta parte del zodíaco, nuestro "experto" hizo una pausa [en su charla] antes de seguir con el tórrido julio. Mientras tanto, un hombre en la audiencia [Mackey] preguntó a Goodacre si tenía la bondad de señalar en qué zodíaco se encontraban esos niños, a lo cual repondió que aparecían en Dendera. El asistente dijo "hay dos, pero no se aprecian niños en ninguno de ellos". "¿Los ha visto?", replicó el otro, y su interpelador exclama "sí, señor, y muchos otros en Norwich; aquí estamos muy familiarizados con estas preciosas gemas de ciencia antigua, y sabemos que no hay niños en ninguna de ellas". Siguió un largo y doloroso silencio, y el hombre de la galería comenta "ya veis, señor, que la gente de Norwich no es tan ignorante como se podría creer". Goodacre dijo que la interrupción era poco cortés y esperaba quedar completamente exonerado de cualquier respuesta adicional, por lo que continuó con los siguientes tres signos, que terminaban en septiembre con Virgo, como el mes de la cosecha en Egipto.
¿Qué verosimilitud pueden darle quienes saben que el mes de cosecha en Egipto es marzo, es decir, en esa parte que circunvala a Dendera? Ahora bien, si Goodacre hubiera permitido que el carnero fuese originalmente un signo otoñal, encontraría a la Virgen con su espiga de maíz (símbolo de recolección) con el Sol en marzo. Pero esta gran verdad habría incomodado al erudito, quien antes declaró que Seth, nieto de Adán, fue el primer astrónomo. Si su Seth hubiera conocido al morueco como asterismo otoñal, habría vivido hace quince mil años.
P. 9-10: Se nos asegura por documentos bien autenticados que el rey persa Cambises, quien vivió hace 2356 años, conquistó Egipto y Etiopía, y asesinó a todos los sabios que no pudieron escapar. De ahí el origen de los vagabundos científicos llamados gitanos.
Como la historia de la ciencia fue escrita [en los zodíacos de Dendera] en un carácter que sólo conocían aquellos venerables mártires, todos sus finos matices han desaparecido, pero el gran contorno es indestructible. Sin embargo, quienes buscan la verdad deben cuidarse en la elección de los libros, porque hay obras impresas que contienen zodíacos corruptos de Dendera, y en los que se omiten cuidadosamente todas las marcas de su antigüedad.
En la época de Cambises, Aries era una constelación equinoccial de primavera y Cáncer coincidía con el trópico de verano; pero en el zodíaco A [rectangular] el coluro solsticial de invierno divide al Cangrejo cerca de su mitad, y el Carnero debe ser necesariamente un signo otoñal; y si permitimos 25.600 años en ese tiempo para una ronda de los puntos equinocciales, la mitad de esa suma (12.800) agregada al periodo transcurrido desde Cambises, dará por lo menos 16.156 años desde que el Cangrejo fue situado, como en el largo zodíaco de Dendera. Esto lo demostraré tan claramente que todos quienes saben que el Sol del mediodía estival se encuentra más alto que en invierno, y tienen la cabeza sobre los hombros, estarán satisfechos de comprobar que Cáncer es un signo de invierno en el extenso perfil de Dendera.
"The Oblong Zodiac of Tantyra explained" ("Una explicación para el zodíaco rectangular en Dendera", p. 15-21)
Todo el mundo sabe que, en verano, el Sol es más alto al mediodía que en invierno. Cuando adquiere su mayor cota, decimos que es pleno verano y el Sol vuelve a girar; ese punto se llama Trópico Estival, la parte superior del zodíaco; y si declina a su lugar más bajo en pleno invierno, regresa desde allí y esta zona se denomina Trópico Inferior.
Para este momento y en nuestros globos, la constelación de Géminis se halla en su tramo más elevado, y Sagitario abajo; pero en tiempos de Cambises dichos lugares correspondieron al Cangrejo y Capricornio, respectivamente. Puesto que el movimiento progresivo del zodíaco da una vuelta completa durante unos 25.000 años, en ese periodo todas las constelaciones habríanse visto arriba o abajo en la canícula o el invierno; por lo tanto, cuando divisamos un globo celeste, podemos determinar su antigüedad por la posición zodiacal.
Pero el zodíaco de Dendera no está colocado sobre un globo; entonces, ¿cómo distinguir su cima de la base? El Celestial Atlas del doctor Jamieson muestra lo que "llamaríamos" dicho planisferio egipcio, pero no se conserva el menor rastro de su antigüedad: Cáncer se pone todo de un lado y la Cabra es llevada al sector opuesto en la lámina correcta de Denon.
Otros autores ofrecen las mismas ilustraciones corruptas y mutiladas, que se hacen pasar por aquellos zodíacos. ¿Con qué propósito se efectúa todo ese corte y matanza? ¿Acaso el espíritu maligno de Cambises todavía ronda la ciencia impartida por los sabios masacrados bajo su orden? ¡Vano intento, desde que los trabajos por Denon encontraron un espíritu afín al suyo! (...).
Aquí [en el diseño rectangular] tenemos las 12 constelaciones en dos bandas paralelas y estrechas, colocadas entre dos siluetas femeninas que abarcan el conjunto; hay un poste con manilla en su extremo, indicativo de la parte superior, pero con el fin de evitar dudas, el tirador alcanza los labios de una de estas mujeres, y nadie puede suponer ni por un momento que esta boca en la cabeza se destinó a representar el tramo pedáneo del tallado.
Así pues, en el culmen de este diseño encontramos al chivo, y a los pies de la figura vemos un crustáceo partido cerca de su mitad. En este connotado planisferio tenemos la evidencia más satisfactoria de que Cáncer fue antiguamente una constelación de invierno, y Capricornio -por arriba- del estío; y eso fue la primera causa de que las estrellas en dicha área zodiacal se llamaran "cabra", aludiendo a la idea de "cumbre" en un cerro o montaña, el lugar preferido para esta criatura.
Era la "estación alta" del Sol, desde donde miraba con una sonrisa a la Tierra en todo su esplendor; y como hijo de Crispin en su alto emplazamiento, podría incluso menospreciar a Goodacre. Todo el mundo conoce que el Astro Rey, al descender del verano al invierno, pasa por el ecuador en otoño, y aquí encontramos que el Sol de canícula, abandonando su elevado puesto en Capricornio para llegar a su "sótano" en Cáncer, tiene que pasar sobre esta línea divisoria en otoño por Aries. El Carnero era entonces un signo otoñal. ¿Cómo pudo Goodacre tener el desparpajo de presentarse ante una audiencia en esta ciudad, y afirmar sandeces tan palpables en la ciencia astronómica? Dijo que el zodíaco de Dendera no posee una antigüedad superior a 2200 ó 2400 años como máximo, pero aquí lo tenemos, proclamando silenciosamente 16.000 por lo menos. También el conferencista sostuvo que, en la misma gráfica, el espacio que ahora llenan los Gemelos estaba ocupado por "dos niños"; sin embargo no hay tales, sino un grupo de tres hombres y mujeres cuyas actitudes parecen expresar un acuerdo con una cuarta fémina, sobre las condiciones de alojamiento en el barco de su marido. Bien podrían los cambisesianos de hoy enviar al mundo falsos zodíacos de Dendera. ¿Tienen miedo que los materiales de Noé y su familia sean reconocidos en esta división que, según Goodacre, contenía "dos infantes"?
Habiendo demostrado que el Carnero era antiguamente una constelación otoñal, y que unos 15 grados de Cáncer estaban influidos por el trópico invernal, procederé a señalar algunos detalles expresados en este zodíaco, por los cuales (usando las palabras de Denon) creo merecer lo mejor de los europeos cultos.
Vemos en esta placa [rectilínea] un ala grande en el polo, sobre el plano del zodíaco. ¿A qué puede aludir eso? Según Eratóstenes, que residía en Babilonia en tiempos de Alejandro Magno, el historiador Beloso le informó que 403.000 años antes el polo de la Tierra estaba dentro del plano eclíptico. Aquí vemos el testimonio de otra gran nación (...). Bien podría el detestable monstruo de Persia [Cambises] querer destruir la torre sagrada de Babel, el único monumento en ese país que conmemoraba el movimiento espiral del polo.
Contemplemos ahora el "poste alado" en el dibujo que tenemos ante nosotros. El polo terrestre describe una figura en espiral entre las estrellas. ¿Y por qué los sabios egipcios lo representaron con UN ala? No conozco ningún animal en la naturaleza que tenga ese rasgo, pero cuando yo era niño, en Walton -cerca de Languard Fort-, los inviernos eran tan severos que el tanque del negocio se congelaba; entonces, los hombres salían con grandes armas de caza para disparar a las aves silvestres que se acercaban en gran número. Quedaban heridas en muchas formas, pero cuando a algún ejemplar se le rompía una de sus alas, en el descenso presentaba un trayecto similar a aquél entre las estrellas por el polo de la Tierra. Este polo de un ala no figura en los zodíacos espurios, ni tampoco los 37 [38] barquitos, que ahora señalaré.
¿Qué han hecho estos 37 pequeños barcos para no ser arrastrados por las olas del tiempo?. Esas 38 divisiones del año, parecidas a botes, comprenden igual número de ocupantes, cuya mitad más grande sostiene un bastón augurial, como predictor del tiempo o tal vez de otros acontecimientos.
La Encyclopaedia Londonensis, junto a la palabra "Egipto", muestra coloreados los dos zodíacos anteriores; en el largo no hay más que 31 embarcaciones, y cerca de un tercio de otra. Quizás el número no tenga importancia, pues no conozco ninguna división astronómica del año en 38 ó 31 partes.
En la brecha del cielo raso entre Leo y Virgo, el croquis por Denon contempla un espacio de dos barcos, pero en la Encyclopaedia Londinensis el vacío ocupa el área de uno. Estas disimilitudes no deberían existir, incluso si aparentemente los pormenores no revisten importancia.
La historia antigua de Egipto narra que la ciudad de Tebas albergó a toda la población del país durante el invierno y en las inundaciones de verano, a cuyo lugar el modo de viaje podría ser por el Nilo; esto explicaría el grupo zodiacal entre la Luna llena en Tauro y el Escarabajo o Cáncer; en un caso, estaban a punto de partir hacia Tebas para permanecer allí hasta el final del invierno, y en el otro se producía el retiro del agua, momento en que la gente saldría a sus diversas ocupaciones cotidianas. Estos ingresos y salidas anuales de Tebas se parecen mucho a la crónica del Diluvio y el Arca.
Si el mapa rectilíneo posee más de 400.000 años, el circular comportaría al menos 540.000 más, pues aquí encontramos el zodíaco en la región del ecuador, trayendo consigo la primavera a todas partes del mundo, y el año debió ser sidéreo como consecuencia de la gran susceptibilidad al verdadero año tropical. Cuando nuestro calendario se manipuló, quedaron fuera diez días, pero en este planisferio encontramos dos meses ausentes: Leo siguiendo a Tauro. Además tenemos la Balanza, Leo y Acuario, demostrando que en ese tiempo remoto los egipcios observaron la precesión de puntos equinocciales. Virgo está mezclado con Leo, y la primera de las tres vírgenes tiene a su hijo en el regazo; así, la idea de que el Sol retorna o nace de la Virgen es todavía más antigua. Y como coinciden el zodíaco y el ecuador, también deben hacerlo el polo geográfico y eclíptico; aquí, el actual hemisferio sur celeste armoniza con la mitad boreal de la Tierra, y Boötes, al norte de la Virgen, está colocado con su implemento para cortar maíz, en el lado sur del ecuador.
Sirio, Lepus y Formalhaut se hallan en el área sur de la eclíptica, pero aquí los vemos hacia el sector ecuatorial norte, lo cual es prueba convincente de que el polo terrestre estuvo en el plano de la eclíptica y axial. Y hay figuras en el mismo templo que muestran tres veces una repetición de cada estado del polo.
P. 25-6: El reverendo Michael Russell (...) afirma que la visita por Denon al templo [en Dendera] fue demasiado breve para permitirle ser más correcto en sus delineaciones de las numerosas figuras, que no menciona todas las estrellas, que muchos dibujos aparecen con colores erróneos, y las dos estampas femeninas (que rodean el luengo zodíaco) no tienen facciones egipcias y serían meros rostros infantiles, etc. Ahora bien, yo demuestro que todas esas objeciones no modifican la antigüedad del conjunto, pues aunque las caras de dichas mujeres fuesen de niños, se hallan sobre sus cabezas y éstas en los hombros, unidos por un vestido largo y ceñido a sus pies bien formados, señalando -tan claramente como podría hacerlo la semejanza más exacta- el ápice del zodíaco desde abajo, o el verano del invierno, y por supuesto, la primavera respecto al otoño. En este último vemos al Carnero, es decir, el signo otoñal; y como la Cabra está encima, correspondía al verano. Y el Cangrejo o Scarabeüs -a los pies- era vinculado con el invierno.
Según Manilio, Cáncer estaba pintado en los globos [terráqueos] antiguos de color negro y sin ojos (es decir, sus cuencas estaban vacías). ¡Cuán expresivo del invierno! Pero los escritores jesuíticos no se fijan en estas bellezas características.
The Original Design of the Ancient Zodiacal and Extra-Zodiacal Constellations, Norwich, 1834
P. 8-9: Cuviere ha dicho bastante sobre los Zodíacos de Dendera, pero ¿qué es todo esto sino jerga? ¿Qué es toda su serie de cualidades, sino una colección de sofismas para distraernos de la sencilla y simple verdad de que la Cabra es un signo estival, y el solsticio de invierno se encuentra en Cáncer? También objeta el reparto desigual de los signos, pero los doce en su totalidad forman el circuito por donde pasa el ecuador en casi 26.000 años de nuestro tiempo. La división asimétrica de ambas mitades requiere una atención seria. Su causa me fue esquiva cuando compuse el Tratado sobre los zodíacos de Dendera y Tebas (...). Hoy es bien conocido que la mitad anual de verano es ocho días más larga que la invernal. Esto es consecuencia de que la Tierra se sitúa más cerca del Sol en invierno (...).
Pero notamos que la excentricidad orbital planetaria disminuye constantemente; por ello, y adoptando una visión retrospectiva del tiempo, la excentricidad debió ser mayor, y la diferencia entre los medios años más cercano y más remoto tuvo más de ocho días. Y como el punto del perihelio se mueve por la eclíptica en algo más de 20.000 años, debe estar vertical respecto a diferentes zonas de la Tierra. Cuando el semestre otoñal sería más corto sobre el ecuador que la mitad de primavera -o en otras palabras, desde el súmmum veraniego al invernal-, la Tierra necesitaría menos tiempo que desde pleno invierno hasta pleno verano. Ahora bien, si examinamos el Zodíaco largo de Dendera, vemos por qué se hallan en un lado toda la Cabra y la mitad del Cangrejo con los cinco signos entremedio, mientras que en el otro sector hay sólo cinco asterismos y medio; por lo tanto, en ese momento debieron existir más de ocho días de diferencia entre los dos medios años. La causa de ello está señalada con claridad por los dos Decanatos en Aries, sentados sobre el fuego y llevándose los dedos a la boca expresando sed, y ningún especialista puede dudar de que en este lapso el perihelio se ajustó con el morueco otoñal (...). Si consideráramos que el Sol regresa desde el invierno al Carnero, no pudieron producirse dichos calor y sed experimentados en primavera, especialmente al comienzo, para justificar los dos expresivos decanatos arianos.
Cuviere encadenó algunas patrañas sobre el esquema circular para hacerlo desconcertante, suponiendo que el coluro puede estar ahí o allá, etc., etc., pero no da la menor apariencia de saber que, en un planisferio donde coinciden el ecuador y la eclíptica, no hay ningún punto solsticial, porque todo el año es primavera.
P. 21-2: El noveno mes, o marzo, era el tiempo de cosecha [egipcio] y lo simbolizaban muy acertadamente con una virgen sosteniendo un espigón de maíz maduro, llamado Spica; mientras que sobre el entonces meridiano colocaron al segador Böotes con una hoz, quien toca el rabo del Oso cerca de la minúscula estrella Mizar, que según el doctor Jamieson en su Celestial Atlas significa "guadaña". Esta virgen se repite tres veces en el largo zodíaco de Dendera, una de las cuales sujeta una espiga entre Leo y la Balanza. El diseño redondo exhibe a tres vírgenes, que representan los tres decanatos en que se divide cada signo zodiacal; pero aquí, la primera tiene un Niño en su regazo, lo que demuestra que su historia era conocida por los egipcios hace más de un millón de años.