"Habiéndonos convertido en teósofos intelectualmente, nos complace beber el embriagador vino del desprecio hacia todos aquellos que no eligen ser teósofos, ni siquiera de forma teórica. Teniendo algún conocimiento del karma, nuestro sentimiento hacia quienes no lo comprenden pasa a ser de desprecio y de un asombro arrogante por la obvia estupidez [!!!] de la raza humana, en lugar de compasión impersonal. Es algo muy humano el negarse a pensar en las deficiencias de uno y, con el tiempo, hipnotizarse hasta creer que ellas han sido ya superadas. Es mucho mejor reconocer los defectos propios, incluso el de la hipocresía, que volverse hipócrita con uno mismo y con el mundo externo".
[Antes de seguir y como pista de investigación a los lectores, aclárese que el colectivo cuestionado -y que dice "respetar" la Teosofía Original- tiene una particular predilección por la figura de Garrigues, y menciona muy poco el legado de otras figuras en la L.U.T., sin ofrecer argumentos consistentes. Esto, asimismo, va como llamado de atención a los aduladores organizacionales que defienden cerradamente algún sector del Movimiento y confunden la luz con la lámpara, sin hacer tampoco ningún esfuerzo de discriminación imparcial ni respeto por el contenido prístino de la Doctrina, como se publicó a fines del siglo XIX].
En realidad, quienes hoy están embriagados de desprecio son los pretendidos "teósofo$"/"misticone$" y manutensores de gérmenes intelectidiotas como Totalitophylia inflexibilis, Democratophylia flaccidica y Conspirophrenicus sabidillus, compitiendo por lo demás para atraer interesados y a lo cual se dedica virtualmente toda su labor de "hermandad". Son precisamente ellos los "desesperados" por acólitos, cantando como Marta Sánchez "porque ya no sé/dónde está mi sueño, ni por qué se fue". Habrá que dedicarles entonces un monumento por esa devoción modélica y atrincherada; no sea cosa que en su sencillez ahora exijan "misericordia extra".
Ya que los interlocutores gustan echar mano de aquel sofisma neoerista, oligofrénico e hipergeneralizado de "lo que odias en otros lo niegas en ti mismo (a)", podría contestar diciendo "si tu vida es insípida por depender de 'principios morales', entonces debes repensarlos". Y para satisfacción de quienes no protegemos intereses beneficiosos con la Teosofía, aquéllos suelen derrumbarse en el instante menos pensado. Mejor aún: ya está sucediendo y ocurrirá en varias ocasiones, y como dijera H.P.B., a futuro "se saldarán no pocas cuentas". ¿Les gusta la idea? ¿Sí? ¿No? En todo caso, hagan el favor de no buscar piedad de nadie cuando llegue la undécima hora, y más les vale invocar el "om shanti, shanti om" para que la realidad no les duela tanto, ¿de acuerdo?
Este caso de propaganda tergiversadora bien podría calificarse de "corajina saturnesca", pues no se sabe si involucra más infantilismo psicológicamente no tratado, o constituye la apología insostenible de un "misticismo" cutre y "a la orden de las audiencias".
La "burbujitis terminal" de no pocos "teósofos" se explica muy bien mediante el uso de citas como la anterior. De igual modo, en este caso se aprecia un soterrado afán despótico por el control de la crítica frontal y sin intermediarios, una actitud casi cotidiana entre esos gérmenes politizados que juran ante su "Ser Superior" tener el "remedio infalible" a la crisis ética y humana en el mundo.
Los bipartidistas a sueldo, como cualquier catador de saliva en el rubro, son expertos en hablar de "fraternalismo", pero su inconformidad va dirigida casi exclusivamente contra quienes "no plantean las mismas soluciones" a dicho problema. Ustedes, como buenos "albañiles del corazón", están ansiosos por preservar "valores atemporales", pero blanquean a total conveniencia la imagen de ídolos/doctrinas considerados "preferibles" o "males menores". Ustedes, cuales fabricantes de peluches, quieren "inspirar" cambios "amorosos" de mentalidad en muchas aristas, mas sólo hacen reír de buena gana a la gente perspicaz que comprueba vuestra fijación tendenciosa con "lo particular, lo particular y siempre lo particular", o lo que es igual de impertinente, "el colectivo, el colectivo y siempre el colectivo".
Si tanto manosean la frase por Gandhi de "ser uno mismo el cambio que quiere verse en el mundo", los insto a que vayan a cualquier cárcel hacinada, examinen informes/estadísticas de corrupción (si es que lo hacen de modo objetivo, sin hacerse los "pobrecitos degollados" por la barricada que odiáis en secreto y honrando de paso vuestra "creencia imbatible" en el karma) o consulten índices de delincuencia, todo ello obviamente según el país y un examen reflexivo del karma histórico. Saquen cuentas sobre la cantidad de personas que pudieron cambiar y no lo hicieron. Determinen cuántas de ellas, con suficientes cualidades parlanchinas o recursos, alienan a ignorantes de su misma índole prometiendo "cambios", y cómo éstos perpetúan el ciclo con los más jóvenes. Imagino que ustedes serán clarividentes avezados, y por ende estarán exentos de responsabilidad cuando intenten borrar sus huellas...
En muchas instancias, la estupidez humana está lejos de ser "obvia", y como varios niñito$ pseudopolemistas son incapaces de ahondar en ello, pondré un ejemplo que podría representarlas. Pablo Escobar, el famoso narcotraficante, cuando estaba en el ápice de su poder regaló casas a los pobres no por compasión, sino para reclutar sicarios y "palos blancos", mientras que él mismo ordenaba asesinar familias completas, jueces, periodistas o detonar bombas en objetivos específicos. En contraste, un agente antiterrorista entrena permanentemente su fuerza, precisión y rabia justificada para aniquilar inadaptados y salvar otras vidas (sí, la misma antipatía que condenan a ciegas ciertos HIPOCRITEÓ$OFO$ y POLARIZANTE$ cuando les sirve, como si estuvieran "tan preocupados" de "erradicar la violencia humana"). Uno de ellos usa el bien y el mal con metas malignas, el otro hacia fines de bien común.
Entonces, cuando esos romanticuchos repiten eso de "la obvia estupidez humana", ¿pensarán quizá en mafiosos, pandilleros coprofágicos de izquierda/derecha, "libertariboñigas" petulantes, "respetables" que mantienen paraísos fiscales, en "satanitósofos" diluyentes de la Doctrina -quienes necesitan mucho belfo para ocultar "el hacha con que nacieron" y automutilándose por NECIOS, como algunas babitas confitadas y "aláyicas" de Instagram-, o tal vez en asesinos de carácter? ¿Se les olvida que, para ese efecto, el decaimiento de las "religiones" (supuestos "baluartes" de la Ética Universal) fue y es un proceso PLANIFICADO? ¿Es todo eso mera "estupidez" para ustedes?
Los gazmoño$ desperdician su potencial a cada momento de la vida, y cultivan en silencio el lado negativo de su naturaleza. El celo y odio calculado$ son normales para ellos y representan actitudes "humanas" a la luz de sus "valore$" torcidos. Pensando en esta clase de "paradigmas", los textos antiguos predijeron un momento en que la ética se invertiría y los actos de bondad, compasión y gentileza devendrían "poco prácticos", llevando al ecúmene a abrazar sus opuestos. A partir de ese trastorno preconcebido, y anulando toda detracción ineludible, los meapila$ creen necesario imponer un egocentrismo floreado, y si no pueden convencernos de su "naturaleza sensible", sacan las garras cuando se les acusa CON EVIDENCIAS de comealgodones y desechables.
En esta humanidad hipnotizada por brutos sectarios, los llorone$ obstaculizan siempre a otros seres evolucionados, y a todo nivel, que tratan de ayudar a la especie a pesar de sus numerosos fracasos, y como esos plañideros se encuentran en el plano más abyecto de objetividad, no les "bonifica" que esa labor se propague. Al igual que los marciano$ tiránicos de violencia y furia competitivas, los gallináceos saturnino$ impiden que la civilización caiga más profundamente en el fango de su propia obra, y encomiendan su "fe" en cualquier otro detalle excepto la nobleza.
Quienes pelean contra fantasmas, se romperán los puños contra la pared. Entiendan de una vez, microbios bipolare$ de estupidez organizada: ni ustedes ni sus "enemigos" políticos en Teosofía jamás solucionarán algo mientras permanezcan en sus trincheras artificiales. Y además, ¿por qué se molestan en contestar a rapapolvos si se sienten tan seguros de su "conocimiento"?
Porque tienen PAVOR, y sus aletazos de ahogado no salpican tanto como quisieran. Una expresión popular consigna: "Hay muchos fingidos que son delatados por las moscas que les rodean". O más directo todavía:
"A menudo, los incongruentes perpetúan su miserable rutina de inacción, excusándose de por qué fallaron en lograr -según se supone- lo que hacen invariablemente bien" (Ty Howard).
Aquila in Terris