13 de marzo de 2022

Visitantes paranormales: desdibujando la realidad (8 de 10)

David Pratt (diciembre 2002-julio 2009)


Contenido:

09. Alienígenas


09. Alienígenas

Varios de los incidentes ya descritos involucran a humanoides u otras criaturas vistas junto con luminosidades inexplicables u objetos en el cielo (ovnis). Los siguientes casos proveen más evidencia de que los "alienígenas" varían mucho en apariencia y a menudo presentan una conducta paranormal y extraña, sugiriendo que son manifestaciones de tipo psíquico en lugar de extraterrestres genuinos (1). 

En el verano de 1968 una británica conducía a Stafford con un acompañante cuando divisaron un disco que brillaba en el cielo. Se detuvieron para verlo moverse velozmente y evadirlos, y otro conductor también se detuvo para presenciarlo, luego de lo cual el disco desapareció tras unos árboles y la mujer reanudó el viaje. Durante el trayecto y según su declaración ella experimentó profundas visiones sobre la naturaleza de la realidad que transformaron su carácter. No obstante, esa misma noche encontró una aparición malévola en su casa, semejante a un fauno, y que más tarde ella describió como un "hombre escorpión" con 1,2 a 1,5 mts. de alto con orejas puntiagudas, hocico largo y patas de perro o cabra. La manifestación estaba cubierta de pelaje mullido, se encontraba agazapada y miraba sin pestañear a la mujer con espantosos ojos verde brillante que se inclinaban hacia arriba y sin mostrar pupilas. La mujer pensó que estaba tratando de comunicarse con ella, pero el pánico interfirió con cualquier intento para ese efecto. Las patas de cabra y el pelaje sedoso parecen corresponder con la tradición europea del demonio, mientras que sus ojos y apariencia demacrada son rasgos típicos de entidades vistas durante encuentros con ovnis (2). 

Pasadas las 2 a.m. del 28 de noviembre de 1954, Gustavo Gonzales y José Ponce iban en un camión desde Caracas (Venezuela) a un pueblo cercano cuando se toparon con una esfera luminosa de unos 3 mts. en diámetro merodeando sobre el suelo y que obstaculizaba parcialmente la calzada. Los dos hombres salieron del vehículo para investigar y se les aproximó un pequeño hombre peludo, de aproximadamente 1 metro de alto. 

Gonzales inmediatamente lo capturó, pretendiendo llevarlo a la policía. Para su sorpresa, Gustavo constató que el humanoide era muy ligero, pesando sólo unos 15 kilos. Su cuerpo era muy duro y estaba cubierto con pelo tieso y erizado. Repentinamente la criatura dio a Gonzales un empujón con una mano provista de garras y lo eyectó a casi 5 metros. Ponce, ayudante de Gonzales, se horrorizó y corrió a la estación de policía que se hallaba a poca distancia. Cuando partió pudo apreciar que otros dos hombres pequeños salían de los arbustos y llevaban rocas o trozos de tierra en sus brazos al entrar saltando por una apertura en el costado de la nave.

Mientras tanto, el primer hombrecillo peludo de ojos brillantes y garras extendidas atacó a Gonzales, y sacando su cuchillo apuñaló a la criatura en el hombro, pero el arma rebotó como si el cuerpo estuviera hecho de acero. Entonces otro humanoide salió de la esfera y disparó un rayo luminoso desde un pequeño tubo que cegó temporalmente a Gustavo. Cuando los dos seres entraron a bordo, la esfera despegó rápidamente. 

Gonzales llegó a la estación de policía poco después de Ponce. Los oficiales sospecharon que estaban borrachos, mas un examen reveló lo contrario pues constataron que Gonzales tenía un largo rasguño rojo en un costado y a ambos testigos se les suministraron sedantes. Varios días más tarde un doctor aportó con información, admitiendo que había visto la pelea con las criaturas, pero abandonó el lugar ya que no deseaba ser parte de una publicidad indeseada (3). 

Fig. 9.1. Criatura peluda hallada en Caracas, noviembre de 1954 (4).

El siguiente caso tuvo lugar en Kelly, Kentucky, el 21 de agosto de 1955. Los testigos fueron Billy Ray Taylor, Lucky Sutton y su familia.

Cerca de las 19 horas y en una calurosa tarde de verano, Billy Ray contó a los Sutton que había visto recién un platillo volador con un tubo de escape de múltiples colores que cayó en un barranco cercano a su granja, pero la familia bromeó con esa historia. Media hora más tarde el perro comenzó a ladrar y se escondió en el sótano. 

Cuando Billy Ray y Lucky fueron a la puerta trasera, vieron aproximarse un resplandor que resultó ser una criatura de 1 metro de altura y cabeza calva, redonda y desproporcionada. Su piel era de un color plata metálico y brillaba en la oscuridad; los ojos amarillos eran grandes y se ubicaban casi en el borde de su cara, mientras que los brazos eran casi dos veces más largos que las piernas y por poco tocaban el suelo. Sus manos eran grandes y mostraban garras. 

Los hombres tomaron sus armas, un rifle calibre 22 y una pistola, y esperaron hasta que el ser estuviera a 6 metros de la puerta trasera antes de abrir fuego. Los disparos sonaron como si "dieran contra una cubeta de metal" y el visitante simplemente retrocedió escabulléndose en la oscuridad. Cuando otro visitante apareció en la ventana, los hombres le dispararon a través de ella, y creyendo que estaba muerta Billy Ray salió por la entrada frontal para buscar el cuerpo. Cuando se detuvo un instante bajo la saliente del techo, una mano con garras lo alcanzó tocando su cabello, mientras la familia gritaba desesperada y lo arrastró de vuelta al interior. Lucky corrió y disparó a la entidad haciendo que cayera del techo, y luego ambos hombres dispararon a otra en el arce de las cercanías, pero ésta también sólo de elevó del suelo y desapareció. 

Aterrorizada por la inefectividad de sus armas, la familia se encerró dentro de la casa, pero las criaturas siguieron escudriñando en las ventanas y luego de tres horas los ocho desesperados adultos y los tres espantados niños se metieron en dos autos y escaparon hacia el cuartel de policía del pueblo. 

La policia de Hopskinville volvió a la granja con la familia e inspeccionó la casa y los alrededores sin encontrar rastros. Los oficiales se retiraron a las 2.15 a.m. y al poco tiempo las criaturas volvieron y se aparecían en las fenestras, curiosos pero nunca hostiles, y nuevamente los hombres respondieron con disparos. La rutina continuó hasta media hora antes del amanecer y esa mañana los investigadores retornaron aunque por segunda vez no encontraron nada (3). 

Fig. 9.2. Criatura encontrada en Kentucky, agosto de 1955 (6).

Una mañana de julio de 1983 en Mount Vernon, Missouri, Ron y Paula Watson notaron algunos resplandores argénteos y brillantes en el pasto de su granja. Mediante binoculares vieron dos seres en trajes plateados pasando sus manos sobre una vaca negra que yacía inmóvil en el suelo. Los seres hacían movimientos manuales y espasmódicos sobre el animal, el que inesperadamente se elevó por el aire y flotó con los individuos hacia un objeto en forma de cono que permanecía cerca de una arboleda, y también otras dos criaturas de apariencia extraña estaban situadas cerca de la nave. A la izquierda había un "hombre lagarto" de elevada altura y piel verde, con ojos brillosos y pupilas verticales como las de un reptil, y sus manos y pies eran membranosos. En la derecha del aparato se hallaba una criatura tipo Pie Grande más alta que también tenía rayas verticales amarillas en ojos verdes redondos. Los seres entraron con el bóvido en el objeto, el cual desapareció súbitamente. El propietario del campo más tarde confirmó que faltaba una de sus vacas negras y jamás fue encontrada (7). 

El comportamiento de las entidades asociadas con ovnis a veces muestra símiles con aquél de seres medievales tales como hadas, silfos o elfos. 

En la mañana del 18 de abril de 1961, Joe Simonton, granjero avícola de 60 años y oriundo de Wisconsin, escuchó un sonido extraño en el exterior de su casa y cuando salió al patio vio un objeto plateado que planeaba cerca del suelo, cuya forma era comparable a dos cuencos invertidos y medía cerca de 3,6 mts. de alto y 9 en diámetro. Se abrió una escotilla y Simonton pudo divisar a tres hombres de 1,5 mts. de alto en el interior que tenían cabello y piel oscuros y usaban trajes con "cuello de tortuga" y cascos entretejidos. 

Uno de los extraños sostenía un jarro e hizo gestos a Simonton para que le trajese agua. Cuando el granjero volvió, notó que uno de los seres en el platillo freía comida en una parrilla sin fuego y distinguió varios paneles de instrumentos en el interior oscuro de la nave, al tiempo que oía un lento sonido zumbante. Cuando Simonton indicó por ademanes que estaba interesado en la comida, uno de los visitantes le dio tres panqueques de 7 cms. de diámetro y perforados con pequeñas incisiones. La escotilla entonces se cerró y el objeto se alzó unos 6 mts. del suelo antes de despegar directamente al sur, causando una ráfaga de aire que dobló algunos pinos cercanos. En total la experiencia tuvo una duración cercana a los cinco minutos. 

Simonton comió uno de los panqueques describiéndolos con un sabor a "cartulina". Los investigadores de la Fuerza Aérea hicieron analizar un trozo en el laboratorio de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), concluyendo que era un crepé ordinario de origen terrestre. La explicación oficial era que el avicultor sinceramente creía que su contacto era una experiencia real, pero que sólo había tenido un sueño y lo insertó en los eventos que tenían lugar a su alrededor mientras estaba consciente. 

La petición de comida es uno de los aspectos tratados con más frecuencia en las leyendas celtas, y los cuentos sobre hadas que intercambian alimentos con humanos son bastante comunes. Evans Wentz reporta en su libro "Fairy Faith in Celtic Countries" (1909) que un irlandés le contó que el "Gentry" come carne fresca y bebe agua pura, y que nunca ingiere algo que contenga sal. En el caso de Simonton, los seres del platillo volador también adquirieron agua, y el análisis llevado a cabo por la Fuerza Aérea no citó la presencia de sal en los panqueques. Sin embargo, sí contenían vainas de trigo sarraceno y dicha planta está muy asociada con las leyendas sobre hadas en Bretaña (8). 

Asimismo, una de las travesuras preferidas por las hadas era robar comida. Y también algunos "alienígenas" son conocidos por eso, como muestra el siguiente caso.

Hacia 1986 y en la ciudad rusa de Ulyanovsk, el señor N. abrió su pórtico y se encontró con un hombre de unos 2 mts. de alto que vestía un guardapolvo plateado y botas, declarando que era extraterrestre y necesitaba comida. El señor N. estaba tan impactado que llevó a su huésped hasta la cocina y comenzó a empacar comestibles para él. Le dijo al visitante que estaba retrasado para llegar su trabajo, y el visitante respondió "lo entiendo" con un marcado acento ruso. Ambos dejaron juntos la casa, pero cuando el señor N. tomó el bus el extraño visitante no estaba por ninguna parte. 

El dueño del inmueble se sintió ansioso y molesto todo el día, pues algo lo conminaba para volver a casa tan pronto como fuera posible y encontró una excusa para irse temprano. Luego de destrabar la puerta frontal, corrió a la cocina donde descubrió que la comida restante había desaparecido. Bolsas de papel vacías, empaques y envoltorios estaban desparramados por todas partes, había granos de arroz, mijo y sal en las grietas del piso y también el refrigerador y las alacenas estaban vacíos. Sin embargo, si el visitante era culpable por ese desorden, ¿para qué habría necesitado desenvolver todo? La esposa del sujeto encontró absurda su explicación por la comida faltante, a lo que siguió un serio escándalo y la pareja estuvo cerca de un divorcio, situación que es común entre las consecuencias de los encuentros cercanos (9). 


Referencias

1. Ver "Ovnis: la dimensión psíquica".
2. Jacques Vallée, Dimensions: A casebook of alien contact, New York: Ballantine Books, 1989, p. 33-4.

3. Patrick Huyghe, The Field Guide to Extraterrestrials, London: Hodder and Stoughton, 1997, p. 74.

4. Kevin Randle y Russ Estes, Faces of the Visitors: An illustrated reference to alien contact, New York: Fireside, 1997, p. 25.

5. The Field Guide to Extraterrestrials, p. 84-5.
6. Faces of the Visitors, p. 30.
7. The Field Guide to Extraterrestrials, p. 82-3.
8. Dimensions, p. 43-51.
9. Jacques Vallée, UFO Chronicles of the Soviet Union: A cosmic samizdat, New York: Ballantine Books, 1992, p. 144-5.