20 de marzo de 2022

La importancia de respaldar las pruebas

Los Maestros y H.P. Blavatsky
sobre la importancia de proporcionar
pruebas, referencias y fuentes
para demostrar la validez y autenticidad
de las enseñanzas presentadas


“Fue al comienzo de un nuevo ciclo, esos días en que ni los cristianos o los espiritualistas concebían, y mucho menos mencionaban, más de dos principios humanos -cuerpo y Alma- llamando al último Espíritu. Si usted tuviera tiempo para referirse a la literatura espiritualista de esa época, encontraría que tanto entre fenomenalistas como cristianos Alma y Espíritu eran sinónimos. H.P.B., actuando bajo las órdenes de Atrya (a quien usted no conoce), fue la primera en explicar en el Spiritualist la diferencia que había entre psique y nous, nefesh y ruach, o Alma y Espíritu. Tuvo que llevar consigo todo el arsenal de pruebas y citas de Pablo y Platón, de Plutarco y Santiago, etc. antes que los espiritualistas admitieran que los teósofos tenían razón” (Carta de un Maestro, 1882). 

"Un trabajo como éste ["La Doctrina Secreta"] tiene que ser presentado sin un simple Prólogo, sino más bien con un volumen que proporcionara hechos y no meros comentarios, ya que la DOCTRINA SECRETA no es un tratado o una serie de teorías vagas, pues contiene todo lo que se puede dar al mundo en este siglo.

Sería peor que inútil publicar en estas páginas incluso aquéllas partes de las enseñanzas esotéricas que ahora han escapado del confinamiento, a menos que se estableciera por primera vez la autenticidad -o en cualquier caso, probabilidad- sobre la existencia de tales enseñanzas. Dichas declaraciones, como se harán ahora, deben mostrarse justificadas por varias autoridades: las de los antiguos filósofos, los clásicos e incluso ciertos experimentados Padres de la Iglesia (…) La escritora tendrá que otorgar nombres históricos y confiables y citar autores conocidos -antiguos y modernos- de reconocida habilidad, buen juicio y veracidad, como también nombrar a algunos de los famosos expertos en artes y ciencia secretas junto con los misterios de ésta última, a medida que se divulgan o, más bien, se presentan parcialmente al público en su extraña forma arcaica (...)”. 

"Esto explica la necesidad en virtud de la cual ha trabajado esta escritora para explicar siempre los hechos dados desde la antigüedad más remota [en las miles de páginas de "La Doctrina Secreta"] por evidencias recogidas del periodo histórico. No se disponía de ningún otro medio, a riesgo incluso de ser acusados una vez más por 'falta de método y sistema'. El público debe familiarizarse con los esfuerzos de muchos Adeptos en el mundo y también poetas, escritores y clásicos iniciados en todas las épocas para preservar al menos en los registros de la Humanidad el Conocimiento sobre la existencia de tal filosofía, si no en realidad de sus principios. En efecto, los Iniciados de 1888 seguirían siendo incomprensibles y siempre como un 'mito' aparentemente imposible si no fuesen como los Adeptos cuya existencia se ha demostrado en cualquier otra época de la historia. Esto sólo se puede hacer al nombrar el capítulo y verso donde se puede encontrar una mención de estos grandes personajes que fueron precedidos y seguidos por una larga e interminable línea de otros famosos Maestros en las Artes antediluvianas y postdiluvianas. Sólo así y en la autoridad semitradicional y semihistórica se podía demostrar que el conocimiento de lo oculto y los poderes que confiere al hombre no son del todo ficciones, sino que son tan antiguas como el mundo mismo" (H.P. Blavatsky, "La Doctrina Secreta", vol. 1, p. xxxviii-xxxix, xlv, "Introductorio").

Helena Blavatsky declaró que "la Doctrina Secreta es la Sabiduría acumulada de las edades", refiriéndose a dicha Enseñanza en sí misma, de la cual el libro homónimo es el principal y más egregio representante en nuestros días.

La Teosofia es sabiduría antigua y atemporal. Blavatsky no la inventó; simplemente ella cumplió su misión de transmitirla y, utilizando miles de referencias a partir de un vasto conjunto de fuentes distantes y heterogéneas, demostró la intemporalidad, confiabilidad y carácter universal de sus doctrinas, incluso aquéllas que a primera vista parecían ser las más peculiares. Quienes han leído y estudiado su trabajo -particularmente "La Doctrina Secreta" e "Isis Develada"- saben de primera mano que éste es el caso.

La Agente de los Maestros nunca afirmó que ninguna de sus enseñanzas fuera resultado de "investigación clarividente" o "lecturas de registros akáshicos" llevadas a cabo por ella misma. Desafortunadamente, como los llamados "maestros teosóficos" posteriores pretendieron haber derivado sus propias “instrucciones” (totalmente contradictorias y opuestas a las presentadas por H.P.B.) a través de tales métodos, algunos han asumido automáticamente que los conocimientos de Blavatsky debían originarse en dichos procedimientos y no se han molestado en realizar ningún estudio o indagatoria independientes y serios para verificar si eso es cierto o no.

Mientras que los principales libros de H.P.B. contienen literalmente miles de referencias desde los ámbitos de la religión, filosofía, literatura clásica, historia antigua/moderna e incluyendo ciencia, las obras de individuos como C.W. Leadbeater, Annie Besant, Alice Bailey, Geoffrey Hodson y Helena Roerich no contienen nada por el estilo y esos autores se contentan únicamente con presentar sus múltiples declaraciones sobre lo que se ha descrito como "líneas de pura aserción con autoridad implícita en el fondo" (véase “El pseudo-ocultismo de Alice Bailey" por Alice Leighton Cleather y Basil Crump).

Mientras que la Teosofía Original se describe a sí misma como la síntesis de religión, filosofía y ciencia (como señala el subtítulo de "La Doctrina Secreta") y es presentada a modo de unión perfecta y natural de los tres, la posterior pseudoteosofía - término acuñado por la propia H.P.B. en contraposición a lo que ella llamó "Teosofía Pura"- se basa sólo en el componente religioso e ignora por completo los elementos filosóficos y científicos. De esta forma, dichos contenidos tardíos tienden a atraer más a los crédulos, irreflexivos y "religiosos" que aceptarán casi cualquier aspecto si es exhibido en un tono suficientemente autoritario o se proclama que provienen de un "maestro"; por supuesto, también éste es el caso en la gran mayoría de la literatura y adherentes del Movimiento Nueva Era.

Ninguna de las enseñanzas de Blavatsky fue resultado de teorías, conjeturas o ideologismos elaborados por sí misma; ella rechazó específicamente esto escribiendo que "la única ventaja que tiene la escritora sobre sus predecesores es que no necesita recurrir a especulaciones y teorías personales, pues este trabajo es una declaración parcial de lo que ella misma ha recibido por estudiantes más avanzados (…) La escritora (…) cree en los herederos antiguos y modernos de su Sabiduría; y al dar crédito a ambos, ahora transmite lo que aprendió a todos quienes lo acepten" ("La Doctrina Secreta", vol. 1, p. vii, xxxvii).

La premisa básica en Teosofía es que la Verdad existe y que también “aquéllos que SABEN" son reales, siendo así el lema del Movimiento Teosófico "no existe religión más elevada que la Verdad". Nosotros también podemos llegar a conocer y entender si hacemos uso y aplicación sabios, respetuosos y diligentes de la vasta masa de conocimiento, información e instrucción que se han hecho tan libre y generosamente disponibles a la humanidad en las enseñanzas teosóficas genuinas.

No hay necesidad de creencia ni aceptación, sino que simplemente se nos invita a examinar la Doctrina y descubrir por nosotros mismos lo que tiene que decir. Si lo hacemos, se verá que prueba por sí misma y exactamente lo que sostiene representar como muchos lo han verificado durante el último siglo.

Los Maestros de Sabiduría no son tan tontos o ingenuos para esperar que el mundo acepte su Conocimiento sin respaldo, referencias ni fundamento, y menos aún que funcionen de acuerdo con “líneas de afirmación pura”. Sólo actúan así los individuos que buscan poder como sacerdotes, dogmatistas o quienes detentan carácter o motivos siniestros o cuestionables.