David Pratt
Enero 2000, enero 2024
Contenidos:
03. Heródoto y los egipcios
04. ¿Tres inversiones axiales?
03. Heródoto y los egipcios
En La Doctrina Secreta hay cuatro versiones diferentes de ciertos comentarios -posiblemente relacionados con cambios de polos- que los sacerdotes egipcios le hicieron a Heródoto en el siglo V a. de C., y sólo una de ellas es estrictamente precisa.
En la primera de ellas, dichos místicos informaban al historiador que el Sol no siempre había salido por donde aparece hoy, y en tiempos pasados la eclíptica cortaba el ecuador en ángulo recto (1). Para entonces, la Tierra se habría recostado con sus polos en el plano eclíptico. También Blavatsky señala en una nota a pie de página al texto Histoire de l'Astronomie Ancienne por Bailly, donde el aserto se atribuye a la Historia de Heródoto, Libro II (Euterpe), 142. Pero si indagamos en la referencia, encontramos que el griego realmente dijo: "El Sol, sin embargo, durante ese período [341 generaciones] y en cuatro oportunidades distintas, se había desviado de su curso habitual, saliendo dos veces donde ahora se pone, y ocultándose otras dos por el sector en que ahora aparece" (2). No hay aquí ninguna alusión al ecuador ni a la eclíptica, aunque obviamente los polos tendrían que pasar por ésta última para invertirse, momento en el cual cortaría ese paralelo en ángulos rectos. Además, Heródoto convierte la cifra de 341 generaciones en un lapso de 11.340 años.
En otra oportunidad, Helena muestra a los egipcios diciendo al autor que antiguamente el polo de la Tierra y el eclíptico habían coincidido (3), es decir, que los extremos geográficos eran perpendiculares a la eclíptica. No proporciona fuentes, pero sospecharíamos de S.A. Mackey (4).
La Agente Mahátmica señala de nuevo los datos de aquellos religiosos: "(...) incluso desde que comenzaron sus primeros registros zodiacales, los polos han estado tres veces dentro del plano de la eclíptica, como enseñaron los Iniciados" (5), y más adelante: "(...) desde el establecimiento regular de los cálculos zodiacales en Egipto, los polos se han invertido tres veces" (6). Si se refiere a tres cambios axiales de 360°, la frase "dentro del plano de la eclíptica" tendría que denotar "bajo el plano" homónimo (es decir, una inclinación entre 90° y 270°) para que ambos alegatos fueran consistentes. Por otro lado, si quiere decir que los polos se encuentran en aquel plano (desvío de 90° ó 270°), no sería coherente ya que el Polo Norte pasaría dos veces a través de la eclíptica en cada vuelco de 360°. En el caso que Blavatsky apunte a oblicuidades de 180°, el segmento "tres veces dentro del plano de la eclíptica" puede interpretarse en el sentido de que los polos transitaron por ella igual número de turnos.
Blavatsky cita otra mención (¡exacta!) a Heródoto de Gerald Massey, quien escribió: "Los sacerdotes informaron (...) que habían computado el tiempo por épocas tan largas, que el Sol emergió dos veces donde antes se puso, y se ocultó otras dos en el lugar de su asomo (...). Esto sólo puede considerarse como un hecho en la naturaleza mediante dos ciclos de precesión, o un lapso de 51.736 años [= 2 x 25.868]" (7). Para Massey, entonces, este cambio no es efecto de un trastocamiento polar, sino puramente de la precesión equinoccial.
En cualquier día, el Sol se levanta y oculta con la misma constelación de fondo. Un observador mira hacia el este para verlo "despertar", mientras que cuando anochece, la Tierra ya giró en 180° y el sujeto contempla la puesta solar al oeste en la misma dirección del asterismo que al despuntar el día. De mes a mes, y conforme la Tierra viaja alrededor del Sol, éste parece atravesar las casas astrológicas; sin embargo, nuestro planeta no vira 360° completos de un equinoccio de primavera (u otoño) al siguiente, o de un solsticio veraniego (o hibernal) al ulterior, sino unos 50 segundos de arco menos, debido a la precesión. Si en el equinoccio vernal el Sol aparece y se esconde en Piscis, medio ciclo de precesión más tarde hará lo mismo en Virgo, ya que estas dos regiones estelares se hallan una frente a otra. Por lo tanto, es algo falaz la expresión relativa a la salida del Astro Rey "en el lugar donde antaño se puso".
Fig. 1.
R.A. Schwaller de Lubicz ofrece una interpretación similar a Massey, pero apunta correctamente que sólo se necesitaría un ciclo y medio de precesión para generar el efecto mencionado: las observaciones por Heródoto significan que "el punto primaveral se emplazó dos veces en Aries, y también otras dos en Libra. Esto garantizaría el intervalo de un círculo precesivo y medio a todos los períodos históricos y prehistóricos, o aproximadamente 39.000 años" (8). En tiempos de Heródoto, el amanecer y ocaso primaverales ocurrían en Aries, con Libra hacia el oeste. Trece mil años antes (medio lapso precesivo) tuvieron lugar en la Balanza; contando otros 13.000, la salida del Sol tenía al Carnero de fondo, y 13.000 años más atrás en el grupo estelar contrario.
La cifra de 39.000 años concuerda estrechamente con el Papiro de Turín; de conformidad con éste, los antiguos egipcios consideraron que su prehistoria se remontaba a 36.620 años antes de Menes (c. 4240 a. de C.), o unos 40.000 previos a nuestra era. Diodoro Sículo informó que, al tenor de varios cronistas, dioses y héroes gobernaron Egipto durante 18.000 años, y después fue comandado bajo reyes mortales por otros 15.000, lo que eleva el transcurso a un total de 33.000 años. Manetón concede 15.150 a las dinastías divinas y 9777 para todos los antecesores de Menes, dando una suma de 24.927 a la prehistoria. George Syncellus afirma que un documento egipcio antiguo mencionaba 30 sucesiones regias precedidas por el mandato de dioses, que comprendían 36.525 años (25 periodos sóticos de 1461) (9).
W. Marsham Adams, siguiendo a Rawlinson, explica los comentarios por Heródoto de otra forma. En su opinión, éste habla del ciclo sótico y las salidas y puestas helíacas de Sirio (griego: Sothis; egipcio: Sepdet), es decir, cuando una estrella sale justo antes del amanecer, de modo que es visible muy brevemente y se "esfuma" en la luminosidad del Sol. Los egipcios tenían un año civil o vago de 365 días, y otro fijo o sótico con 365,25 basado en dicho fenómeno, que coincidió aproximadamente con el solsticio de verano y las riadas del Nilo. Un ciclo sótico se origina en el momento que esos dos cómputos empiezan el mismo día. El primer día civil retrocede en relación con el año sótico un cuarto de jornada todos los años, o un día cada cuatro años. Por lo tanto, el primer día de ambos calendarios volverá a converger luego de 365 x 4 = 1460 años sóticos (ó 365,25 x 4 = 1461 años civiles), siendo esta la duración del periodo sotíaco. Adams escribe:
"Dado que en el transcurso del ciclo los ortos helíacos tienen lugar todos los días del año, durante la primera mitad de aquél se desarrollarán en una dirección (con respecto a la órbita terrestre) y en la segunda hacia el lado contrario. Y como existe también una secuencia correspondiente de ajustes, sometidos a un cambio de trayectoria similar, las dos series constituirían en cada fase una doble inversión, intercambiando lugares dos veces (...). Aprendemos [de Heródoto] que se habían completado dos ciclos sóticos (cuatro inversiones) desde que fue establecido el calendario científico, de manera que el periodo vigente en la época de Heródoto sería el tercero. Hay evidencias de que este lapso se completó en 139 d. de C., y por lo tanto comenzó en 1322 a. de C., época en que Sothis surgió helíacamente en Menfis casi una semana antes del solsticio, y la salida del río fue anunciada por el oriente de la estrella. Así, concluimos que el inicio del primer ciclo sotíaco y la institución del calendario científico (2 x 1461 años antes) tuvo lugar en el solsticio de verano de 4244 a. de C." (10).
Todas las hipótesis son plausibles, pero ignoran las "341 generaciones" ó 11.340 años que mencionaba Heródoto. La posibilidad de tres volteos axiales se considera en el siguiente Apéndice.
Notas
1. H.P. Blavatsky, La Doctrina Secreta, TUP, 1977 (1888), 2:534.
2. Heródoto, Historias, traducido por G. Rawlinson, Everyman's Library, 1992, p. 194.
3. La Doctrina Secreta, 2:332, 368, 431.
4. Sampson Arnold Mackey, Mythological Astronomy of the Ancients Demonstrated (1822/1823), Wizards Bookshelf, 1973, p. 2.
5. La Doctrina Secreta, 2:353.
6. Ibídem, 2:368.
7. La Doctrina Secreta, 1:435; G. Massey, The World's Great Year, Sure Fire Press, 1988, p. 4-5.
8. R.A. Schwaller de Lubicz, Sacred Science: The king of pharaonic theocracy (1961), Inner Traditions, 1982, p. 87.
9. Ibídem, p. 86-7.
10. W. Marsham Adams, The Book of the Master of the Hidden Places, editado por E.J. Langford Garstin, Search Publishing Company, 1933, p. 109-10.
04. ¿Tres inversiones axiales?
Blavatsky escribió: "Se dice que los registros astronómicos de la Historia Universal (...) tuvieron sus inicios con la tercera subraza de la Cuarta Raza-Raíz o atlante. ¿Cuando ocurrió esto? Los datos esotéricos muestran que incluso desde el establecimiento regular de los cálculos zodiacales en Egipto, los polos han estado invertidos tres veces" (1).
Hay tres maneras posibles de ver de este pasaje, no excluyentes entre sí:
a) En la centuria VI d. de C., Simplicio declaró que los egipcios mantuvieron cómputos de observaciones astronómicas durante 630.000 años (2); no obstante, esto sólo da tiempo suficiente para que el ángulo de inclinación cambie unos 100°. Blavatsky sostiene que los zodíacos en Dendera muestran el paso de tres ciclos precesivos y medio, pero en ese tiempo el desvío habría tenido sólo 12°. Quizás la palabra "invertir" no se emplea literalmente, y Helena quiso decir que el eje se desplazó (cuatro grados) en cada una de las últimas tres fases precesionales.
b) Se dice que los antiguos egipcios obtuvieron su esquema astrológico de los atlantes de Ruta (3). En lo concerniente a dicha raza, se afirma que "sus registros zodiacales no pueden fallar, pues fueron compilados bajo la pauta de quienes enseñaron astronomía por primera vez a la humanidad, entre otras cosas" (4). Quizás la referencia a Egipto es ciega y las tres inversiones apuntan al período transcurrido desde que se estableció el zodíaco atlante en su tercera subraza. Algunos creen que si nuestra Quinta Raza-Raíz se originó al comienzo de la quinta subraza de la Cuarta, el período desde el inicio de la tercera subraza atlante habría cubierto casi cinco y media subrazas; cada una viviría por 49 ciclos precesionales, de modo que el tramo completo habría abarcado aproximadamente 260 fases análogas. Dado que el eje planetario necesita 90 frecuencias precesivas para invertirse en 360°, se requerirían 270 de ellas para sufrir tres vuelcos íntegros.
Además, se cuenta que en los zodíacos de Dendera la constelación Virgo aparece en tres oportunidades (7), significando tal vez que el equinoccio precedió por dicho asterismo igual número de veces -como en todos los demás-, y estos diseños indicarían entre otros detalles el paso de tres ciclos precesivos. Pero Blavatsky da otra versión: "(...) las tres 'Vírgenes' o Virgo en posiciones diferentes, denotaban -tanto para hindúes como egipcios- el registro de las tres primeras 'dinastías divinas o astronómicas' que enseñaron a la Tercera Raza-Raíz; y tras abandonar a los atlantes en su desgracia, volvieron (o más bien redescendieron) durante la tercera subraza de la Quinta, para revelar a la humanidad salvada los misterios de su lugar de nacimiento, o los Cielos Siderales" (8).
¿Obtuvieron los atlantes (y en cierto sentido los egipcios subsecuentes) el zodíaco por instructores egregios durante su tercera subraza, tal como pasó con la Quinta Raza? Blavatsky también menciona la Tercera Raza-Raíz, y dado que las razas principales se superponen y cada una comienza alrededor del punto medio de su predecesora, la tercera subraza atlante habría coincidido con una de las siguientes (quizás la sexta) de la Tercera Raza-Raíz lemuriana (9). Se afirma que durante sus dos últimas subrazas, los lemurianos (o lemuro-atlantes) establecieron las primeras civilizaciones bajo la guía de seres divinos, quienes les enseñaron artes y ciencias, incluida la astronomía (10).
c) El pasaje puede aludir a tres inversiones axiales de 180° y no 360°. Como vimos, en el siglo V a. de C. los sacerdotes egipcios revelaron a Heródoto que durante las últimas 341 generaciones el Sol apareció y se ocultaba dos veces en lugares contrarios. Esto no significa por fuerza que aquél recorría el cielo de oeste a este, porque mientras la Tierra gire en esa dirección, el Astro Rey siempre hará la trayectoria desde el oriente e incluso cuando los polos están invertidos, excepto si lo que ahora llamamos Polo Norte geográfico pase al sur cuando el ladeo supere 90°, y entonces podría decirse que nuestro hogar planetario rota en sentido E-O. Mackey sugería que Heródoto hablaba de constelaciones por las que el Sol aparece y se pone: en cualquier momento dado, ellas se invertirían si el mundo volcara repentinamente (11).
Heródoto transforma las 341 generaciones en un período de 11.340 años; sin embargo, el tramo sólo es suficiente para que la oblicuidad del eje cambie en 1,7°. El historiador explicó que los 11.340 se basan en un factor de conversión de 100 años por cada tres generaciones, y a su vez éste produciría un lapso cercano a 11.367 años. Quizás el autor supo más de lo que estaba dispuesto a revelar, y por "generación" indicaría una fase de 11.340 años. Al multiplicar esta cifra por 341 obtenemos 3.866.940 años, tiempo durante el cual el eje se habría movido 597° (3 x 180° = 540°).
Dicho segmento empezó poco después de originarse el Satya-Yuga, durante la primera subraza del flamante grupo ario. Para entonces, el eje se habría mantenido en un ángulo de casi 100°, permaneciendo en el plano eclíptico cuando llegó a 270°, y luego de volver a 0° (360°), nuevamente adquirió 90° y 270° antes de asumir su posición actual de 336,6° (23,4°). Esto armoniza con la afirmación previa por H.P.B. (tomada de Mackey (12)): "(...) incluso desde que comenzaron sus primeros registros zodiacales, los polos estuvieron tres veces dentro del plano de la eclíptica, como enseñan los Iniciados" (13), representando también un lapso suficiente para que el Sol emergiera dos veces donde ahora se pone y viceversa, en el sentido propuesto por Mackey (14). Según éste último, los zodíacos de Dendera contabilizan un período de aproximadamente 3,5 millones de años, o tres inversiones polares de 180°.
Las especulaciones anteriores se fundamentan en la conjetura de que el desvío axial cambia a una velocidad promedio de 4° cada 25.920 años, y no se tiene en cuenta la influencia de perturbaciones súbitas del eje, sobre lo cual no existe información clara.
Notas
1. H.P. Blavatsky, La Doctrina Secreta, TUP, 1977 (1888), 2:353.
2. Ibídem, 1:650.
3. Ibídem, 2:436 y siguientes.
4. Ibídem, 2:49.
7. La Doctrina Secreta, 2:368, 433, 435. Blavatsky se apoya en el trabajo de S.A. Mackey, cuyos argumentos a favor de la existencia de tres "Virgos" son completamente inverosímiles, tanto en el zodíaco circular como rectangular en Dendera (ver Apéndice 5).
8. La Doctrina Secreta, 2:435-6. Helena añade: "Por supuesto, como las tres inversiones de polos trastocaron la faz del zodíaco, hubo que construir uno nuevo cada vez".
9. Contando un ciclo precesional de 25.920 años, esto implicaría que la tercera subraza atlante y la sexta (?) de los lemurianos vivieron hace unos 6,5 ó 7,5 millones de años, pero esto es difícil de aunar con los 18,5 millones que transcurrieron desde la separación de los sexos en la quinta subraza de la Tercera Raza-Raíz (La Doctrina Secreta, 1:150 nota al pie; 2:69, 197, 715 nota al pie). Si esa última cantidad es más o menos correcta esotéricamente, la duración de subrazas en la Tercera Raza y principios de la Cuarta pudo ser mucho mayor a 49 ciclos precesionales, salvo que uno de ellos fuese más largo por una velocidad más lenta. Debe considerarse que el ratio de hoy es 1/72° por año, ó 1° en 72 años, siendo este guarismo la vida "ideal" de un humano en nuestra raza y ronda evolutivas, y también el promedio de nuestros latidos cardíacos por minuto. Si hubiésemos vivido más en tiempos pretéritos (H.P. Blavatsky Collected Writings, TPH, 1950-91, 6:117 nota al pie), el compás precesivo pudo ser más gradual.
10. La Doctrina Secreta, 2:198, 221-2, 316-8.
11. Sampson Arnold Mackey, Mythological Astronomy of the Ancients Demonstrated (1822/1823), Wizards Bookshelf, 1973, Apéndice, p. 11-12.
12. Ibídem, p. 2-6; La Doctrina Secreta, 2:332, 432, 433, 435, 436.
13. La Doctrina Secreta, 2:353.
14. Ver Apéndice 3.
12. Ibídem, p. 2-6; La Doctrina Secreta, 2:332, 432, 433, 435, 436.
13. La Doctrina Secreta, 2:353.
14. Ver Apéndice 3.