La Terapia Floral de Bach es una corriente muy popular de medicina holística y natural, que presenta algunas semejanzas con el método más conocido y antiguo de la homeopatía, pero también disparidades numerosas y significativas. El objeto de esta entrada no es explicar ni describir los rasgos de dichas esencias florales, pues cualquier interesado puede encontrar esos datos en línea, y tampoco es nuestra intención promover el uso del tratamiento u otros similares. De acuerdo con muchos testimonios, los remedios de Bach pueden funcionar de manera notable, poderosa e inesperada, pero al mismo tiempo se comprueba que rara vez sanan en modo confiable o consistente, incluso cuando son elegidos y administrados de forma correcta. En ocasiones tienden a producir efectos y otras absolutamente ninguno, siendo éste incluso el caso de los productos “Healing Herbs” que siguen a fidelidad las recetas de Bach, y son célebres por tener más eficacia que la compañía competidora "Nelson". Puede ser que esto no se deba a fallas particulares de esos medicamentos, sino a que están "muy por delante de su tiempo".
En cada receptáculo de esencia floral, la cantidad verdadera de sustancia terapéutica corresponde a sólo dos gotas, y el resto del líquido sirve simplemente como vehículo. Esas gotas provienen de una preparación ultradiluida, cuyo primer paso es añadir las flores en agua de manantial calentada -ya sea con luz solar o hirviendo-, y luego desecharlas para dejar sólo su huella vibratoria o energética en el agua. Entonces, desde el comienzo de su producción, esta es una forma de medicina muy “etérica”, a falta de un mejor concepto. También se dirige casi por completo a la mente y las emociones, creyendo que una vez curadas mejorará naturalmente cualquier desequilibrio corporal.
Sin embargo, la terapia sí presenta un lado físico, porque primero dichas gotas se ingieren, y luego el cuerpo debe responder a su presencia sutil y registrarla. Sabemos que la humanidad todavía se encuentra en una etapa de "evolución" tan profundamente materialista que muchos cuerpos -cuya densidad se ve acentuada por los estragos en su salud y patologías graves o crónicas- son incapaces de mostrar resultados permanentes al seguir esta línea de curación. Por lo tanto, su mayor eficacia puede encontrarse a futuro, incluso dentro de milenios, cuando nuestra naturaleza debiera ser muy diferente a la actual; por supuesto, lo anterior es sólo una teoría y no se encuentra "escrita sobre piedra".
El pensamiento espiritual de Bach era cercano a la Teosofía. Aparte de sus constantes alusiones a “Dios” y llamar a lo divino con nociones antropomorfas como “Él” y otras, un estudiante de las Enseñanzas Transhimalayas auténticas fácilmente podría equiparar varias de sus declaraciones como provenientes de William Q. Judge, cofundador de la primigenia Sociedad Teosófica junto con Helena Blavatsky. A menudo tienen el mismo estilo y sencillez, sin mencionar el tipo de lenguaje, terminología e ideas. Por razones desconocidas, Bach siempre evitó revelar la fuente de sus creencias, pero está claro que dicha Doctrina Intemporal debió representar una fuerte inspiración. Se sabe que era miembro de la masonería, pero es poco probable que se haya basado en los conceptos impartidos por las logias homónimas del siglo XX.
En sus escritos filosóficos- siendo el más célebre “Heal Thyself: An Explanation of The Real Cause and Cure of Disease”-, los temas principales pueden resumirse en su énfasis sobre la unidad y carácter sagrado de toda la existencia, incluida la naturaleza divina en cada ser humano, y la importancia y el valor práctico de estar en armonía con nuestra alma o Ser Superior, lo que implica llevar una vida consciente, elevada y comprensiva.
Las habilidades curativas de Bach no se limitaban a los remedios que descubrió y preparó, sino que además se expresaron a través del tacto, la imposición de manos y lo que podrían considerarse "pases mesméricos". Su colega principal y asistente Nora Weeks escribió: “Una vez padecí un ataque severo de bronquitis, y él pasó su mano por mi espalda, tras lo cual me recuperé inmediatamente”. Sus percepciones psíquicas lo llevaron a trabajar con las plantas adecuadas, y cuando llegaba el momento de tratar pacientes con remedios florales, “detectaba con sólo un vistazo dificultades negativas, miedos ocultos, resentimientos, celos o lo que fuese que estuvieran manifestando, y de este modo prescribía la curación”.
Weeks también informó que él “recordaba, aunque significara poco, ciertos detalles de sus encarnaciones pasadas. Siempre había sido sanador. Una vez vio una imagen de sí mismo preparando frascos de hierbas medicinales. Esos recipientes eran tan valiosos que se colocaban en un estante específico, y había que tocarlos muy poco; de hecho, las etiquetas con los nombres de plantas solían adherirse a la repisa inferior. En otra ocasión se contemplaba sumergido en un río para una completa limpieza física y mental de su último paciente, antes de tratar al próximo”.
Sin embargo, los temas vinculantes de reencarnación y Karma -presentados en Teosofía como doctrinas de suma importancia- aparecen muy raramente en los textos de Bach, pero él aceptaba su realidad y nombrándolos a modo de insinuaciones en lugar de asertos explícitos. Por ejemplo, señaló: “Puede que no nos veamos luchando con los errores actuales de esta escuela llamada 'vida', y aunque en nuestra mente física no estemos conscientes sobre los motivos del 'sufrimiento cruel e irracional' a nuestros ojos, sin embargo las Almas -que somos nosotros mismos- conocen el propósito completo y nos guían para mejor beneficio”.
Un lector casual de sus reflexiones podría suponer que era un cristiano de alguna clase, pero aunque tenía gran reverencia devocional por Jesús, de ninguna manera era "creyente" en el sentido ordinario: “Para hoy tenemos muchas señales de que la gente comienza a vislumbrar la realidad de las cosas: el interés general y en rápido aumento por conocer verdades suprafísicas, el creciente número de quienes anhelan saber sobre la existencia antes y después de esta vida, el establecimiento de métodos para vencer dolencias por la fe y medios espirituales, e incluso la búsqueda de antiguas enseñanzas y sabiduría orientales”.
También habló con respeto sobre “el Señor Buda” y se preguntaba: “¿Hasta qué punto nos hemos alejado los occidentales de esas bellas aspiraciones de nuestra Madre India de antaño?”. Su obra "Ye Suffer from Yourselves" se tituló así adoptando un verso de "La Luz de Asia", interpretación poética por Sir Edwin Arnold sobre la vida y los postulados de Buda; a su vez, se le considera como la obra favorita de H.P. Blavatsky y todavía se utiliza e imprime en la Logia Unida de Teósofos.
Aparte de su preferencia por utilizar expresiones como “el Creador” y referirse a “Dios” con deícticos masculinos, el parecer de Bach era casi indistinguible de la Teosofía, expuesta a finales del siglo XIX a través del Movimiento homónimo y que pronto se extendió por todo el mundo. En su libro “Homeopathy, Healing and You”, Vinton McCabe observó: “Al mismo tiempo [mientras descubría qué flores usar como remedios], Bach estaba desarrollando un pensamiento tras este sistema de curación, que se basaba tanto en la homeopatía de Hahnemann y Paracelso, como la Teosofía del periodo en que vivió”.
Por cierto, Blavatsky reseñó al final de “Isis Develada”: “Existen propiedades ocultas en muchos otros minerales -igualmente extrañas como las de la magnetita- que todos los practicantes de magia deben conocer, y que la llamada 'ciencia exacta' ignora por completo. Además, las plantas encierran atributos místicos similares en el grado más portentoso, y los secretos herbales de sueños y encantamientos sólo se pierden y desconocen para la ciencia europea, excepto en casos concretos como el opio y hachís”.
Una de las ideas más importantes en Teosofía es que existe una Hermandad oculta de Maestros, Adeptos e Iniciados en Conocimiento Esotérico, quienes encarnan en este planeta e interactúan con ámbitos superiores, y cuya misión es otorgar progresivamente enseñanzas divinas a la humanidad. En ocasiones, la literatura teosófica y los colectivos Nueva Era hablan de Ellos como “Hermandad Blanca”, donde ésta última dicción apunta sólo al concepto de LUZ y no a alguna forma de "racismo".
Acerca de lo anterior, Bach precisó: “Muestra la forma en que la Hermandad Blanca trabaja entre nosotros, no mediante milagros ni apariciones, sino sólo guiándonos en asuntos cotidianos, si estamos dispuestos a ello (...) Recordemos también que nuestro estándar de idealismo es relativo; ante los animales debemos parecer verdaderos dioses, mientras que nos hallamos muy por debajo (...) de Santos y Mártires, que lo dieron todo para ser ejemplos (...) Por lo tanto, debemos tener compasión y simpatía hacia los más humildes, porque si bien podemos considerar que estamos por sobre su nivel, realmente somos diminutos y aún tenemos un largo viaje para alcanzar el grado de nuestros Hermanos Mayores, cuyo fulgor resplandece por todo el mundo, y en todas las épocas (...) Salid, hermanos y hermanas, al espléndido Sol del Conocimiento de vuestra Divinidad, y poneos a trabajar con devoción inquebrantable para uniros al Gran Diseño de ser felices y comunicar esta dicha, sumando vuestras fuerzas con esa sublime Hermandad cuya existencia y alegría completas es obedecer los anhelos de su Dios y servir a sus hermanos menores”.
En su prólogo al e-book de “Heal Thyself” (2009), el Centro Bach añadió una breve nota sobre la frase “Hermandad Blanca”, ya que de hecho puede sonar como "eslogan racista" para los que desconocen el trabajo de este médico o la Teosofía Original: “Aclaramos que dicho concepto NO está relacionado con el color de la piel o asuntos raciales. El doctor Bach execraba cualquier forma de racismo, y utilizó la palabra 'blanco' para referirse a la luz espiritual; así, la 'hermandad' representa ese conjunto de místicos iluminados -de ambos sexos y procedentes de todas las razas- que se esfuerzan por ayudar a la especie humana". Asimismo, Bach creía estar guiado por esos individuos y hablaba esporádicamente de recibir “mensajes” internos para guiarlo en su trabajo y descubrimientos. Sería imposible afirmar si procedían de algunos Maestros o su propia alma, que la Teosofía llama Ego/Manas Superior.
A continuación ofrecemos extractos alusivos a muchas declaraciones por Bach sobre temáticas espirituales. Todo esto y más se puede encontrar en “Collected Writings of Edward Bach”, editado por Julian Barnard y disponible en "Healing Herbs" de Herefordshire, Inglaterra.
[N.del T.: se destacan en rojo ciertas expresiones de ingenuidad desmesurada y alcance limitado en la sociedad tóxica y REPRE$ORA del juicio severo y neutro, contra las plagas de "finoli$" y materialista$ presumidos que exigen ser tratados como "excepcione$" al dolor temporal de la protesta drástica contra el mal voluntario, y el sufrimiento repetitivo e indecible provocado por subestimar aquél de muy buena gana].
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“El ser humano tiene un Alma interna y en derredor que es su verdadero Ser Divino y Poderoso, Hijo del Creador de todas las cosas, y del cual nuestro cuerpo -el templo mundano de esa Alma- no es más que un mínimo reflejo. Este 'inquilino' es depositado en nuestras vidas como Él desea, y en la medida que lo permitamos, siempre nos guía y alienta, vigilante y benigno para llevarnos al máximo provecho; por ello, nuestro Ser Superior es invencible e inmortal al constituir una chispa del Todopoderoso”.
“Debemos entender que el breve paso por esta Tierra, que conocemos como vida, no es más que un momento en el curso de la evolución, como lo es un día en la escuela para una persona, y aunque por el momento sólo se ve y comprende que, en algún minuto, nuestra intuición dirá que el nacimiento estuvo infinitamente lejos de nuestro comienzo, como la muerte de nuestro final. Nuestras Almas (...) son eternas, y los cuerpos temporales y connaturalizados son como caballos que montamos para un viaje, o instrumentos en una labor”.
“El Universo es Dios objetivado; en su nacimiento Él retorna a la vida, y a su final se halla más evolucionado. Lo mismo ocurre con el humano; su cuerpo es él mismo externalizado, una manifestación concreta de su naturaleza interna; es la expresión de sí mismo que materializa las cualidades de su conciencia”.
“El siguiente gran principio a comprender es la Unidad en todas las cosas porque son creadas mediante el Amor, y todo lo que percibimos -en sus formas sempiternas- es una manifestación de Él, ya sean planetas, guijarros, estrellas, gotas de rocío, nosotros mismos o las modalidades bióticas más diminutas. Quizás sea posible vislumbrar esto pensando en nuestro Creador como un Gran Sol resplandeciente de bondad, cuyo centro emana un número infinito de rayos en todas direcciones, y que nosotros y toda criatura consciente somos sus partículas, enviadas para adquirir experiencia y conocimiento, pues en última instancia retornamos a ese núcleo. Aunque para nosotros cada rayo pueda parecer separado o distinto -y de hecho tiene su individualidad-, realmente son partes de ese mismo Sol. La separación es imposible, porque un haz deja de existir tan pronto como se desconecta de su fuente (...) Así, cualquier acto contra nosotros mismos u otros afecta al conjunto, y cuando se produce imperfección en una parte, esto se refleja en el Todo, donde cada partícula finalmente debe llegar a ser perfecta”.
“Debemos practicar firmemente la paz, imaginando nuestra mente como un lago siempre en calma, sin ondulaciones que perturben su apacibilidad, y desarrollar gradualmente ese nivel hasta que ningún evento, ninguna circunstancia u otra personalidad sea capaz -bajo cualquier condición- de agitar la superficie de dicho lago, o suscitarnos cualquier sentimiento de enojo, depresión o duda. Será de gran ayuda dedicar un tiempo diario para meditar tranquilamente en su belleza (...) y los provechos de la calma, percatándonos de que ni las preocupaciones o los apuros nos harán lograr más, sino que nos tornaremos más eficientes por pensamiento y acción serenos. Es un gran logro armonizar nuestra conducta según los deseos del Alma, y mantener un equilibrio tal que las pruebas y perturbaciones del mundo no nos alteren, y ello trae la paz que sobrepasa el entendimiento; y aunque al principio parezca estar más allá de nuestros sueños, en realidad todos podemos alcanzarlo con paciencia y tezón”.
“Para desarrollar el Amor Universal en nosotros, es menester darse cuenta de que toda persona es emanación del Creador, por humilde que sea, y a su debido tiempo avanzará hacia la perfección tal como todos esperamos. Por más básicos que parezcan un hombre o una criatura, recordemos que en su interior existe la Chispa Divina, que crecerá lenta y segura hasta que la gloria del Creador irradie al Ser”.
“Lo que llamamos 'amor' es una mezcla de codicia y celos, es decir, deseo de más y miedo a perder; por ende, representa sólo IGNORANCIA. El verdadero amor debe estar infinitamente por sobre nuestra comprensión ordinaria (...) [es] el completo olvido de sí mismo, fundir lo individual en la Unidad, la absorción de nuestra personalidad en el Todo”.
“La curación es lo más excelso entre las Artes Nobles. Y como hacían algunas Órdenes pretéritas, ¿qué es más propio de la Hermandad Humana que llevar alivio a los sufrientes, o consuelo y esperanza para aquéllos en prueba, angustia y aflicción?”
“Toda la esencia de la vida es CONOCER nuestra Divinidad; somos invencibles, y ningún dolor jamás podrá detenernos en la victoria que estamos obteniendo en el Nombre del Gran Maestro”.
“Recordad siempre el mandato que dio Cristo a sus discípulos: 'No resistáis el mal'. La dolencia y el desequilibrio no tienen que vencerse con lucha directa, sino reemplazándolos por el bien. Las tinieblas se eliminan con luz, no a través de mayor oscuridad, e igualmente el odio se sana con amor, la crueldad con simpatía y misericordia, y la enfermedad con salud".
“Todo el objetivo es percibir nuestras faltas y desarrollar las virtudes opuestas, de modo que esas fallas desaparezcan en nosotros como la nieve se derrite bajo el Sol. No luches contra tus preocupaciones, falta de salud o desgana: más bien olvídalas concentrándote en la integridad que necesitas”.
“Debemos esforzarnos por ser tan amables, tranquilos y pacientemente serviciales para movernos entre nuestros pares como un soplo de aire o los rayos del Sol: siempre dispuestos a ayudarlos cuando lo pidan, pero nunca forzándoles a nuestra forma de pensar".
“Como hijos del Creador, tenemos toda perfección, y venimos a este mundo simplemente para lograr nuestra Divinidad; así, todas las pruebas y experiencias nos dejarán intactos, porque todo es posible a través de ese Poder Divino”.
“Nuestra alma (la delicada y apacible voz de Dios) habla por medio de nuestra intuición y los instintos, deseos, ideales, gustos y aversiones comunes, o de cualquier manera que nos resulte más fácil escucharla. ¿Y con qué otro método Él podría hablarnos? Se nos dan estos elementos para interpretar los comandos espirituales de nuestra alma, a través de percepciones físicas limitadas, porque para muchos de nosotros aún es imposible estar en comunión con el Ser Superior. Estas órdenes deben seguirse implícitamente, porque sólo el alma sabe qué experiencias son necesarias para una personalidad determinada”.
“Podemos evaluar nuestra salud por el grado de felicidad, y con ella a su vez sabremos si se están obedeciendo los dictados del alma. No hace falta ser monjes ni esconderse del mundo; éste último se creó para que lo disfrutemos y sirvamos, y sólo sirviendo por amor y felicidad realmente seremos útiles concretando un trabajo óptimo. Una cosa hecha por sentido del deber, tal vez con irritación e impaciencia, no tiene valía alguna, y es simplemente una pérdida de tiempo precioso cuando podría haber un hermano que necesita nuestra ayuda (...) La forma de realizar este trabajo es practicando una gentileza exquisita: nunca herir a otro con pensamiento, palabra o acción”.
“La crueldad implica negar lo Unitario, y asimismo es una falta de comprensión de que cualquier acto adverso contra otros se opone al Todo (...) Ningún hombre practicaría sus efectos perjudiciales contra seres queridos o cercanos, y por la ley de Unidad debemos crecer hasta asimilar que todos, como parte de ese conjunto, se harán próximos y amados para nosotros, hasta que incluso aquéllos que nos odian sólo alberguen sentimientos de amor y simpatía”.
“Si se leen correctamente, las enseñanzas religiosas nos piden que 'dejemos todo y Le sigamos', cuya interpretación es entregarse por completo a las exigencias de nuestro Ser Superior, pero no abandonar familias, comodidades, amores o riquezas, como algunos imaginan, pues eso está muy lejos de la verdad”.
“En todo se debe fomentar la alegría, y no dejarnos oprimir por dudas y la depresión; recordemos, empero, que tales aspectos no son nuestros, porque sólo nuestras Almas conocen la felicidad”.
“Todas las personalidades que encontramos en el viaje -ya sean padres, cónyuges, hijos, extraños o amigos- se convierten en compañeros de ruta, y cualquiera de ellas puede estar más o menos avanzada en el plano espiritual; no obstante, todos formamos parte de una gran hermandad común que recorre la misma senda y tiene en vista el mismo final glorioso”.
“Enseñemos a nuestros semejantes, como hijos del Creador, la individualidad Sagrada interna y capaz de superar toda prueba y dificultad; ayudémosles a dirigir sus barcos sobre el mar de la vida, manteniendo un rumbo fiel y sin prestar atención a otros; y también a mirar siempre hacia delante, pues por más desviaciones que tengan en su curso y por muchas tempestades que enfrenten, siempre habrá un muelle de paz y seguridad para todos”.
“Quizás una de las mayores desdichas del materialismo es el estímulo del aburrimiento, y con ello la pérdida de la felicidad interior. Las masas son conminadas a buscar satisfacción 'compensatoria' por sus problemas en los placeres terrenos, pero cada vez que recurrimos al bufón pagado, éstos siempre generan ciclos denigrantes y olvidos pasajeros de nuestras dificultades. La diversión, el entretenimiento y la frivolidad son convenientes para todos, pero no cuando dependemos persistentemente de ellos al objeto de esquivar obstáculos. Hoy por hoy, las múltiples distracciones mundanas incrementan su intensidad para mantenerse vigentes, y la emoción de ayer se convierte en el aburrimiento del mañana”.
“El ser humano ha llegado a identificarse de tal modo con su cuerpo, que le resulta difícil admitir su mero rol de instrumento; incluso malinterpretó la enseñanza reencarnatoria, porque en lugar de convencerle de su inmortalidad y la ausencia de valía corporal excesiva, se ufana de sus diversas vidas, y de lo que fue o realizó en ellas".
“Aunque los tipos básicos de vida -como las bacterias- pueden desempeñar un rol en las enfermedades corporales o estar asociados con ellas, de ninguna manera constituyen toda la verdad del problema, como puede demostrarse científicamente o por acontecimientos cotidianos. Hay un elemento que la ciencia no puede explicar desde el punto de vista físico, y es que algunas personas se ven afectadas por dolencias y otras no, si bien ambos grupos pueden estar abiertos a la misma posibilidad de infección. El materialismo olvida que existe un factor por encima del plano tangible, que en el curso ordinario de la vida protege o vuelve susceptible a un individuo frente a alguna patología, cualquiera que sea su naturaleza. El miedo, por su efecto deprimente sobre nuestra mentalidad -y causando desarmonía en los cuerpos físico y magnético-, allana el camino para la invasión, y si las bacterias y tales medios físicos constituyeran el único origen de enfermedades, entonces habría poco estímulo para tener miedo. Pero cuando vemos que en las peores epidemias sólo es atacada una parte de la gente, y que la verdadera causa del contagio reside en nuestra personalidad bajo control, tenemos razones para no albergar aprensiones, sabiendo que el remedio está en nosotros mismos. Podemos eliminar de nuestra mente todo recelo a los medios físicos como causa de infecciones, sabiendo que esta ansiedad simplemente nos vuelve susceptibles; y si hacemos el esfuerzo por traer armonía a nuestra personalidad, no necesitamos prever el achaque como si nos fuera a caer un rayo, o un trozo de meteorito”.
“Toda curación verdadera tiene como objeto hacer que el paciente armonice su alma, mente y cuerpo. Esto sólo lo puede hacer él mismo, aunque el consejo y la ayuda de expertos pueden ser de gran ayuda”.
“La enfermedad es única y puramente disciplinaria: no 'vengativa' ni 'cruel', pero aún así representa el medio adoptado por nuestras Almas para corregir faltas, evitar que cometamos errores más graves, impedirnos hacer más daño y devolvernos a ese camino de Verdad y Luz del que nunca debimos salir”.
“La enfermedad es resultado en el cuerpo físico de la resistencia de nuestra personalidad a la guía del Alma. Adviene cuando hacemos oídos sordos a la 'pequeña y apacible voz', olvidando la Divinidad interior, y asimismo cuando imponemos nuestros deseos a los demás, o permitimos que nos influyan sus consejos, pensamientos y órdenes (...) Cuanto más nos liberamos de influencias externas u otras personalidades, más podrá utilizarnos el Alma para hacer Su obra”.
“La salud es la verdadera realización de lo que somos: perfectos hijos de Dios. No hay que esforzarse por conseguir lo que ya tenemos; estamos aquí simplemente para exteriorizar la perfección que se nos otorgó desde el principio de los tiempos”.
“La salud es nuestra herencia, nuestro derecho. Es la unión completa y plena entre alma, mente y cuerpo. No se trata de un ideal lejano o difícil de alcanzar, sino uno tan sencillo y natural que muchos lo hemos pasado por alto".
“Todos los objetos terrenales no son más que la interpretación de aspectos espirituales. En su base, el acontecimiento más pequeño e insignificante tiene un propósito Divino".
“Cada persona tiene una misión Divina en este mundo, y las Almas usan nuestros cuerpos y mentes como instrumentos para realizar ese trabajo, de modo que cuando los tres funcionan al unísono, los resultados son salud y dicha perfectas”.
“En estos momentos no sirve de nada decir simplemente 'no tengas miedo' o 'no te enfermes'. Es necesario decirle a la gente por qué tiene miedo o está enferma, y darles el antídoto (...) Asimismo, se administrarán estos bellos remedios, divinamente enriquecidos con poderes sanadores, para abrir esos canales y admitir más luz del Alma, de modo que el paciente se inunde de virtud curativa".
“La acción de estas medicinas es elevar nuestras vibraciones y despejar vías para la recepción del Ser Espiritual, colmar nuestra naturaleza con la virtud que necesitamos, y eliminar lo que nos causa daño, como hacen la música armoniosa o cualquier obra inspiradora".
“La curación debe venir desde nosotros, esto es, reconocer y corregir nuestras faltas, y armonizar el Ser con el Plan Divino. Y como el Creador, en Su misericordia, añadió ciertas hierbas enriquecidas con tal de ayudarnos en nuestra victoria, busquémoslas para darles el mejor uso que podamos al escalar la montaña de nuestra evolución, hasta el día en que alcancemos el coronamiento”.
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Para terminar, señalemos que en ocasiones es parte de nuestro Karma (destino autocreado) padecer un achaque específico, o incluso morir a causa de ello. No todo se puede curar, aunque por supuesto es legítimo buscar una mejoría. De manera similar, no es ni médica ni teosóficamente cierto que "armonizar mente o emociones tenga como resultado un alivio en el cuerpo", a pesar de que Bach aparentemente así lo cree. A ratos sí puede ocurrir, pero en otras simplemente no hay posibilidades y debemos ser REALISTAS, ya sea en términos de fisiopatología o al comprender la Ley Kármica (véase también "Teosofía vs. Ciencia Cristiana" para más extractos por Blavatsky y Judge, y "Sobre la formación de sanadores"). No obstante, si la “suerte” de alguien en su vida es estar enfermo, sigue siendo un hecho que sus actitudes mentales correctas producen más integridad y balance éticos.
(blavatskytheosophy.com).