B.P. Wadia (1881-1958) y su esposa Sophia (1901-1986), figuras clave en la Logia Unida de Teósofos que había iniciado Robert Crosbie "para difundir ampliamente las Enseñanzas de Teosofía, tal como están registradas en los escritos de H.P. Blavatsky y William Q. Judge".
En "La Voz del Silencio", traducido por H.P. Blavatsky del Libro de los Preceptos Dorados y destinado al uso diario de lanoos (discípulos o chelas), se puede leer:
“No separarás tu ser del SER y del resto, sino fusionarás el Océano en la gota y ésta dentro de aquél.
Así estarás en total acuerdo con todo lo que vive; ama a los hombres como si fueran tus hermanos y discípulos, aprendices de un Maestro, los hijos de una dulce madre” (p. 49, edición original de 1889).
En algunas páginas previas, el mismo libro da las siguientes instrucciones al aspirante esotérico:
“Fija la mirada de tu Alma sobre la estrella cuyo rayo eres, la estrella flamígera que brilla en las oscuras profundidades del ser eterno, los campos ilimitados de lo Desconocido” (p. 31).
William Q. Judge, el colega más cercano de Blavatsky y cofundador con ella del Movimiento Teosófico moderno, escribió lo siguiente:
“Por lo tanto, desde los primeros tiempos y entre todos los pueblos occidentales -excepto los modernos-, el profesor recibía una gran reverencia por parte del alumno, y a este último se le enseñaba de joven a considerar a su preceptor como segundo en dignidad sólo respecto a padre y madre. Entre estas personas era un gran pecado -y un aspecto que provocaba daño real en el ser moral del estudiante- ser irrespetuoso con su maestro incluso en el pensamiento. La razón de esto radicaba entonces, como también sucede hoy, en el hecho de que una larga cadena de influencia se extiende desde el guía espiritual más elevado que puede pertenecer a cualquier persona, a través de vastos números de jefes espirituales, que terminan por fin en el mero maestro de nuestra juventud. O para replantearlo en la reversión del pensamiento moderno, se extiende una cadena desde nuestro maestro o preceptores hasta el jefe espiritual de más jerarquía, en cuyo rayo o línea descendente alguien puede encontrarse (...) Esta cadena de influencia se llama Guruparampara (...)".
“Existe el Gran Gurú, que es tal para muchos que nunca pueden conocerlo o verle. Luego hay otros que sí lo conocen y son gurús de varios chelas, y así sucesivamente hasta que podamos imaginar a un pupilo que puede ser un Gurú conocido para otro alumno por debajo de él.
Entonces, nuevamente, es posible que haya chelas que actúen como gurús y no reconocidos, en razón de ser pro tempore [es decir, una inspiración temporal] en función de uno o más alumnos (...)".
"Aquí hay un caso en que el verdadero Maestro ha recomendado al aspirante a un compañero de trabajo que quizá tenga un grado más alto que nuestro neófito, y éste último ahora se encuentra en una posición diferente a muchos que se esfuerzan y trabajan silenciosamente (...) Este neófito y su 'pequeño gurú' están conectados por un vínculo claro y sagrado, o ambos son simples niños que mienten, juegan y poco dignos de atención. Si el 'pequeño gurú' es fiel a su confianza, él ocupa su mente y su corazón, y debe considerar que el chela representa a la Humanidad para él en ese momento.
Postulamos que este 'maestro en miniatura' estaba por delante del chela. Entonces debe suceder que él diga lo que a veces no está claro para su alumno, y lo será todavía más si éste es nuevo en el tema (...) La función adecuada del Gurú es reajustar y no derramar una gran masa de conocimiento expresada en términos claros y fáciles de comprender (...) La fe y el amor que existen entre ellos actúan como un estímulo para ambos y hacen de purificadores para la mente del chela" ("Letters That Have Helped Me", p. 42-43, 44, 45).
Las siguientes declaraciones provienen de algunas cartas por B.P. Wadia, publicadas póstumamente y en las que comenta sobre los pasajes anteriores:
“Somos discípulos de un Maestro en más de un sentido y nivel. 'El Alma maestra es una, Alaya o Alma Universal' y ése es el Logos, el Padre de los siete Dhyanis. Primero, nuestro propio Atma Triple (véase La Voz del Silencio, p. 21: 'Los tres que moran en gloria y dicha inefable...') es la correspondencia a nivel psicológico humano. En segundo lugar, la expresión 'fija la mirada de tu alma en la estrella cuyo rayo eres' se refiere al Dhyani-Buddha original de quien o desde el cual emana nuestra Mónada Atma-Búdica, el Peregrino Eterno. Cuando la Dualidad se convierte en Tríada al momento en que Manas se enciende, surge un nuevo factor: el parentesco de la Tríada Monádica con el Kumara-Rishi que da la luz. Finalmente, está el Gran Gurú, el Mahatma difícil de encontrar que es un Jefe e Instructor de la Gran Logia y Fraternidad. Helena Blavatsky es el Gurú para todos nosotros ya que la Logia la envió, y en su mensaje cada uno de nosotros encuentra su propio modo o camino. El Sendero es uno, pero cada uno lo transita de manera diferente según su velocidad de concentración, y espero que todo esto sea de utilidad.
Los lazos del alma se vinculan: (1) a su propia Tríada Superior y, a través de Ello al Dhyani-Buddha a quien la Tríada ve como la 'estrella'; (2) al Maestro a quien el parentesco kármico del alma-espíritu lo hace nuestro Iniciador en los Misterios tácitos; muy frecuentemente Él pertenece al mismo Haz, Rayo o Escuela a la que adscribimos en nuestro aspecto Triádico superior, y (3) a nuestros colegas y compañeros, que bajo el karma pasado y presente luchan por la perfección lado a lado en el plano de lo personal. Tales componen nuestras afinidades anónimas que bendicen o maldicen como dice Judge. La cadena Guruparampara se extiende desde el Dhyani-Buddha hasta nuestro profesor-ayudante, a quien Judge en su correspondencia llama 'pequeño gurú'. Ustedes necesitan reflexionar sobre esta conexión Guruparampara y apreciar los enlaces principales; la carta de Judge contiene las pistas. Después consideren la nota al pie en La Voz del Silencio sobre el Salón de la Sabiduría, donde sólo se nos pide que busquemos a nuestro Gurú, el gran Padre. Léase también La Doctrina Secreta, vol. 1, p. 567-578. No se queden ignorantes sobre el tema del chelado, porque es muy importante para la evolución práctica real en la línea del Tercer Fundamento".
Sabemos que algunos de estos detalles compartidos por Wadia serán más o menos incomprensibles para quienes no han estudiado detenida y profundamente las enseñanzas teosóficas originales de modo individual. Otros artículos en este sitio pueden aclarar estos puntos importantes, como "Nuestros Siete Padres Divinos (un estudio sobre mónadas, rayos y planetas)", "La palabra 'ego' no es negativa" y "Antahkarana, el enlace oculto", como también "'La Voz del Silencio', un auténtico texto budista" y "El budismo esotérico real" (última parte de "Gelugpas, Tantra y Dalai Lamas: una historia de corrupción" (parte 2).
Como vimos, Wadia aconsejó a sus interlocutores que no debieran permanecer ajenos al tema del chelado al revestir una gran importancia en el progreso espiritual; en este contexto sugerimos consultar además "Los chelas y el discipulado".