18 de marzo de 2022

¿"No juzgar"?: de la devoción a la COERCIÓN


"No confíes en quien jamás se altera, ni en el perro que nunca ladra. Los animales de sangre fría son los más venenosos"
(proverbio oriental, citado en revista Lucifer, octubre 1887). 

Contenidos:

01. Desentrañando la mojigatería
02. Politización en Teosofía: señales de peligro


01. Desentrañando la mojigatería

Todas las instituciones basadas en el trabajo humano son susceptibles de cometer errores, y sin duda los comentarios constructivos son una retroalimentación necesaria para superar esos defectos. En la espiritualidad práctica, es imperativo ejercer un juicio imparcial y constante sobre nosotros mismos y, como complemento, desarrollar una discriminación objetiva y firme al detectar problemas de convivencia en el entorno inmediato.

No obstante, parece ser que en determinados contextos la libertad de expresión y pensamiento autónomos representa una amenaza más que una instancia legítima de debate. El estancamiento en el intercambio conceptual es el certificado de defunción para religiones, estamentos científicos, partidos políticos e ideologías, que lamentablemente continúan encarnando una peligrosa amalgama en aras de intereses creados u ocultos en muchos países, particularmente los de menor desarrollo, secuestrados por "filosofías" diabólicas que esclavizan la conciencia de las personas: beneficiar a unos dañando a otros. Aparte de esta manipulación, ese dogmatismo revela una preocupante cultura de hipocresía, ya que fomenta un falso modo de "devoción" que se asemeja a la coacción mental, inaceptable y repugnante para cualquier individuo con pensamiento crítico.

Este breve ensayo responde al uso sin criterio de un párrafo publicado en muchos órganos teosóficos, y esta tendencia concierne a todas las ramas del Movimiento homónimo. Desde el punto de vista de cualquier observador objetivo, el contexto de aquellas publicaciones en que aparece ese extracto es convincente desde el principio, y a ratos proponen ideas sobre la valoración del carácter constructivo/destructivo de cualquier crítica. El desarrollo de estos pensamientos, sin embargo, se encuentra con una ruptura incomprensible al citar la pieza mencionada anteriormente en una "Carta del Maestro":

"La Teosofía tiene que luchar contra la intolerancia, el prejuicio, la ignorancia y el egoísmo, escondidos bajo un manto de hipocresía. Tiene que arrojar todo el fulgor que pueda desde la antorcha de la Verdad, que se ha confiado a sus servidores. Deben hacerlo sin miedo o incertidumbre, ni temor a reprensiones o condenas. La Teosofía, a través de su portavoz -la Sociedad- tiene que decir la VERDAD a la propia cara de la MENTIRA; desafiar a las bestias en su guarida, sin pensar en las malas consecuencias ni tenerles pavor, y confrontar calumnias y amenazas. Como Asociación, no sólo tiene el derecho, sino el deber de desenmascarar el vicio y hacer todo lo posible para enmendar errores, ya sea mediante la voz de sus conferenciantes elegidos, o la palabra impresa de sus revistas y publicaciones, haciendo sus denuncias, sin embargo, en el modo más impersonal posible. Pero no tienen tal derecho [!!!] los Amigos de la Sociedad o sus Miembros individualmente".

A continuación se presenta una serie de puntos para cuestionar seriamente la vigencia contemporánea de esta cita:

a) Una breve investigación sobre este párrafo pone de manifiesto que su fuente principal son los polémicos y dudosos "escritos recopilados" por Boris de Zirkoff, específicamente el volumen 7, páginas 172-175, y titulado "Some Words by A Master of Wisdom" (véase también "¿Necesitan reescribirse los libros de Blavatsky?" para más análisis). En el tomo 13, sin embargo, hay otro texto llamado "On Criticism, Authorities and Other Matters-By An Unpopular Philosopher" (243-247), atribuido a Helena Blavatsky. Cito algunas secciones relevantes (énfasis agregado):

"Los editores de publicaciones periódicas en Teosofía son advertidos constantemente por prudentes y cobardes que 'tengan cuidado de no ofender a las autoridades', ya sean científicas o sociales. La opinión pública, dicen, es el más peligroso de todos los enemigos, y asimismo que 'la crítica es fatal'. Ésta última, según ellos, difícilmente puede esperar que la persona o tema así abordados se enmienden o sean corregidos, por lo cual 'ofende a muchos' y 'hace odiosos a los teósofos'. La admonición habitual es 'no juzgues, si no quieres ser juzgado" [Mateo VII, 1-2].

Precisamente los propios teósofos comienzan prestando este servicio a sus semejantes, pues aquéllos también serían juzgados y cortejarían una detracción imparcial. La crítica mutua es un acto muy saludable y ayuda a establecer reglas definitivas y prácticas en la vida, no meramente abstractas. Ya tenemos suficiente con las teorías. La Biblia está llena de sanos consejos, pero pocos son los cristianos que alguna vez han aplicado algún mandamiento ético en su vida diaria. Si una crítica es mordaz o incómoda, también lo es otra; sucede igualmente con toda novedad o incluso la presentación de algo antiguo bajo un aspecto nuevo, ya que ambos deben chocar necesariamente con los puntos de vista de ésta u otra 'directiva'. Sostengo, por el contrario, que la crítica es el gran benefactor del pensamiento general, y más aún de quienes jamás piensan por sí mismos, sino que todo lo confían a las 'autoridades' reconocidas y la rutina social.

Y después de todo, ¿qué es una 'autoridad' sobre cualquier asunto? En realidad, no más que una luz que incide sobre cierto objeto a través de una grieta única, más o menos ancha, y lo ilumina desde un sólo lado. Esa luz, además de ser fiel reflectora para las opiniones personales de un sólo hombre -y muy a menudo simplemente la de su afición especial- nunca puede ayudar en el examen de un tema desde todas sus facetas. Por lo tanto, la autoridad a que se apela con frecuencia resultará de poca ayuda, e incluso el profano que intenta presentar la interrogante u objeto dado bajo otro cariz y una luz diferente, será inmediatamente abucheado por su gran audacia. ¿No intenta acaso incomodar a 'autoridades' sólidas y desafiar el pensamiento respetable, rutinario y consagrado?

¡Amigos y enemigos! La crítica es la única salvación del estancamiento intelectual. Es el aguijón benéfico que estimula a la vida y acción -y por tanto produciendo cambios saludables- a los pesados rumiantes llamados Rutina y Prejuicio, tanto en la vida privada como social. Las opiniones adversas son como vientos en conflicto que sacan de la tranquila superficie de un lago la escoria verde que tiende a asentarse sobre sus olas inmóviles. Los resultados serían muy tristes si tuviera que detenerse y paralizarse todo flujo diáfano de pensamiento independiente que recorre el campo de la vida, y fuera de los viejos surcos trazados por la 'opinión pública'. Las vertientes ya no alimentarían el depósito común llamado sociedad, y su efluvio se estancaría aún más de lo que está. Corolario: las 'autoridades' más ortodoxas del charco social serían las primeras en ser absorbidas aún más profundamente en su fango.

El mundo amenaza con fosilizarse por el miedo y la ira entre esas 'autoridades' ante la más mínima crítica, donde todas y cada una de ellas exigen ser consideradas 'infalibles' en sus respectivos ámbitos. Los anticuados sonríen con burla esquelética ante cada progreso o nueva forma de pensamiento. En la gran batalla existencial por la 'supervivencia de los más aptos', cada una de estas formas se convierte a su vez en el amo y luego en tirano, obligando que todo nuevo crecimiento dé marcha atrás pues el propio 'ya fue verificado'. Pero el verdadero filósofo, por 'impopular' que sea, busca captar la vida real que siempre avanza y brota fresca de la fuente interna del Ser o roca de la verdad. Siente el mismo desprecio por todos los lagunajos que se estancan perezosamente en los campos llanos y pantanosos de la vida social".

b) Cabe señalar que la "Sociedad Teosófica" -mencionada en el extracto con que se inició este artículo- no coincide con los alineamientos perseguidos por la L.U.T. contemporánea, y las razones reales para la fundación de esta última son bien conocidas por todos los teósofos informados. Es curioso notar que los primeros culpables por romper la armonía son todos aquellos columnistas, compiladores, traductores o editores que no mostraron ni evidencian un mínimo respeto por la voluntad de los Maestros y Profesores de preservar las enseñanzas originales. Téngase en cuenta que la recomendación de los Mahatmas sobre "no criticar" se hizo en la suposición de que la mayoría de teósofos en ese momento (1880) estaba verdaderamente comprometida con la Causa; sin embargo, la historia mostró una trama muy diferente que hizo absolutamente necesario el rescate de las enseñanzas auténticas de una mayor profanación por parte de los mal denominados "sucesores" de H.P.B.

c) Aunque las revistas mencionadas anteriormente difunden artículos pertinentes sobre el núcleo de la Teosofía, se aprecia que la mayoría de las veces contienen extrañas y graves contradicciones. Una de las más llamativas es el constante hincapié de "no renunciar al mundo o el medio social" para alcanzar la verdadera espiritualidad, y por otro lado abundan historias alabando los pensamientos y hechos de monjes budistas, yoguis y sannyasis. Cabría esperar que ciertos teósofos "devocionales" o "compasivos" (???) fuesen más empáticos con la situación de los lectores que viven en países subdesarrollados, cuyas sociedades se entregan a graves vicios y defectos, empezando por el "mangoneo" descontrolado de cualidades éticas con fines exclusivamente codiciosos, tal y como lo plantean y practican millones de "honorables" que en algún momento terminarán recibiendo "jarabe" de quienes más odian o avasallaron en el camino. ¿O acaso la "política" moderna no funciona así?

En esta era de ultramaterialismo subnormal y asqueroso, es imposible combinar al 100% las prácticas espirituales con presiones mundanas -siendo ésta la excusa perfecta para fláccidos mentales y adictos a la espiritualidad holgazana (a quienes sin embargo no les falta sinapsis para seguir y fomentar vulgaridades), pseudomísticos envanecidos, investigadores mediocres que prefieren cantidad a calidad y tilicheros "Nueva Era"-; por ende, cualquier renunciante sincero que "vive en el mundo sin pertenecer a él" tiene el derecho y la misión de defenderse sin compunciones ante esas influencias mefíticas. Y precisamente una de sus armas es la crítica firme, directa e impersonal para evitar que otros caigan o reincidan en un mal comportamiento. Muchas personas sensatas perciben que es inalcanzable lograr un equilibrio total entre mente y corazón y ven esto como una burla a su sufrimiento; entonces, o bien sugerimos seguir el camino ascético, o nos mantenemos integrados en la "civilización" para estimular una profunda reforma ética con críticas honestas e inequívocas contra la corrupción, pero no podemos elogiar tan livianamente la primera vía como si todos estuviéramos en las mismas circunstancias y dispusiéramos de iguales posibilidades/recursos.

Parece ser que varios teósofos escriben o hablan frecuentemente de manera reduccionista, como si estuvieran sobre un "pedestal", viviendo en una burbuja o simplemente creyéndose "chelas aceptados/aspirantes a discípulos" sin tener ni mostrar ningún mérito para ello. Dicha ausencia de equilibrio mente/corazón viene dada principalmente por tres mensajes malintencionados y subconscientes de la "sociedad": el bombardeo publicitario de "tiéntate con comida, sexo, dinero, alcohol o vida nocturna, compárate con los demás, etc."; "naciste para vivir y trabajar como autómata, o de lo contrario estás fuera del mundo", y "deseamos que te enfermes y corrompas lo máximo posible para alimentar a la industria", todo lo cual participa en el círculo vicioso de "trabajo excesivo →malestar recuperación de energía trabajo excesivo", una y otra vez. ¿Por qué entonces esos teósofos deploran la falta de interés de la gente en la Doctrina, o la opinión generalizada de que "la Teosofía es elitista" o "poco atractiva" para las masas?

d) Otro motivo de preocupación observado es la aterradora "cultura" de "tratar el mal con guantes de seda"; en caso contrario, "se corre el riesgo de disgustar a cualquiera". Gracias al apogeo y el culto consumistas de las "necesidades innecesarias" en detrimento de la dignidad humana, las generaciones actuales de jóvenes están cada vez más expuestas a una falta de educación moral, lo que los lleva a una completa cobardía para afrontar las dificultades vitales. Ahí tenemos, por ejemplo, el aumento mundial en las tasas de suicidio entre adolescentes, su implicación con las drogas o ideologías diabólicas que producen más caos que orden y unísono. Entonces, ¿deberíamos permanecer callados ante la asombrosa falta de compromiso de muchos "padres" como la nueva e "incuestionable moda ética"?

Varios artículos teosóficos tienen razón al recordar la importancia del dolor en nuestras vidas. No existe evolución espiritual sin algún desasosiego; al contrario, esto conduciría al estancamiento en todos los sentidos, como señaló Blavatsky. Sin embargo, no debemos olvidar que este mundo tangible con todos sus defectos hace que sea inalcanzable trascender la dualidad bien-mal, ya que el mal nunca puede ser eliminado sino sólo controlado; por tanto, la incitación a "no criticar" como regla rápida y dura es un insulto directo al sentido común.

e) En estos tiempos hay un prejuicio muy extendido y también repulsivo: "cualquier opinión clasifica automáticamente a su autor en un espectro de la arena política". Se ha observado que política, espiritualidad y mercadotecnia se han convertido en el mismo monstruo deforme durante el presente Kali Yuga. Siendo este el caso, es totalmente inaceptable comparar la ética con el quehacer político, ya que éste último en muchos países actualmente está muy lejos de tener algún mérito moral y teniendo en cuenta las atrocidades (sangrientas o valóricas) y los fuertes lazos kármicos creados o sostenidos por muertos vivientes en el capitalismo, el comunismo, el neonazismo, la autocracia u otras porquerizas de control mental a través de la historia.

(Nota: Como si esto fuera poco, y recordando los extractos previos de Blavatsky, se ha escuchado o leído a varios teósofos quienes vienen aconsejando "no criticar el medio social para no alejar personas de la Teosofía", pero en la vida real muchos particulares en esa audiencia son los primeros en avivar antipatías y divisiones para defender sus cloacas políticas, preferencias deportivas, delirios patrioteros, privilegios individuales o fanatismos artísticos, así que ahora no vengan a hacerse los tontos escondiendo la cabeza en la arena. Pareciera ser que el corazoncito huérfano de mente está jugando malas pasadas a muchos "devotos"...). 

La política en cualquier forma NO tiene el monopolio de la verdad y nunca lo tendrá mientras continúe su nauseabundo proceso de división en nombre del egoísmo; tiene que someterse a una metamorfosis completa, radical y dolorosa para reconocer abiertamente y combatir la maleza mortal del tráfico de drogas, los intereses creados, el soborno y otros vicios. Así como la L.U.T. denuncia cuando es necesario la manipulación desvergonzada de la neoteosofía y sus amigotes de dictadura interpretativa, los partidos políticos están obligados a combatir sin miedo esos males si quieren recuperar la credibilidad ciudadana, especialmente en las naciones subdesarrolladas. Hubo miembros de la Sociedad Teosófica que directamente estimularon revueltas armadas y luchas ideológicas en el sudeste asiático durante el siglo XX, lo cual representó un acto idiota e irreverente a las advertencias por William Judge y H.P.B. de no hacerlo [1],[2], porque el papel principal de los teósofos en este mundo es crear transformaciones éticas, no meramente externas. Si aún hay miembros en alguna rama que promueven la participación política activa mediante estrategias seductoras, deben reconocerla abiertamente para saber de qué estamos hablando, porque el hecho de coaccionar a miembros de "no criticar" parece estar más destinado a proteger intereses individuales o colectivos que enseñar Teosofía y estimular un debate saludable en torno a ella, en beneficio exclusivo de la humanidad.

[1] El libro "The Politics of Divine Wisdom" por Herman de Tollenaere (1996) habla extensivamente sobre el tema, si bien repite muchas inexactitudes y prejuicios irrisorios sobre la Teosofía Original y sus exponentes; no obstante, el autor establece que Annie Besant abrazó las ideas del socialismo materialista y sus derivados (denigrando de paso las advertencias hechas por Blavatsky), y ayudándose con influencias "masónicas" incentivó la promulgación de "principios leadbeaterianos" en India e Indonesia, al tiempo que defendía los movimientos laboristas y feministas para implementar gradualmente los "valores" pseudoteosóficos y aquéllos del imperio británico, competencia de los neerlandeses en esa región. A Besant (catalogada como "excesivamente intelectual" por H.P.B.) no le agradó nada la visión por Alfred Sinnett de que el socialismo materialista era consecuencia directa de la cristiandad antropomorfa e ignorante sobre las nociones de Karma y Reencarnación.

[2] "[La pregunta] contiene una propuesta para que la S.T., o los teósofos como cuerpo, defiendan una u otra de las muchas reformas sugeridas. Esto nunca debería hacerse. La S.T. es libre e independiente respecto a todas esas modificaciones, mientras aplaude todos los buenos resultados; pero no debe colegirse que dichas medidas sean las mejores, y tampoco se ha pronunciado la última palabra sobre estos temas. Es muy sabio y correcto alterar, si podemos, las condiciones opresivas de los pobres u otras personas, pero mientras la filosofía, religión y visión de vida que tiene la gente estén equivocadas, de igual manera todas las reformas serán temporales. La gente debe ser alterada en pensamiento y corazón, y luego las condiciones se corregirán por sí mismas. Por lo tanto, me opongo firmemente a cualquier propuesta que busque vincular a la S.T. con cualquier sistema de reforma o legislación. Los miembros individuales pueden hacer lo que les plazca, siempre que no involucren a la colectividad" (William Judge, "Forum Answers", p. 132, edición inglesa; véase también la sección n° 2 de este ensayo para hacerse una idea sobre la magnitud de este problema actual en Teosofía).

f) Hablando de "hipocresía", examinemos de cerca una excusa dada por mucha gente semiespiritual: "juzgar a los demás es innecesario porque esencialmente todas las personas son buenas y se esfuerzan sinceramente por superar sus defectos". Tras un cuidadoso análisis de la vida real, se puede ver que esta hipótesis es completamente ridícula cuando detectamos tres tipos de "buenas personas": las manipuladoras, que despliegan sus "virtudes" o atributos para utilizar a otros; los cobardes morales o mojigatos que viven en permanente temor al mal, y los hedonistas que se divierten a costa de todo y todos, escupiendo a medio mundo que "el mal es una fantasía subjetiva" y no protegen ningún valor moral. Todos estos "personajes" son comúnmente considerados "tranquilos", "relajados", "atractivos" o incluso "respetables" en "sociedad". Entonces la pregunta es: ¿Cuántos de esos teósofos "contrarios al juicio" realmente practican el bien por sí mismo? Esto también se puede aplicar a quienes aman perderse en las nubes metafísicas o a los insoportables glotones intelectuales, como si estuvieran más preocupados por la muerte que una vida práctica y consecuente. ¿O es que acaso su conciencia no les está dando el ancho?

La coherencia y los enfoques menos "románticos" de la cruel vida materialista no deben ser considerados como "obstáculos" por aquéllos con sensibilidades o intenciones particulares. Cuando cualquier teósofo promociona con tanta insistencia el dudoso "imperativo" de "no juzgar", cae sospechosamente en el mismo chiquero de movimientos como la Nueva Era y su atmósfera venenosa u otros retretes de ideología, disfrazados con excusas desvergonzadas como "(pseudo) fraternidad" o "(pseudo) respeto". Por cierto, recordemos que esos valores ideales siempre son merecidos, nunca impuestos ni suplicados, y en este punto hay gente que tiene la dura y seria tarea de cuestionar influencias peligrosas o todo lo que representa una amenaza para el futuro de la humanidad y la absoluta libertad de conciencia, añadiendo su ejercicio responsable y sin condiciones prefabricadas.

(Nótese aquí un vicio espiritual muy común entre los creyentes de varias religiones, e incluso muchos "teósofos". La "compasión" y alergia crónica por "no criticar" que subrayan en su fanatismo, en realidad corresponde a un egoísmo misticoide, pues en ellos la verdadera motivación es obtener conocimiento oculto para consolidar un estatus de influencia o poder sobre otros: "quienes están por debajo de mí necesitarán de mi ayuda y 'misericordia' con tal de progresar; por ende soy/seré superior a ellos". Seguramente por ello la Teosofía ha terminado tan dividida y politizada, pues la estimulación del análisis crítico y la independencia personal a la luz de la Ética Espiritual son serias amenazas para los malnacidos que ponen la corrupción "institucional" y las "herencias" indebidas por encima de todo. Quizá entonces habría que distinguir entre compasión genuina y "caprichompasión", o algo así...).


02. Politización en Teosofía: señales de peligro

Con mucha preocupación, se ha atestiguado recientemente en redes sociales el espectáculo satánico de la polarización política, gatillado parcialmente por la pandemia de Covid-19, que revitaliza la lucha entre las "admirables" y "recias" ideologías del anarcocapitalismo y el anarcocomunismo por una parte (ambos guiados casi siempre por el ateísmo radical), y por otra el intento en grupos cristianos/teístas de demostrar que la filosofía "puede probar la existencia de una divinidad".

El principal argumento para los ateos intolerantes es que Dios o la divinidad no existen pues la filosofía clásica no puede demostrarlo (ya que para ellos es sólo "masturbación intelectual"), y así la ciencia fisicalista es el "único" y "mejor" método para obtener conocimiento y "debe" separarse de la filosofía, ya que es "inútil" para el trabajo científico actual. Incluso señalan que "el esoterismo y todas las religiones orientales deben descartarse por el bien de la ciencia".

Sus oponentes (principalmente del cristianismo o grupos políticos afines) responden diciendo básicamente que el método científico de hecho se deriva de la filosofía clásica, y que los intentos de despreciarlo significa negar todas las tradiciones occidentales/orientales en el tema. Varios youtubers en esta línea acusan a sus enemigos de "cientificismo" o defender la fe en la ciencia como un campo de conocimiento "absoluto".

Sin embargo y como se dijo al principio, el problema es la politización de ciencia, religión y filosofía, que lleva a estos ámbitos a convertirse en mala ciencia, mala religión y mala filosofía. En este sentido, se hace evidente que la consparanoia vomitada y favorecida por agrupaciones incendiarias de ultranza y antigubernamentales (como si ahora el sólo hecho de ser "anarquista" o "fanático de algo" les diera más "autoridad moral" sobre otros) tiene por objeto exagerar, manipular o negar datos en los medios para concebir lo que William Judge llamaba "psicologización" de masas (véase en este artículo la distinción teosófica entre Psyche y Nous) como parte de un plan entre logias negras para crear caos y llevar a la humanidad a su destrucción completa o parcial.

Aparte de la ya mencionada e inadmisible "cristianización derechizada" de la religión/filosofía, tenemos su contrapunto en los ataques escandalosos por algunas personas LGTBI+ y ciertos materialistas dialécticos o veganos (involucrados en ciencia, especialmente biología evolutiva) que desde su astroso pináculo de despecho ególatra califican como "inferiores" o "subdesarrolladas" a las personas que sostienen la existencia de una divinidad, el Karma o un diseño inteligente en la Naturaleza. Así las cosas, queda claro que los colectivos políticos del duopolio que se precian de "moderados" no tienen las agallas ni el interés de expulsar, contener o condenar a maniáticos facciosos e indignos de respeto, aún habiendo tenido mucho tiempo para realizar esa tarea de manera firme y lo cual podría haber contribuido a una mayor confianza ciudadana en la actividad política.

En relación a esto, se ha visto con alarma que "teósofos" imprudentes en el Movimiento han estado tratando de politizar la Doctrina, abierta o discretamente; hay quienes incluso evitan referirse sobre temas de ostensible ideologización (y que se abordan en Teosofía Original), cuya actitud está muy lejos de ser devocional, responsable y objetiva, como si otorgaran más importancia a la "perfecta brújula social" para consentir el ultramaterialismo o las actitudes de odio psicótico tan comunes y horriblemente toleradas por millones de "Walking Dead". Está perfectamente bien tener fe o respeto por los procesos kármicos, pero de ahí a asumir una postura pasiva para hacer ojitos a desagües panglosistas hay un abismo muy profundo y oscuro.

Muchos teósofos -en su ingenuidad compulsiva o adhesión partidista- son gravemente culpables de omisión kármica, pues lo que parecen no entender es que la actividad política está ÉTICAMENTE MUERTA, sin importar cuánto dinero mueva. Su pecado mortal es que usurpa y mercantiliza valores universales en beneficio de un lado u otro, creando así la quimera imbécil de que "nosotros somos los buenos y los demás son malos". Como se demuestra con varios escritos en este blog, la Teosofía alienta el respeto y la consideración por toda persona, sin importar su condición social, sexual, racial o económica, pero esos valores se diluyen totalmente cuando la ética pasa a ser un instrumento de magia negra para reducirla a una pura ramería "intelectual".

El esoterismo teosófico nunca debe ser secuestrado por sofistas alcantarilleros, vengan de donde vengan y por mucho que repartan sus pendejadas en los medios. Alguien señaló una vez que en ocasiones es mejor esperar que los monstruos se aniquilen entre sí para "despejar un poco el camino" (saludos a los narcotraficantes); por ende, el remedio doloroso para la ineficiencia política -ciega y sorda a los principios espirituales- debe provenir de sí misma, jamás de teósofos politizados, porque de lo contrario sólo producirá un círculo deprimente de lecciones vacuas, transitorias y tan falaces como los titeristas políticos de intelecto sobrecalentado. Si sus promotores se metieron entre las patas de los caballos jugando con la ciudadanía, ahora les corresponde encontrar la solución a su emergencia "por la razón o la fuerza", si es que sus futuros némesis no les presentan antes las opciones de viaje al infierno más convenientes para ellos. La verdadera Teosofía no puede seguir coqueteando con filosofastros ni "activistas", y en su sitio es necesario presentar y criticar todos los lados de un problema y ser TOTALMENTE IMPARCIAL, le moleste a quien le moleste, le pese a quien le pese. El doble rasero comienza muy fácilmente, pero termina con grandes problemas.

¿Es de extrañar, entonces, que tantos sectores de la "espiritualidad contemporánea" adopten una actitud tan inofensiva y sentimental? ¿Cuántas veces ha visto usted a un político diciendo a la gente lo que no quiere escuchar? Incluso desde el propio Movimiento Teosófico hay quienes se ponen a "crear consciencia social" con eternos manifiestos que más bien parecen libretos de teleseries lacrimógenas. Muchas veces la tolerancia es sólo cobardía moral disfrazada, e ignora el mal cuando llama a la puerta. Entonces, ¿está esperando acaso que la echen abajo? Si se cumple la predicción condicional por Blavatsky de que "el mundo se hundirá en un mar de horror nunca antes registrado en la historia", esos pseudoteósofos politiqueros que se lavan la boca con la "no-dualidad" (!!!) estarán entre los primeros a reportar severas cuentas. Cada quien tendrá que consultar con su almohada y la admonición ya está hecha, porque cuando llegue el momento de la siega no habrá ninguna lástima por los plañideros de última hora. Muchas gracias a todos esos espiritualoide$ con piel de cristal y cerebro con anteojeras por honrar la memoria de Blavatsky y Judge, mostrando esa reverencia tan inteligente por el sistema social perfecto, inmaculado e intocable.

Aquila in Terris

Los teósofos "compasivos" del siglo XXI
(y creen que sólo la caguetolítica soluciona todo 😂😂😂)