29 de enero de 2022

"Argumentos" comunes contra fenómenos paranormales (parte 5 y final)


23. La hipótesis del “cerebro moribundo” para las experiencias cercanas a la muerte (E.C.M.)

Declarado como: "Las E.C.M. son alucinaciones causadas por el estrés de un cerebro moribundo y privado de oxígeno".

Este argumento, llamado hipótesis del cerebro moribundo, es esgrimido por muchos escépticos y materialistas como en el caso de Susan Blackmore, una de los principales exponentes de dicha teoría y profesora de psicología en la Universidad de Londres. En su libro “Dying to Live: Near-Death Experiences", Blackmore argumenta que las E.C.M. simplemente son resultado de alucinaciones cerebrales que aparecen a medida que el encéfalo funciona mal y colapsa. Sin embargo, Greg Stone, experto en esta casuística y miembro en mi foro de discusión, escribió una crítica elaborada y excelente sobre el libro de Blackmore en su artículo "Critique of Susan Blackmore's Dying to Live". También creó una excelente y profunda novela sobre las E.C.M., pero fácil de leer, titulada “Under the Tree” que presenta todos los argumentos de ambos lados en la controversia acerca de este fenómeno, y asimismo considero que es lectura obligatoria para todos los buscadores y entusiastas.

La principal crítica de su visión pseudo-incrédula por parte de otros expertos en E.C.M. es que Blackmore tiende a descartar los innumerables datos que no encajan con sus hipótesis. Kenneth Ring, investigador en esta materia y quien escribió “Lessons from the Light: What We Can Learn from the Near-Death Experience”, señaló este problema en un número de la revista Journal of Near-Death Studies (invierno de 1995).

Aunque muchas características de las E.C.M. pueden explicarse por procesos neurológicos o fisiológicos, esto no explica el mensaje que se envía; de hecho, los efectos neurológicos podrían ser resultantes de las experiencias anteriores al deceso en lugar de la causa, y quizás ayude a explicarlo mejor la analogía de un televisor o radio, como señala Kevin Williams de www.near-death.com:

“Sin embargo, tal reduccionismo sólo puede explicar el mecanismo de la experiencia cercana a la muerte, y no necesariamente dicha vivencia en sí misma. De igual manera, es posible descomponer un televisor en sus elementos básicos como electrodos y tubos, pero no se puede explicar satisfactoriamente el programa televisivo que se está reproduciendo usando términos reduccionistas. Con respecto a la base química sobre la experiencia cercana a la muerte y al uso de esta analogía tecnológica, si se puede comparar al cerebro con un aparato de televisión, entonces podemos concebir la experiencia cercana al fallecimiento como un programa de TV que se reproduce en él. La ciencia tal vez pueda cuantificar todo lo relacionado con los componentes del televisor (es decir, el cerebro), pero no puede dar cuenta satisfactoriamente del 'programa' que se transmite mediante aquél (...)".

Existen varias categorías de evidencia convincente que sugieren que las E.C.M. no son simples alucinaciones causadas por un cerebro que colapsa al momento de morir (para más información sobre esto, consúltese http://www.near-death.com), y así Blackmore y otras personas partidarias de la teoría opuesta tienden a ignorarlas. Estas pruebas son:

1) Primero y lo más importante, tenemos muchos casos bien documentados en los que el sujeto experimentador de E.C.M. y mientras estaba fuera del cuerpo pudo ver detalles específicos y escuchar conversaciones en otras habitaciones/lugares lejanos que no podría haber conocido de antemano y, sin embargo, al regresar al cuerpo descubrió que lo presenciado u oído fue verificado como exacto y verdadero, siendo éste un fenómeno que los pseudoescépticos y materialistas aún no han podido explicar sin importar cuánto lo intenten. La propia Blackmore conoce estos casos e incluso los menciona en su libro, pero simplemente los ignora al afirmar que no cree en ellos. Es obvio que esto refleja el modelo mental cerrado de los escépticos falsos que descartan los hechos y datos que no encajan en sus hipótesis. Si las E.C.M. y O.B.E. [experiencias fuera del cuerpo] fueran sólo sueños o alucinaciones, entonces estas percepciones a distancia no serían precisas. La separación espíritu-cuerpo o la capacidad de la mente para visión remota son las mejores hipótesis que se ajustan a estos datos bien documentados. Un ejemplo famoso es el de una enfermera llamada Kimberly Clark que Michael Talbot describe en “The Holographic Universe” (p. 231-232):

“A pesar de tales hechos, ninguna de las conclusiones estadísticas es tan convincente como los relatos reales de tales experiencias. Por ejemplo, Kimberly Clark, trabajadora social hospitalaria de Seattle (Washington), no tomaba en serio las O.B.E. hasta que se encontró con una paciente coronaria llamada Maria. Varios días después de ser ingresada en el hospital, Maria tuvo un paro cardíaco y fue reanimada rápidamente. Clark la visitó más tarde esa tarde esperando encontrarla ansiosa por el hecho de que su corazón se había detenido, y como había esperado la paciente estaba agitada, pero no por la razón que anticipaba.

Maria contó a Clark que experimentó algo muy extraño. Después que su corazón se detuvo, de pronto se encontró mirando desde el techo a los médicos y enfermeros que trabajaban sobre ella. Luego, algo en el ingreso a la sala de emergencias la distrajo y tan pronto como ella 'pensaba estar en alguna parte', así se concretaba. A continuación, Maria 'pensó en ir' hasta el tercer piso del edificio y se encontró observando los cordones de una vieja zapatilla de tenis; se dio cuenta de que el material estaba desgastado en el sector del dedo meñique y también notó otros pormenores, entre ellos que el cordón estaba atascado bajo el talón. Después que Maria terminó su relato, pidió a Clark que fuera a la cornisa para corroborar si había algún calzado allí y si su experiencia era real o no.

Escéptica pero intrigada, Clark salió y miró hacia la cornisa, pero no vio nada. Subió al tercer piso y comenzó a entrar y salir de las habitaciones de los pacientes mirando a través de ventanas tan estrechas que tuvo que presionar la cara contra el cristal sólo para ver la repisa. Finalmente, dio con una habitación donde al observar con dificultad por el vidrio miró hacia abajo y se percató de esa zapatilla deportiva. Aun así, desde su posición ventajosa no podía asegurar si la parte del dedo meñique se hallaba como fue descrita o si eran correctos algunos de los otros detalles que Maria señaló. No fue hasta que recuperó el calzado que confirmó las diversas observaciones de la paciente: 'La única forma en que hubiese tenido esa perspectiva sería si hubiera estado flotando justo fuera y muy cerca de esa zapatilla de tenis, y ésta fue una evidencia muy concreta para mí', afirma Clark, quien desde entonces se ha convertido en creyente de las O.B.E.” (nota 8).

[8] Bruce Greyson y C.P. Flynn, "The Near Death Experience" (Chicago: Charles C. Thomas, 1984), citado en Stanislov Grof, The Adventure of Self Discovery (Albany, NT: SUNY Press, 1988), p. 71-72".

Además, los estudios de investigación respaldan estas afirmaciones. Un ejemplo es el experimento realizado por el cardiólogo Michael Sabom, también abordado por Talbot (p. 232-233): 

"Es relativamente común tener O.B.E.s  durante un paro cardíaco; tan común que Michael B. Sabom, cardiólogo y profesor de medicina en la Universidad de Emory y médico en la Atlanta Veterans Administration Medical Center, se cansó de escuchar a los pacientes que contaban tales 'fantasías' y decidió resolver el asunto de una vez por todas. Sabom seleccionó dos grupos de pacientes, uno compuesto por 32 enfermos cardíacos veteranos que reportaron O.B.E.s durante sus ataques, y otro de 25 individuos conocedores que nunca tuvieron esa vivencia. Luego entrevistó a los afectados pidiendo a los experimentadores de O.B.E. que describieran su propia resucitación tal como la habían presenciado desde el estado extracorpóreo, y solicitó a los no experimentadores que relatasen lo que imaginaron 'debió haber ocurrido' durante su reanimación.

De los no experimentadores, 20 cometieron errores importantes cuando describieron sus reanimaciones, 3 dieron descripciones correctas aunque generales y 2 no tenían idea de lo que sucedió. Entre los experimentadores de O.B.E.s, 26 otorgaron relatos correctos pero generales, 6 contaron sucesos muy detallados y precisos de su propia resucitación y 1 dio una explicación paso a paso tan precisa que Sabom se quedó atónito. Los resultados lo inspiraron a profundizar aún más en el fenómeno, y al igual que Clark, ahora se ha convertido en un ferviente partidario y da muchas conferencias sobre el tema. Dice que al parecer 'no hay una explicación plausible para la exactitud de estas observaciones que involucran los sentidos físicos habituales. La hipótesis extracorpórea simplemente parece encajar mejor con los datos disponibles (nota 9)”. 

[9] Michael B. Sabom, Recollections of Death (Nueva York: Harper & Amp; Row, 1982), p.184”.

También son significativos los análisis que apoyan la validez de las experiencias extracorporales (éstas se consideran un tipo de O.B.E.). Rick Stack describe un ejemplo notable en su libro “Out-of-Body-Adventures" (p. 12-13):

“Un estudio notable realizado por Osis y McCormick involucró a un experimentador extracorpóreo que intentaba ver un objeto contenido en un dispositivo de imagen óptica y que sólo podía apreciarse desde una ubicación específica. El objetivo era una imagen compuesta de varios elementos que no estaban juntos físicamente en ningún lugar dentro del aparato. Sin embargo, si alguien mirara mediante la ventana de visualización desde un punto directamente frente al aparato, los diversos elementos del objetivo final se unirían como una ilusión óptica. Alex Tanous, el sujeto de O.B.E., recibió instrucciones de proyectarse en la habitación con el objetivo que estaba a varias piezas de distancia y tratar de verlo; mientras tanto, los experimentadores intentaron medir los efectos físicos en la ubicación de destino (que pueden ser causados por la presencia extracorpórea del sujeto) y además colocaron placas sensoras en una cámara blindada en el lugar de visualización. Los sensores eran capaces de captar movimientos muy pequeños o vibraciones que luego generarían impulsos eléctricos en medidores de tensión extremadamente sensibles, y por lo tanto éstos permitieron a los experimentadores observar cambios muy pequeños en la vibración de las placas del sensor. A Tanous se le hizo creer que los medidores de tensión se utilizaban sólo para una tarea posterior con objeto de reducir la posibilidad de que intentara afectar deliberadamente los sensores al tratar de ver el dispositivo de imagen óptica.

Osis y McCormick pensaron que la O.B.E. podría ser un estado que fluctuaba con respecto al grado de externalización, es decir, puede haber grados de nitidez en la intensidad del estado extracorporal; por ejemplo, es posible estar parcialmente fuera y parcialmente dentro del cuerpo. Los investigadores plantearon la hipótesis de que cuando el sujeto de O.B.E. estaba completamente fuera y en consecuencia era capaz de ver el objetivo con mayor precisión, habría un mayor efecto mecánico (físico) causado por el experimentador de la presencia extracorporal que cuando estaba fuera de su marco físico en menor medida y, por lo tanto menos capaz de ver el objetivo con precisión.

Los resultados del estudio por Osis-McCormick apoyaron su hipótesis de que 'aparentemente pueden producirse efectos cinéticos no intencionales como subproductos de la visión extracorpórea estrechamente localizada'. En otras palabras, pueden ocurrir un movimiento físico en apariencia involuntario u otros efectos cuando un individuo ve algo en un lugar específico mientras percibe que está fuera del cuerpo. El nivel de activación que se produjo en el medidor de tensión cuando el sujeto estaba viendo el objetivo y anotó 'éxitos' fue significativamente más alto que cuando demostró 'fallas'. Este hallazgo presta cierto apoyo al concepto de que la mayor vibración en las placas del sensor se originó por alguna parte exteriorizada de la personalidad del sujeto” (nota 2).

[2] "Kinetic Effects at the Ostensible Location of an Out of Body Projection during Perceptual Testing", Journal of the American Society for Psychical Research 74 (1980), p. 319-329".

Otro caso notable es el del investigador Charles Tart, donde una chica conocida como “Señorita Z” pudo identificar un número de 5 dígitos sobre su cama en una posición que sólo podría haber visto si estuviese flotando. Este experimento se describe en http://www.paradigm-sys.com/ctt_articles2.cfm?id=50.

2) En segundo lugar, las E.C.M. generalmente producen efectos permanentes que cambian la vida, mientras que los sueños y las alucinaciones no lo hacen (…) Con frecuencia, los experimentadores informan que a través de su vivencia obtienen información valiosa sobre el Universo y de sí mismos, de qué trata realmente su vida y cómo todos estamos realmente conectados en una vasta superconsciencia, etc. Muchos también cuentan sobre revisiones de la vida donde todo lo que han hecho se les presenta como “destellos” en un breve momento y perciben el impacto de sus acciones en los demás, lo que les permite reevaluar su existencia desde una perspectiva mucho más elevada, y como resultado aprenden a amar de manera más altruista (…) Además, la mayoría de quienes tienen E.C.M. pierde todo miedo a la muerte afirmando descubrir que el fallecimiento es sólo una puerta y no un final.

3) Tercero, existen personas que tuvieron E.C.M. cuando fueron declaradas muertas con líneas planas de electroencefalograma en su actividad cerebral. Cualquier acción en el cerebro/mente -incluso pensamientos simples- resulta en alguna constatación mecánica de ese tipo, y por lo tanto debería ser imposible (según la ciencia materialista) tener algún tipo de experiencia consciente mientras el cerebro no registra ninguna actividad encefalográfica, pero esto sí ha sucedido con las E.C.M.

4) Cuarto, algunos individuos han reportado E.C.M. incluso cuando no estaban en peligro de muerte. El pediatra Melvin Morse señala algunos ejemplos en su artículo “Are Near Death Experiencies Real?” (http://www.melvinmorse.com/e-what.htm):

“Las experiencias no sólo ocurren al morir cerebros disfuncionales. A fines del siglo XIX, el Journal of the Swiss Alpine Club reportó 30 relatos de primera mano sobre montañistas que cayeron desde grandes alturas y sobrevivieron. Los escaladores informaron hallarse fuera de su cuerpo físico contemplando el cielo, revisando su vida y aún escucharon el impacto de sus cuerpos golpeando el suelo, incluso si no estaban heridos de gravedad.

Dianne Komp, especialista en cáncer pediátrico de la Universidad de Yale, señala que muchos niños moribundos tienen experiencias cercanas a la muerte y sin evidencia de disfunción cerebral. Estas vivencias a menudo ocurrían en sueños, oraciones o visiones antes del fallecimiento. Un niño dijo que Jesús lo había visitado en un gran autobús escolar amarillo y le informó que moriría pronto, mientras que otros escucharon ángeles cantando o vieron halos de luz.

En 1967 el American Journal of Psychiatry informó sobre las experiencias de dos trabajadores atrapados durante días en una mina, quienes nunca estuvieron cerca de morir y tenían suficiente comida y agua. Dijeron que se abrían realidades místicas ante ellos en los túneles, y también se sabe que un tercer minero -que les parecía real- les ayudó a ponerse a salvo, pero quien desapareció cuando fueron rescatados".

También puede verse la lista de características en las apariciones de Travis Basinger (miembro de SCEPCOP) que sugieren la hipótesis de supervivencia que los pseudoescépticos no consideran en sus teorías y se niegan a incluir en sus datos.

Para obtener más información sobre las E.C.M, la página www.near-death.com tiene los datos más exhaustivos que he visto en la red. Recomiendo además la literatura de autores como Kenneth Ring, Melvin Morse, Raymond Moody y P.M.H. Atwater; ésta última tiene un libro llamado “The Complete Idiot's Guide to Near-Death Experiencies” donde escribe sobre la hipótesis del “cerebro moribundo” según Blackmore:

"Parapsicóloga en el momento de su trabajo original y ahora centrada en la investigación psicológica, Blackmore ha escrito uno de los libros más influyentes sobre la experiencia cercana a la muerte, llamado 'Dying to Live: Near-Death Experiences', en que presenta una versión detallada sobre la teoría del cerebro moribundo y su objetivo es proporcionar una interpretación materialista de los estados cercanos a la muerte.

La teoría de Blackmore es demasiado compleja para presentarla en su totalidad aquí, pero el siguiente es un resumen de la misma:

-La anoxia puede causar la aparición de 'música' (estimulando la región coclear del oído), la visión de luces y 'túneles'.

-Una liberación excesiva de endorfinas en el momento del fallecimiento es el origen de la 'euforia' asociada con un episodio cercano a ese momento.

-La acción de endorfinas y neurotransmisores inciden en estructuras cerebrales como el hipocampo (asociado a la memoria) o liberan 'recuerdos almacenados', lo que resulta en una 'revisión de vida'.

-La sensación de atemporalidad se produce por la ruptura del propio 'sentido de sí' en el momento de la muerte, siendo el 'yo' la base sobre la que distinguimos los momentos en el tiempo.

No tiene sentido responder a cada uno de estos puntos, pero sí podemos ofrecer una refutación al conjunto citando las críticas del doctor Kenneth Ring a partir de su excelente reseña del libro de Blackmore en el Journal of Near-Death Studies (invierno de 1995, p. 123): "¿Acaso el estado del cerebro asociado con el inicio de una E.C.M. explica la experiencia o simplemente le permite acceder a ella?” En otras palabras, aunque muchos de los fenómenos (¿o todos ellos?) relacionados con la muerte puedan ser rastreables a las respuestas de nuestro cuerpo a ese proceso, ¿significa que esas respuestas explican los fenómenos, o simplemente nos proporcionan una forma interesante para referirnos a ellos? No hay respuesta.

Para comprender esto, considere el popular experimento 'Psych 101' de imaginar que está comiendo un limón. Haga que la experiencia sea tan vívida y rica en sensaciones como pueda. Si lo imagina con suficiente fuerza, saboreará la acidez y comenzará a salivar, a pesar de que no haya ningún limón en la boca; por tanto, la imaginación puede producir respuestas físicas idénticas como una experiencia 'objetiva'. Entonces, ¿significa esto que cuando usted come un limón real, no es esta fruta sino su imaginación lo que produce las sensaciones físicas que usted experimenta? Ya sabemos la respuesta a eso".

Otras fuentes de información sobre las E.C.M.:

http://www.melvinmorse.com/light.htm (sitio del investigador y pediatra Melvin Morse).

http://www.near-death.com (lista completa de artículos sobre E.C.M. que presenta muchos puntos de vista).

http://www.nderf.org (la mayor base de datos sobre historias y artículos sobre el fenómeno).

Journal of Near-Death Studies

International Association for Near-Death Studies (IANDS)

Evidencia médica para las E.C.M. por Pim van Lommel, en respuesta a un artículo del pseudoescéptico Michael Shermer, y presenta pruebas científicas sólidas sobre la objetividad del fenómeno.

Examen exhaustivo de evidencia verídica y refutación de explicaciones pseudoescépticas comunes; presenta argumentos punto por punto de que las E.C.M. no son un fenómeno físico: http://www.youtube.com/watch?v=RlJXUi-z3Oc

Reportaje de CBS sobre las E.C.M. que muestra ambos lados del debate: http://www.youtube.com/watch?v=Tx3b2e1ZyQ8

Informe televisivo sobre E.C.M.: http://www.youtube.com/watch?v=FBIoBJAolhk 

El doctor Victor Zammit sostiene que las E.C.M. son reales: http://www.youtube.com/watch?v=16lQ3gWBPQk

Personas que tuvieron E.C.M, vieron el “cielo” y regresaron: http://www.youtube.com/watch?v=RsV2oWL0bK0

Relato de un magnate y el caso de una mujer ciega de nacimiento que podía ver durante su E.C.M.: http://www.youtube.com/watch?v=RsV2oWL0bK0

Documental de la BBC sobre E.C.M. que presenta a ambos lados (parte 1 de 6): http://youtube.com/watch?v=_I9-XxBAEsQ

[Nota: los siguientes enlaces originalmente forman parte del argumento n° 24 sobre la continuidad de consciencia tras la muerte física, omitido por la explicación ofrecida en este apartado].

Survival After Death-Campaign for Philosophical Freedom-Compilado por Michael Roll, activista británico de larga data en este ámbito para que el estudio sobre la vida post-mortem sea tratado como rama de la física y que los medios informen de manera imparcial sobre la investigación en ese campo. Su sitio contiene muchos artículos y enlaces útiles (véase en especial su texto llamado “The Scientific Proof of Survival After Death”.

http://www.openmindsciences.com/ (sitio del doctor Gary Schwartz, Universidad de Tucson)


26. “Las creencias paranormales son fantasías infantiles para lidiar con un mundo frío e indiferente”

Esta es otra declaración de creencia prejuiciada. La mayoría de las experiencias psíquicas no aparecen como fantasías o ilusiones, sino como sucesos directos, y a menudo el experimentador ni siquiera elige vivirlas como en los relatos de quienes tienen E.C.M. repentinas u O.B.E.s. Hay adultos maduros que no tienen una actitud o comportamiento infantil y han atestiguado experiencias paranormales o psíquicas; también existen muchos individuos racionales y realistas (tanto mental como físicamente) que también creen en una Divinidad. Incluso si se emplea una creencia o religión para hacer frente a la vida, eso no significa que sean totalmente falsa, pues si funciona entonces hay algo real en ella de una forma u otra, en este plano u otro (ver refutación similar en argumento n° 14).

Además, consideremos que la creencia en Dios es innata como lo demuestran estos estudios:

http://www.timesonline.co.uk/tol/comment/faith/article6823229.ece
http://www.guardian.co.uk/commentisfree/belief/2008/nov/25/religion-children-god-belief

http://www.telegraph.co.uk/news/newstopics/religion/3512686/Children-are-born-believers-in-God-academic-claims.html

Llegamos al mundo con una creencia natural en Dios y lo espiritual, y somos más propensos que los niños a creer en "fantasías". Es cierto que con el paso de los años algunos se convierten en ateos, pero en la vejez muchas personas concluyen -y después de toda una vida de experiencias- que hay "algo allá afuera" más allá de lo físico, una “conciencia guía” y que "todo sucede por una razón".

Alguien podría argumentar que esas personas sólo buscan una razón para creer en la vida post-mortem cuanto más se acercan al final, pero el miedo nunca es sostenible como motivador principal en ninguna creencia, y de esta forma mucha gente basa sus conclusiones en una visión más amplia de la vida formada luego de conectar varios puntos en los eventos de su existencia. Además, podría ser que cuento más nos acercamos al “final” sintonizamos más con el "reino metafísico" de donde esas ideas provenían originalmente -como sucedía cuando éramos niños y más “conectados” con ello- y así nos trasladamos de nuevo hacia una conciencia diferente. Esto podría explicar por qué los niños y adultos mayores tienden a estar más tranquilos que los adultos jóvenes o de mediana edad sobre los temas atañentes a la muerte.

De cualquier manera, deberíamos centrarnos en las experiencias y pruebas ofrecidas por tantas personas, en lugar de ridiculizarlas y juzgarlas con términos acusatorios o sesgados que no contribuyen en la búsqueda de la verdad.


CONCLUSIONES

[Nota: la primera parte de este apartado es una recapitulación -omitida aquí- sobre algunos de los puntos contenidos en la introducción “Pseudoescépticos: la vergüenza del sentido común”].

(…) Como hemos visto (…) los escépticos falsos son fanáticos materialistas, impulsados por creencias y puntos de vista dogmáticos y fijos quienes buscan hacer proselitismo en el mundo de conceptos tales como:

-Lo paranormal es imposible y “SIEMPRE” se refuta.
-Todo lo inexplicable o desconocido “DEBE” tener una explicación materialista natural.

-Si alguien hace una afirmación paranormal, “DEBE” estar equivocado (a).
-Sólo se aceptan explicaciones reduccionistas naturales.
-Si la ciencia convencional no entiende o acepta algo, entonces “DEBE” ser falso o no existe.

Lo que sabemos con certeza es que sus argumentos son declaraciones subjetivas de creencias diseñadas para sustentar suposiciones a priori, en lugar de buscar la verdad. Su estilo de “lógica” está construido para refutar puramente sobre bases filosóficas en lugar de fundamentos fácticos, que no tienen nada que ver con la racionalidad. En efecto y al igual que la religión fundamentalista, son rígidos y cerrados a cualquier cosa nueva o contraria, sin importar cuánta evidencia haya para respaldarla. No son buscadores de lo real ni se preocupan por la evidencia o los hechos; todo lo que hacen es ridiculizar y negar. Aunque pueden afirmar que poseen una “mentalidad abierta”, sus acciones y comportamientos revelan que representan todo lo contrario. Y como usted ya sabe, cuando las palabras y acciones de uno se contradicen, los actos son los que hablan más fuerte.

El verdadero escéptico debe dudar de sus propias creencias, así como de los demás, pero un incrédulo de pacotilla no lo hace. En su lugar, prefiere ser un cínico que no puede ver las fallas y limitaciones en sus propios puntos de vista. El autor Greg Stone, experto en fenómenos de conciencia y E.C.M. (…) resume así el problema sobre los escépticos de mente cerrada:

"Usted comprende que la evaluación subjetiva de un escéptico tiene menos peso que la observación directa y subjetiva del experimentador. Lo que se necesita -y falta profundamente- es una comprensión real de la naturaleza y los factores del conocimiento subjetivo, porque sin este factor todas estas discusiones serán temerarias. El [pseudo] escéptico continuamente falla en entender y admitir que trabaja sobre una base subjetiva y parece desconcertado cuando alguien acepta la observación directa de otro por sobre la evaluación subjetiva del investigador falso".

Richard Milton (Alternative Science) que se ha enfrentado con el desprecio y la burla de los escépticos, señala lo siguiente (http://www.alternativescience.com/skepticism.htm):

"No existe una palabra más honorable en la terminología científica que la de 'escéptico', alguien que sinceramente busca la verdad y tiene el coraje de refutar los mitos científicos y las falsas creencias con datos empíricos y lógica sólida (...)”.

Pero en las últimas décadas, el vocablo 'escéptico' ha llegado a significar algo más: adoptar una actitud de desprecio y burla hacia cualquier tipo de datos anómalos que contradigan las creencias científicas actuales, dando la bienvenida a un aire de condescendencia y superioridad hacia aquéllos que se aventuran a investigar o escribir sobre fenómenos anómalos (...)”.

Y los 'escépticos' que censuran y ridiculizan en nombre de la ciencia, lo sepan o no, no son agentes del conocimiento sino de la pseudociencia.

La ciencia no necesita vigilantes para custodiar sus portales. Su quehacer ha tenido éxito porque la buena ciencia expulsa a la mala y una onza de experimento vale más que cualquier autoridad científica".

El ex-científico naval Eldon Byrd, quien puso a prueba al doblador psíquico de cucharas Uri Geller, afirma:

“¿Qué contribución importante ha hecho algún [pseudo] escéptico al mejoramiento de la humanidad? ¿Cuántas 'Madres Teresa' han producido? ¿Cuántos descubrimientos científicos de importancia han realizado? Muchos de ellos son como los críticos de películas: inútiles y se equivocan con frecuencia”.

(…) El novelista y bloguero Michael Prescott describió a los escépticos de imitación muy elocuentemente en su ensayo "Why I Am Not A Skeptic"(http://www.skepticalinvestigations.org/New/Examskeptics/Prescott_skeptic.html):

Su inclinación por denigrar y desacreditar lo paranormal no es simplemente un tic de personalidad, sino consecuencia ineluctable de una cierta visión fundamental sobre la vida, la mente y el cosmos. Desafortunadamente, las personas con una agenda personal poderosa no son los mejores escépticos... no al menos si el escepticismo se entiende como el ejercicio de la objetividad imparcial. La duda, o al menos la admisión de la misma, no es característica del [pseudo] escéptico que prefiere irradiar un aura de seguridad inquebrantable. Admitir cualquier incertidumbre es 'ceder terreno a las fuerzas de la sinrazón', el enemigo primordial que, como hemos visto, debe ser resistido por cualquier medio.

Y aquí llegamos a lo que es -como lo veo- el verdadero problema con los [falsos] escépticos: sobre todo desean estar seguros, y cuando la realidad no los obliga a ofrecer respuestas claras, se apartan de ella y buscan refugio en la teoría preexistente. Simplifican en exceso la historia como una batalla entre el bien y el mal, y pierden sus complejidades y sutilezas. Se resisten a los desarrollos modernos de la ciencia y se aferran a anticuadas concepciones del siglo XIX. Saltan a conclusiones preestablecidas y cierran sus ojos y mentes ante datos anómalos y explicaciones alternativas. En su búsqueda por demostrar que tienen razón, pierden de vista las ambigüedades y las paradojas de la vida, y en su deseo de estar a salvo y seguros se alejan de cualquier aspecto interesante y nuevo.

Son criaturas de comodidad y rutina, no exploradores. No pueden pensar fuera de la caja; de hecho, negarán que haya o pueda existir algo fuera de ese marco y se burlarán de cualquiera que sugiera lo contrario. Basurearán nombres, gritarán '¡fraude!', que 'la civilización está en peligro' y 'los bárbaros están a las puertas'. Realmente harán cualquier cosa, excepto examinar sus propias suposiciones con un ojo crítico remoto. Y es por eso que no soy un [falso] escéptico".

Podríamos preguntarnos por qué estos detractores de mente cerrada hacen todo esto y qué los motiva, porque ciertamente no es buscar la verdad. Se han escrito artículos que especulan sobre esto (consulte la lista de enlaces a continuación), pero no podemos generalizar aquí y aplicar la misma explicación a todos. Sin embargo, una interpretación parece ser cierta en cuanto factor, como señala el investigador Brian Zeiler (http://www.ufoevidence.org/documents/doc265.htm):

"Los [pseudo] escépticos en su mayoría son científicos, pero eso no significa que se comporten científicamente como se ha explicado. Su conducta se debe en parte a su disgusto por las opiniones públicas que contradicen el consenso de la comunidad científica. Cuando un asenso público contradice la visión científica, los seguidores de ésta organizarán una campaña pública para desacreditarla, ya que socava el papel del científico en la sociedad como 'buscador de conocimiento designado' y 'recolector de la verdad'. ¿Qué bien hacen los científicos si la humanidad sólo insiste en creer supersticiones cálidas y difusas de todos modos? Entonces, estos especialistas que son culpables de las infracciones lógicas expuestas en este ensayo están tan consumidos con la presunta validez de sus opiniones que, cual entusiasta fanático religioso, deben convertir y llevar a las masas a su lado de la verdad para salvar su propia imagen".

Aquí hay otra explicación según el místico Faith Rada:

Por supuesto, la mejor manera de conocer fenómenos como clarividencia, telepatía mental, viajes astrales, etc., es tener la experiencia de validación directa por uno mismo.

Verdaderamente si yo fuera escéptico (…) y lo fui una vez, ésa es la ÚNICA manera de saberlo realmente. ¿De qué sirve la creencia o la incredulidad aquí? Uno DEBERÍA buscar la experiencia directa y real antes de aprobar cualquier juicio. De hecho (…) las incidencias repetidas y validadas a menudo son necesarias para liberar la mente de sus escollos (…) dependiendo en primer lugar de la resistencia que uno tenga sobre la idea de una realidad expandida.

Esto me lleva al punto principal de por qué los [pseudo] escépticos/cínicos más fervientes siempre insisten en que estos eventos DEBEN SER fraudes o malentendidos ignorantes. TIENEN MIEDO en el sentido de que si estos eventos son reconocidos como válidos, entonces se destruiría su mundo entero (…) basado en ciertas leyes de la lógica y la forma en que este mundo 'parece' trabajar (…) Por lo tanto, 'mejor no mirar demasiado profundamente'; les gusta su mundo de la manera en que ELLOS lo han entendido (…) limpio, ordenado, confiable (…) Pero la pregunta es: ¿quién representa el sentido de la ley, el orden y la confiabilidad? Para la mente anquilosada siempre hay un caos acechando a la vuelta de la esquina. Para una mentalidad infinita no existe caos en absoluto, pero eso es un gran salto para la mente individual. La mente contraída crea un abismo y luego teme caer en él. Increíble, ¿no?

Y en efecto, todo en lo que estos [falsos] escépticos/cínicos 'de núcleo duro' han basado su 'realidad' y lo que ELLOS SON (…) se invalidará repentinamente y la realidad en la que sustentan su propia existencia de repente no tendrá ningún significado. Esto debe evitarse a toda costa (…) y así se aseguran de que TODAS las reclamaciones sean fraudulentas o mal entendidas por 'mentes engañadas'. Este es su modo de protección y es poco probable que se vean sacudidos; en su lugar, necesitan un cambio 'interno' que les permita reconocer un orden superior de las cosas. Si no hay cambio, entonces el entendimiento no es posible.

Después de un tiempo, para aquéllos que PUEDAN permitir un cambio, una nueva estabilidad vendrá si pueden sobrevivir a la caída mental (...) pero en ese momento el Universo parecería estar más allá de lo caótico. Son como bebés en el útero porque aún no están preparados para una realidad completamente nueva.

Cuando uno comienza a 'reconocer' que sus visiones [o experiencias] son de eventos 'futuros' y válidos, entonces el espacio-tiempo no es exactamente la realidad 'esculpida en piedra' como la concibieron (…) inicialmente puede lanzar al individuo a una gran agitación, en especial si habían asumido que tales eventos eran imposibles antes de esto. Si una mente cree que algo es realmente imposible, entonces el individuo no recibirá las experiencias de validación que son cruciales para este conocimiento, ya que su mente ahora las está censurando activamente a petición de ésta.

Cuanto más se cree que estas realidades son improbables, más confusión y trauma experimentarán (…) hasta que la mente simplemente lo bloquea todo. Esta es la razón por la que no importa cuánta evidencia se saque a la luz (…)”.

Sin embargo, la siguiente es una especulación más simple sobre qué motiva a estos pseudoescépticos y según de uno de mis lectores:

"A veces me pregunto si la mentalidad de desacreditación o pseudoescéptica se deriva de lo que podría llamarse Síndrome de Santa Claus. Es decir, estos detractores estaban muy traumatizados en su juventud al descubrir que no había un Papá Noel y entonces decidieron que nunca más serían engañados por nadie. Pensaron que si sus padres los engañaron con el Viejo Pascuero también debieron haberles mentido sobre Dios. Se polarizaron en su pensamiento, es decir, 'de ahora en adelante tengo que ver para aceptar' y quedaron atrapados en ese paradigma. Por lo tanto, la tendencia de los detractores a deshacerse de la analogía sobre Papá Noel es resultado de su propio trauma infantil al saber que aquél no existe. Quizás hubo un problema de confianza inusual con sus padres que provocó el síndrome. Sería interesante si alguien pudiera investigar esto, aunque sería un proyecto imposible porque no admitirían ciertos defectos, comprenderían hacia dónde se encaminaría el estudio e intentarían desviarlo hacia la explicación inteligente y racional".

(…) Recientemente, la famosa incrédula y académica Susan Blackmore (…) reconoció que sus conclusiones anteriores sobre la “no existencia de fenómenos psi” eran injustificadas después de todo. Esto es asombroso porque a los escépticos de carrera en general no les agrada admitir que están equivocados; tienen su currículo y orgullo propio entre los colegas que se les montan a la espalda para descartarlo todo y terminan cometiendo errores. Por lo tanto, la admisión de Blackmore es muy valiente y admirable. Y la forma en que explica su concesión es tan necesariamente honesta que todos los escépticos, tanto abiertos como cerrados, deben aprender de ello y prestar atención. En un artículo para Skeptical Inquirer ella escribe lo siguiente (http://www.skepticalinvestigations.org/anomalistics/skeptic_research.htm):

“¿Cómo podría comparar mis resultados con los de otras personas, teniendo en cuenta que los míos tendían a ser negativos, mientras que los demás tendían a ser positivos? Aquí tuve que encontrar algún tipo de equilibrio. En un extremo simplemente no podía creer mis propios resultados e ignorar los de otros (…) En el otro extremo no podía dar crédito a los resultados de los demás e ignorar los míos porque eso sería aún más inútil. No tendría sentido en todos esos años de experimentos si no me hubiera tomado en serio mis propias resultantes".

En otro artículo (http://www.skepticalinvestigations.org/anomalistics/skeptic_research.htm) Blackmore señaló:

“El otro gran desafío para la posición del escéptico es, por supuesto, el hecho de que existe evidencia positiva opuesta en la literatura parapsicológica y no pude descartarlo todo. Esto plantea una pregunta interesante: ¿Cuánto peso usted puede o debiera dar a los resultados de sus propios experimentos sobre los de otras personas? Por un lado, el de usted debe tener más injerencia, ya que sabe exactamente cómo se hicieron (…) Por otro lado, la ciencia es necesariamente una empresa colectiva (…) En consecuencia, no pude usar mis propias fallas como evidencia justificable de que la psi no existe y tuve que considerar el éxito de todos los demás. Por fin, me di por vencida.

Ahora que lo pienso, me siento un poco triste. Hace poco más de treinta años tuve la dramática experiencia extracorporal que me convenció de la realidad de los fenómenos psíquicos (…) Sólo unos pocos años de experimentos cuidadosos cambiaron todo eso. No encontré ningún fenómeno psíquico (…) y me convertí en escéptica.

Entonces, ¿por qué no me rendí en ese periodo? Hay muchas malas razones. Admitir que estás equivocado (a) siempre es difícil, aunque es una habilidad que todo científico necesita aprender, y comenzar de nuevo como un bebé en un nuevo campo es una perspectiva desalentadora. Eso es perder todo el estatus y poder de ser un experto y tengo que confesar que disfruté de mis conocimientos adquiridos con dificultad”.

“(…) Nada de eso lleva a ninguna parte. Esa es una razón bastante buena para irse.

Pero tal vez la verdadera razón es que estoy demasiado cansada y, sobre todo, harta de trabajar para mantener una mente abierta. No podía desestimar todas esas afirmaciones extraordinarias, porque después de todo podrían ser verdad”.

[En este enlace ("Skeptical About Skeptics") también se citan las mismas declaraciones].

(…) Ahora permítanme aclarar nuevamente que no soy un crédulo en todos los elementos extravagantes bajo el término genérico de "paranormal" como la cristalomancia, la canalización, el monstruo del Lago Ness, el Triángulo de las Bermudas, etc. La mayoría de estos misterios carecen de evidencia conveniente e incontrovertible, siendo también escasa y ambigua para emitir juicios. Y algunos, por supuesto, tienen demasiadas pruebas perjudiciales contra ellos que ya casi no vale la pena investigarlos. Otros son simplemente demasiado debatibles para saber lo verdadero de cualquier manera.

Por lo tanto, nunca fue ni es mi intención volverme un defensor de “todos” los fenómenos paranormales en general, y sólo planteo que deberían ser considerados. De hecho, yo mismo soy muy escéptico y no me apresuro a creer algo a menos que tenga buenas razones para hacerlo. Soy muy cauteloso por naturaleza y no creo todo lo que escucho, al contrario de lo que a menudo me acusan muchos pseudoescépticos. Mi posición es que la evidencia de cualquier fenómeno paranormal debe ser CONSIDERADA e INVESTIGADA (con una actitud de búsqueda de verdad, no con una agenda) en lugar de rechazarse automáticamente porque “no encaja con la convención”. Tampoco pretendo tener las respuestas a todos los misterios paranormales y nadie lo haría en su sano juicio. Sin embargo, en base a mi experiencia, investigación y la abrumadora cantidad de informes anecdóticos (en varias partes del mundo), aquí están mis conclusiones:

1) La evidencia presentada en este libro que refuta los principales argumentos pseudoescépticos demuestra que existe al menos algún tipo de realidad metafísica. La naturaleza y el alcance de esto aún no se han descubierto, así como sus implicaciones, pues apenas hemos comenzado a descubrir su existencia a través de la física cuántica, experimentos científicos, nuevas investigaciones sobre conexiones mente/cuerpo, etc.

2) La abrumadora evidencia anecdótica en al menos la mitad de la población mundial, los descubrimientos en física cuántica, los experimentos científicos creíbles y las nuevas investigaciones sobre conexiones mente/cuerpo indican que al menos ciertos fenómenos son reales en el sentido de que tienen efectos reales e inimaginables como telepatía, habilidades en P.E.S. o psíquicas en general y los fantasmas. La amplia evidencia anecdótica para estos fenómenos indica por sí sola que estadísticamente es muy probable que apunten a algo certero. En otras palabras, hay algo más para ellos aparte de la alucinación, el fraude o la percepción errónea.

De manera similar y como concluyó alguien en una página sobre casos paranormales, no es necesario tener experiencias místicas para concluir que algo real está sucediendo:

“Me gustaría agregar otra idea acerca de esperar una experiencia mística para 'despertarse'. Como dije, no es tan fácil para algunos de nosotros y hay muchos que pueden esperar por largo tiempo y nunca tener una. He pasado por algunas vivencias místicas marginales, pero nada que cambiara mi forma de pensar si hubiera sido un escéptico de mente cerrada, desmotivador, pseudoescéptico, científico fundamentalista o cualquiera sea el nombre que decidamos darle a una persona así. Nunca he tenido una experiencia cercana a la muerte, pero me considero 'experimentador indirecto' ya que he leído suficientes relatos de E.C.M. para concluir que no todas ellas son alucinaciones. Como han dicho varios investigadores psíquicos, ningún caso es lo suficientemente fuerte como para convencerles; más bien, es la evidencia acumulada y es por eso que reuní las treinta y tantas citas de distinguidos científicos y académicos en el apéndice final de mi libro. Una persona puede leer informes de estos diversos personajes a lo largo del tiempo, pero uno tiende a olvidar muchos de ellos, aunque puede muy bien relegarlos al subconsciente. Creo que verlos a todos en una sola lectura podría afectar a algunos verdaderos escépticos. Una cosa es decir que un investigador en particular podría haber sido engañado por un medio particular en un momento determinado, y otra muy distinta es leer los relatos de 30 o más individuos y concluir que todos fueron engañados una y otra vez. Muchos de los investigadores que menciono pasaron años indagando a médiums y compartieron con docenas de ellos.

En conclusión, sería genial si todos pudiéramos tener experiencias místicas, despertares de kundalini o lo que sea, pero lo mejor que la mayoría de nosotros puede hacer es convertirse en 'experimentadores vicarios'".

Ahora bien, si tenemos razón, entonces está la cuestión de qué hacer con estos descubrimientos y cómo aplicarlos a nuestras vidas. Ése es el siguiente paso y en lo que reflexionan los buscadores de la verdad e investigadores de mente abierta. 

No obstante, hay una película independiente que intenta dilucidar eso y se llama "What The Bleep Do We Know?", la cual aborda los últimos descubrimientos en física cuántica y el poder de nuestros pensamientos. Jugando en múltiples niveles, mucha gente la ha visto varias veces y asimismo el filme recibió elogios de la audiencia en sus presentaciones. Uno de sus mensajes más importantes es que, contrariamente a lo que cree la mayoría de las personas, los pensamientos no son inofensivos, pues no sólo pasan por la cabeza y luego se van. Más bien, ayudan a programar la mente e instintos subconscientes con lentitud y creando tendencias que nos hacen realizar cosas sin saber por qué, lo que a menudo resulta en dramas de autocontrol de todo tipo que son como “programas-bucle” que se repiten. Puede visitar su página para obtener más información (http://www.whatthebleep.com) o ingresar el título de la película en YouTube.

Según Lew Paz, autor de “Pushing Ultimates", existe un punto medio seguro entre la ciencia y el misticismo que debería beneficiar a ambas partes en su búsqueda de la verdad:

“Todos los científicos tienen la responsabilidad de ampliar su comprensión de la situación humana. Se necesita un escepticismo astuto en la búsqueda de la verdad, pero debe ser flexible y abierto a diversas posibilidades, sin obstáculos por una orientación materialista y estrecha. A pesar de la excesiva ingenuidad en el movimiento Nueva Era, el científico inteligente no puede dejar de lado toda la historia sobre 5.000 años de misticismo, ya que un siglo de investigación empírica válida revela claramente que existen dimensiones más profundas de la existencia humana.

La ciencia nunca puede proporcionarnos una comprensión total de la existencia, y cualquier 'teoría del todo' basada únicamente en evidencia empírica no abarcaría la totalidad. La intuición de los poetas, las visiones de místicos y santos o las exploraciones de chamanes, sumados a la investigación psicológica y psicodélica en diferentes campos de la ciencia, ciertamente cuentan en cualquier intento de descripción total. Pero aunque la ciencia no puede proporcionarnos un entendimiento de la totalidad, sí puede ayudar a cultivar un rango de comprensión más amplio. Si bien no es el camino real hacia la sabiduría como muchos creen, la ciencia es una buena herramienta y un importante camino hacia el autoconocimiento y la cognición general de nuestro contexto cósmico existencial. Desafortunadamente, demasiada gente usa la ciencia para construir un baluarte contra las percepciones producidas por exploraciones en las profundidades arquetípicas de la mente y dimensiones de trascendencia. Los científicos y escépticos de la persuasión materialista tienden hacia un sesgo similar a los fundamentalistas religiosos que defienden celosamente su sistema de creencias".

Después de todo, lo que se necesita para probar la existencia de algo es un caso real, pues como señala William James:

“Si usted desea alterar la ley de que 'todos los cuervos son negros', no debe intentar demostrar que no existen cuervos; basta con probar que uno sólo de ellos sea blanco".

Independiente de la creencia que usted tenga acerca de lo paranormal, lo importante es mantener una mente abierta y no apresurarse a emitir juicios basados en nuestras visiones personales del mundo.

"Dudar todo o creerlo todo: estas son dos estrategias igualmente convenientes, pues con cualquiera de los dos prescindimos de la necesidad de reflexión" (Henri Poincaré).

Contra los críticos y escépticos de camelo debemos seguir nuestra consciencia, corazón e intuición, como nos lo recuerda este autor:

"Lo que crees que alguien más puede o no puede hacer no tiene nada que ver con hacerlo o la falta de acción. Simplemente revisa tus libros de historia y descubrirás que casi todo lo que hoy das por sentado en tu vida diaria era absolutamente imposible hasta hace unos años” (Martin Caidin).

Los pseudoescépticos y burlones debiesen prestar atención a las palabras del doctor Rupert Sheldrake, pionero actual en la investigación psi con descubrimientos innovadores, quien señala esto en la introducción de su libro “The Sense of Being Stared At":

"Creo que es más científico explorar fenómenos que no entendemos, en vez de pretender que no existen. También pienso que es menos aterrador reconocer que el séptimo sentido es parte de nuestra naturaleza biológica, compartido con muchas otras especies animales, en lugar de tratarlo como extraño o sobrenatural".

El problema es que estos fenómenos, incluso si son reales, no encajan en los paradigmas convencionales de la realidad; por tanto, lo que debemos hacer es actualizar nuestras creencias y visiones del mundo para incluir estos hechos y encontrar nuevos paradigmas que los expliquen. Mientras tanto, es necesario tener en cuenta que la belleza de los misterios y fenómenos paranormales no radica en encontrar las respuestas a todas las preguntas, sino en la admiración y el aprecio que tenemos por ellas, y aquí radica la gran lección de que siempre hay "más que aprender" y "algo mejor" allá afuera.

En cuanto a expandirnos más allá de nuestros propios paradigmas, Paz afirma:

"La mente inteligente, abierta y cuestionadora no tiene que permanecer limitada a una orientación materialista y estéril de la realidad, o sucumbir a los delirios de la religión o el misticismo extremadamente simplificado. Millones de personas pueden convertirse en compañeros de los grandes sabios, los verdaderos poetas, músicos profundos, artistas talentosos, filósofos y científicos de mérito real. Podemos viajar con aquéllos que saben que la magnífica oleada electroquímica del cerebro de la conciencia incorporada y en su fermento dinámico trasciende su propia actividad, encendiendo frecuencias que resuenan en dimensiones lejanas, más allá de lo que normalmente estamos conscientes. Conocerte a ti mismo es conocer estas cosas, ya que esa exploración expande nuestra conciencia, enriquece nuestras mentes y hace que nos acerquemos cada vez más a la verdad esencial de nuestra asombrosa existencia".

En la actualidad existe un nuevo modelo en ciencia y física cuántica llamado “paradigma holográfico” que explica y permite que existan fenómenos paranormales. Puede leerse sobre esto en “The Holographic Universe" por Michael Talbot o en este resumen de David S. Walonick (Ph.D.) aquí: http://www.debunkingskeptics.com/Holographic_Reality.htm

Finalizo con algunas citas elocuentes y profundas para reflexión.

"Dejemos que la mente se amplíe (…) a la grandeza de los misterios, y no a los misterios constreñidos a la estrechez de la mente" 
(Francis Bacon).

"La verdad es más extraña que la ficción, pero es porque ésta se ve obligada a atenerse a las posibilidades, mientras que la verdad no”
 (Mark Twain).

"Todos estamos en la misma búsqueda de resolver el mismo viejo misterio. Por supuesto, nunca lo solucionaremos porque finalmente habitaremos en él” 
(Ray Bradbury).