27 de enero de 2022

¿Existe "sufrimiento inmerecido"?


“Nuestra filosofía enseña que el castigo kármico alcanza al Ego sólo en su próxima encarnación, y después de la muerte recibe la recompensa por los sufrimientos inmerecidos que padeció durante su encarnación pasada". Esta declaración hecha por H.P. Blavatsky en su libro "La Clave de la Teosofía" (p. 161) ha ocasionado confusión entre los estudiantes teosóficos a lo largo de los años.

Este desconcierto se relaciona con el hecho de que aquí habla del alma ("alma" y "Ego" son términos sinónimos en Teosofía) que se ve compensada después de la muerte por "sufrimientos inmerecidos" experimentados durante la vida que acaba de terminar, mientras que en todas partes de la literatura teosófica, e incluso en el mismo libro, Blavatsky sostiene enfáticamente que la Ley del Karma es tan perfecta e infalible en su funcionamiento que todo lo que nos sucede en la vida, sea bueno o malo, es completa y exactamente merecido.

Después de todo, si la Ley de Karma es realmente la "Ley Máxima del Universo" como se afirma en esa obra, ¿cómo y dónde puede algo "no merecido" introducirse en nuestra experiencia? Esto implicaría una ruptura o falla en algún punto de la línea operativa en la Ley Kármica y parecería anular la afirmación en "La Voz del Silencio" (p. 37) de que:

En el 'Gran Viaje' las causas que se siembran en cada hora conllevan a cada cosecha de efectos, ya que una justicia rígida gobierna el mundo. Con un poderoso rango de acción que nunca yerra, lleva a los mortales una vida de bienestar o aflicción, la progenie kármica de todos nuestros pensamientos y acciones anteriores".

La solución a este problema aparente se puede encontrar sin que tengamos que pasar la página, si sólo leemos con atención.

En una nota de la misma página 161, H.P.B. dice sobre los "padecimientos no merecidos" que "algunos teósofos han hecho una excepción a esta frase, pero las palabras son del Maestro y el significado atribuido a la palabra 'inmerecido' es el que se da más arriba".

Entonces, ¿cuál es ese significado? Para esto tenemos que mirar "arriba", es decir, retroceder a la parte principal de esa página donde Blavatsky aclara: “Si se puede decir que no hay un sufrimiento mental o físico en la vida de un mortal que no sea fruto directo y consecuencia de algún pecado en una existencia anterior; y por otro lado, como no conserva el más mínimo recuerdo de ello en su vida real, siente que no merece ese castigo y piensa que no sufre por culpa suya, todo esto por sí sólo es suficiente para dar derecho al alma humana al mayor consuelo, descanso y felicidad en su periodo postmortem".

Como se dice en el resto de las enseñanzas teosóficas, "no existe un sufrimiento mental o físico en la vida de alguien que no sea consecuencia directa de algún pecado en una existencia precedente" y se mantiene la justicia perfecta e infalible de la Ley Kármica, llamada "Gran Ajustador" y "Regulador Infalible".

Pero la gran mayoría de personas no tiene ningún recuerdo consciente de sus acciones en una vida anterior, lo que da lugar a esas reacciones y efectos en la vida actual. Si alguien “no conserva la más mínima memoria de ello en su vida real", entonces naturalmente "siente que no merece tal castigo, y por lo tanto piensa que no sufre por su propia culpa".

Esto no cambia el hecho de que todo sufrimiento es de naturaleza kármica y por tanto nos llega estrictamente bajo la ley, sino más bien significa que si pensamos y sentimos que nuestros sufrimientos y experiencias son "injustos", entonces -reiteramos- esto "es suficiente para dar derecho al alma humana al máximo consuelo, descanso y felicidad en su vida postmortem".

En este sentido podremos equivocarnos en nuestras suposiciones, pero seremos compensados por los sentimientos incorrectos -aunque sinceros y fuertemente arraigados al respecto- ya que la Ley de la Naturaleza es perfectamente justa en todas las formas y en todos sus departamentos. Es la Compasión en sí misma, pero de un tipo mucho más elevado, más verdaderamente espiritual y perfecto que nuestras limitadas concepciones terrestres sobre esa cualidad.

En su artículo "Reward for Unmerited Sufferings", William Q. Judge dice que "la palabra 'inmerecido' como está escrita en La Clave no debe interpretarse como siendo empleada por algún poder kármico, sino como la concepción formada por el Ego durante la vida de la conveniencia o inconveniencia de cualquier sufrimiento que pueda haber padecido.

Como hemos visto en otros estudios, Devachan –el estado post-mortem en consideración- es un periodo en que el Ego no tiene ninguna experiencia objetiva y en el cual ciertos pensamientos que se tuvieron durante la vida producen en él -o más bien dentro de su esfera- las felices experiencias subjetivas necesarias para el reposo del alma. Por lo tanto, si en el marco mortal ésta se consideraba 'injustamente tratada por el destino' o la naturaleza, estableció allí las causas de la llamada 'recompensa' por el sufrimiento que para ella parecía indebido, tan pronto como se liberara del cuerpo y esas causas pueden actuar en el único lugar o estado que permita su injerencia".

En otra parte Judge explica:

“Me parece imposible que una persona sufra o disfrute de cualquier cosa excepto a través del Karma; y ya sea que estemos en familias, naciones o razas y padezcamos o gocemos a través de causas generales, todavía se debe a que nuestro propio Karma nos lleva a ese lugar. En encarnaciones sucesivas somos recompensados o castigados de acuerdo con el mérito o demérito de vidas anteriores, y donde sea que los escritores competentes declaren en libros teosóficos que las personas son 'recompensadas por un sufrimiento inmerecido', siempre se refieren al hecho de que un individuo no percibe cualquier conexión entre el sufrimiento o la recompensa y su propio acto. En consecuencia, en Devachan el individuo crea para sí mismo lo que considera una 'recompensa completa' por cualquier supuesto 'sufrimiento inmerecido', pero en su vida terrena recibe sólo lo que merece exactamente, ya sea felicidad o lo contrario. Esta es una breve declaración de la doctrina, pero creo que puede sostenerse con argumentos. Me parece que todo el sistema se derrumbaría si por un momento admitiéramos que cualquier dolor o recompensa no era aquéllo a lo que exactamente el individuo tenía derecho, porque la amplitud de la recompensa que el Ego fabrica para sí en Devachan es un aspecto al que tiene derecho en la medida que equilibra la actitud mental que asumió mientras vivía y satisface sus necesidades individuales sin molestar a nadie más" (“Forum Answers”, pregunta 257).

En su respuesta a la pregunta 262, Judge señala: “No creo que ningún sufrimiento o disfrute sea indebido. Todo lo que tenemos viene por ley y con justicia, pero como éste es un mundo gobernado por causa y consecuencia se debe considerar la actitud mental de quienes sufren o disfrutan; tiene su fuerza y repercusión y eso debe facilitarse. En su ignorancia los humanos no siempre comprenden por qué sufren, ya que no hay una conexión visible entre las circunstancias punitivas y la causa anterior que de hecho surgió en una vida ya finalizada. Por lo tanto y mientras sufre, la persona siente profundamente que 'no lo merece', y esto es lo que se entiende por 'sufrimiento inmerecido'. En la mente se aloja el pensamiento de que no se merecía el dolor experimentado, y así Devachan provee para esto, tal como lo hace para muchas otras supuestas dolencias o injusticias. Debido a esta idea que menciono, allí la persona encuentra para sí misma la recompensa por ese 'sufrimiento impropio'. Si estuviera completamente iluminada, por supuesto, vería que todo lo que sucedió era justo, y que no existiría ningún dolor innecesario en ese caso".

En conclusión, siempre debemos recordar que no hay Dios ni ningún otro ser tras la Ley Kármica, ni es algo que se nos imponga desde fuera. La Ley Única es inseparable de la Vida Divina e Infinita. El Karma es uno con el Principio Divino Absoluto, y de esta forma "La Doctrina Secreta" enseña que la Deidad es Ley y la Ley es Divinidad.

La acción perpetua e incesante de reajuste kármico es simplemente la manera y el medio por el cual el Universo mantiene su armonía y equilibrio. Y después de todo, ningún karma es totalmente "malo" excepto aquél del que no aprendemos nada.

[N.del T.: Precisamente por éstas últimas líneas, cabría añadir un matiz al reformular la pregunta como "¿existe sufrimiento inmerecido o inútil?" Pensemos en lo siguiente: 

a) Un rasgo de la mal llamada "civilización moderna" es su hedonismo virulento -esto es, pasarlo bien a costa de quien sea y de lo que sea-, y con ello el escape psicopático de todo lo que representa un "peligro para el egocentrismo". Eso está muy bien ejemplificado en la exaltación patética de "quererlo todo aquí y ahora" o "todos quienes no me dan en el gusto son idiotas", sin medir las consecuencias malas e indirectas que genera en otras personas. Ahora bien... 

b) La inquietud del "sufrimiento inmerecido/inútil" también puede tomarse desde la perspectiva de que el Karma no actúa tanto como "ojo por ojo y diente por diente" en todo contexto y lugar, sino más bien como un disciplinador ético para erradicar conductas individuales que ya se traen de vidas anteriores (no necesariamente "actos malos"), sean animales o humanas. En su obra "Ciencia Oculta y Magia Práctica" (p. 181-183, edición española), el hermetista Paul Jagot explica y añade: 

"Algunas escuelas restringieron el sentido de esta relación hasta el punto de que, según ellas, habría que ver un criminal en el pasado de un asesinado; un mutilador en el pasado de un inválido, el más compasivo filántropo de una vida precedente en los muy ricos de hoy; en el hombre que llora un abandono habría que ver un 'don Juan' de antaño; en la mujer traicionada, una antigua infiel; y, en fin, el avaro o egoístamente malgastador de una fortuna habría revivido en este pobre amado de Cristo... Ante esta teoría evidentemente exagerada, el clan de los 'anti-reencarnacionistas' dejó su actitud de ignorar todo lo que se refería a la reencarnación para concentrar su esfuerzo en denigrar una metafísica hecha de rigor más que de caridad, a pesar de lo cual seguimos sin conocer los métodos que ellos utilizan para concililar la Absoluta Justicia del 'Dios infinitamente Bueno y Misericordioso' con la arbitrariedad aparente de los nacimientos muy distintamente provistos de santidad, facultades, relaciones y dinero. 

En definitiva, el último término de la Evolución humana (...) consiste en ese estado de total adhesión a la realidad espiritual y de completa renuncia de las ilusiones materiales [hedonismo]; y como la serie de nuestros estadios graduales tiende al definitivo destino, explicado más arriba, al principio de cada nueva existencia -la actual, por ejemplo- debemos encontrarnos en las condiciones concretas y susceptibles de permitirnos alcanzar el progreso más inmediato y urgente del que nuestras anterioridades nos dejaron a la vez capaces y necesitados". 

"En consecuencia, conviene obtener de esta digresión y para la vida actual que, lejos de ser siempre 'recompensas' de cualquier mérito adquirido, los 'favores de la suerte' suelen tener como causa cualquier otro determinismo; y que a la inversa, los seres nacidos bajo los peores auspicios no son necesariamente sujetos de ninguna expiación (...) Se recomienda la mayor circunspección en lo que toca a las ventajas concedidas benévolamente por la 'suerte', sobre todo en los primeros años de la existencia. Todo aquello cuyo determinismo no se tiene en sí mismo, puede evaporarse de la noche a la mañana. Los favores temporales, las insinuaciones, los estímulos permitidos en nuestro favor antes de que seamos capaces de crear su equivalente por propia iniciativa, todos ellos responden a una necesidad de evolución; entonces, esforcémonos por adquirir una ventaja juiciosa y oponer nuestros méritos adecuados a las condiciones espontáneas de existencia que parecían exceder a aquéllos. Este es el único modo seguro de perpetuar, y hasta de mejorar, éstos últimos". 

c) Debido al punto anterior, no pocos ocultistas y autores consideran la vida misma como un "campo de prueba iniciática", en el sentido de que un agente kármico verdadero y competente se entrena para manejar y controlar a la perfección energías tanto "buenas" como "malas", nuevamente, dentro de un contexto kármico. De aquí la extrema dureza de las pruebas a que los Mahatmas teosóficos someten a los candidatos al discipulado antes de merecer conocimientos ocultos. Queda claro entonces que un "mono con navaja" no sirve de mucho, menos aún los mercachifles que se las dan de "esoteristas"...].

Para más detalles sobre el tema véanse también “Karma bueno vs. Karma malo”, "Los elementales y la Luz Astral" y la serie "Explorando los 'Aforismos sobre Karma' por William Judge".