18 de marzo de 2022

Materialista$ del "$tatu quo" y consparanoico$ "espirituale$"

ASESINOS Y TRAIDORES
DE LA HUMANIDAD


La actual epidemia de coronavirus está remeciendo los prejuicios y las vilezas más acariciados de una sociedad miserable de mente y corazón (en todo caso, más necesitada de la primera a juzgar por los engaños mediáticos todavía en curso), y es aquí donde el fariseísmo tragicómico de ultramaterialistas antiespirituales y comerciantes espirituales/consparanoicos se deja ver en toda su magnitud.

Por una parte, los ultramaterialistas politicuchos y desahuciados morales consideran a la ciencia ortodoxa como la "respuesta definitiva e incuestionable" a todo, y negando a priori el componente espiritual-energético humano, mientras en el mundo hay legiones de personas que por experiencia verificada saben que el ser humano es más que carne y hueso; precisamente, esto es lo que olvidan dichos proxenetas institucionales, pues la materia tangible encierra otras formas de energía condensada -enfatizando la estrecha interdependencia de ambas-, lo cual ya está siendo confirmado desde hace no pocos años en polémicos experimentos controlados en parapsicología y física cuántica.

Por otro lado, muchos pseudoterapeutas (o "maestros divinos") consparanoicos y politizados exageran ciertas temáticas ad nauseam en RR.SS., no demuestran tener ovarios ni testículos para embestir sin atenuaciones el virus del materialismo implantado en la mente de MILLONES, y en su lugar prefieren cómodamente abordar sólo los síntomas de múltiples enfermedades o conductas insalubres, al comprobar que sus clientelas -hasta ahora- están condenadas al infierno de la rutina materialista y pueden perpetuar sus dolencias o problemas cada cierto tiempo. 

Pensemos en este escenario: si aceptamos y se descubriera que los "referentes" embotados en esos bandos no tienen estándares éticos para "sanar" ni "enseñar conocimiento", y tampoco enfrentan al sistema socioeconómico gangrenoso con actitud imparcial, coqueteando con sus facetas más cómodas y sirviendo al ángel y al diablo haciéndose los santurrones o "indefectibles", simplemente muchos de sus negocios terminarían en bancarrota y ellos tendrían que trabajar como cualquier otra persona, en rubros explotadores y denigrantes, suponiendo que prefirieran eludir otros desenlaces

Y si fueran tan "expertos" o "espirituales" en sus ámbitos, ¿los materialistas soportarían realmente esa situación desventajosa, o quizá "algo" en ellos se subleve recordándoles lo que les faltaba mientras gozaron sus privilegios inmerecidos en la cúspide de su barbarismo? Aquellos "sabios espirituales" y tartufos desenmascarados que "rechazaban lo material", ¿se colgarían otra vez de conductas sociales envilecedoras para recuperar lo perdido? ¿No se creían tan capaces de "cambiar la realidad a su antojo" con el "pensamiento positivo", o tal vez se darían cuenta de que ese capricho tiene límites? (ver por ejemplo "Felizología inmoral: la eterna pandemia del egoísmo"). Samaniego describía muy bien esto cuando sentenció: "Así son los cobardes fanfarrones/que se hacen en los puestos ventajosos/más valentones cuanto más miedosos".  

En consecuencia, es extremadamente fácil hablar de "ciencia" o "espiritualidad" para quienes:

a) no se molestan en examinar evidencia sobre fenómenos tales como telepatía, telekinesis o la influencia de la mente sobre el cuerpo en patologías como el cáncer, tampoco evalúan sus idearios fisicalistas sin demostrar la humildad de consultar otras ramas de investigación, y menos aún dejan alguna opción de modificar sus dogmas putrescentes, llevando así a estos "dioses inmaculados de la verdad establecida" a la categoría de estúpidos deliberados y títeres ideológicos barrigones de dinero, muy pendientes ellos de proteger su currícula y mostrar sus lujos ante los compañeritos arribistas de LinkedIn, Instagram o Facebook; y

b) tienen buena situación (y no necesariamente de buenos orígenes), no se ven obligados a soportar brutos conflictivos en sus lugares de trabajo (cara a cara, NO mediante una pantalla de PC), se venden como "espirituales" al evitar adrede "lo feo de la existencia", se creen "resilientes" al utilizar riqueza malhabida (para este caso concreto, léase tradición familiar de odiosidad política y degeneramiento ético) para establecer sus "negocios místicos" (felicitaciones por ese "mérito" tan inspirador), y tampoco tienen la altura valórica para evitar que sus alteraciones psicoemocionales y vicios no superados se traspasen energéticamente a pacientes o alumnos, realizando así magia negra dolosa o impremeditada (en aras del sacrosanto mercado, claro está), y exhibir su "gran prosperidad económica" con sus compinches arrimones de LinkedIn, Instagram o Facebook, rebajándose así al nivel de babiecas intencionales y fantoches ideológicos.

De esta forma, hay que tener mucho cuidado con las influencias de párvulos espiritualoides y los pseudoacadémicos de la Ordo Speculationis Vanae que echan más bencina al fuego respecto al origen y las implicaciones del Covid-19 -u otros escollos sociales-, cuyas características generales o más visibles pueden resumirse así:


Espiritualoides consparanoicos y politizados

-Achacan "odio" a los demás, y tratan mal o desprecian sistemáticamente a quienes no exhiben su mismo condicionamiento ideológico.

-Promueven "libertad reflexiva o de acción", y muestran disonancia cognitiva (o huyen como ratas) cuando se les expone a la cruda realidad que derrumba o hace tambalear sus esquemas preconcebidos. 

-Hacen alarde de "resiliencia"/"estoicismo" frente a otros, e inmediatamente arman escándalo cuando las circunstancias (Karma) les rebajan su baladronada.  

-Dicen "amar la verdad", y se politizan al grado de manipularla en modo consciente o inconsciente.

-Se creen "compasivos" e "imprescindibles", al demorar más el mejoramiento de la humanidad sin atacar intrépidamente la raíz psicológica del egoísmo.

-Se hacen fanáticos intolerantes del "no juzgar" (o son los primeros en romper esa regla dispersando paranoia) para proteger su "felicidad", conseguida con malas artes propias o ajenas.

-Exigen "respeto", "humildad" y "deber" en los demás, cuando ni siquiera admiten que mediante su "novedosa alquimia" entre bienestar holístico y "filosofía enlatada"/ultraísmo contribuyen a más predisposiciones desequilibrantes o "soluciones parche" en algún sentido.

-Propagan el fraude de la "no-dualidad" en el plano físico, diciendo "todo el mal que ves en otros está sólo en tu mente", y cuando se les expone su incoherencia o superficialidad rampantes, se escudan con el mantra comercial de "hay que tener cuidado con la gente mala" (¡pero qué ejemplo de consecuencia, felicitaciones!).


Cientificoides tóxicos y politizados:

-Exigen toneladas de pruebas cuando se trata de investigar fenómenos relativos a la consciencia o el poder de la mente, y como buenos oligofrénicos jamás se conforman con nada.

-Desprecian constantemente los estudios imparciales en parapsicología o terapias alternativas, haciendo gala de insultos academicistas que los reducen al grado de obscenos subnormales y fóbicos al debate.

-En su carácter de "dioses", suelen equiparar en el mismo nivel a charlatanes y dotados genuinos en algún fenómeno paranormal o similar, alegando "insuficiencia de datos" (¡los mismos que rechazan ex profeso!).

-Dicen proteger al "bastión científico" contra los "ataques de irracionalidad" por parte de "crédulos infantiles", cuando la buena ciencia no necesita denigrar ni imponer respeto como hacían sus enemigos del oscurantismo medieval y, al parecer, aún en vigor (se nota que es muy rentable copiar los vicios del enemigo, ¿eh?). 

-Se consideran "genios" al usar el materialismo dialéctico (según el "racional" extremo político donde se encuentren), manipulándolo a conveniencia y socavando frecuentemente sus propias trincheras "filosóficas" que no pasan de ser el "circo de morderse la cola".

-Junto con lo anterior, se extasían con la masturbación cerebral y especulativa para renovar el "alma" de sus partidos proveedores (usted sabe: de eso que compra hasta el amor... a menos que pensemos en algo más que los mudos catres conocen muy bien) y vindicar sus intereses creados e ilegales.

-Hacen alarde de "ser imbatibles" frente a otros, y si la prepotencia no es suficiente, asumen la postura de "cordero degollado" (del tipo "los legos no nos entienden pues tampoco saben de ciencia") cuando las circunstancias (Karma) les rebajan su fanfarronería al surgir pruebas que los contradicen.

-Al censurar, se desmarcan de su responsabilidad para ofrecer evidencia incontrovertible (llenándola de prejuicios una y otra vez), y quedan como niñatos que limpian sus lágrimas en el paño consolador de la imbecilidad consensual/institucional.

En su fábula "El lobo y el perro", Samaniego cuenta las peripecias de ambos protagonistas donde el primero, por ser un animal salvaje, solía quejarse de no encontrar comida, pero vivía libre en la naturaleza; y el segundo gozaba de alimentos otorgados prácticamente gratis, pero debía someterse a sacrificios irracionales y maltratos humanos. Si parafraseamos un poco la moraleja, quedaría así:

"¡Marchen, marchen politicastros y místicos de pacotilla a vivir encarcelados! 
¡No serán envidiados 
de quienes disfrutan en su consciencia plena y libremente, 
aunque ustedes consuman tan glotonamente 
sexo, comilonas y cheques, porque, al cabo, 
no hay bocado en sazón para un esclavo!" 

En tanto que ambas jaurías del duopolio no se desprendan del materialismo prepotente o santurrón en unos y otros -considerándose "salvadores de la especie" cada quien por su lado-, toda propuesta de mejoramiento en la humanidad será simplemente un volador de luces. Y ellos serán los primeros en padecer lo peor que dicen "evitar" en sus vidas falsas, por actuar de colusores pasivos y activos de un "establishment" que está a punto de colapsar. Así como van las cosas, será muy tarde para ellos cuando exclamen "¡hemos estado peleando contra molinos de viento todo este tiempo!", para satisfacción de los ajedrecistas ocultos y anti-humanidad conocidos por todo teósofo mínimamente informado, al menos en su concepto genérico. De esta forma, la admonición hecha por Helena Blavatsky continúa impertérrita: no hay mayor peligro que cuando la vanidad y el deseo de liderar se visten con las plumas del pavo real del altruismo.


APÉNDICE 1

a) Consparanoicos "pro-vida", ASESINOS y CRIMINALES

("Las instituciones no sirven, todas las vacunas matan y la libertad no tiene límites; conocemos toda la verdad del asunto y exigimos respeto"). 





b) Institucionalidad "pro-orden", ASESINA y CRIMINAL

("El ser humano es sólo carne y hueso, y está hecho para el dinero y el consumo; no hay nada más allá de la muerte, la ética espiritual es superstición, y deben respetarnos porque enarbolamos la verdad definitiva del asunto").




APÉNDICE 2 (véase esta entrada).

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"Es imposible que karma pueda reajustar el equilibrio del poder en la vida y el progreso del mundo, si no tiene una esfera amplia y general de acción. Para los teósofos, es una verdad que la interdependencia de la humanidad es causa de lo que llamamos karma distributivo, y esta ley ofrece la solución acerca del gran problema del sufrimiento colectivo y su alivio. Además, es una ley oculta que ningún ser humano puede elevarse más allá de sus limitaciones individuales sin enaltecer- aunque sea en una pequeña medida- el cuerpo entero del cual es parte integrante. De manera análoga, nadie puede pecar ni sufrir a solas los resultados de sus faltas. La 'separatividad' no existe realmente, y lo que se acerca más a este estado egoísta -que permiten las leyes de la vida- es la intención o el motivo(Helena Blavatsky, "La Clave de la Teosofía", p. 203, edición en español).

"Cuidado con quien ofrezca vender la ciencia espiritual por una cuota y en algunas lecciones (...) es siempre inapropiado dar clases sobre artes mágicas, ciencia espiritual, secretos de la naturaleza y cosas por el estilo, porque emanan de la avaricia o un intelecto indisciplinado y no llevan a nada (...) No te equivoques en confundir el brillo de nuestra civilización por verdadero progreso. Sopesa las bellas viviendas, la ropa bonita, los instrumentos mecánicos y el derecho universal al sufragio entre los hombres, con la pobreza, la miseria, el vicio, el crimen y la ignorancia que acompañan a nuestra cultura, antes de concluir cuál es la mejor civilización" (William Judge, "Cautions in Paragraphs", Theosophical Articles, vol. 2, p. 237-238).

Aquila in Terris