(Agradecimientos y créditos a G.H., un lector que desea permanecer anónimo y elaboró gentilmente este artículo para compartir. Las notas han sido añadidas por el mismo autor).
Contenidos:
05. Guerreros y reyes
06. Deberes de los reyes
07. Origen de los reyes y su vínculo con Manas
08. Las penurias del Guerrero
09. Muerte del Guerrero
10. Las armas del Guerrero
11. Los Ksatriyas y el número nueve
12. ¿Cómo ser un Guerrero?
05. Guerreros y reyes
Quienes están familiarizados con la historia de las religiones antiguas notarán que los grandes sabios provenían de familias monárquicas, y muchas de ellas fueron casas reales con enorme trascendencia en su región. Por ejemplo, tenemos a Siddharta Gautama (Buda) que pertenecía a la casta Khsatriya del clan Shakhya, Jesús que venía de la casa de David (también cuna de grandes héroes y reyes), o Arjuna que descendía del mismo Bharata (fundador de la dinastía de reyes lunares en el hinduismo); en el caso de Heracles, tanto su madre como padre adoptivo eran originarios de la casa de Perseo y Andrómeda; Mahakazyapa (discípulo más cercano a Buda) era miembro de la casta khastriya, el gran rey Ambarisha (aquél más amado por Vishnu) también era parte de la casta khastriya, y de igual manera el asceta Rantidev perteneció a una estirpe regia.
¿A qué se debe este hecho? No es por simple superchería, ni por un conato intelectual de "capitalizar la sabiduría" a unos pocos favorecidos. Tal como se mencionó en la Parte 1, los Egos espirituales [Manas Superior en Teosofía] eran atraídos a esas castas debido al linaje de hombres y mujeres puros que las conformaban. El hecho de que estos personajes hayan provenido de familias reales es tanto un símbolo como un hecho natural, pues todos estos sabios y guerreros son reformadores de la humanidad y en sus periodos respectivos imparten leyes y conocimientos según se los permitía el Karma; por ello, el poderío y las riquezas externas es sólo la idea hueca que se tiene por lo general sobre esas dinastías reales, porque precisamente a ello renuncian sabios como Moisés, Buda, Jesús, Rantidev y otros. En otras palabras, se renuncia al sentido falso del gobernante e instaura el concepto original, pues el deber del rey es guiar al pueblo, tal y como el pastor conduce sus ovejas. ¿O acaso no lo dijo el Nazareno? En Mateo 8, versículos 11-12, señala: “Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. ¿Qué os parece? Si alguien tiene cien ovejas y se descarría una de ellas, ¿no irá por los montes dejando las noventa y nueve, a buscar la que se ha descarriado?” ¿No es cierto que Krishna, Arjuna, Ulises y Heracles volvían a reclamar el reino que perdieron? Dicha estirpe comienza desde un Gran Legislador -llámese Manu, Prometeo o Sheeduje Yaanadi- quien en realidad es la radiación del Primer Logos; es recibida por personas sabias y difundida por sus estudiantes, hasta que al fin llega a oídos del neófito. La Sabiduría Inmortal que se encarna cíclicamente en la Tierra para iluminar a los humanos es porque la tarea de un rey/reina es proporcionar la mayor felicidad posible (entrega del Saber Primordial), y asimismo el pueblo debe realizar todo lo posible para buscar ese bienestar.
06. Deberes de los reyes
Muchos sabios como Narada, Sirio, Ambarisha, Arjuna, Salomón o Azoka muestran que un Rishi verdadero puede gobernar un reino sin abandonarse a los placeres del mundo exterior, y así las funciones de un rey/reina son llevadas a cabo tal cual dicta la naturaleza, como detalla el Bhagavad-Gita en su segundo capítulo: "Si dejaras de cumplir con el deber que te corresponde y abandonaras el campo, dejarías con ello tu misión natural y honor, y serías culpable de un crimen". Es negligencia pensar que debemos retirarnos a alguna gruta lejos de todo y de todos para reafirmarnos en este camino, pues nacemos en determinadas condiciones necesarias para nuestro desarrollo; de igual forma, los deberes de un gobernante pueden cumplirse como cualquier otro oficio. En los "Apuntes sobre el Bhagavad-Gita" (p. 145), William Jugde escribió: "La casta natural de Arjuna pudiera haberse representado como la de un mercader, pero sabiamente no lo fue, porque éste es un libro de acción, y sólo un guerrero la tipifica a cabalidad; por lo tanto, su misión natural representará aquélla de cualquier otro hombre. El Karma no debe esquivarse; al aborrecerlo, tan sólo creamos otro nuevo. Nuestro único curso verdadero es dejar que 'el motivo para toda acción esté en la acción misma'”.
Pocas obras esbozan tan bellamente el papel de un rey como el "Mahabharata", en el libro 13º o Anusasana Parva:
“Yudhisthira preguntó: Los sabios han dicho que las tareas de un rey constituyen la ciencia más elevada. Por favor, háblame sobre eso.
Bhishma estaba inmensamente complacido con la humildad de Yudhisthira y su deseo de aprender. Le sonrió y contestó:
(...) La primera función de un rey es adorar a los brahmanes y dioses. Un rey, esencialmente, debe ser una persona de acción. Debes haber oído decir a muchos que el destino comanda a un gobernante, pero sería tonto que pensaras así; el destino sólo juega una parte, te lo puedo asegurar. Sin ejecutar acciones, un rey jamás puede ayudar a que el destino juegue su parte. El hado tiene fuerza, pero la acción es igualmente poderosa, y ambos juegan un rol prominente, pero creo que la acción es más potente que el destino. Es el acto lo que da forma al destino.
El siguiente deber de un rey, e igual al anterior en importancia, es la verdad. Si quieres inspirar confianza en tus súbditos, has de amar la verdad y obrar en consecuencia. Un rey debe ser el compendio de todos los logros; su comportamiento debe estar libre de todo reproche. Autodominio, humildad y justicia son cualidades que se han de encontrar en un rey para que tenga éxito, y debe tener sus pasiones perfectamente bajo control. La segunda naturaleza del rey es Justicia, demostrando gran rectitud. Y hay otros tres aspectos que está obligado a prestar atención:
-Saber cómo ocultar cuidadosamente sus propias debilidades -por esto me refiero a la debilidad de su propio reino-; averiguará las flaquezas de sus enemigos y tratará muy cuidadosamente de mantener sus planes en secreto.
-Evitar la mansedumbre: no ser demasiado apacible, pues sus súbditos no le tendrían suficiente respeto y tampoco le obedecerían. Pero también debe evitar el otro extremo: no demostrar fiereza excesiva, porque los subalternos le tendrían miedo y eso no les permitiría ser felices.
-Conocer el arte de escoger a sus sirvientes. La compasión tiene que ser una de sus cualidades, pero debe cuidarse bien de no caer en una permisividad exagerada. Si lo ven débil, los hombres viles se aprovecharán de él y su naturaleza transigente. Estar alerta es completamente necesario para un rey; ha de estudiar sin descanso a sus enemigos, al igual que a sus allegados”.
Entiéndase que lo anterior no sólo hace referencia a un gobierno de hombres, sino específicamente al autodominio del individuo; los enemigos aludidos no son únicamente exteriores sino interiores, aquéllos que debemos superar, vencer, subordinar, vigilar y conquistar; y eso explica por qué Krishna habla de "enemigos" cuando al mismo tiempo alude a la compasión universal.
De este mismo gobierno interno hace referencia el Tao te King: “No ensalzar los talentos para que el pueblo no compita. No estimar lo que es difícil de adquirir para que el pueblo no se haga ladrón. No mostrar lo codiciable para que su corazón no se ofusque. El sabio gobierna de modo que vacía el corazón, llena el vientre, debilita la ambición y fortalece los huesos [valores éticos]. Así evita que el pueblo tenga saberes o deseos, para que los más astutos no busquen su triunfo. Quién practica el no-obrar todo lo gobierna”. La persona con verdadera discriminación y conocimiento esotérico sabrá que esto refiere a los dominios del humano interno, cuyo "pueblo" son las corrientes evolutivas ascendentes y descendentes que combaten constantemente; es el Rey (Manas) quien decide qué ejércitos apoyar, qué consejeros permitir entrar en sus dominios, y cuándo y cómo sobornar al enemigo, siempre vigilando sus "territorios".
La comparación del Rey y Manas tiene su fundamento, pero recordemos antes las palabras bíblicas sobre Melquisidec en Hebreos 7, versículos 1-5: “Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes y le bendijo; quien asimismo dio a Abraham los a diezmos de todo, cuyo nombre significa primeramente Rey de Justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de Paz; sin padre, madre ni genealogía, que no tiene principio de días, ni fin de vida, sino fue hecho semejante al Hijo de Dios y permanece sacerdote para siempre. Considerad pues, cuán grande era éste, y al que aún Abraham, el patriarca, regaló diezmos del botín”.
Este gobernante y comarca son de tipo subjetivo, sobre cuyo pináculo estamos nosotros, y aún el más grande cae arrodillado a sus pies; además, la noción de "dar una décima parte de lo recibido" indica el número 10 como símbolo de los misterios humanos; esto es, entregar esa ofrenda al altar implicaba la unión de 10 y 1, lo humano y lo inmortal, como explica "La Doctrina Secreta", tomo I, p. 94 [edición española]: “El siete -dice la Kabalah- es el gran número de los Misterios Divinos; el diez representa todos los conocimientos humanos (Década pitagórica); 1.000 es el número diez elevado a la tercera potencia, y por lo tanto el 7.000 es también simbólico”.
Una de las obligaciones principales de los reyes era seguir los mandatos de la Ley suprema sobre la cual él recibe poder, porque sin su "Padre" [espiritual] nada puede hacer por si mismo. Esto explica la relación tan estrecha entre Arjuna y Krishna, Ambarisha y Vishnu, Heracles con Atenea, etc. Tal como no puede detenerse el paso de los mundos, tampoco hay que renegar de nuestras funciones, pues la acción es más poderosa que el destino.
No es menos importante recalcar que para los pueblos nórdicos sólo los guerreros que caían en batalla (otra vez, la lucha interna) podían ser recibidos en el panteón de los héroes (Vallhala), mientras que quienes caian en el sueño y bajo la inacción eran destinados al Infierno. También el Bhagavad-Gita describe esto en parte (cap. 3): “Un hombre no disfruta de la liberación del acto por el simple hecho de no comenzar aquello que debe hacer, ni tampoco obtiene la felicidad del abandono total de la acción, porque nadie descansa ni un sólo momento en la inactividad”.
Habiendo aclarado el tema sobre las tareas de un gobernante, es menester explicar el origen de las castas reales. El deber sagrado de un Guerrero era ante todo con su pueblo, pues el significado de "khsatriya" es “aquél que cura a la gente afligida”; y una vez que la gente quedaba complacida, se le daba el nombre de Rajan. Entonces, ¿realmente Jesús no fue el comandante prometido al pueblo de Israel? ¿No era ésta la razón por la que a Buda se le conocía como “el adorado por el mundo”? ¿Por qué a Melquisedec se le bautizó "rey de reyes"? Éste era el motivo por el cual en la Antigüedad de India alguien podía subir de casta, porque ser khsatriya no era un estatus social sino una condición del alma; representaba un individuo tan dulce como severo, sabio como humilde, prodigioso y sublime, cuyo amor por la humanidad era incalculable.
07. Origen de los reyes y su vínculo con Manas
El capítulo 13 del Mahabharata nos cuenta un diálogo entre Yudhisthira y Bhisma:
"Yudhisthira preguntó: ¿Cómo comenzó a usarse la palabra RAJAN para dirigirse a un rey? Porque un rey es como cualquier otro hombre de la Tierra; su cuerpo, sus sentidos y todo cuanto posee no se diferencian en nada de todos los demás. Su comprensión e inteligencia es muy similar a la de muchos otros. Tiene los mismos gozos y tristezas, y vive el mismo número de años que cualquier persona. Entonces, ¿por qué se le considera diferente? En el mundo hay quienes son muy superiores a él en inteligencia, bravura y muchas otras dotes personales y, sin embargo, este hombre gobierna a los otros que son superiores a él. ¿A qué se debe que exista la norma de que alguien ha de ser obedecido por todos los demás?
Bhishma: Al principio no había ningún rey, ni ningún castigo, y por ende no hacían falta; todos los individuos eran justos y se protegían unos a otros. Sin embargo, con el transcurso del tiempo los corazones humanos comenzaron a ser invadidos por el error, y apenas éste se apodera de alguien la mente comienza a oscurecerse, y se desvanece el sentido de lo justo y lo injusto. Y esto fue lo que ocurrió con los hombres hace mucho tiempo (…) Los dioses estaban sobrecogidos por el miedo; se dirigieron a Brahma Pitamaha y le dijeron: '¡Fíjate en el mundo que creaste, mi señor! Está amenazado de destrucción. ¡Por favor, sálvalo y sálvanos a nosotros!'
Brahma les aseguró que encontraría una forma de hacerlo, y así compuso un tratado que constaba de cien mil lecciones, donde hablaba sobre Dharma, Artha, Kama y Moksha, describiendo cada tema con gran profusión de detalles, formulando normas de corrección (…) Fue estudiado y abreviado por varios dioses -el primero de ellos fue Sankara-, y finalmente, cuando iba a ser entregado al mundo, Sukra, dotado de gran sabiduría, recapacitó sobre la brevedad de la vida humana sobre la Tierra, y en consecuencia abrevió aún más el tratado, hasta que finalmente sólo contenía cien lecciones. Los dioses entonces se presentaron ante Vishnu y le dijeron: '¡Señor! Indícanos a un humano que merezca ser superior al resto”. Narayana dijo: 'Yo tomaré el cuerpo de un hombre y él, al igual que todos los que nazcan de su linaje, serán señores del mundo'.
Así pues, con el tiempo hubo un rey que se llamó Vena, de cuyo brazo derecho nació un hombre que era como el segundo Indra en apariencia y divinidad. Nació con su cuerpo cubierto por anillos y todas las armas; era experto en todas las artes y los Vedas. Los Rishis le eligieron como gobernante del mundo (…) Y debido a que todo el mundo estaba complacido con él, se le llamó RAJAN; al sanar las heridas de los sufrientes se le conoció como KSHATRIYA; y debido a que en el tiempo de su reinado la Tierra conoció la gloria del triunfo de la virtud prevaleciendo sobre todo, fue llamado PRITHIVI".
Anteriormente explicamos que Narayana simboliza al Hombre Celeste. El principio que representa al rey y Nara ("hombre" en sánscrito) es Manas, pues sólo con su influencia el ser humano pudo hallar luz y entender las leyes que lo rodeaban al tener consciencia propia. Un guerrero es alguien que sana y manda por derecho, porque en cada ciclo la Sabiduría Divina o se encarna en el mundo humano para ser propagada. Esta Ideación Cósmica, una vez diferenciada, da lugar al sentido de "yoidad", y en ese instante empezó a aparecer la oscuridad en los individuos. Sin embargo, cuando emerge dicha luz de Sabiduría, los Rishis redescubren la verdad y la reconocen (vuelven a su rey Vena).
Recordemos estos detalles sobre Juan Bautista respecto de Jesús (Marcos 1, 4-9): “Bautizaba Juan en el desierto y predicaba el bautismo de arrepentimiento para remisión de pecados. Y venía a él toda la provincia de Judea y los de Jerusalén; y eran todos bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Juan andaba vestido con pelo de camello y un cinto de cuero alrededor de su espalda; comía langostas y miel silvestre. Y predicaba diciendo: 'Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar, encorvado, la correa de sus sandalias. Yo a la verdad os he bautizado con agua, mas él os bautizará con el Espíritu Santo'. Y aconteció en aquellos días que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán".
Esto parece sumamente revelador, porque para los nazarenos el rio Jordán rezumaba hálito de vida, y quien se bañaba en él no moría. Además, el nombre sánscrito Narayana significa “aquél que se mueve sobre las aguas”. De este modo, las historias [aparentemente "inconexas en tiempo y espacio" según los materialistas] se unen poco a poco, y nos percatamos de que existe algo sumamente sublime y noble en la distorsionada visión del Guerrero. Éste último y los reyes/reinas no sólo vienen a iluminar la vida humana, sino a enseñar ciencias y artes. El rey no sólo llega a amar, sino que impondrá sabiduría y nadie podrá resistir a su reino; será tan apreciado como odiado. Para los antiguos, el Guerrero era quien hacía cumplir lo escrito, mientras que el brahmín relataba sus historias.
08. Las penurias del Guerrero
Por el hecho que un rey tenga misiones que cumplir, ello no significa que sus penalidades sean "fáciles" o "más blandas", pues el Guerrero bendecido por su parte celestial es atacado con fiereza por su naturaleza inferior. Una vez asentado en el camino, tanto desgracia como dicha lo atacan y su alma queda abatida, como relata Arjuna en el Bhagavad-Gita, capítulo II: “Porque mi comprensión está totalmente confundida por los dictados de mi deber, y no veo a mi alrededor nada que pueda aliviar toda esta tristeza que ciega mis facultades, ni aún fuera yo a obtener un reino sin rival sobre la Tierra, o el dominio sobre las huestes del cielo”.
No olvidemos tampoco el padecimiento de Jesús en Lucas 21: “Y él se apartó de ellos a una distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y eran sus sudores como grandes gotas de sangre que caían a tierra. Y cuando se levantó de la oración y fue a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza”.
Otro ejemplo está en la historia de Ratnakar, que más tarde se convierte en el rishi Valmiki. Tras haber llevado una vida de mal, es corregido por Narada explicándole la Ley del Karma, y muestra que sólo él acarrearía el dolor que causaron sus actos. Véase el Ramayana, capítulo I: "Ratnakar aceptó el reto, confiado en que sus seres queridos compartirían la desgracia que le esperaba. Una vez que les consultó, el bandido quedó desconcertado al comprobar que nadie en su familia quería asumir tan terrible culpa, y que todos lo responsabilizaban por su manera de obtener fortuna. Decepcionado y apesadumbrado, el bandido volvió hasta Narada para confesarle la respuesta que había obtenido. Mientras desataba al santo, desesperado como estaba, le preguntó cómo podía escapar del sombrío futuro que le aguardaba".
También el poderoso Heracles era un hombre de carácter voluble, matando en tres ocasiones a personas inocentes; luego, a medida que el lector recuerde o revise el paso de sus Doce Pruebas, percibirá que este héroe se vuelve más modesto y sereno, hasta ser capaz de aceptar la muerte en su última prueba.
Sin lugar a dudas, existen numerosos episodios donde los guerreros son víctimas de desgracias tanto internas como externas, pues no se relaciona únicamente a un estado particular, sino que atañe a todos los individuos. En su camino a la Verdad una y otra vez aparecerán los obstáculos; el dolor no es una opción, sino nuestro enseñante, y como tal debemos aceptarlo y seguir adelante, pues previo a encontrar la luz de la perfección el camino está lleno de zarzas espinosas y arbustos que nos bloquean la visión. Cuando se aleja de nosotros la nube de dolor provocado por la aceptación de las duras circunstancias -dejando de lado las cuasirealidades a que estamos acostumbrados como decía el Mahatma Kuthumi-, debemos pasar por la prueba del sufrimiento mucho antes que el espíritu de la sabiduría e imperturbabilidad lleguen a nuestra vida.
09. Muerte del Guerrero
En toda historia, poesía o himno de trasfondo místico se cuenta que llega un momento donde el héroe fallece, a causa de una gloriosa batalla como Thor contra la serpiente, una gran traición como Jesús a manos de Judas, por la vejez que se lleva al venerable Gautama asistido por Ananda, o cuando se viaja a terrenos desconocidos como el caso de Wu-Kong. Esto apuntaría a que todos ellos alcanzan ese punto del trayecto, pero en lo referente a la Sabiduría Esotérica -e incluso terrenal- la muerte no existe, pues ésta significaría que nunca hubo un principio siempre-existente y para la ciencia ello sería el ápice de la locura: la energía no se destruye, sino se transforma, y dicho conocimiento es revelado por Krishna en el Bhagavad-Gita, capitulo II: “Y se ha dicho que estos cuerpos finitos -que envuelven las almas que los habitan- pertenecen a Aquéllo, al Eterno, al Espíritu indestructible e indemostrable que mora en el cuerpo: por lo tanto, oh Arjuna, resuélvete a la lucha. Porque se engañan tanto el hombre que cree que el Espíritu mata, como aquél que sostiene que puede ser destruido, porque Aquél ni mata ni puede ser aniquilado”.
El héroe sólo desaparece en el plano terrenal, pero regresa a su hogar o estado excelso luego del extenuante peregrinaje. A pesar de su nobleza, el último destino del Guerrero es la muerte y esto no debe atribularnos, tal como menciona Sanjaya en respuesta a los pesares de Dhritarashtra (Mahabharata, capítulo V, "El resumen de los Ugrasravas"): “Has oído hablar a Vyasa y Narada de reyes que hicieron grandes hazañas; personajes de poderosas dinastías que, habiendo conquistado el mundo por la justicia, obtuvieron renombre y al final sucumbieron al dictado del tiempo. Príncipes de gran poder y sabiduría encontraron la muerte final como han hecho tus hijos. Sus hechos heroicos, valor, generosidad, magnanimidad, fe, veracidad, pureza, sencillez y misericordia son cantados en el mundo, en los escritos de la Antigüedad por poetas santos y de grandes conocimientos. A pesar de tener todas las virtudes, aquellos personajes tuvieron que entregar sus vidas”.
Asimismo, en la Gigantomaquia y una vez muerto en batalla, Heracles es elevado al cielo en un carruaje; Zeus lanza rayos a su cuerpo que se despedaza, y permite contemplar el verdadero trasfondo radiante y hermoso del héroe. Sucede algo muy similar con Bhisma en su lecho de muerte (libro 13 del Mahabharata, capítulo II): “Bhishma giró sus ojos hacia Krishna y pidió que le trajeran flores para adorarle con ellas. Le dijo: 'Tú eres el Señor del Universo, el purusha y creador del mundo. Eres el alma suprema y eterna. Revélame tu viswarupa y concédeme permiso para abandonar este mundo; autorízame para desechar este cuerpo humano. Y si me lo concedes, alcanzaré el final más elevado'. En ese momento Bhishma vio el infinito esplendor del viswarupa del Señor, y Krishna dijo: 'Devavrata, te concedo que vayas de vuelta a tu hogar; ya puedes regresar y unirte a los vasus. Nunca jamás volverás a nacer en este mundo de hombres mortales".
El texto anterior, nuevamente, tiene semejanzas con el momento del fallecimiento para Jesús (Lucas 23:44-46): "Y cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y el Sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por en medio. Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: 'Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu'. Y habiendo dicho esto, expiró".
La muerte del Guerrero es la representación de una filosofía muy sublime que tiene varias capas, pues lo que deja esta vida es el cuerpo físico o Prakriti, mientras que el espíritu -superior a las limitaciones del anterior- se eleva en absoluta dicha. No obstante, sólo un ser humano noble es capaz de sacrificar dicha existencia ilusoria con el fin de cumplir el deber que la naturaleza le dicta, y más aún cuando viene a la Tierra a fin de que se cumpla lo que se ha escrito, dejando atrás la gloria que inspirará a otras generaciones.
(Nota: véanse también "Manas, el misterio de la mente" y "¿Qué es exactamente la Mónada?").
10. Las armas del Guerrero
Posiblemente cuando se piensa en las hazañas de estos héroes, también nos fijaremos en sus armas: el poderoso mazo de Heracles, el bastón de Wu Kong, el arco de Arjuna, la espada de Marjushi, el martillo que empleaba Thor, David con su honda y muchos otros. Sin embargo, el arma no es sólo un objeto ni una mera herramienta, sino un símbolo que guarda una pieza del rompecabezas, porque la historia del Guerrero está compuesta de numerosas partes, sin las cuales su totalidad carece de sentido.
Hay un ejemplo muy llamativo en la mitología hindú, específicamente Arjuna ("el blanco"), y entre otras designaciones es conocido como Nara ("hombre"). En los comentarios de los brahmines, éste es descrito como "aquél que siempre alcanza su objetivo", y el arma de Arjuna es el arco Gandiva que significa "quien hiere en el rostro". Muchas veces Arjuna es coronado como símbolo de autocontrol y la práctica de Tapas, pero su identidad no estaría completa sin su instrumento de guerra, pues el arquero justo siempre apunta a su objetivo sin importar lo que suceda a su alrededor; de igual forma, el sabio se dirige a una sóla meta (Brahman).
El soldado que templa mucho su arco termina por romperlo, y si no aplica fuerza suficiente no se elonga. Lo mismo ocurre con los Tapas: si son muy severos rompen el cuerpo y el espíritu, y provoca malicia y pereza si hay debilidad. Por ello, Arjuna ha de ser noble y justo, o contrariamente se colocará del lado opuesto a la virtud atacando a su rey, haciendo referencia al discernimiento entre Espíritu y Materia, lo verdadero y falso. También el arquero debe tener las manos libres para usar su arma en el campo de batalla, dejando al cochero (virtudes) que lo guíe en el fragor, y es entonces cuando Arjuna pide a Krishna que lo lleve en su carromato al centro de la pugna. Muchos consideran al arco un símbolo de acción, o tanto el despliegue del Universo como la indagatoria de sus misterios; al respecto, no es extraño que uno de los símbolos de Vishnu sea un arco.
Bhisma ("aquél que hace una promesa terrible"), maestro y casi padre de Vidura, Pandu y Dhritarashtra, era un guerrero imbatible e inmensa compasión y sabiduría, siendo además experto en el dominio del arco. Pandu (padre adoptivo de los Pandavas) tenía igual estatus de habilidad en esa arma, revelando que este instrumento es símbolo de los esfuerzos autoinducidos hacia la liberación; pero en cambio su hermano Dhritarashtra, y a pesar de su inmensa fuerza, era ciego e incapaz de manejar ningún arma y menos el arco (representando el cuerpo humano).
En "La Odisea", Ulises tenía un poderoso arco que no podía templar ninguno de los impostores y pretendientes de su mujer. En el momento de pasar sus diez años de terribles tormentos, regresa a Ítaca y su belleza y fuerza no disminuyen, sino que aumentan, al punto que su hijo Telémaco cree que está en presencia de un ser sobrenatural. Ulises se transfigura en un anciano, y con Telémaco planean aniquilar a los pretendientes de Penélope, matando finalmente a todos los enemigos usando dicho arco.
Heracles también era experto en esta arma, y tras derrotar a Hidra unta las puntas de sus flechas con la sangre de dicha bestia, volviéndose mortales para todo ser vivo. Para los ocultistas orientales, esta sangre representaba el disolvente que destruye a todos los objetos corruptibles, dejando tras ellos el verdadero substratum. Posteriormente Heracles mata a numerosos gigantes, pero tiempo después cae abatido y tras su ascensión revela su verdadera forma.
En el caso de la "Ilíada", el héroe Paris (también conocido como Alejandro o "protector de hombres") era sumamente diestro con el arco, y tras haber elegido a Helena, por intrigas de la diosa Eris lleva consigo a la primera hasta Troya. Luego de los sucesos que darán como resultado la caída de esta ciudad, Paris mata a Aquiles ("atormentador de sus enemigos") disparando una flecha contra su talón. Para los griegos el arco era símbolo de la verdad (serie de despertares espirituales que esperan al neófito), pues también fue arma de Apolo, quien tras su nacimiento -y desplegando una enorme belleza- solicita un arco con que da muerte a una gran serpiente (influjo del mal). A nivel más profundo, el nombre "Apolo" puede significar "rebaño", ya que se le representaba como un pastor que a su vez es figura por excelencia del Christos; y por su parte Plotino sostuvo que la denominación de dicha divinidad no acepta pluralidad alguna (el Uno).
Otra peculiar "coincidencia" es que Siddharta Gautama era un magnifico arquero en su juventud, y no había otro que se le igualara en el dominio de armas, ciencias y artes. Inclusive las parábolas budistas suelen utilizar la cuerda del arco como ejemplo del Camino Medio.
Los orientales proponen una visión muy esclarecedora del Universo y lo ilimitado de la Sabiduría: “Imaginad que un arquero dispara una flecha tan lejos como pueda. El proyectil ha de dar contra un muro, que a su vez es el límite del propio conocimiento. Pero cuando el arquero escala esta muralla, se da cuenta que puede seguir fijando otros objetivos allende su visión”. Esta parábola muestra que no existe final para el Universo/Sabiduría Abstractos, pero sí en relación a nuestro universo conceptual, ofreciendo así una analogía sobre el mundo del iniciado. En otras palabras, el Universo sólo es "finito" según nuestra capacidad para entenderlo y recibir conocimiento. Veamos esta mención en "La Doctrina Secreta", vol. I, p. 97: “A medida que se supera la escala del desenvolvimiento, nos damos cuenta de que en las fases ya pasadas hemos confundido sombras por realidades, y que el progreso del Ser hacia lo alto consiste en una serie de despertares progresivos, llevando consigo en cada avance la idea de que hemos alcanzado la 'realidad' -al menos para ese momento-; pero únicamente cuando logremos la Conciencia Absoluta y compenetremos ésta con la nuestra, nos encontraremos libres de las ilusiones producidas por Mâyâ".
La mitología china nos cuenta la leyenda del Viaje al Oeste donde aparece Wu-kong (rey mono), y el cual sería una versión posterior del Hanuman hindú. Wu poseía un bastón mágico de increíbles poderes, y curiosamente a los báculos se les conocía por "Bo", nombre idéntico al nombre del Árbol de Sabiduría (Bodhi Druma) a cuyos pies Siddharta Gautama alcanzó la liberación: "(...) baniano, pipal o Ficus religiosa (...) Es el árbol bajo el cual Sâkyamuni meditó por espacio de siete años y alcanzó la condición de Buddha. Originariamente y según cuentan tenía 120 metros de alto, pero cuando Hiouen Tsang le vio -en torno al 640 de nuestra era- llegaba sólo a 15. Sus estacas se transportaron a todos los puntos del mundo búdico, y fueron plantadas frente a casi todos los vihâras o templos de alguna fama en China, Siam, Ceilán y Tíbet” ("Glosario Teosófico", p. 102). Por ello, el símbolo de los monjes shaolín y varios guerreros budistas eran los bastones Bo, al considerar que eran extraídos de aquel árbol y venerados como figuras de sabiduría y compasión (es decir, defensa y apoyo a quien lo necesitara).
Asimismo, debemos recordar cómo Arjuna obtiene a Gandiva con ayuda de Agni y Varuna (Mahabharata, capítulo XLVI): "Agni recibió con agrado la sugerencia, tras lo cual invocó a Varuna, señor de los océanos, y le dijo: 'Varuna, tú posees un arco divino que te entregó Soma, y también dos aljabas que nunca se vacían. Por favor, dáselos a Arjuna, y además una carroza tirada por caballos veloces. Hoy Arjuna, con ayuda de Krishna, va a realizar una gran hazaña, y por ello te ruego que le proporciones estos medios'. Y Varuna respondió: 'Suyos son'. Fue y trajo un hermoso arco, que en el pasado se hizo famoso en este mundo y otros, con el nombre de Gandiva. Tenía poderes mágicos y era muy hermoso. Ningún guerrero que lo poseyó conocía jamás la derrota.
Luego Varuna trajo dos aljabas de las que surgían flechas incesantemente, sin agotarse jamás. También llevó una carroza equipada con cuatro caballos blancos, y que tenía un mono como emblema. Los corceles corrían más rápido que el viento y la mente. Esta fue la carroza que ayudó a los devas a ganar la batalla contra los asuras; brillaba como nube refulgente atravesada por la luz del Sol, y el ruido que hacía la carroza estremeció el corazón de Arjuna".
Cada uno de estos regalos que recibió Arjuna simbolizaban la Sabiduría Divina, porque los Pandavas estaban destinados a vencer en la batalla final contra los Kurus. Dicho conocimiento existió antes del pensamiento, y en su armadura estaba el símbolo de Hanuman, emblema de sabiduría oculta.
Otro aspecto peculiar de la tradición nórdica es el martillo de Thor, cuya forma era igual a la esvástica (cruz jaina en Oriente), y con ella el dios mata a la "serpiente del fin del mundo". En la página 501 el "Glosario Teosófico" añade: "(...) los masones y místicos europeos designaban [a este legendario martillo] con el nombre de 'Cruz hermética' y 'jaina', croix cramponnée. Es el símbolo más arcaico, sagrado y de veneración universal".
Willian Jugde escribía en "Apuntes del Bhagavad-Gita", p. 145: "Mi opinión es que la casta Kṣatriya es superior. Ciertamente los brahmanes siempre han tenido más veneración como maestros espirituales, y así representan la cabeza de Brahmā; pero en algunos sacrificios de los Arios hay una ocasión cuando la estirpe Kṣatriya está más arriba. Los brahmanes son más bien los conservadores de la verdadera Doctrina, y cuando llega la hora para que 'los dioses desciendan con el fin de establecer una nueva armonía en la Tierra', éstos siempre comienzan con un guerrero, como Osiris, que educó y dio solidez a los egipcios; e igualmente el misterioso Melchizedek, que bendijo a Abraham, era profeta, sacerdote y rey. Entonces, el linaje guerrero podía aprender y recitar los Vedas tan bien como se desempeñaba en combate, mientras que el deber de un brahmán era sólo el de maestro. En consecuencia, un Ksatriya está en la posición de mediador entre la acción del cuerpo de Brahmā y su calmada inacción desde la cabeza".
11. Los Ksatriyas y el número nueve
Quizá muchos lectores se hayan dado cuenta -ya sea por curiosidad o estudio- que se descubren muchísimos cálculos de kalpas, yugas, manvataras y otros (en especial los "Puranas" y el "Mahabharata") al ser descompuestos y añadiéndoles el nueve. En "El Océano de la Teosofía", William Judge alude al "día de Brahma", que alcanza un cifra de 4.320.000.000 de años. Si sumamos los números enteros se verá que 4+3+2=9 , o si se multiplica 4.320.000.000 por 365 días da 1.576.800.000.000 de años; luego 1+5+7+6+8= 27, que es resultado de 9x3, y otra vez 2+7=9.
Ahora bien, ¿qué tiene que ver el nueve con los Ksatriyas? Consultemos de nuevo el Mahabharata, resumen de los Ugrasavas, donde Dhritarashtra cuenta a Sanjaya el horror por la muerte de su hijo y todos los Kurus: "He oído que sólo diez sobrevivieron a la guerra: tres de nuestro lado, y siete del de los Pandavas. ¡Dieciocho akshauhinis de Kshatriyas han sido aniquilados en ese horrendo conflicto! Estoy sumido en la oscuridad, pierdo las fuerzas y mi mente se extravía”. En el sistema numérico indo, esa cantidad representa un número muy grande (un askhauhini= 109.350 hombres, 65.610 caballos, 21.870 carros). El dieciocho es múltiplo de 9; si multiplicamos por 18 totaliza 1.968.300 hombres; luego 1+9+6+8+3=27, 2+7=9. El número de caballos es 1.180.980, 1+1+8+0+9+8+0= 27; los carros contabilizan 393.660, entonces 3+9+3+6+6 = 27. Al multiplicar 27x3 tenemos 81, equivalente a 9 al cuadrado.
Para algunos, los resultados anteriores podrían ser producto de mera "casualidad", pero quienes sigan leyendo sabrán que estos guarismos fueron pensados minuciosamente. Como escribió el Maestro Kuthumi en sus Cartas, dichas cifras en la doctrina exotérica no son exactas y esconderían un secreto mayor reservado sólo para lanús y arhats [discípulos].
El trasfondo del nueve es muy variado, puesto resulta de 3x3, símbolo de la Trinidad Unitaria, que envuelta en su misterio es 3 veces 3, pero también eran Padre, Madre e Hijo contenidos en sí mismos. Echemos otro vistazo al "Glosario Teosófico", páginas 597-598, para la entrada "Nueve": "La 'Cábala de las Nueve Cámaras' es una forma de escritura secreta en cifras, que tuvo su origen entre los rabinos hebreos y ha sido utilizada por diversas sociedades con el objeto de guardar secreto el sentido del escrito. Especialmente algunos grados de la masonería han adoptado dicha forma de registro. Se traza una figura compuesta de dos líneas paralelas horizontales y otras dos verticales que cruzan las primeras, con lo cual se forman nueve espacios, de los cuales el central es un simple cuadrado, y los restantes son figuras de dos o tres lados, destinadas a representar las diversas letras en cualquier orden que se haya convenido. Hay también una aplicación cabalística de los diez Sephiroth a estas nueve cámaras, pero no se ha hecho pública". En "La Doctrina Secreta" encontramos esto: "El número nueve es el triple ternario, y se reproduce siempre bajo todas formas y números en toda multiplicación. Es el signo de toda circunferencia, puesto que su valor en grados es igual a nueve, esto es, 3+6+0. En ciertas condiciones es un número fatal; si el seis era símbolo de nuestro globo dispuesto para ser animado por un Espíritu divino, el nueve simbolizaba nuestra Tierra animada por un mal espíritu" (vol. 2, 614). Y también: "Nueve es el número de la energía masculina o fálica, así como el siete es el sagrado número femenino" (ibídem, II, 227).
Esto es sumamente interesante a nuestros propósitos. El 9 representa una circunferencia (Rondas y Globos de grado en grado), y tal como vimos ésta se compone de 360 grados (3+6+0). Para quien suscribe, esto resumiría una historia: el 3 corresponde a la aparición de la tríada, o exhalación del Universo como el Hijo que dispensa luz; el 6 señala al Espíritu de Vida animando la esfera de acción humana, y finalmente el cero vendría siendo el Absoluto como Espacio Inamovible, autoexistente y siempre estable. Posteriormente el 9 se vuelve funesto, pues indica que la Tierra ha sido impulsada por influencias malignas.
(Nota: Para los indos -y por muy buenas razones- un año duraba 360 días, simbolizando una circunferencia, pero más tarde se le añadieron cinco días, lo que significa la entrada del ser humano a la esfera de acción).
Esto aparece descrito en el Mahaharata (libro 13) cuando Brahma descubre el mal en el corazón de los hombres: “Sin embargo, con el transcurso del tiempo los corazones humanos comenzaron a ser invadidos por el error, y apenas éste se apodera de alguien la mente comienza a oscurecerse, y se desvanece el sentido de lo justo y lo injusto. Y esto fue lo que ocurrió con los hombres hace mucho tiempo”. En aquel momento, cuando emergieron padecimientos y errores, los humanos necesitaban la aparición de un rey, y así surgió la casta Ksatriya pues los rishis se encargan de registrar y compilar la historia, pero son los guerreros quienes legislan y promueven ciencias y artes. Después que el mal domina el globo, aparece el Ksatriya o energía masculina (entrada del Espíritu... otra vez el 9) y se le da el nombre de Rajan y Ksatriya debido a su servicio con la humanidad. Entonces, ¿acaso no era justo que los hebreos consideraran la llegada de Cristo como el envío de un "general"? ¿Por qué las divinidades budistas como los Myo eran representadas como fieros guerreros?
Otra explicación del 9, su asociación con el mal y su constante aparición en los cálculos exotéricos, se debe a la época en que nos hallamos hoy o el Kali Yuga (Edad de Hierro), que en los escritos indos comienza desde la muerte de Krishna; no obstante, sabemos que Kali se extiende por toda la Cuarta Ronda actual. La situación del nueve en cada uno de los cálculos es símbolo del Karma, el combate entre la virtud y el mal que un Ksatriya debe desafiar. William Judge sostuvo en el sexto de sus "Aforismos": "Karma no está supeditado al tiempo, y por ende quien sepa cuál es la última división de éste en el Universo, también conoce el Karma". Del mismo modo, cuando nace un Ksatriya éste se vuelve un gran defensor del Dharma y fiel creyente en las reglas kármicas. Concluimos diciendo que lo dicho en estos últimos párrafos es una tentativa del escritor, y está en manos de los lectores indagar sobre ello.
12. ¿Cómo ser un Guerrero? ¿Es posible para todos?
El camino no está restringido para nadie y todos pueden regocijarse con el sistema de la renuncia y devoción, porque todo ser en potencia puede volverse un Ksatriya, que como vimos no es una condición social, sino un estado del Alma. Nos convertimos en Guerreros si ayudamos a aliviar al dolor ajeno, siendo cordiales y firmes a la vez y teniendo mayor auto-control; si perdonamos sopesando el mérito de quien pide clemencia, abandonamos lo que no depende de nosotros y pensamos más en otros, enseñando virtud con el ejemplo y respetando a nuestros semejantes. No es necesario fanfarronear con la "santidad" ni ejercer grandes austeridades, o publicitando que luchamos contra grandes enemigos ni abandonar todo objeto de deseo. Solo debemos procurar asistir a los demás para que su mirada se dirija al centro eterno e ignorado que siempre han llevado en sí mismos.